Los ancianos se enteraron del pecado, Ino decidió enfrentarlos cara a cara sosteniendo con gran fuerza la mano de su amada, una puerta que dividía su destino. Entraron en donde estaban todos los sabios vampiros, tan pronto y él deseó hablar, su mano se desprendió de su amada.
Sometida contra el piso, Hina suplicaba perdón, que la dejarán irse y se olvidaría de Ino si le otorgaban perdón con su vida. Los ancianos tenían ya un plan de vida para él, un pecado que mancharía la generación. Frente a los ojos de Ino, Hina había muerto, pero ella corría por los pasillos sosteniendo su vientre dulcemente, había tomado la decisión correcta por amor.
Hina llegó a los barrios más pobres, donde estaban madres abandonadas de niños híbridos, donde estaban los humanos que tenían a los vampiros. Por suerte conoció a una mujer que le ayudaría en todo, su nombre era Nina Berry, pues tenía un niño de la edad de 3 años que también nació híbrido. Hina tuvo que aprender a cuidarse sola, alimentarse de sangre animal.
Pasaron 8 meses y aquel bello pecado nació, una dulce pequeña de ojos color miel, y una piel blanca, su nombre era Lee. Pero las sorpresas aún no acababan, los primeros meses de vida la pequeña mostro poderes únicos que por suerte en los ratos libres que permanecía al lado del príncipe Ino le enseñó. Los meses pasaban y la pequeña crecía a velocidad, pues los híbridos tenían una niñez corta.
Un día mientras su madre recolectaba cosas para la cena, camino a casa se topó con un grupo de vampiros que buscaban a quien clavarle su colmillo. Hina trató de resistirse y exclamar ayuda, pero todos temían a ellos. Lee reconoció los gritos de su madre y voló a toda velocidad hacia ella.
—¡Detense! —. Fue lo único que necesitó decir para que los vampiros se alejaran de su madre. Hina sabía cuán poderosa era su hija, debía proteger a toda costa ese don. Esa misma noche Hina tuvo una charla importante con su hija.
—Cariño, no siempre estaré para ti, un día de estos me marcharé a un lugar muy lejos de tu alcance. — La pequeña no se distraía de toda la historia que su madre le contaba de como se enamoró de su padre, el porque debía proteger su poder.
— Sabes de quien es este collar Lee. —Mostraba a su hija mientras abrochaba en su cuello la cadena.
— Dijiste que te lo dió papá cuando estaban enamorados, que con el te protegía de los malos.
— Así es cariño, esto te permitirá controlar tu poder y protegerte de los malos, siempre que lo desees.
La temporada de reclutamiento estaba por llegar, Lee decidió integrarse para así tener un puesto mayor y darle una mejor vida a su madre. A la edad de 12 años se reclutó a la miliar junto a su amigo de la infancia Jock, el era 3 años mayor que Lee por lo que fue tardío su integración. Con una sonrisa en alto, Hina despidió a su hija agitando su brazo fuertemente, con gran seguridad afirmaba que su pequeña sería lo que quisiera.
CONTINUARÁ...
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Editado: 01.08.2020