Eclipse

Capítulo 2. La luna y el sol

¿Podrías imaginar un universo más pacífico y callado?, en otra realidad, tal vez. ¿Me creirias si te digo que existía?, No, déjame te cuento un poco más de este magnífico fenómeno. En algún espacio, en alguna realidad o alguna imaginación existía y era hermosamente tranquilo, el silencio era parte de él, donde hasta el más pequeño sonido resonaba como un eco, la magia crecía en este lugar, transformando cualquier deseo en realidad a cambio de que enfrentarás tus mayores temores, para lograr tener tu vida soñada debías pasar por el proceso de sanación trayendo todos tus miedos a tu realidad. No todo era bueno como parecía pero sin duda no era malo como lo pensarías.

Este precioso universo era entendió por todo aquel que estaba listo para el cambio, visto como un lago enorme de color azul marino, sin entrada ni salida, sin principio ni fin, solo tu y tus pensamientos, ahí podías ver a Alula un ser tan poderoso e inteligente justo como tú Selene, sentando en la mitad de este lugar, su cuerpo estaba sumergido y su cabeza sobresalía de este lago, su mayor temor fue la soledad, el miedo a estar solo lo consumia, no deseaba ser solo él, conocerse y mucho menos conocer su poder, como podrás imaginar el universo le dio justo eso, ahora la soledad iba de su mano, siendo el único ser existente del espacio.

Alula vivía muy solo, su nueva realidad era solo él, sin hacer preguntas y sin obtener respuestas, se reencontró con su poder interior, el cual era magnífico, especial e inigualable, traspasaba todas las fronteras existentes en todos y cada uno de los mundos, pero su alma comtimuaba atrapada ahí, ahora lo único que tenía era ese lugar que debía proteger a todo costa, por ello, constantemente estaba preocupado por cuidarlo, aunque estaba estancado en este lago, su poder le permitía conocer todo lo que existía en el exterior, conocía el lado bueno y se enfrentaba al lado negativo, aquel que no podía detener ni mucho menos luchar contra las malas intenciones, las brujerías y aquellos seres malignos que los mismos habitantes de cada mundo creaban, la avaricia de todos estos habitantes alentaba al odio y a la destrucción.

Ante cada uno de los problemas y energías negativas que se presentan, el recuerdo de Andrómeda su amada le daba fuerzas para continuar este proceso; Andrómeda fue una chica humilde, que reconocía el valor de cada una de las personas y aún más de cada uno de sus hijos, Tierra, Marte, Neptuno y Júpiter, siendo la pieza clave para algun dia poder reunir a la familia que fue separada por el destino, en honor a su pérdida, Alula decidió que crearía a las diferentes galaxias, otorgándoles el nombre de esos amores que nunca lograron prevalecer, en honor a su amada, la galaxia más brillante era Andrómeda, Deliria, Selina, Junis y Merci eran las galaxias nombradas en honor de sus familiares que pasaron a mejor vida.

Pero la más importante de ellas siempre fue y sera Andrómeda, sin importar sus creencias, estatus o su proveniencia, ella no era impactada por el poder o riqueza, por ello, Alula la recordaba con gran orgullo y como símbolo de su gran nobleza, contempló que no solo podría crear galaxias con dioses y personas extraordinarias, necesitaba crear algo más pequeño que logrará brillar por su interior y no por su tamaño, un lugar donde tal vez las personas no eran extraordinarias o con poderes impresionantes nunca antes vistos, pues el gran corazón, la honestidad y bondad de sus habitantes los hacía tan especiales como a nadie; En la galaxia Andrómeda, existían los planetas más preciosos y especiales, creados con la intención de proteger a los hijos que tuvo con su amada, pues al no estar más ella, este tenía el gran terror de perderlos a ellos, siendo así que los podría vigilar muy de cerca. Cada uno era reconocido como un Dios cuidador, honrandolos al otorgar a cada planeta el nombre su Dios, el planeta Marte era protegido por el dios de la guerra, Neptuno por el dios Del Mar, Júpiter por el rey de los dioses y el más pequeño era llamado Tierra, siendo el único habitado por humanos, en el que se asumía que no se necesitaba protección alguna, puesto que consideraban a los humanos como criaturas sin poder alguno, incapaces de atacar a los otros planetas.

Alula por su parte tenía claro que en este planeta podrían existir los seres de luz y paz, puesto que al inicio todos los humanos habitaban con respeto, amor y protección, sin embargo, con el tiempo se volvieron competitivos, arrogantes, intolerables e irracionales, buscando formas para dañarse los unos a los otros. Sin pensar que estos mismos se convertirían en su peor enemigo, estos lograron descubrir energías malignas y entes malditos siendo fabricados por ellos mismos durante la presencia de la oscuridad.

La presencia de un ente cuidador, castigador y tranquilizante era necesario, Alula emprendió su búsqueda en la tierra, con la misión de recolectar habitantes dispuestos a protegerla, quien mejor que las personas que habitaban allí para protegerla. Al ver toda la maldad que existía en este planeta y en su mente la imagen de su amada, tomó la decisión de buscar a más de un habitante para el cuidado de la tierra, creando con ello a los dioses de la luna, el sol y las estrellas.

Cada 100 años, Alula manda a sus dioses y diosas a buscar personas para sus reemplazos, ya que, él consideraba que era momento de que sus dioses pudieran descansar y tener por fin la paz que tanto merecían. Pero sus reemplazos no podían ser personas comunes, sino personas especiales, destacados por sus dones para la protección y el amor.

Hace más de 121 años atrás, existía Mahina una chica con una belleza inexplicable, llena de bondad y esperanza, siendo su buen corazón lo que se podía notar con solo mirarla. Esas eran las características que más resaltaban de ella. Fue elegida para reemplazar a Ayla la diosa de la luna y el sol, Mahina era una chica común de 20 años en ese tiempo, tenía muchas ilusiones y era una buena líder que ayudaba a todos sin ningún tipo de interés, al ser encontrada por Ayla, Mahina no dudó en decir que sí, pues su gran corazón le decía que tenía que hacerlo, Alula le regaló los dones de la luna y el sol, protegiendo a la tierra tanto de día y de noche, le otorgaba el fuego y la energía suficiente al sol, para alumbrar y mantener cálida a la tierra, ayudaba a las plantas para su fotosíntesis y brindaba sabiduría a quien lo necesitará pero esto solo lo hacía durante el día; Mientras que en la noche brindaba protección de los seres malignos y las energías malvadas que se presentaban en la oscuridad, ayudaba así a los estados de ánimo de los seres humanos, proporcionándoles luz y sanación, ¿Quién mejor que ella para saber lo difícil que era proteger a la tierra.?, Nadie, pero su descanso era necesario, siendo así que hace 19 años atrás se cumpliría su tiempo, el momento de buscar a sus reemplazos había llegado, ella mejor que nadie sabía lo difícil que era esa tarea para una sola persona, es por ello, que decidió elegir a 2 personas.




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