Dulce Tormento

Verdad

Reino Wesley

(Actualidad)
 

Ted seguía pensando en todas las cosas que estaban ocurriendo: la capitana se había vuelto loca al pedirle estar en su pelotón, tenía poco tiempo para darle una respuesta, de lo contrario pensaba que lo mandarían a la orca y en su expediente quedaría manchado. Pero lo que le parecía importante fue cómo la capitana cambio su rostro al saber que la estaba tomando como broma.

Al llegar al dormitorio sus compañeros evitaron algún acto de comunicación. Ted los ignoró de igual manera pero existía uno de ellos que no se detendría. Ese mismo que lo empujó antes de que él afrontará su error. Cameron, el demonio de su dormitorio.

La mañana siguiente las cosas estaban como de costumbre, la capitana Lee reanudó un nuevo entrenamiento para Ted, causando más presión para tener cuanto antes su respuesta. Todos pensaban que Ted se merecía esos tratos por su descuido, su compañero Cameron no lo pensaba así. Al tomar más atención la Capitana a Ted, Cameron aumentaba la intimidación. Aquellos dos días fueron un infierno para él.

En una de las situaciones de intimidación Hank pudo salvarlo, los agresores corrieron y Ted estaba en el suelo con un ojo morado y un labio reventado. Hank lo llevó a enfermería pero este era más terco que una mula. Se negaba a su amabilidad y decidió cargarlo para llevarlo a la fuerza. Hank era alto y robusto por lo que podía cargar cualquier cosa y no le parecía pesado.

La enfermería estaba vacía así que Hank ayudó a curar sus heridas, el chico insistía en no recibir esos tratos. — Este es otro acto para convencerme por parte de la capitana.— Mencionaba molesto Ted.

— Claro que no, ella ni siquiera sabe que estoy aquí.

— Que extraño, siempre los tiene como sus guardaespaldas, que creí que tendrías un radar.— Hank solo sonrío y tomó alcohol para desinfectar la herida.

— No soy guardaespaldas de nadie, tienes una idea errónea de la hermana Lee.

— Como si pudiera cree... Espera, ¿la llamaste hermana?

— Pues es lo que es, es como la hermana mayor que quise.

— Tu falsedad no durará mucho.

— Pasé por una situación difícil como para decir cosas malas de ella. La consideraría mi heroína.

— ¡Puah Heroína! ¿Cómo cuáles situaciones?

— Es confidencial, pero si quieres saberlas búscame en los comedores cerca de la sala de entrenamiento.– Hank salió de la enfermería dejando a Ted con muchas dudas debido a su comentario. Se burlaba de como el Teniente Hank llamaba a su capitán Heroína, para mala suerte de Ted, la curiosidad lo estaba invadiendo. Su mayor defecto.

Fue a los comedores para saber si Hank estaba pero no había rastro de él, se ocultó en unos arbustos que estaban cerca, a los segundos Ted sintió una respiración sobre su hombro, su reacción fue graciosa para Hank pues este dio un gran salto de miedo. Hank soltó una carcajada y tranquilizó a Ted.

— Carajo, casi me da un infarto.

— Ha, ha, lo siento, no pude contenerme, te viste tan curioso que se me ocurrió molestarte. Pero vamos siéntate, que está será una buena charla.— Al ver el ojo inflamado de Ted, Hank le entrega una bolsa con hielo indicándole que se la coloque en el ojo.

— Y bien, comienza con tus razones del porqué confías en la capitana Lee y el llamarle hermana.

— Así como tu tienes tus razones para desconfiar de ella yo tengo las mías para darle un trato especial. Ahora comencemos con algo de historía, recuerdas el Reino Persio.

— El Reino de los mil llantos, como no conocerlo, la época en la que existió era un infierno. Miles de personas murieron en esos años, los pocos ciudadanos se incorporaron en los distintos reinos y se encargaron de crear historias para asustar a los niños.

— Reconozco que unas son demasiado ficticias, pero yo puedo contarte la verdadera historia.

— ¿A que viene eso?

— Yo provengo de ese reino, cuando tenía 14 años fue el ataque.

— Vaya que mala suerte, pero no encuentro la relación con la capitana Lee.

— Creí que eras más listo, esta claro que Lee es la más joven en reclutarse, ¿no tienes duda del porqué a su corta edad le fue dado el puesto de Capitán?

— Ahora que lo mencionas, es cierto.

— Es porque ella asesinó al Rey de Persio y me salvó.

CONTINUARÁ....




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