- ¿Qué hace jovencita? Es hora de recreo – puse los ojos en blanco, me había interrumpido mi travesura.
- Eh…. Nada profesor solo estaba buscando algo – digo sin descubrirme.
- En la mochila de otro compañero, ¿Por qué esa no es su mochila? – rayos me ha pillado, al ver la mochila reconoció que llevaba dibujos de chico.
- Oh lo siento es que iba rápido y no me di cuenta de que no era la mía – me disculpe con ingenuidad.
- Si claro porque no la conozco es usted jovencita la más vengativa de todos aquí y la que han dado más castigos por sus jueguitos – dijo el maestro acercándose – ahora salga del curso.
- Pero…. – dije pero me corto.
- Pero nada, sabe que sin permiso no puede estar aquí - y con rabia salí hacia el patio, me vengare después de ese idiota, deseara no haberme molestado.
Me reuní con las chicas con mal humor y ellas se interesarón en mi expresión sobria y enojada mirando el patio, y allí estaba observándome con una expresión divertida, me enojaba mucho que él me mirara como si le divirtiera lo que veía, así que sin amilanarme llegue ante él, me sonreía, se llamaba Eduard y no lo soportaba. Él era nuevo en la escuela y no hacía caso a que le advertí que no se acercara a mí. Él era un chico de ojos grises y pelo castaño, me gustaba su pelo no sé porque se lo cortaba para echárselo hacia atrás, su estatura era un poco más alta que la mía y tenía que mirar hacia arriba para hablarle.
- ¿Qué te pasa con migo? – pregunto enojada, y él sonríe.
- Nada, ¿Qué te pasa a ti con migo? – me devuelve la pregunta, yo me enojo más.
- Mira, si aprecias tu vida déjame en paz, tu solo eres un llegado de afuera y no me importa si te hago trisas lo que me interesa es que desaparezcas.
- Valla pero que genio tienes – replico él, se echó a reír.
- ¿No te has dado cuenta de quién soy yo? – le pregunte.
- Claro que se quién eres, pero tú – me señala con el dedo – pero tú no sabes quién soy yo – me echo a reír y él se acerca tanto que nuestros rostros casi se tocan, me pongo nerviosa por la cercanía, nadie se me había enfrentado de esa manera – pero creo que te voy a mostrar quien soy yo – y con una sonrisa me dio la espalda y se fue.
Cuando me doy cuenta todos en la escuela se habían acercado, para ver qué era lo que pasaba, de lejos el director estaba mirándonos y con un gesto de la mano le hizo señas a Eduard, él fue a donde él estaba y lo invito a la oficina. Alma los siguió con la mirada y luego los siguió, se acercó a la ventana y escucho.
- Eduard te he pedido que te alejes de ella – le indico él director, a Alma no le sorprendió.
- Lo sé, pero hay algo en ella que me gusta y no lo puedo entender – dice este.
- Pues será que son muy parecidos, además te traje aquí para mantenerte vigilado, sabes que estas a prueba y no puedo asegurarte lo que te haría mi hermana si te metes en problemas de nuevo – a Alma le sorprendió esa noticia, el estúpido engreído era el sobrino del director, ahora sí que lo pondría en su puesto este era su territorio y no permitiría que el que había llegado ahorita se lo arrebatara. Después de todo se desharía de él si lo metía en problemas, sonreía para sí misma, debía preparar un plan.
- No te prometo nada tío, además ella es muy bonita cuando se enoja, y a mí me gusta verla de esa manera, veremos cuál es el que tiene los pantalones aquí – a Alma eso la hizo sonreír sabía que si lo exponía lo derribaría por completo.
- Pues atente a las consecuencias, ya tienes 18 años y no meteré las manos por ti.
- De acuerdo tío, tratare de no meterme en problemas, por cierto necesito información sobre ella aparte de la que me da la escuela.
- Aléjate de ella, no te puedes acercar a ella, es un demonio cuando quiere venganza y no me gustaría verte en esos términos con ella.
- Gracias por la advertencia, pero pienso hacerme con su territorio – en eso eduard miro por la ventana y sonrió al darse cuenta de que ella estaba escuchándolos, Alma se fue enojada, no le entregaría su territorio a nadie había hecho un esfuerzo para que ganarse el respeto y miedo que le tenían. No le permitiría a él hacer de su territorio lo que a él le plazca, esto era la guerra.
Salió con paso decidido a las chicas que la veían confundidas, les indico que se dirigieran a los baños de niñas y hablarían allí, las chicas veían a Alma asustadas tenían tiempo de no verla tan calculadora y enojada, pero se dieron cuenta que desde que el chico llego su creciente mal humor crecía con los días. Las constantes peleas entre ellos aumentaban porque el chico no la dejaba en paz. Le habían advertido pero el no hizo caso. Así que Alma se ha dedicado a hacer lo que siempre hacia, “VENGARSE”.
- ¿Qué pasa Alma? – pregunta Nathalie
- Si, ¿Qué pasa? – pregunta Angélica
- Pues… el estúpido, eso pasa – digo
- Valla duro mucho para que tu paciencia se acabara – dice Jennifer
- Para tu información me entere que él es sobrino del panson – digo
- NO!!!! – dijerón con asombro las tres al mismo tiempo.
- Pues así es y para colmo lo trajeron por lo bueno que era en la otra escuela.
- No puede ser – dice Angélica – por eso es que te molesta, quiere tu lugar.
- O a ti – dice Nathalie, todas nos echamos a reír
- Pero yo no lo dejare y le hare la vida imposible.
- Pues eso no lo dudo pero creo que debes pensarlo muy bien, ¿tal vez le gustas? y no quiere que te des cuenta.
- Ja eso quisieras – digo a Jennifer
- Pues créelo, creo que le gustas – dice Nathalie.
- Pues a mí no y desde hoy no quiero que le hablen así que no lo harán – las chicas asintieron sabían que si se oponían les iría muy mal.
- ¿Entonces qué haremos? – preguntaron todas.
Sonreí para mí, era una sonrisa que a las chicas las ponía de los nervios porque sabían que era lo que venía, pasaban los días y él no me quitaba los ojos de encima cada movimiento que hacia el me observaba y por si fuera poco el Pepe regla no me dejaba tranquila. Como siempre me tome un respiro de todo eso al final de la semana, estuvimos de traviesas haciendo piruetas en el patio trasero, nadie se acercaba allí pues era nuestro lugar. Lo que paso después fue algo que me dejo sin palabras, estaba aburrida y tuve la loca idea de apilar las butacas cerca de un árbol grande que estaba en el patio trasero, era un árbol amplio y alto con unas ramas gruesas que podían sostener a 4 personas, con una sonrisa en los labios rete a las chicas, para que la primera que llegara a la rama más alta las demás serian su sirvienta por una semana y disfrutaría de los privilegios de ser la líder por un día.
- Ok chicas – digo y ellas se ríen – estoy aburrida, necesito adrenalina, que tal si hacemos una competencia.
- De que se trata esta vez – dice Nathalie
- Bueno, será una carrera para llegar a la sima del árbol – sonrió y ellas me miran entrecerrando sus ojos.
- ¿cuál es el truco? – dice Angélica.
- No ningún truco, solo debemos apilar las butacas hasta llegar a la rama y luego subir por las ramas.
- Pero eso no es peligroso – dice Jennifer
- Ummm, puede ser, por eso las que no quieran pueden rechazarlo, pero la ganadora las que perdamos seremos su sirvienta por una semana y tendrá el privilegio de mandar en la escuela por un dia.
- ¡Oh! eso es un premio que no puedo rechazar – dice Nathalie.
- Me lo estoy pensando – dice Jennifer
- Yo le entro – dice Angélica
- Muy bien entonces a empezar – digo – la carrera será así… iremos a buscar las butacas y luego la apilaremos para subir al árbol, la que llegue primero se llevara el premio.
- Esto será divertido – dice Nathalie aplaudiendo con las manos.
- Está bien empecemos – dice Angélica
- Yo no lo hare, no me siento cómoda – dice Jennifer
- Me pongo en posición – en sus marcas, listos, ya – y corrimos como locas la carrera.
Entramos a un curso vacío, tomamos las butacas una por una, claro esta no somos tan fuertes además, somos chicas después de todo, cuando vimos que estaban bien altas, como con cuatro butacas empezamos a subirlas luego pasamos a subir las ramas, en eso veo una figura que se me asemejaba a eduard subir cerca de mí pero no lo divise bien, así que no le di importancia y seguí subiendo y cuando casi llego a la sima escucho una voz conocida carcajearse y reír, mire hacia arriba y allí lo veo, a eduard en la cima del árbol y mirándome con una sonrisa en los labios, yo era la que estaba más arriba y las chicas detrás de mí, lanzo un grito de frustración que se escucha en toda la escuela.