Leah entró en tromba en su habitación, estaba jadeado por haber subido las escaleras muy
rápido. Olivia la miró y se alegró de que al fin estuviera allí, ya casi estaba al borde del infarto.
—¡Ya estoy aquí! —exclamó dejándose caer sobre el colchón.
—¿Estás bien?
Su hermana asintió. Se sentó y empezó a desabrocharse los zapatos para tirarlos al suelo
después.
—Media ciudad corriendo con tacones hasta que le he dado pena a un lobo y me ha dicho donde
vivías.
Olivia sonrió. El sentido de orientación de su hermana era nulo.
—Tendrías que haberme hecho caso cuando te dije que te enviaba la ubicación por Whatsapp.
Asintió dándole la razón.
—Pienso hacerte caso de ahora en adelante, prometido.
Olivia sintió como Dominick jugaba con Camile en el piso de abajo. La pequeña ya tenía unos
poderes increíbles y rezó porque no le destrozara el comedor.
El vestido estaba colgado en la puerta del armario. Leah fue hacia allí y al verlo se emocionó,
bufó sonoramente y miró al techo tratando de detener las lágrimas.
—Que día llevo, no paro de llorar.
—Si la boda aún no ha empezado —inquirió Olivia.
Su hermana rio antes de sonarse con un pañuelo.
—Eso es lo peor, que llevo llorando horas. Ryan y Luke me dijeron que se quedaban en la
manada y por poco me da un ataque al corazón.
Olivia la abrazó.
Estaba muy contenta, ya que sabía lo mucho que quería a su novato. Leah hubiera respetado la
decisión que la pareja hubiese tomado, pero se alegraba que ir con ellos fuera la elegida.
—He sido una hermana terrible… —sollozó sin consuelo alguno.
La pobre loba miró al cielo, su hermana estaba tan emocionada que todos los sentimientos que
llevaba guardados durante meses afloraron a la superficie. Supo que lo estaba intentando, pero no
era capaz de dejar de llorar.
—No lo eres —le contestó.
Ya habían hablado de ese tema y debía olvidar el pasado.
—Te expulsé de mi vida como si no valieras nada y tú viniste a animarme mil veces.
Si Leah seguía llorando se iba a deshidratar. La guio hasta la cama y la ayudó a sentarse,
deseaba que pudiera ser capaz de olvidar todo lo ocurrido. Debía perdonarse para ser capaz de
avanzar.
—Cariño, hiciste algo lógico. Sabes que yo ya he olvidado todo aquello. Te lo he dicho mil veces.
Su hermana asintió sorbiendo por la nariz.
—Casi te matan por mi culpa.
No era cierto. No era su culpa ser la reencarnación del amor de un dios psicópata. Se negaba en
redondo a creer que Leah tuviera culpa alguna porque no era cierto.
La besó sin mediar palabra, ya lo tenían todo dicho y comprendió la emoción que estaba sintiendo
su hermana.
—Ayúdame a vestirme o el novio va a volverse loco si llego tarde —pidió.
Eso consiguió hacerla reaccionar, se secó las lágrimas con el dorso de la mano y fue directa al
vestido. Lo tomó entre sus manos luciendo una enorme sonrisa; eso calmó un poco a Olivia. Al fin
su hermana parecía feliz y se alegraba por ello.
***
Todos los invitados estaban esperando, pero nadie estaba tan nervioso como el novio. Lachlan
apenas podía estar quieto esperando en el altar a que llegase la novia.
El traje le picaba, se rascó como pudo y volvió a mirar hacia donde tenía que llegar Olivia. Al no
ver el coche, se tiró de las mangas de la camisa y se frotó la piel.
Nick se levantó y fue hacia él para evitar que todos vieran lo histérico que estaba. Fingió colocarle
la corbata.
—Te veo sudando, lobo.
—Jode a otro, por favor.
El Devorador le quitó un par de hilos que habían quedado pegados en la tela y le recolocó la flor
blanca que llevaba en la solapa.
—No va a venir —dijo el Alfa aterrorizado.
—Claro, porque es muy lógico preparar una boda y no presentarse. Creo que en Europa es una
moda.
Lachlan bufó.
¿No podía haber venido otro a controlar sus nervios? El segundo líder de los Devoradores de
pecados no era el más indicado.
—Puedo ofrecerte…
—¿Una copa? —preguntó él cortándole en seco—. Sí, por favor. Doble.
Nick lució una gran sonrisa perlada.
—No hay alcohol aquí a mano, pero te ofrecía la ayuda de Mamá oso. Podría calmarte con sus
poderes.
El lobo la miró y esta se dio por aludida; saludó con la mano y se encogió de hombros.
—Casi prefiero el alcohol —contestó—. No te ofendas, sois muy majos, pero no quiero que se le
vaya la mano calmándome demasiado. Hoy tengo que cumplir.
Nick le dio un par de golpecitos en la espalda.
—Como un machote, sí, señor.
Nick quedó a su lado a modo de apoyo moral y lo agradeció enormemente.
—Si vemos que en media hora no está aquí, montamos una partida de búsqueda —se mofó en
su oído.
Sí, iba a matar a aquel Devorador antes de que acabara la boda.
Respiró profundamente y trató de calmarse mirando a su alrededor. La verdad es que sus
hermanas habían hecho un gran trabajo. Toda la manada estaba invitada a la boda y para que
todos pudieran caber habían organizado todo al aire libre.
Estaban en un claro del bosque, con cintas blancas adornando los árboles. Habían hecho un
pequeño altar con una mesa de madera y colocado encima un buen ramo de lirios.
Los invitados estaban sentados en unas sillas que habían adornado con unos lazos blancos.
El lugar había quedado de ensueño. Y estaba seguro de que a Olivia iba a gustarle mucho.
Un chillido a lo lejos provocó que Lachlan saltara desesperado, se transformó en lobo y corrió a
toda prisa. Sabía bien que era la voz de Olivia y esperaba que estuviera bien; la imagen de Seth
llenó su mente. Aulló dando el aviso a todos los lobos. Si algo le había pasado a su futura mujer iba
a correr la sangre.