Narra Lee.
Michael se alejó tan rápido que no pude detenerlo, su rostro estaba triste esta vez, sentí que debía proteger esa sonrisa. No entiendo en qué momento esa persona me llegó a importar tanto.
Al regresar a casa esa mujer seguía esperándome con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Su actitud me daba miedo, pero no podía odiarla, era una persona que estuvo conmigo siempre, la única que recuerdo en mis memorias perdidas.
—Lee, cuánto más debo decirte que no puedes desaparecer tanto tiempo. Si Jerry se entera de tus escapes se preocupará por ti —ella siempre llevaba una cara larga. A pesar de siempre mostrarme rudeza, descubrí que por las noches lloraba tanto hasta debilitarse y caer dormida.
Debió sufrir tanto al saber que no la reconocía, ese golpe en mi cabeza me hizo olvidar de muchas personas importantes, o por lo menos eso es lo que me dice ella cada noche.
—Lo siento, lo siento. La siguiente vez intentaré no meterme en problemas.
—¿Cuántas veces he escuchado esas palabras?
—Lo escucharás el tiempo que sea necesario —un llanto llamó mi atención. Al cargar esa pequeña caja de llantos comencé a mover mi cuerpo para tranquilizarla —. Tranquila cariño, mamá está aquí —dije besando su mejilla.
Al sentir mi calor, la pequeña calmó su llanto. Siempre que regresaba de ver a Michael la pequeña se tranquilizaba, se quedaba incluso dormida en mis brazos. El aroma a flores del lugar quedaba impregnada en mi ropa que posiblemente era el somnífero de mi princesa.
—A veces me preocupa que se quede dormida tan repentinamente. Intentaré ya no abrazarla cuando llegue del bosque.
—No creo que le suceda algo malo. Solo anhela el calor de su madre, después de todo te alejas de ella por mucho tiempo.
—Vamos, no son más que pocas horas. Además sabes que no siempre me pueden tener encerrada.
Llevamos aproximadamente 8 meses viviendo ocultos en el bosque, yo desperté hace 6 meses. Ese día no recordaba a nadie, me sentía tan confundida por las personas que estaban a mi alrededor.
Mi cuerpo tenía graves heridas que estaban sanándose, según mi pareja me informó, estuve durmiendo durante dos meses. Durante ese tiempo mi cuerpo se estaba adaptando a distintos cambios, la gran mayoría de mi mana era absorbido por mi hija.
Por eso mi cuerpo no se curaba, fue hasta que mi pareja logró darme parte de su energía. Cuando observé mi vientre no podía creer que estuviera preñada, debido a que soy una especie diferente, mi embarazo era más rápido que el de los híbridos y humanos normales.
No fue fácil para mí el reconocer mi embarazo, quise deshacerme de él en muchas veces. Pero siempre que estaba a punto de hacerlo, dentro de mí sabía que estaba cometiendo un error.
Al ser diferente, entre a labor de parto dos meses después de despertar. El dolor fue insoportable, sentí como mi cuerpo se expandía por completo, el como mis huesos habrían espacio para que ella saliera.
Una vez la obtuve en mis brazos, agradecí el no cometer asesinato. Ella era tan hermosa, el sostener a una pequeña criatura que lo único que hizo mal era escoger a mi útero para desarrollarse. Ese día lloré como un bebé, juré protegerla hasta el último día de mí vida.
Desde entonces, ella crece lento pero hermoso. Tiene dos meses de edad pero reconoce mi aura. Supe que iba a ser una niña especial, su padre estaría feliz una vez que regresara.
Estoy tan agradecida por esas dos personas que decidieron quedarse y cuidar de mí en todo este tiempo. El haber conocido a ese hombre que me dio el precioso regalo que una mujer puede tener; un hijo.
Según su historia, nos conocimos en mi país de origen. El era un monarca importante, nuestro amor fue a primera vista. Su primo se enteró de nuestro romance e intentó separarnos, fue ahí cuando decidimos escapar.
Su primo insistía en hacerme su esposa, debido a mi gran poder podía ser una de sus esposas para darle un heredero saludable, después me desecharía obligándome a darle más hijos.
La historia me fue real una vez que en mi cuerpo estaban esas heridas, por suerte Jerry me rescató de sus cadenas, me había hecho daño al enterarse de que yo no era tan pura, pues esa pequeña ya estaba en mi vientre.
La debilidad de mi cuerpo hizo que durmiera durante tanto tiempo. Desde entonces me mantengo oculta de la sociedad, Jerry me mostró las cosas malas que hacen los demás, yo no podía poner en riesgo la vida de mi hija.
En mis exploraciones, encontré aquella laguna que me traía mucha paz. Primero la visité unos minutos, pero después ese tiempo se multiplicó a horas. Todo iba bien, hasta que ese hombre salió.
Cuando lo conocí por primera vez, mi cuerpo reaccionó de una manera extraña. Su aroma era tan dulce que desee enterar mis colmillos en su cuello, tenía un gran deseo por destrozarlo.
Fue así como actué de forma salvaje, no podía permitir que se me acercara. El hombre estaba sorprendido, me veía con tristeza. Al llegar a casa mi corazón revoloteaba tanto, que mis deseos despertaron. Fue la primera noche en semanas que sentía la necesidad de hacer a alguien mío.
Cosa que nunca me había sucedido con Jerry, a pesar de pintarme el mundo de color de rosa, nunca sentí ese sentimiento que llaman amor.
Quería quitar mis dudas del porque mi cuerpo reaccionaba de esa manera, cuando lo vi tan tranquilo esperándome no pude dejar de verlo desde la sombras. Kira, mi guardián espiritual, siempre me repetía que ese hombre no era alguien del que debía temer. Parece ser que tenía razón.
—¡Querida, ya estoy aquí! —Exclamó Jerry entrando a nuestro hogar. Cuando escuche su voz dejé a la bebé durmiendo.
—Hola querido —dije sin ánimos. Estaba feliz de verlo pero últimamente no me apetece. Siempre que ella me recuerda que pronto regresaría no me importaba en lo absoluto.
—Vaya, que hermosa eres. El estar tanto tiempo fuera me hace olvidar lo preciosa que es tu cara —menciona abrazándome.
—Deberías pasar más tiempo en casa y verás que mi rostro no se te olvidará.
—Vamos Lee, que cosas dices. Sabes que debo traer dinero a esta casa, si no puedo hacerlo no merezco ser tu pareja.
Jerry besó mi mejilla deformando su corbata. Estaba vistiendo formal, parecía que venía de un lugar diferente, mientras se vestía pude sentir los restos de auras distintas.
Al recoger su ropa este intentó jugar con mi cuerpo. Sus manos estaban acariciando mi cintura, estaba tan cerca de mí que no sentía algún sentimiento.
—¡Ahg! Te extrañé tanto Lee —susurró en mi oído mientras intentaba tocar por debajo de mis ropas. De inmediato lo aparte de mí, sentí repulsión en ese momento.
—Lo siento, no me siento lista para ese momento —él solo ocultó su enojo dándome un beso y saliendo de la habitación. Mi incomodidad hizo que la bebé despertará—. Todo está bien, mamá esta aquí —hablé meneando mis manos para intentar calmarla.
No entendía esa repulsión, antes no sentía nada al tener tan cerca a Jerry, pero desde que veo a Michael, mi cuerpo está cambiando.
CONTINUARÁ...
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Editado: 01.08.2020