Eclipse de Medianoche

Capitulo 29

––Necesito que encuentres un refugio por un par de semanas.–– habló Dulce mientras tomaba algunas de las cosas del suelo de su recámara––. Tendré que salir por un tiempo.

––Creí que estaríamos juntas.

––Yo también creí muchas cosas, tal como que prometiste jamás usar magia.

Su mirada furtiva se clavó con la mía, bajé la vista al suelo ignorando la presión en mi pecho.

––Yo no creí que...

––Lo hablamos muchísimas veces, Marie.–– interrumpió––. Te advertí que podíamos estar en riesgo si utilizabas tus dones y me ignoraste.

––Es que no fue mi intención...

––Tu padre una vez dijo lo mismo, y ve como acabó todo.

Sus palabras se clavaban en mi pecho como agujas, ella jamás lo había mencionado, nunca hablaba de mi padre.

Y que me comparara con él era peor.

Me tragué el nudo que comenzaba a malestar mi garganta, el hueco y la culpabilidad en mi pecho se hacía más grande.

––Lo lamento, Marie, se que esto no fue tu culpa solo...–– suspiró hondamente––. Ven aquí.

Alcé la mirada hacia ella y ví sus brazos extendidos, no dude ni un segundo en abalanzarme hacia ella y refugiarme en su abrazo, fue cuestión de segundos en el que varias lágrimas salieron de mis ojos.

––Perdón, yo no quería que pasara todo esto.

Una de sus manos pasaba por mi pelo suavemente mientras la otra me abrazaba.

––Yo se que no fue tú intención, pero lo hecho, hecho está, ya no podemos regresar el tiempo. Es hora de afrontar las consecuencias.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante sus palabras.

»Me tengo que ir lo antes posible, confío en que encontraras un refugio por estas semanas. Se cuidadosa en quien confías tu estancia por favor, prometo llegar lo más rápido posible.

Besó mi coronilla y me tomó por los hombros alejándome un poco de ella, sus ojos azules chocaron con los míos sonriendo compasible.

––Por favor cuídate.–– dije con miedo, si algo le pasara nunca me lo perdonaría.

––Ten cuidado Marie, y por favor, no vuelvas a usar la magia.

Asentí ante su petición, aunque no estaba tan seguro de cumplirla, en estos momentos no sabía cuando podría ser la magia mi salvación.

Después de eso se fue sin mirar atrás dejándome sola ante el desorden de la casa. Vagos recuerdos se asomaron por mi cabeza, sus rostros, sus voces, sus súplicas...

––Tienes que sacarnos de aquí, por favor sácanos.

––Piedad, por favor, piedad.

Los rostros de dolor han estado presentes todo el día, lo desgarrador de lo que aclamaban, la intensidad en sus... huecos.

No tenían ojos, ya no tenían alma.

––Que desastre, Dios.

Mi corazón se alteró en cuanto una nueva voz sonó tras de mí. De inmediato volteé y la figura de Apolo con cara de asco irrumpió mi visión.

––¿Podrás dejar de hacer esto?–– pregunté llevando una mano hacía mi corazón exaltado––. Me vas a matar de un puto susto.

––No seas exagerada, Mary...

––Marie.

––Marie, Mary, Mar.–– mi cuerpo se sacudió ante el último sinónimo––. Cómo sea, se puede saber ¡¿Porqué demonios no me haz invocado?!

––Bueno, por si no te haz dado cuenta...–– abrí las manos tratando de mostrar el evidente desastre––. No me ha dado tiempo ni de respirar.

––Pues yo veo que lo haces cada par de segundos.

Rodé los ojos ante su falta de ironía.

––Apolo, si vienes a reclamar solo te digo que no tengo ánimos.

––Pues lamento informarte que es mi deber anunciarte lo que se avecina.

Eso captó mi atención.

––¿Qué? Tú sabes acerca de esto...

––¡Por supuesto! ¿Qué clase de guía sería si no supiera de todo esto? Incluso estuve aquí, observando.

––¡¿Y no hiciste nada?!

––Haber, cálmate. Para empezar los guías no podemos interferir, está penado por ambas leyes.

––Ósea que a ambas leyes les daría igual si muriera mientras tú solo ves.

––No, no, que va. A la ley oscura le daría el patatús y mandaría a sus mejores guerreros a protegerte.

Una pequeña esperanza rodeó mi pecho.

––Pero obviamente la ley blanca les daría batalla, necesitarían que murieras antes de que hagas otra estupidez.

La misma que se esfumó.

––¡¿Y lo dices cómo si nada?!

––Una disculpa, señorita, pero resulta que no puedo mentir, si lo hago sería como meter un fierro ardiente por mi garganta.

Hice un ademan de seguir alegando pero me detuve, no iba a ganar nada. Saqué una bocanada de aire y pegué mi espalda a la pared dejándome caer hasta que mi trasero tocó el piso.

––¿Qué pasa?–– preguntó mientras se sentaba a mi costado.

––Es que... todo esto es frustrante, sabes. Jamás creí volver a estar sobre la mira, ni volver a verlos...

––¿A quiénes?

Ante su curiosidad miré sus ojos. No sé porque ante el inusual color de sus iris me parecían verdaderamente bellos, y a si vez me transmitían mucha confianza, como si pudiera contarle todo y jamás me reprimiera.

––Mis padres.

––¡¿Los viste?!–– agrandó sus ojos sorprendido.

––No se con certeza si de verdad era mi madre, aunque ruego que no sea así, cuando Vlad dijo las palabras para cerrar el portal... Me detuve, no lo cerré al instante porque... su voz, la visión era borrosa pero su voz era la misma.

––Por favor no me dejes, Marie por favor no me abandones.

––Fue una alucinación, Marie. La dimensión roja entra a tu mente sin previo aviso y toma tus recuerdos para usarlos en tu contra.

––Pero... mi padre... Estuvo conmigo, después de que cerrará el portal.

––¡¿Qué?!–– se puso de pie––. Dime qué estás bromeando.

––N-no...

––¡Mierda! ¿Y porqué no lo ví? Debí haberlo visto.-- me miró como si quisiera atravesarme––. ¿Me estás ocultando algo?

––Por supuesto que no...

––Demonios esto está peor de lo que pensé, tengo que avisar cuánto antes.

––Pero...

Antes de que pudiera terminar la oración desapareció de la nada, dejando un poco de humo y el horrible olor a azufre.



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En el texto hay: destino, romance fantasia magia, secretos drama

Editado: 24.08.2022

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