El Amor a veces Duele

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La ciudad, los edificios, los coches y los vecindarios, habían pasado tres años y algo había cambiado, demasiadas personas y una extraña vitalidad de la ciudad.

Había escuchado lejanas noticas de que Cibercity había crecido a nivel comercial y tecnológico, algo que para mi fue sorprendente.

Los árboles aparecieron uno al lado de otros, mezclándose con las casas que tenían nuevas fachadas. Los autos estacionados a un lado de la acera, hasta que finalmente apareció aquella casa de color verde manzana.

El césped se veía recién cortado y no habían hojas que demostraran que aquella casa estuvo abandonada por un largo tiempo.

La tarde estaba sobre nosotros, mamá directamente se iba a presentar al día siguiente a su trabajo algo que por un lado le permitiría descansar.

Tome las manitos de mis hijos que miraban con curiosidad todo a su alrededor.

—¿Mami? ¿Aquí viviremos? —pregunto Owen mirando la casa.

Aquel sitio donde había crecido y había vivido la mayor parte de mi vida, el que guardaba miles de recuerdos tanto buenos como no tan buenos.

—Si cariño —dijo mostrando una sonrisa.

Levanté la mirada a mi alrededor y vi que algunos vecinos seguían viviendo en ese sitio.

Una extraña sensación apareció en mi pecho acompañado de las ganas de entrar a la casa.

Avance rápidamente y mamá abrió la puerta, muchas de nuestras pertenencias ya estaban allí.

—No sé cómo voy a agradecerle esto a Beth —dijo mama observando como prácticamente estaba todo limpio.

—La verdad es que tienes una buena amiga mama —dije adentrándome cada vez más a la casa.

—Lo que si es que debemos reformar. ¡Mira esas paredes que color espantoso! —mama camino hasta donde estaba la cocina.

—¿Por qué hay tanto silencio mami? —pregunto Olivia que seguía tomando mi mano.

—Quiero irme a casa mama —acompaño Owy.

Me incline para quedar a su altura y poder observarlos a cada uno a sus ojos. Los bellos ojos de mis hijos estaban de un color verde oscuro, eso siempre pasaba cuando estaban molestos y era extraño como sus ojitos podían cambiar.

A pesar de que mis problemas seguían allí presentes tenia que pensar la forma en la que ellos estuvieran felices.

—Vengan iremos a explorar la casa —tomé otra vez sus manos y los guie hasta las escaleras.

Las escaleras de maderas llevaban a la siguiente planta, donde aparecía el pasillo que daba hacia las habitaciones y al final el cuarto de baño.

Camine hasta mi cuarto que estaba justo al lado del de mama.

Al abrir la puerta me encontré con aquella habitación de color lila, la cama de una plaza y media en el medio y un escritorio de color blanco, a un lado afuera del closet estaba el espejo.

—Este era mi cuarto… —dije sintiendo como esa sensación de nostalgia comenzaba a invadirme.

Muchas de mis antiguas pertenencias seguían allí, como un estante que estaba repleto de libros y un pequeño mueble donde tenía algunas manualidades.

Y luego la ventana, que estaba a un costado de mi cama.

Era una habitación bastante amplia pero que a la vez se sentía vacía.

—¿Qué es eso mami? —pregunto mi hijo que estaba al lado de la mesa donde tenía muchos objetos.

—Es un reproductor de música donde se pone un cd —dije acercándome al aparato.

—¿Quiénes son ellos? —hablo mi niña que estaba al lado de la cama señalando a la mesita de noche.

Camine hacia donde estaba mi hija y tome el retrato entre mis manos.

Era la foto de mi cumpleaños número 19.

—¡La tía Becca! —señalo mi hija a la joven que aparecía a mi lado en la foto.

—Si es su tía Becca —dije mirándolos con una sonrisa.

—¿Y ese quien es? —Owen se senté a mi otro lado para mirar la foto y señalar a uno de mis amigos.

—El es Lean era mi mejor amigo y el que esta a su lado es el tío Josh.

—¿El? —el dedo de Olivia llego a la persona que estaba detrás de mi.

Esa sonrisa y con su mirada sobre mí, vestía esa chaquetilla negra y su pelo todo alborotado. Su mandíbula y su bello perfil toda la belleza de el resaltaba en aquella foto.

—El… era —los nervios aparecieron al ver a los ojos de mis hijos— un chico que me gustaba.

Me puse de pie dejando la foto en su lugar.

—¿Era tu novio? —insistió Olivia que sonreía con picardía.

—¿Tu sabes lo que es un novio? —dije entrecerrando mis ojos.

—Son esos que se besan —dijo ella soltando una risita.

Otra vez recordé a Emma y como influía las personas con las que mis hijos pasaban el tiempo, no quería traer a mi mente pensamientos negativos así que solo me reí.

—¡Niños ya llego la pizza! —exclamo mama desde el primer piso.

Mis hijos salieron corriendo al oír a mama, fue allí cuando le di otra vez una mirada a mi cuarto. Ese donde había vivido toda mi adolescencia.

Me gire para toparme con el espejo que estaba en la pared, mi cuerpo y yo estaba diferente físicamente. Mi pelo ahora lucia reflejos rubios y siempre lo llevaba recogido y mis caderas estaban un poco mas ensanchadas, pero mi cintura seguía igual.

Y llegue a mis ojos ese marrón tan clarito que a veces se veían más oscuros.

El reflejo del alma…

¿Tenía que empezar otra vez?

Trague saliva evitando que los pensamientos que me generaban ansiedad aparecieran.

Baje las escaleras y me encontré con las ventanas de la sala abiertas de par en par, me pare para poder observar hacia afuera. La noche ya estaba allí mostrando esa oscuridad con el cielo repleto de estrellas.

Justo en la casa del frente la señora Bought se encontraba en la ventana, mirando si pasaba alguien y fue cuando sus ojos llegaron a mí.

Ella levanto su mano en manera de saludo y yo respondí de la misma manera.

—¡Mamii ven a comer! —exclamo uno de mis hijos.

En ese momento sentí ese nerviosismo y por impulso retrocedí, para juntar la ventana cubriéndola con la cortina.




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