Dulce tentación

Capítulo 14

Devora Agazzi

—Ya es suficiente, tu esposa se preocupará si continúas dándome demasiada atención —discuto con Mauricio para que desista de cualquier intento por seducirme.

—Descuida, para nuestra tranquilidad, ella no pudo asistir a este evento —responde con cinismo.

—No sé que estás esperando de mí, pero déjame decirte que ya no soy la misma ilusa del pasado —aclaro

—Devi, tú eres la chica de mis sueños, pudimos tener un futuro juntos, pero las cosas se complicaron un poco entre nosotros. Por un lado, mi madre planifico una boda a mis espaldas, la cual acepte por complacerla y, por otro lado, tú... —carraspea pensando cuidadosamente sus palabras —. Bueno tú quedaste embarazada, obstaculizando nuestra relación.

—Mi hijo nunca ha sido un obstáculo para mí —difiero ofendida.

—Pero yo no estaba preparado para esa responsabilidad, mucho menos hacerme cargo del hijo de otro hombre —arroja con dureza

—Eso es algo que me dejaste muy claro —paro de bailar —. Por suerte logré salir adelante con mi hijo y ahora mi vida esta mucho mejor sin ti.

—Puedo darte lo que quieras si decides volver conmigo.

—Que rayos? —me desprendo de su agarre sin poder creer lo que escucho

—Mi madre no se interpondrá si mantenemos oculto lo nuestro.

—Te has vuelto loco?

—Devi, piénsalo. A tu hijo y a ti no les faltará nada, tú y yo podremos volver a ser lo que fuimos en el pasado.

—Donde dejas a tu esposa?

—Ella vive en su mundo del modelaje, nuestra relación es pura apariencia. Ni siquiera notaría que hemos vuelto.

—Entonces tu plan es que yo te dé la atención que no te da tu esposa, volviéndome tu amante?

—Amante suena muy feo.

—Oh, entonces sería algo así como la otra, tu planto de segunda mesa no? —ironizo cansada de que los hombres me vean como una simple distracción y no me den mi lugar

—Nena, jamás te vería de esa forma. Aunque este casado con Victoria, tú serás la principal y única a para mí

—Basta. No quiero escuchar más tus tonterías —retrocedo huyendo asqueada de su presencia.

Avanzo a toda prisa hacía el vikingo queriendo salir cuánto antes de este lugar

¿Sinceramente no sé que hay de malo en mí para que no ser tomada en serio? ¿Es que acaso todos los hombres son iguales? ¿Busca un momento de placer y nada más?

—Quien te permitió entrar a mi casa? —soy abordada por Motserrat Garibaldi, la madre de Mauricio.

—Señora, no vine aquí a buscar problemas —trato de esquivarla para no escucharla, pero insiste en atravesarse en mi camino

—Crees que no sé la clase de mujer que eres? De seguro estás aquí en búsqueda de algún beneficio

Me muerdo la lengua evitando un conflicto ante su absurda acusación

—Donde dejaste al bastardo? —me toma con fuerzas del brazo —. Ese que intenta usar para aprovecharte de mi hijo

—Mamá, déjala en paz —me alcanza Mauricio defendiéndome por primera vez de la fiera de su madre

—No se atreva a involucrar a mi hijo en sus absurdas paranoias o juro que no respondo —amenazo liberándome bruscamente de su agarre

—No me amenaces, cazafortunas sin educación. Tan solo mírate. Eres una don nadie, una oportunista —descarga todo el odio que me tiene aumentando mis ganas de sacarle los ojos

—Madre, suficiente —su hijo intenta llevársela.

—Hijo, no caigas en los juegos sucios de esta arpía —la mujer continua ofendiéndome

—Pequeña, Devora!? —reconozco una voz familiar que se nos acerca

—Señora, Meredit —confirmo al hacer contacto con la abuela de Amalia

—Cielos, pequeña. Mi nieta ha estado como loca buscándote —me da un abrazo lleno de cariño que me hace sentir reconfortada.

—Amalia, buscándome? —mi mente se hace consciente de que en todo el tiempo que he estado bajo el dominio del vikingo no me he comunicado con mis amigas —. Oh, cierto. Olvidé comunicarme —miento para no preocuparla —. Dígale que estoy bien, pronto le marcaré.

—Donde has estado metida, jovencita? —me escudriña de manera minuciosa

—Estaba —pienso rápido —. I-investigando por mi cuenta sobre el paradero del avión donde viajaban mis padres —no se me ocurre otra cosa que decir.

—Lograste descubrir algo? —niego bajando el semblante —. Siento mucho lo que estás atravesado con tu familia, pequeña —vuelve a abrazarme transmitiéndome su apoyo —. Si hay algo que necesites, no dudes en contactarme —afirmo agradecida por toda la ayuda que he recibido de esta generosa señora.

—Meredit, no me digas que eres amiga de esta mujer —Monserrat mete sus narices, interrumpiendo nuestra conversación

—Esta mujer, como le dices. Es la mejor amiga de mi nieta, Monserrat. Te agradezco que por nuestros años de amistad, la trates con respeto —la abuela me defiende

—Como puedes aceptar que tu nieta se junte con esta pobretona, Meredit?

—Devora es una chica honrada y trabajadora. Ser pobre no te hace menos que nadie. Deja de ser clasista, mujer.

—Honrada? ¿Trabajadora? Si, claro —escupe con sarcasmo

—Madre! —carraspea su hijo para que controle su lengua

—Interrumpimos algo? —el vikingo y el padre de Mauricio se nos unen

—Dimitri, cuánto tiempo —la voz de Monserrat se suaviza al dirigirse al vikingo

—Señora —mi compañero la saluda con un gesto de indiferencia para luego dirigirse a mí —. Creo que ya es hora de irnos, nuestro hijo debe estar armando su berrinche —expone frente a todos

—Su hijo? —Meredit me mira con un gran interrogante en la cabeza

—Dimitri, conoce a la Señora Meredit, ella es abuela de mi mejor amiga —no me queda de otra que presentarlos

—Es todo un placer conocerlo, caballero —la abuela extiende su mano de manera amigable y el vikingo devuelve el saludo por cortesía

—Encantado —simplifica

—No puedo creer esto —espeta una Monserrat incrédula

—Cariño, olvide contarte que Rinaldi está en una relación con Devora Agazzi y ambos tiene un hijo en común —habla el padre de Mauricio



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En el texto hay: romance drama comedia, humor bebe embarazo

Editado: 22.07.2024

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