—¿Qué es lo que tengo que hacer? —consultó el joven Tyler antes de pasar a tomar cualquier acción.
—El plan de acción es el siguiente —comenzó a explicar Andy—: primero, deberás buscar una entrada al edificio sin que alguien detecte tu presencia. No busques una entrada evidente, como las ventanas inferiores o la puerta principal. Las personas reunidas en el piso inferior advertirán tu llegada y te meterás en problemas. Busca una entrada alta y desprotegida; desde aquí se puede percibir que su vigilancia es mucho menor. Cuando llegues allí, deberás descender a los pisos inferiores y despejar el área. Una vez hecho esto, Edward entrará en acción y te ayudará a buscar y liberar a la señorita Raudebaugh y al joven Hollingsworth. No lo olvides, son tan sólo tres sencillos pasos: entrar, limpiar y buscar.
—Entendido, señor —respondió Tobias mientras hacía un saludo estilo militar, y Andy tan sólo gesticuló con aire de fastidio.
Hecho esto, Tobias se puso en marcha y se dirigió al arbusto más cercano para disfrazar su posición. Hizo lo mismo con algunos arbustos y árboles cercanos al edificio, e incluso se ocultó en ocasiones detrás de los autwagens que el grupo de criminales utilizaba para trasladarse.
Desde su posición, Tobias tuvo la oportunidad de dar un mejor vistazo al edificio en busca de alguna ventana desde la cual poder ingresar; por desgracia, no encontró alguna que le resultase útil.
—Señor Anderson, por este lado no hay posibles entradas. Las ventanas están selladas con madera y ladrillos —susurró por el micrófono del aparato comunicador que llevaba en manos—. Procederé a buscar una entrada en otra posición —indicó.
—¡Pues deja ya de parlotear y entra en acción! —ordenó Andy.
Tobias abandonó su posición y se dirigió hacia el costado derecho –desde la perspectiva de Tobias– del edificio mientras se ocultaba en las sombras. En ese lado su situación resultó favorable, pues había una ventana que, si bien tenía algunas tablas, no parecían ser difíciles de remover, aunque contaba con el inconveniente de encontrarse en una zona elevada.
—Señor, encontré una entrada —anunció.
—Perfecto. Ahora, ¿podrías por favor dejar de narrar los hechos menos pertinentes y actuar de acuerdo con el plan? —espetó Andy un poco exasperado.
—Disculpe, señor —susurró.
Tobias comenzó a analizar el entorno en el que se encontraba. En dicha pared del edificio había tres ventanas, y de esas tres la del segundo piso era la que se encontraba descubierta de manera parcial. El deterioro provocado por el paso de los años había hecho mella en la condición de la pared del edificio, por lo que ahora ofrecía algunas salientes, como pedazos de ladrillos expuestos, y huecos con el tamaño suficiente para que Tobias pudiese sujetarse de ellos. Lo único que necesitaba era un impulso veloz y fuerte que le permitiese escalarla.
Retrocedió algunos metros, aseguró muy bien el dispositivo de comunicación a su cuerpo y entonces, con la vista en el objetivo, corrió lo más veloz que pudo hacia el muro. Entonces, con la agilidad que un felino envidiaría poseer, dio un salto hacia la pared y puso un pie en ella. Con esto, se propulsó hacia arriba lo suficiente para dar otro pequeño paso sobre la pared con su otro pie, lo que le ayudó a alcanzar una saliente de la que se sujetó. Con los pies apoyados sobre la pared y tomado con las manos de la misma, comenzó a trepar mientras utilizaba como apoyo el relieve del muro. Así lo hizo hasta que llegó a la ventana del primer piso donde descansó un momento antes de continuar su escalada.
Después de esto, subió como una araña por el muro en el intento de llegar a la ventana del segundo piso. Conforme escalaba, colocó su mano derecha en un ladrillo expuesto del que se sujetó con firmeza cuando, de repente, este comenzó a aflojarse hasta que se desprendió por completo y después cayó al suelo. Todo esto atrajo la atención de un par de sujetos que se encontraban en el primer piso superior mientras guardaban algunas de sus pertenencias en una de las habitaciones en la que, con toda posibilidad, se prepararían para pasar la noche.
—¿Escuchaste eso? —preguntó el primero.
—Sí —respondió el segundo extrañado.
—¿Qué crees que sea?
—No lo sé —respondió, y solicitó a su amigo que guardara silencio.
El sonido de las pisadas de Tobias en su intento por subir el muro llamó un poco más su atención.
—Parece que alguien o algo trata de escalar estas paredes —dijo el segundo—; tal vez intenta entrar al edificio.
—¡Seguro es uno de los enemigos de «El Jefe»! ¡Tenemos que avisar a todos, y rápido! —sugirió el otro y su compañero asintió.
—Ve a advertir al jefe, yo iré al piso superior a darle la bienvenida a ese bribón.
El hombre asintió, y de esa forma procedieron a actuar cada uno de ellos.
Tobias, quien se mostraba alarmado debido al leve percance que había sufrido, comenzó a escalar lo más pronto posible por la pared. Fue entonces cuando llegó a la ventana, la cual se encontraba cubierta por tan solo una tabla completa y el fragmento de otra, ambas en terrible condición debido al paso de los años y el feroz ataque de las termitas