«SIMONE»
Me mantengo en calma, guardando silencio, sentada ante la mesa de la cocina con ambas manos sobre la madera barnizada y la mirada clavada al frente, sobre un tipo que no para de aventar su cuchillo al aire y cacharlo. Sus ojos están fijos en mí, con una sonrisa socarrona y relamiéndose los dientes, esperando cualquier cambio de actitud, tal vez esperando que empiece a llorar y suplicar por mi vida, cosa que claramente no va a pasar. El hombre con el cuchillo lo conozco, es uno de los asesinos favoritos de Burak, “Tin-tin” así le dicen, es un apodo algo estúpido, pero su reputación le precede y nadie se enfrenta a él y mucho menos se burlan por su nombre o su aspecto, es temido por su habilidad al matar con cuchillos a veces con más facilidad que con armas de fuego. Su piel es morena y sus ojos son negros y profundos, una melena vuelta rastas cae por sus hombros hasta la cintura.
—Bella… Bella… ¿En qué problema te metiste?
Sin despegar mi mirada de Tin-tin veo por el rabillo del ojo al primero en encañonarme en el fregadero quien es el dueño de esa voz cargada de tristeza y lástima fingida. T-bird, la mano derecha de Burak, fiel a él hasta los huesos, tiene más años que su líder y más experiencia, pero no tiene voz de mando, simplemente le gusta acatar órdenes, su barba de candado ya muestra algunas canas y sus ojos marcan unas arrugas profundas cada vez que sonríe, mostrando esos dientes chuecos, pero eso sí, uno de ellos completamente de oro. Su apodo se lo ganó por ser un amante del Ford thunderbird, un clásico fabricado entre 1955 y 1997, de hecho el tiene un descapotable color rojo bastante lindo que cuida con ahínco; me recuerda un poco a Akos con su camioneta.
—¿Creíste que Burak nunca se daría cuenta? ¿Pensaste que nunca te atraparíamos?— T-Bird acaricia mi mejilla con el cañón de su magnum.
—¿Qué haremos con ella?
El tercer cabecilla del cártel de Burak se asoma por el pasillo jugando con el revólver que me dio mi abuela. “Funboy”, así le llaman; es un drogadicto, misógino y desinteresado de la vida, es malo para seguir reglas y bastante fanfarrón, pero es muy bueno peleando y es un gran tirador; es aguerrido y terco, siempre logra lo que se propone. Su cabello rubio y largo demuestra que no se ha bañado en días, se separa por mechones grasientos que caen por sus hombros. Se rasca la sien con el cañón de mi revólver mientras me ve las piernas desnudas con morbo.
—Nada… aún. El jefe la quiere viva y mientras así sea tenemos que tratarla como una dama.
Reconozco la voz profunda y grave de Grange, un hombre alto y de piel oscura, tan oscura como la noche, su cabeza afeitada relumbra incluso en la oscuridad de mi casa. Camina con tranquilidad hasta la mesa y noto con forme se acerca que porta una computadora debajo del brazo, la pone frente a mí y la abre, presiona unas teclas y parece que se activa una video llamada, puedo ver en un recuadro pequeño en la esquina inferior izquierda mi propia imagen. Cuando la claridad llena la pantalla veo a Burak, veo su rostro con esa sonrisa insoportable, parece emocionado de verme. Al principio no puedo evitar sorprenderme, fruncir el ceño y entre abrir mi boca, pero pronto regreso la calma y el control a mi cuerpo, me contengo lo mejor que puedo.
—Simone Cárter, ex agente del departamento de narcóticos, colaboradora de la DEA— Levanta un folder color amarillo y lo sacude en el aire. —Sin familia, sin amigos, sola en el mundo, sin ningún lugar a dónde ir y con los suficientes ovarios para bajar al infierno y engañar al diablo— escuchar la voz de Burak me provoca escalofríos, por un momento mis oídos parecen haber olvidado como se escuchaba su voz.
—Burak, no puedo decir que me da gusto verte, lamento tu escape— intento que mi voz suene lo más insensible posible, no quiero que note mi miedo, mi estrés, no quiero que sepa que estoy horrorizada por estar a su merced.
—Jajajajaja mi hermosa Bella, tan encantadora… Chicos, necesito hablar con mi ex a solas— poco convencidos de seguir las órdenes de su jefe ellos caminan hacia el pasillo que lleva a la puerta y la escucho cerrarse. Son tan fieles a Burak que no son capaces de desobedecer una regla así sepan que él no los está viendo.
Veo a través del monitor que Burak se acomoda en su asiento, respira y peina su cabello hacia atrás como queriendo pensar bien las cosas antes de hablar. Admito que sigue siendo un hombre atractivo, joven y con una presencia que deja a cualquier mujer con la boca abierta, pero está tan podrido por dentro que por muy guapo que se vea por fuera, jamás podrá salvarse de ser considerado un escoria de la humanidad.
—Simone… admito que me tomó por sorpresa descubrir que la mujer que se volvió mi compañera, esa prostituta inteligente y fiel era una maldita perra policía, ¡Carajo! ¡Lo teníamos todo! ¿No pudiste quedarte callada? ¿No pudiste olvidarte de tu vida como policía y seguir como mi Bella? ¡Te di todo! ¡Lo tenías todo! Una casa, un auto, todo lo dinero y mi fidelidad, ¡después de ti no metí a ninguna otra mujer a mi cama que no fueras tu! ¡Ibas a ser la madre de mis hijos! ¡Lo echaste todo a perder! Hubiera perdonado cualquier falta, si me hubieras dicho quien eras, no me hubiera importado siempre y cuando me hubieras prometido ser fiel a mí, ¡no hubieras sido la primer policía que acepto con los brazos abiertos! ¡Grange fue policía! ¡T-bird fue policía! ¿Por qué lo arruinaste todo?
—Por que ese era mi trabajo— le contesto fríamente ante su desesperación y es que no hay más, no tengo nada más que decir, solo eso.
#4554 en Novela romántica
#1183 en Fantasía
#720 en Personajes sobrenaturales
wendigos, amor imposible muerte dolor romance, suspenso misterio lujuria romance
Editado: 15.07.2020