Dulce Tormento

Deuda pagada

Los siguientes días todos pasaron momentos felices, se habían olvidado de las preocupaciones. Lee cambió con Mila, pues recordaba lo de esa noche, al estar a solas ambas se mostraban nerviosas y evitaban hablar. Jock las cuidaba desde las sombras, esperando el momento para que ocurriese la tragedia.

A los días de regresar a militarizada, Lee estuvo ausente, debido a los rumores del anterior Reino, estos llegaron a las instalaciones, los mayores pidieron que les explicara su falta de educación y pronto le pidiera disculpas al hijo de uno de los mayores. Como castigo la saturaron de más tareas.

— Capitana, ya hace 2 semanas que no la veíamos.—Dice Ted preocupado.

— Al parecer los mayores se enteraron del incidente en el Reino Atrino y como castigo me mantienen más ocupada.

— Ese idiota, como se atreve.—Interrumpe Colly.

— No te metas en más problemas, pronto se acabará este castigo y volveré a estar con ustedes chicos, paciencia.—Lee era demasiado optimista con sus amigos, jamás mostraría debilidad con ellos.

— Hola, buenos días chicos.—Irrumpe Aizen.

— ¿Qué hace el aquí?—Susurran los chicos.

— Parece que mi querida Lee esta muy cansada, ¿te acompaño a tu habitación?

— Disculpe, no cruce la línea.—Colly estaba ya molesto pero Lee lo detiene.

— Seria un gusto, por favor acompañeme.—Lee estaba actuando extraño, todos estaban preguntándose sus razones, pero nadie sospechaba las amenazas por las que paso.

Los mayores tuvieron una reunión en la cual Lee estaba invitada, en ella hablaron de su comportamiento poco ético, a lo que decidieron que tenía que pedirle disculpas al hijo del mayor, así como hacer lo que él quisera. Los Generales estaban cansados de la actitud de Lee, pues era la única que no cumplía con los protocolos, la oveja negra del rebaño. Lee se negó a tal acto pero le advirtieron que si intentaba escapar, los que pagarían los platos rotos era su equipo. Lee no tuvo opción que aceptar el castigo, tenía que soportar todo por su equipo, pero lo que no sabían es que ella ideaba un plan.

Al llegar a su habitación Aizen estaba dispuesto a pasar una noche con Lee. Lo dejó entrar y este no perdió la oportunidad. Lee se hizo la víctima y permitió uno que otro beso, después subió el nivel y comenzó a tocar partes delicadas. Aizen estaba tan ansioso por hacerla suya que terminó botando uno de los botones de su camisa debido a la fuerza. Su rostro quedó maravillado al ver la belleza que ocultaba Lee bajo la ropa, Lee no perdió la oportunidad y decidió tocar su entrepierna. Aizen quedó tan sorprendido que no le permitió seguir porque ella ya estaba sobre su cuerpo. Tan ansioso estaba el hombre que intentó marcar su fina y blanca piel con una mordida. Aizen no pudo seguir porque había un objeto brillante cubriendo su cuello.

— Espera, deja me quito mi collar, no quiero que se arruine.—Dice dulcemente Lee a lo que el hombre se lo permitió. Lo que no sabía era que pronto conocería a la muerte en persona.

El poder de Lee se desató, el collar tenía la capacidad de controlar casi el 75% de sus habilidades, así como su control hacia otros híbridos o vampiros. Aizen fue víctima del verdadero poder que escondía Lee.

— ¡Aleja tu basura de mi cuerpo!—Exclama mientras Aizen asustado se levanta. No sabía que estaba pasando, ¿porqué él estaba haciendo caso de sus órdenes?

Lee tomo su mentón dirigiendo la mirada de Aizen a la suya, el hombre quedó petrificado al vivir en carne propia aquellas pesar que lo atormentaban. Hasta que Lee quedó satisfecha lo dejó huir, Aizen salió corriendo de la habitación sin poder creer lo que había pasado en la habitación. Por suerte cuando llegase a comentarlo con alguien, un conjuro le borraría la memoria además, le implantaria recuerdos donde le hicieran creer que la deuda había sido pagada.

Mila estaba de paso por la habitación de Lee que se sintió incómoda por varios minutos, sentía que el aura de un ser supremo estaba cerca. Al acercarse a la habitación de Lee pudo notar como Aizen corría por los pasillos, mientras que Lee com una gran sonrisa lo despedía. Se olvidó de la presencia del otro ser y corrió a ayudarla al verla sangrar.

— ¿Qué te sucedió Lee?—Pregunta cerrando la puerta de la habitación.

— ¡No te acerques! Puede ser peligroso.—Lee colocó su collar por seguridad. Notó la sangre e intentó curarla pero Mila ya la tenía sentada en la cama sanandola.—¿Viste lo que sucedió?

— No todo, solo vi como el General salía de tu habitación con el uniforme desarreglado. Y ahora tu en esta situación.

— Tuve que arriesgarme un poco para salvarlos, ahora la deuda está pagada.

— ¿A qué deuda te refieres?—Lee le explicó a Mila lo sucedido, pero esta terminó por presionar su herida por coraje.—¡Porque no nos dijiste nada!

— ¡Ahg! No quería involucrarlos, son mi apreciada familia que no seria capaz de ponerlos en peligro.

— Eso es uno de tus defectos, no confías en tu familia que terminas arriesgándote.

— Si confío en ustedes.

— ¡Claro que no lo haces! Una familia se cuenta todo, arreglamos esta clase de problemas juntos, no se sacrifica uno solo.—Mila estaba tan molesta por su actitud, siempre era Lee quien se sacrificaba por otros y eso no le agradaba a nadie, fue lo que le demostró Colly, que era capaz de comandar un equipo y obtener la victoria, solo era cuestión de confianza. Lee soltó una pequeña risa de alivió.




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