Valerie
Era un día como cualquier otro en la universidad central desde que llegué de Colombia a Brasil para hacer mi intercambio, los rayos del sol se filtraban por las ventanas del aula, iluminando algunos rostros concentrados de jóvenes ansiosos por aprender y de otros un poco dispersos y somnolientos. Faltaban solo unos pocos minutos para que terminara la clase de neuropsicología, ya estaba un poco cansada y aburrida, el día había estado muy tranquilo hasta ahora, mientras finalizaba la clase y la maestra hablaba sobre algún neurotransmisor, yo conversaba con las que ahora eran mis amigas aquí, todas con nacionalidades diferentes a la mía: Helena nació en Brasil, pero vivió unos años en Perú por lo que domina muy bien el español, Emilia es de argentina, al igual que Clara, y Charlotte es de república dominicana; hablábamos de cuál sería el plan para el fin de semana que ya se acercaba, no pensábamos pasar otro encerradas en la pensión viéndonos las caras, así que planeábamos ir a Jaú, de donde es Helena, ella nos estaba contando que es un lugar muy lindo y que para esas fechas estarían de fiestas locales, lo que era una buena oportunidad para divertirnos.
Estábamos tan inmersas en la conversación que no nos percatamos de que la clase había terminado, recogimos nuestras cosas y nos fuimos a donde teníamos la siguiente clase; de camino al tercer piso del edificio, íbamos decidiendo que compraríamos para llevar el fin de semana a Jaú, cuando, en una de las escaleras principales, que conectaban los pisos 2 y 3 del edificio central de la universidad, mis ojos se encontraron con unos que emanaban seriedad, la cual contrastaba perfectamente con la chispa traviesa que se asomaba en esos ojos marrones, que eran tan claros que casi podía verme reflejada en ellos, eran hermosos, quede deslumbrada al instante. Un cruce de miradas, apenas unos segundos que me parecieron eternos, fue suficiente para encender la chispa del destino. Nuestras miradas se cruzaron creando un instante mágico, sin decir una palabra, sin siquiera conocernos aún, era evidente que ambos sentimos una conexión inexplicable que resonó en lo más profundo de nuestro ser. Inmediatamente en mi cabeza empezó a sonar "Lo tienes todo - Felipe Peláez"
Nadie pensó que, aquella tarde gris que te vi
Daría un vuelco mi corazón, intentaba buscarte
Así soy yo, te apuesto que se mucho de ti
Antes de verte te presentí, la pasión va en mi sangre
Hubiera recorrido otro camino
A veces pienso que son cosas del destino
Gracias al cielo por haberte conocido
Iré a dónde vayas, me suena tanto que lo mismo pasa
Allá en tu alma donde nadie ya llegaba, miro tus ojos
Y me siento derretido, animas mis ganas
Con cada gesto me seduces como un niño
Izaste tu bandera en mi alma aquella tarde
Tendré que ser aquel que robe tus besitos
Antes que puedas reaccionar, yo voy a hacerlo, enamorarte
Después de ese fugaz pero intenso intercambio de miradas en las escaleras, seguí con mis amigas hacia la siguiente clase, pero no podía sacar de mi mente esos ojos marrones que me dejaron cautivada. Durante la siguiente hora, mi mente divagaba entre las explicaciones del profesor sobre los estilos de aprendizaje, y los pensamientos sobre ese desconocido que se había cruzado en mi camino, lo que había sentido dentro de mí al primer segundo de contacto visual.
Al terminar nuestro día de clases fuimos a tomar algo en una cafetería frente a la universidad, a la que frecuentábamos. Cuando llegamos, no había mucha gente en el lugar así que nos pusimos cómodas en una de las mesas cerca de la ventada con vista a la calle principal y pedimos algunas bebidas.
―Chicas hablé con mi abuela sobre quedarnos el fin de semana en su casa de Jaú, y dijo que le parece perfecto ya que ella estará aquí en sao paulo ¡así que tendremos la casa para nosotras todo un fin de semana, que emoción¡ ― dijo Helena muy eufórica minutos después de haber ordenado nuestras bebida ¿han pensado en invitar a alguien?―pregunta curiosa y con una mirada expectante mientras se lleva a la boca una chupeta que había acabado de sacar de algún lugar de su bolso
― Le pregunté a mi novia si quería ir con nosotras, pero parece que debe trabajar el fin de semana y no podrá acompañarnos― contesto Emilia con una expresión y un tono de desilusión.
Le diré a mi novio para que venga contimás que se disfrace de mujer. - bromea Clara.
Todas soltamos una carcajada.
― Si se va a mandar los bebidas y comida bienvenido es. - bromea también Charlotte.
― Eso es lo único en lo que piensas tú, Charlotte. - dice Helena mientras acomoda su bolso en la mesa. - Deja de pensar tanto en comida, estás igual que Valerie.
No, no, no, la comida es sagrada, es felicidad. - digo mientras saco la lengua como una niña pequeña.
Senhoras, aqui estão suas bebidas (Señoritas, aquí tienen sus bebidas) ― dice el mesero mientras coloca los vasos en la mesa― um suco de maracujá, um milk-shake de chocolate, um suco de amora e duas limonadas de cereja. ¿Está tudo bem? (un jugo de maracuyá, una malteada de chocolate, un jugo de mora y dos limonadas de cereza. ¿eso es todo, cierto?)
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en el habra una trama de tragedias, en edicion, en este libro hay amor
Editado: 01.05.2024