Edward Stephan

Capítulo 10. El tiempo es un instante

—A veces no encontramos a una persona que nos haga sentir mejor, a veces esa es la persona; se nota su corazón latiendo frente a la luz de la luna o el sol que él también te aprecia y suele ser difícil incluso eso encontrar a alguien así.

—ha hecho cosas muy bonitas por mí.

—pues no esperes demasiado— dijo su abuelo —ojalá no tengan miedo y se den las cosas con ese muchacho— terminó mientras tocaba su hombro. Salió del cuarto y Amber siguió viendo lo que le había dado.

                                                                                        ✧✧✧✧

Era hora de irse. Los cinco días que iban a estar se agotaron. No deseaban irse pero debían.

Antes de que se hiciera más tarde se despidieron. Ella no quería dejarles pero les prometió regresar pronto y les dio un último abrazo antes de marcharse.

—cuídate y recuerda que vida solo hay una— dijo su abuelo

Al darle el abrazo su abuela ella dijo:

—lo que quiso decir es que si quieres a ese chico lucha por él y no esperes demasiado.

—gracias abue— dijo abrazándole más fuerte

Sus padres ya le estaban listos para partir porque no podían esperar la noche así que emprendieron el viaje que les esperaba de camino a casa.

La noche estaba a punto de apoderarse del día cuando llegaban a la ciudad. Era un día cálido, no había calor y la brisa era buena.

Llegaron a casa. Su padre abría la puerta y comenzaron a entrar llenos de ganas por descansar.

—ya llegamos— dijo Amber como si alguien les estaba esperando. La casa completamente vacía.

Encendiendo la luz se dirigió al sofá dejando a medio camino su equipaje.

—ve a dejar a tu cuarto tus cosas— dijo su papá al entrar

—sí, ya iré pa, solo deja recargue un poquito—. Unos segundos fueron y se levantó. Agarró su equipaje y se fue al cuarto; después de arreglar un poco todos se fueron a dormir.

—oye, ya volví. Tal vez salimos mañana si tienes libre. Iré a dormir. Buenas noches Ed— escribió en un mensaje de texto y lo envió antes de quedarse dormida.

Pasaron cuatro minutos

—descansa Amber. Mañana estoy libre, me avisas y listo. Espero la hayas pasado bonito. Buenas noches— contestó Edward.

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Al despertar vio que le había contestado el mensaje. Tan pronto lo vio le escribió.

Amber: ¿podes en la tarde?

El sonido de notificación sonó. Ya estaba despierto y al escucharlo tomó su teléfono. Leyó el mensaje y le respondió que si podía. Al final quedaron que se verían a las tres.

Dichosas horas que no pasaban rápido. En ese tiempo terminaron de hacer sus cosas y se llegaron las tres

— ¿estás listo? — escribió ella

el mensaje sonó en el teléfono de Edward rápido corrió a el para leer el mensaje.

—sí, ya salgo para allá, me había agarrado la tarde— dijo y salió a la pizzería que habían quedado. Amber ya estaba de camino le faltaba poco para llegar.

Pasaron menos de cinco minutos cuando llegó casi corriendo, entró muy rápido y le buscó en un lado para otro.

—Lo siento por tardar— dijo al verle

—no te preocupes.

—estaba terminando algunos asuntos y no me alcanzó el tiempo.

—tranquilo, yo te entiendo. Incluso agradezco que creo que hasta corriste para estar a tiempo.

Ya en el lugar en medio de la plática ordenaron lo que iban a comer. Un ambiente que se sentían más cercanos. No tardaron mucho cuando llegó la comida.

—con esto tenemos para ya no cenar— exclamó Edward

Amber le causó gracia su comentario y asintió que era verdad.

Terminaron un poco llenos y se quedaron allí a que les bajara un poco lo que comieron. No tenían prisa y en eso podían seguir charlando.

Se hacían las cuatro y media y seguían en la pizzería. Esperaron unos minutos más para salir.

—hoy yo pago— dijo Ed

—pero si a la próxima salida pago yo— respondió

—perfecto, está bien.

Se levantaron y fue a pagar. Amber le esperaba en la salida.

Se fueron de ese lugar, tomando el camino que tenía de por medio el parque para cruzarlo. Mismo parque en el que se habían visto por primera vez. Ella al recordar eso pensó que era el momento y lugar indicado.

Había mucha frescura, se respiraba. Pasar por ese maravilloso lugar o estar era increíble. Siempre dejaba vistas espectaculares.

Caminar junto a Amber, para él era un acto que traspasaba fronteras.

Al adentrarse más notaron que a la distancia se miraba el lugar donde se encontraron la primera vez. Ambos lo recordaron y se vieron donde estaban hoy muy lejos de aquel momento.

—Edward.

—sí, ¿díme? — respondió

—espera— dijo buscando algo en su cartera. Él la observaba.

—quiero darte esto—. Sacando la pulsera se la puso de frente para que la viese. Deslumbraba.

—mi abuelo me la dio y quiero obsequiártela.

— ¿es en serio?

— ¡muy en serio!

— no sé si puedo aceptar eso tan bonito y tan importante.

— ¡claro que puedes! Mi abuelo me lo dio para que yo encontrara un nuevo dueño.

— no sé ni que decir. Gracias Amber. Es que está tan bonito— diciendo eso se la puso y sintió la calidez de sus manos dulces

—se te ve bien.

—gracias, nunca nadie me había regalado algo así— sin avisar se acercó a ella y la abrazó. No se dieron cuenta que el lugar donde se encontraban era el mismo lugar que hace un tiempo se encontraron dos corazones perdidos.



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En el texto hay: romance, valentia, amor dolor

Editado: 12.09.2020

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