Eat Me: Cómeme

CAPITULO 9.

«SIMONE»

La noche se me hace eterna, aunque Aiden me recetó medicamento para el dolor no puedo evitar sentirme molesta, cada vez que las sábanas rozan la herida me despierto, no es un dolor del que agonice, pero es desesperante, como si mi piel hubiera quedado sumamente sensible. Cuando el sol aparece me levanto casi de inmediato, me doy una ducha y me dispongo a vestirme para ir a trabajar. Bajo las escaleras y veo el fregadero limpio, siento vergüenza, Aiden lavó no solo las tazas de café y la cafetera si no también el resto de los platos, me siento en deuda. No puedo evitar pensar que estoy ganando terreno, que poco a poco me estoy volviendo importante para él, por lo menos lo suficiente para que le nazca quererme ayudar y creo que eso para alguien tan egoísta y huraño como él es nuevo.

Me sirvo un poco de cereal y enciendo la televisión, veo el noticiero de siempre con la encantadora presentadora detrás de su escritorio de cristal mientras que las imágenes de la noticia se muestran detrás de ella en una pantalla grande. «Se tiene nuevas noticias del tan afamado capo Burak y es que hace pocas horas emitió una carta en redes sociales a su nombre, que después fue retirada así como sus redes personales dadas de baja, por suerte algunas personas lograron conservar dicho escrito que ha revolucionado internet, principalmente a la jovencitas. Procedo a leer el documento: “En este negocio la muerte es algo de todos los días, junto con el miedo y la crueldad, no hay espacio para la piedad o el amor, pero para mi fortuna lo encontré en donde menos creí. Conocí a una mujer que soportó que la viera como un pedazo de carne, poco a poco fui aprendiendo que era inteligente, astuta, pude hacer a un lado su belleza y mi lujuria y perversión para poder ver lo que había más allá y me enamoré, algo que creí que no experimentaría jamás. Se volvió mi compañera y mi más grande apoyo, la mujer a la que amé y que incluso en el momento en que más acorralado me sentía me hizo demostrarme a mí mismo que no soy la persona egoísta que creía ser. Quise salvarla de un destino parecido al mío, desee que ella fuera libre y juré que algún día regresaría a ella. La cárcel no fue el castigo más grande en mi vida, lo que en verdad me destrozó fue saber que un hijo de puta mal parido la mató ese día que le declaré mi amor, acabó con su vida, con la vida de mi amada y ahora ya no queda nada en mí que rescatar, ahora la venganza y el dolor por haber perdido a mi mujer hará que la policía no tenga cuartel, no descansaré hasta encontrar al culpable de tan abominable acto, ella era inocente, ella no ensució sus manos con sangre ni drogas, ella solo se volvió mi mujer, mi consuelo, lo único hermoso que está vida me pudo dar y me lo arrebataron, ahora yo les arrebatare la paz, juro que el teniente Dan y todos los involucrados en mi detención pagarán las consecuencias, y el hijo de puta que mató a mi mujer tendrá el peor final de todos. En memoria de mi hermosa Bella, juro que no tendré descanso hasta acabar con todos.” La carta a su amada ha causado tal alboroto entre las mujeres jóvenes que ahora lo ven como un héroe enamorado, un hombre sensible con corazón que busca vengar a su novia muerta, una forma de romantizar a un asesino y narcotraficante peligroso. En cuanto al teniente Dan, se ha negado a hacer declaración alguna, parece que no ha ocurrido ningún atentado contra su gente, pero no deshecha la idea de que el afamado capo inicie una sanguinaria batalla contra de ellos.»

Apago la tele antes de que continúen las malas noticias, no puedo creer hasta donde llega su paranoia conmigo, ese tipo está enfermo y no solo eso, mi antiguo escuadrón está en peligro, todos los que hicieron posible la captura de Burak corren riesgo, principalmente el teniente y Akos quien fue el que me disparó. Aprieto el control en mi mano indecisa por no saber qué hacer, podría llamar al teniente, pero si la línea está intervenida, sería tan peligroso para él como para mí.

Respiro profundamente, tomo mis cosas y me dispongo a salir. Puesto que mi carro se quedó ayer en el estacionamiento de la academia tendré que irme hoy en transporte público o a pie, después de todo tengo tiempo. Salgo se la casa y le echó llave a la puerta, aunque eso no signifique mucha seguridad para mí. Cuando volteo veo el elegante Rolls-Royce frente al pórtico y fuera de él, recargado sobre el cofre con las manos enguantadas sobre su regazo y portando un traje gris bastante elegante está el Dr. Aiden, mi respiración se detiene al mismo tiempo que mi corazón. Camino hacia él lo más natural que puedo y de inmediato se acerca a la puerta del copiloto para abrirla.

—Doctor, ¿Qué hace aquí? No es necesario llevarme al trabajo.

—Lo es, no puedes conducir, más vale que no hagas un esfuerzo grande o brusco, yo me encargaré de llevarte y traerte mientras tú herida sana— me siento halagada y emocionada, después de todo creo que es un privilegio que se preocupe dado que no existe nadie más para él que él mismo.

—Puedo tomar el camión— me ánimo a responder de forma algo burlona a lo que él tuerce los ojos antes de cerrar la puerta tras de mí.

Me quedo quieta mientras lo veo dar la vuelta. El interior del auto es cálido y huele a él, en verdad adoro su aroma tan varonil y atrayente. Me doy cuenta de lo que estoy haciendo y me reprendo a mí misma, no es el momento para relacionarme emocionalmente con alguien que es más que obvio que no empato con él, además de que me lleva como más de 10 años y su forma de ser es demasiado molesta, tengo que concentrarme en mi trabajo, tengo que aprender a lidiar con él sin hacerme falsas esperanzas, pero seamos sinceras, ayer me quité la ropa frente a él no solo para que curara mi herida si no para tentarlo, ver hasta donde era capaz de llegar, si podía ver un destello de lujuria, poder tirarlo de ese pedestal inmaculado donde aparenta ser un caballero arrogante ajeno a cualquier pecado vil y mortal, pero la realidad fue que pese a que vi un cierto brillo de interés en sus ojo jamás se atrevió a más, se concentró en su trabajo haciendo caso omiso a lo que le ofrecía. ¿Qué hubiera pasado si su humanidad hubiera quedado al descubierto? ¿Qué hubiera pasado si su hombría interior, sus instintos animales lo hubieran dominado? ¿Si me hubiera besado? ¿Si me hubiera tocado? ¿Lo hubiera permitido? ¿Me hubiera entregado a él? Un escalofrío me recorre la piel, la respuesta es clara en mi mente, hubiera hecho el amor en esa maldita plancha si él hubiera querido y eso es lo que me asusta, siento que tiene poder sobre mí y que cada vez crece más, con forme muestra interés, con forme se preocupa y me cuida. Lo veo de reojo mientras conduce tranquilamente, sus labios están ligeramente despegados y noto como recarga su mano enguantada en ellos mientras espera que el semáforo cambie de color. Sus ojos se mantienen fijos en frente y noto que con la luz del sol liberan esos destellos rojizos que tanto me dan curiosidad, dándole una magia a su mirada que jamás había visto en otro hombre. Entre más lo veo más me hipnotiza, siento que me cuesta respirar de forma normal. Me está volviendo loca.




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