Grace y Ethan eran opuestos, se odiaban posiblemente a muerte, jamás podrían enamorarse uno del otro... Al menos eso querían imaginar.
No creían en Cupido, ese ángel lanzador de flechas envenenadas de amor, pero lo que no sabían era que sí existía y con sus rivales habían hecho una apuesta: él lanzaría flechas, ella lo haría a su manera.
Cambiar sus cuerpos no estaba en los planes, pero fue una opción excelente para jugarse la victoria.
Editado: 31.01.2021