15 de febrero del 2021.
— Ari. – Su voz gruesa y un poco áspera por el alcohol, acaricia mi nombre, bueno mi apodo.
— Me puede decir Matthias, y cuénteme ¿seguiremos con los papeles invertidos?
— No te parece más divertido, siempre los hombres dan el primer pasó, pero hoy será una mujer que lo va a hacer. – Tome la osadía de poner mi mano en pecho y acercarme a su oreja. – Además el hombre frente a mí lo amerita ¿no lo crees? – Me acomode de nuevo en haciendo, mientras me mordía el labio inferior.
—Bueno, me parece que la ocasión lo amerita. – Acerco su mano a mi mejilla y la acaricio lentamente, aparto los mechones del rostro, tuve el atrevimiento de mirar sus ojos, el color avellana resalta su cabello rubio. – Me gustaría saber ¿Cuál es el siguiente paso para engatusar a este indefenso ser?
—Le invitaría muchos tragos, hasta que estuviera lo suficientemente alcoholizado, para aprovecharme del indefenso ser, sentado frente a mí.
16 de febrero del 2021.
—Cariño. – La voz de mi madre me llama la atención, mientras termino de arreglar mis cosas. – ¿Cómo la has pasado este fin de semana?
— De maravilla mamá, como siempre. – Una sonrisa apareció en su rostro, y su gesto de felicidad no me pudo pasar por alto, caí en una de sus trampas sin darme cuenta.
— Siendo así deberías quedarte un poco más de tiempo. – Te amo mami pero... Ni al caso, abro la boca para hablar, pero inmediatamente la cierro, como le digo a mi madre que no puedo seguir viviendo con ellos.
O mejor dicho, que no quieres.
— Ariha, no presiones a mi princesa. – Mi padre entro a la habitación, justo a tiempo. – Tienes que entender ella solo se fue ya que la universidad le queda a diez minutos del apartamento.
— Gracias por recordarme, que fue culpa tuya que mis bebes se alejaran de mi lado. –Y el Oscar a la mejor dramatización es para... Ariha Johnson.
Si hay una madre sobreprotectora en este mundo, es ella sin duda alguna.
—Mamá, no hables como si lo que papá ha hecho fuera algo malo. –Intervine, ya mi madre tiene una mirada fulminante hacía mi pobre padre. – Para llegar a la universidad desde aquí hay que pasar 45 minutos en un auto.
— Pero cariño si tu padre no le hubiese dado, por comprar ese apartamento tú hermano y tú no se hubieran alejado de mi lado. – Suena conmovedor y todo, pero conozco a mi madre y solo esta intenta manipular, por un lado o por el otro para que vuelva a casa.
—Mami tienes que entender, que esto solo es un pasó en mi vida, en algún momento dado me casare. – Si claro, eso no te lo crees ni tu misma. – Al igual que Ioset, y tendrás que resignarte a que no viviremos con ustedes toda la vida. – Su gesto cambio radicalmente lo que parecía melancolía, se convirtió en terror en pocos segundos, lamentablemente duro poco.
— Antes de que tu hermano se case con... – Respiro hondo buscando paciencia, al parecer.
- Lana… - Termine la frase, por ella al ver que le cuesta tanto decirlo.
-Esa misma. – hizo un movimiento restándole importancia. – lo importante es que lo internare en una clínica de salud mental el día que ESO, llegue a pasar, además tu solo te casaras con alguien que realmente valga la pena. – En ese caso, nunca lo voy hacer si por ti concierne.
— En lo que a mí me concierne, nuestro hijo no tiene problemas psicológicos, cariño. – Mi madre lo fulminó con la mirada, haciendo que el gris de su mirada se volviera más oscuro.
Mi madre es una mujer hermosa, tal vez un poco controladora, pero aun así es demasiado amorosa, tiene cabello rubio corto, le llega a la altura de la barbilla, no siempre lo ha tenido así, hace más o menos un año lo tenía largo. – Es una mujer de baja estatura y figura frágil, pero no nos podemos dejar llevar de las apariencias, Ariha Johnson puede llegar a ser muy peligrosa cuando se lo propone, y mucho más si te metes con su familia.
Ignoro completamente la alegación de mi padre, y salió sin decir nada, a ninguno de los dos.
—Creó que tu esposa está pasando por un ataque psicótico papá. – El soltó una carcajada mientras toma la libertad de sentarse en la cama.
— En estos momentos es tu madre hija, solo tuya. – El pasa su mano por su cabello cobrizo, él sonríe de manera cansada, haciendo que sus arrugas se marquen un poco, es un hombre atractivo para su edad, las pocas arrugas que posee no quitan atractivo, además sus ojos verdes suelen llamar mucho la atención.
— Papá ya tengo que irme al departamento. – Tiene la misma expresión que utiliza mi hermano cuando está pensando,¿ Y yo que tengo que ver con eso? Así que es mejor adelantarme antes de que haga un desplante – Ayúdame a persuadir a mamá, si no lo haces ella encontrara la manera de que me quede y no es que no me guste estar aquí con ustedes, pero yo quiero independizarme aunque sea un poco ¿Si?
— Esta bien, vamos a hablar con tu madre. – Se pone a la defensiva, ya que cuando mi madre no consigue lo que quiere, no se forma la tercera guerra mundial, se forma la quinta y sin treguas. – En mis tiempos los hijos no se independizaban con el dinero de los padres. –Murmuro por lo bajo, pero logre escucharlos.
— Pues en mis tiempos, los padres tienen el deber de mantener a los hijos hasta que dejen de estudiar. – Sonreí inocentemente. – Además que no pueden hacer ese comentario, ya que puede poner en riesgo mi salud mental.
— Esta generación parece estar hecha de cristal, ahora resulta que uno pone en riesgo su salud mental, y la justicia los apoya.