"El Alpha "

❤Capitulo 32❤

Lachlan había logrado llegar junto a toda su manada para ir a rescatar a Olivia. Agradeció al que
había dejado el mensaje en su porche y cerciorar que el mensaje había sido correcto.
Lo que no esperaba era tanta gente allí y que interrumpiese algún tipo de ritual.
Su manada se estaba enfrentando a los pocos espectros que había en aquel lugar, algo vital que
le había dotado de tiempo suficiente para llegar justo a tiempo.
Miró a su derecha y se encontró con un tipo que recobraba vagamente el conocimiento. Era un
espectro recién transformado y, sorprendentemente, se parecía a Dominick. No podía ser una
coincidencia; no supo si alegrarse o no.
—¡Oh, chico! Estás un poco desmejorado —dijo tocándose la cara—. ¿Te has hecho cirugía
estética? Cambia de cirujano que te ha hecho una chapuza.
Centró toda su atención en Seth.
—¿Sabes que eres un poco cansino? No te lo tomes a mal, pero todo este rollo de voy a controlar
el mundo, sois escoria, bla, bla, bla está ya muy trillado.
Señaló a las dos hermanas.
—Y por lo que parece me he perdido el último episodio. Lástima porque estaba enganchadísimo.
Seth acarició de forma cariñosa el rostro de Leah y Lachlan frunció el ceño, no logró comprender
lo que estaba ocurriendo, pero no le importó. Tenía un objetivo marcado y no pensaba irse sin
Olivia.
El lobo corrió hacia el dios tratando de alcanzarlo y solo consiguió que él lo dejara suspendido en
el aire.
—Esto… No soy una lámpara —se quejó.
—Ya que eres tan graciosillo vas a ver en primera fila la muerte de tu mujer.
Lachlan gruñó, pero en la posición en la que estaba no afectó a Seth.
Miró al espectro y le chistó, al ver que se movía algo confuso perdió los nervios.
—¿Qué tal si me echas una manita, colega?
Vio con horror como el puñal de Seth caía y gritó con todas sus fuerzas. Sorprendentemente el
puñal desapareció, provocando que aullara victorioso.
—¡Soy genial! Ahora va a resultar que tengo poderes de tanto juntarme con Devoradores.
La corteza que contenía a Doc explotó en mil pedazos, provocando que las astillas se quedaran
clavadas en la pared como si fueran chinchetas.
—Vaya… y yo que pensaba que era un cacahuete gigante.
—¡Por favor, Lachlan! ¡Cállate! —suplicó Olivia totalmente desesperada por su humor.
Doc era él, pero a su vez no. Tenía parte de su físico cambiado y se sorprendió del cambio. Sus
cabellos era el cambio más significativo, atrás quedaba su corte de pelo, luciendo ahora una
larguísima melena negra. Su piel era algo más morena que días atrás.
Era más corpulento y mucho más alto, no es que la versión anterior de aquel hombre fuera
escaso de centímetros.
—¿Qué os pasa con la cirugía? ¿Os han hecho un bono?
Olivia profesó unos improperios demasiado fuertes para una señora como ella.
La versión mejorada del doctor mostraba una mirada oscura y poderosa. Lanzó un choque de
energía contra su padre provocando que perdiera el equilibro y cayera al suelo. Acto seguido,
Lachlan cayó al suelo contundentemente.
Aprovechó la ventaja para correr a las chicas. La primera fue Olivia, la cual soltó a toda velocidad.
—Huye de aquí lo más lejos que puedas —le ordenó.
—No pienso huir más veces de ti.
Se sintió orgulloso de su Beta, la cual corrió hacia Leah. La soltó y se fundieron en un abrazo
desesperado.
—Tú sí que tienes que huir. Toma a Dominick y corred todo lo que podáis.
Leah no se lo pensó, corrió hacia su marido y le ayudó a levantarse. El pobre apenas podía
moverse por la magia que ejercía sobre él. Luchó por moverlo y lloró al poder tocarlo. Estaba tan
contenta de volverlo a ver que acunó su rostro y lo besó.
Lachlan profesó una arcada.
—¡Oh, qué bonito! —exclamó a la par que comenzaba a susurrar—. Y qué asco, porque hay que
echarle ganas. Que bonito no es ahora mismo.
Olivia gruñó.
Se centraron en la batalla que Seth y Doc estaban teniendo. Era una oportunidad única para
acabar con aquel ser que había tratado de acabar con sus vidas. Miró a Olivia y sonrió, con ella a su
lado todo era posible.
Ambos se tornaron lobos y se lanzaron sobre Seth. Cada uno clavó sus dientes en sus
pantorrillas tratando de inmovilizarlo para que Doc hiciera el resto. Justo antes de poder lograrlo,
una descarga eléctrica les obligó a soltarlo.
Leah arrastró a Dominick todo lo lejos que pudo de la batalla. Justo antes de que comenzara a
brillar.
Su cuerpo cambio, deshaciendo el cambio sufrido y formando un vínculo mucho más fuerte que el
que habían tenido inicialmente. Ambos pudieron notar ese nexo de unión que compartían
fortalecerse hasta hacerse invencible.
Solo cuando todo acabó, ella pudo ver el rostro normal del que era el amor de su vida.
—Has vuelto —dijo totalmente sorprendida y agradecida.
Él asintió y dio un dulce beso sobre sus labios.
No tenían tiempo que perder y vieron que un par de lobos habían logrado llegar hasta allí. Él se
recompuso como pudo.
—Por favor, llevadla fuera de aquí. Nosotros nos encargamos de Seth.
Leah se aferró a su cintura.
—No pienso dejaros aquí.
—No vas a volver a perderme, ni a ninguno de ellos. Confía en mí.
Dada la petición no pudo negarse. Dominick la tomó en brazos y la sentó sobre uno de los lobos.
Ella se agarró al pelaje con fuerza. El cambiaformas le dedicó una mirada al Devorador antes de
arrancar a correr seguido de su compañero como escolta.
Dominick se unió a la batalla. Eran cuatro contra uno y les estaba costando ganar.
En un momento dado, Seth logró alcanzar a Olivia, dejando su cuerpo desmayado en el suelo.
Eso solo enfureció al Alfa, el cual, tras aullar al cielo en señal de peligrosidad, se lanzó sobre el dios
alcanzándole justo en el cuello.
Apretó fuertemente a la vez que Doc lo contenía con sus poderes.
Era su momento y entre los tres podían conseguirlo. Él estaba debilitado, pero no lo suficiente
como para no entrar en su mente. Cuando hizo contacto con el interior del dios tuvo que hacer
acopio de todas sus fuerzas para no caer.
Comenzó a retorcer cada órgano de su interior provocando unos gritos desgarradores llenos de
dolor. Ninguno de los tres soltó a su presa.
La fuerza del lobo era admirable, ya que era el que más peso estaba ejerciendo para mantener al
dios contra el suelo.
La magia de Dominick logró dañar interiormente a Seth y jugar con su mente.
Estaban a un paso de acabar con aquel malnacido.
—Tú y yo vamos a volver a vernos —logró decir a pesar de que un lobo mordía su cuello y parte
del hombro.
Era una promesa solemne que hizo a su hijo Anubis.
Perder a su presa fue difícil de asimilar, desapareció de entre sus manos aprovechando un
momento de debilidad de ambos. El cansancio y la falta de energía no les habían permitido estar al
cien por cien en la batalla.
Lachlan no perdió el tiempo, corrió hacia Olivia y la tomó entre sus brazos.
—Abre los ojos para mí, o me van a tener que hospitalizar. Y no me fío mucho de este nuevo
doctor.
Se alegró enormemente cuando la vio reaccionar a su toque. Aleteó con las pestañas un par de
veces antes de poder fijar la vista directa sobre el Alfa.
—Creo que no he servido de gran ayuda.
La besó sin importar la presencia de los demás. No podía estar más contento de conseguir que
regresara a su lado con vida.
—¿Y Alix? —preguntó recordando el ataque a la manada.
—Murió, ahora mi hermana es libre.
Como también lo eran los Devoradores de Seth, al menos durante un tiempo. Con la gran
cantidad de heridas que le habían causado esperaba que tardase en regresar un buen tiempo,
aunque podía no volver a aparecer nunca más.
Ese sería un buen final, morir en alguna esquina a causa de una infección.




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