Presentación

Empecemos por decir lo que este libro no es.

No es una historia para adolescentes ni de adolescentes, aunque los jóvenes encuentren en estas páginas un espíritu de romántica rebeldía con el que pueden identificarse.

No es una saga de aventuras cuya trama aspire a expandirse en sucesivas obras para configurar un universo autónomo y ficcional.

Tampoco es una historia para hemofóbicos.

La bilogía El acecho de los inmortales es fundamentalmente una novela que se inscribe en ese imaginario de la literatura donde se libra la infatigable lucha entre el bien y el mal.

Enmarcada en escenarios de la convulsa Venezuela contemporánea, propicios para la ambientación sombría y misteriosa, así como en geografías afines a las clásicas tramas de la tradición gótica, la novela recrea el mítico enfrentamiento entre los vampiros y sus adversarios. Esta combinación de espacios y tiempos disímiles refuerza una idea que atraviesa la historia: la presencia del mal trasciende las usuales comarcas de la ficción y puede acechar, bajo diversas vestiduras, en cualquier lugar y en cualquier época.

Su autora ha sabido además evadir las rígidas oposiciones. Las encarnaciones sobrenaturales que se enfrentan en el libro son susceptibles de cuestionar con lucidez a una humanidad destructiva a la que se ven impelidas a aniquilar o a salvar. Entre quienes luchan contra los vampiros se hallan escépticos que dudan incluso de la fe religiosa y su misión salvadora. Esos contrastes dotan de complejidad a la psicología de los personajes.

            Yoselin Goncalves confiesa ser una lectora devota de Edgar Allan Poe, de Stephen King, de J. K. Rowling y de Jane Austen. Esta novela da cuenta de esos entusiasmos, en tanto que las atmósferas de la fantasía y la crueldad, así como las huellas del horror, la seducción y el amor resaltan con pareja intensidad.

            El acecho de los inmortales es el debut narrativo de Yoselin Goncalves. El ímpetu de su escritura revela a una autora que tiene aún muchas historias por contar.

Luis Yslas Prado. Marzo, 2018