¿Un viaje puede cambiar los sentimientos que te lastiman y convertirlos en felicidad? O ¿Puede revelar los sentimientos de alguien? O aún mejor, ¿Matar los sentimientos que aún tienes?
Esas eran las preguntas que se hacía Harry. Pues esperaba que este viaje le ayudará para poder olvidarse de que alguna vez conoció y se enamoró de un hombre que se llama Ryan Thompson, el cual ahora esta felizmente comprometido con un estúpido llamado Dave Henderson.
Los dos amigos habían llegado a Italia a las cuatro de la tarde y habían decidido tomar una pequeña siesta para recuperar sus fuerzas, pues viajar en un avión no fue nada cómodo y aún más porque tuvieron que estar sentados por más de un día entero.
En este momento ellos se encontraban alistandose para salir, pues en tres días partirían a Roma. Lo que significaba que estarían solo dos días en Venecia y tendrían que disfrutar y conocer lo más que podían de esta bella ciudad, por lo que no tendrían que desperdiciar ni un solo minuto de ellos y tratar de alargar esos días lo más que pudieran.
-¿Qué es lo que quieres hacer primero Harry? - preguntó el pelirrojo al momento que salía del baño con una toalla atada a su cintura.
-Quiero ir a comer pecas, muero de hambre - contestó al momento que entraba al baño, para esta vez él tomar una ducha.
-Buscaré un lugar cerca de aquí entonces - habló mientras agarraba su celular para buscar un restaurant que no estuviera tan alejado del hotel.
Pasaron al rededor de unos treinta minutos en lo que los dos amigos terminaban de arreglarse, para finalmente poder salir y explorar o conocer de esa encantadora ciudad.
-¿Encontraste un lugar en donde podríamos comer? - preguntó Harry saliendo del elevador.
-Sí, según Google Maps hay un restaurant de comida mexicana a unas ocho cuadras de aquí.
-¿Comida mexicana, eh? Bueno, pues vamos porque de verdad tengo mucha hambre y no hay nada mejor que comer comida Mexicana en Italia. - habló con ironía al momento de caminar hacia la salida del hotel.
Tardaron en llegar al rededor de veinticinco minutos al restaurant ya que Mike se detenía en cada esquina a tomar fotos de los al rededores.
-¿El Taco Feliz? ¿Enserio? - preguntó Harry con evidente molestia en su voz.
-¡Vamos negro! Dale una oportunidad, por lo que decían en los comentarios es un muy buen lugar para cenar - le contestó tratando de que dejará de estar molestó, porque era muy notorio que lo estaba y el motivo era porque no había comido nada desde hace seis horas.
-Esta bien, pero si no me gusta te encargaras de hacerme de cenar tú mismo - fue lo único que dijo el menor al momento que entraban al restaurant.
-Buenas noches, bienvenidos a El Taco Feliz, mi mombre es Alessia y seré su mesera esta noche - les dijo una señorita de unos 20 años aproximadamente, después de que ellos se hayan sentado en una mesa ubicada en medio del restaurant - este es el menú, los dejaré un momento en lo que deciden que van a cenar, con su permiso - habló al momento de entregar las cartas y después retirarse.
-¿Que quieres comer? - le preguntó el pelirrojo al momento de cerrar la carta y ponerla en la mesa - Voy a dejar que tu escojas.
-¿Estas seguro? - preguntó dudando de lo que le habia dicho su amigo.
-Claro, este viaje se hizo y se planeo para que tú lo disfrutes, así que empecemos comiendo lo que tú quieras.
-Bueno, si es así... Entonces quiero unas enchiladas verdes y tacos de cochinita y para tomar, podemos pedir cerveza de raíz - comentó el moreno mientras el mayor alzaba la mano para llamar a la mesera.
-¿Ya están listos para ordenar? - preguntó Alessia al momento de haber llegado a la mesa.
-Sí - dijo el mayor, pidiendo lo que el menor había mencionado hace unos momentos.
Como siempre que salían a comer, los dos amigos compartieron la comida mientras hablaban sobre lo que iban a hacer despues de terminar de comer.
-Sino nos ponemos de acuerdo a donde ir, iremos directo al hotel Harry.
-Podemos caminar por las calles y tal vez vamos a encontrar un lugar en donde podríamos divertirnos, pecas - habló el menor antes de darle el último trago a su cerveza de raíz, para que la mesera se llevará el vaso de una vez.
-Si me permiten yo podría recomendarles una discoteca - dijo Alessia al momento que ponía todos los platos y vasos en el carrito donde los había traído.
-Claro, porque no - habló el pelirrojo.
-En mis días de descanso, usualmente salgo con mis amigos y a menudo vamos a la discoteca "Piccolo Mondo".
-¿Y donde queda la discoteca? - preguntó con entusiasmo el menor.
-El club está ubicado en la calle Contarini-Corfu - fue lo último que dijo antes de dirigirse a lo que parecía ser la cocina del restaurant.
-No creo que debamos ir negro - dijo el mayor al momento que sacaba su cartera de su pantalón para pagar la cuenta.
-¿Porqué? Tu dijiste que si no teniamos a donde ir volveríamos al hotel, y ya tenemos a donde ir Presley.
-Sí, ¿Pero te das cuenta que es un lugar que nos recomendó una persona que ni siquiera conocemos? - refutó el pelirrojo al momento que se levantaban de la mesa para salir del lugar.
-Ya lo busque en mi celular y no esta mal - dijo el de ojos color miel al momento que le enseñaba a su amigo lo que habia encontrado al buscar la discoteca en Google - "¡Vamos pecas! Dale una oportunidad, por lo que decían en los comentarios es un muy buen lugar para divertirse" - le recordó las mismas palabras que él le había usado para convencerlo de que entrará al restaurant de comida Mexicana.
-¡Esta bien! Tu ganas enano, vamos.
-¡Sí! ¡Vamos!, pero tomemos un taxi y así podemos llegar más rápido - habló el menor al momento que le hacía una señal a un taxi para que se detuviera.
Tardaron al rededor de cuarenta minutos en llegar a la discoteca, pues por lo visto si estaba un poco alejada del lugar de donde ellos estaban.