Entre a la cocina y lo primero que vi fue a Becca apoyada sobre la isla con la mirada sobre su móvil.
—Creo que estas sobre pensado As ahora concéntrate en lo importante —Chase hizo una pausa— lo demás hoy no tiene relevancia.
—Tienes razón me he preparado mucho estos años para este momento.
—Confía en ti As, eres capaz y es tu sueño —la voz pacifica de Chase había logrado calmar mis nervios.
—Te quiero Chase ahora si debo irme.
Al finalizar la llamada sentí ese vacío que a veces solía sentir luego de hablar con Chase, su compañía me hacía demasiada falta y era lo que más me dolía de nuestra distancia.
—¡Tía Becca! ¿Guta dibujo? —mi hija apareció con una hoja entre sus manos.
—Esta bonito peque —mi prima ni siquiera la había mirado.
La sonrisa en el rostro de Olivia se desvaneció algo que me hizo sentir un poco de molestia.
—Mami, quiero más frutilla —Owy apareció a un lado con su rostro sucio de la frutilla.
Abrí mis ojos para levantar a mi hijo y dejarlo sobre la isla. Tome un paño y limpie su rostro y manos teniendo precaución de no ensuciar mi ropa.
—¡Tía!¡Tía! —exclamo Olivia mirando a Becca.
—¡Becca! —dije llamando la atención de mi prima que tenía el rostro serio— ¿Qué sucede? Livy te está hablando.
—Lo siento pequeña —la de cabello rizado guardo el móvil y levanto a mi hija entre sus brazos.
Antes de que pudiera hablar se escuchó la puerta de la entrada abrirse y a los segundos apareció en la cocina mi madre.
—¡Abuela! —exclamaron con emoción mis mellizos.
Terminé de limpiar a Owen para bajarlo de donde estaba y me dirigí hacia la sala para buscar mi bolso.
—Me voy mamá adiós mis amores —dije mirando a mis hijos que ya no estaban sonriendo.
—¡Mami! ¡No! ¡No te vayas! —se quejó Olivia para acercarse a mí y abrazarme.
Aquel gesto de su parte me tomo por sorpresa aunque no era la primera vez. Me incline para quedar a su altura y Owen también se había acercado.
—Quédate con nosotros mamá —murmuro Livy que tenía su rostro rojizo.
—Mi amor volveré cuando ustedes despierten se quedarán con la abuela —dije pasando mi mano por su mejilla.
—Mami —Owy se abalanzo sobre mi para abrazarme y esconder su rostro en mi cuello.
Sentí en ese momento mi corazon estrujarse ante aquella escena que estaba presenciando con mis dos pequeños.
<<No llores, no llores >>
Abrace a mi niño que al separarse de mi me observaba con esos ojos que se veían algo triste, para mi sorpresa los ojos de los dos estaban de un color oscuro algo que no solía ver en ellos.
—Vengan niños les preparare algo delicioso —hablo mama al ver que yo no estaba reaccionando— éxitos hija en tu primera guardia.
Me levante mirando a mama con una sonrisa poco convencida pero fingiendo que aquello no estaba afectando.
Mis hijos se alejaron con mama entrando a la cocina, para no prolongar mi angustia Sali junto a Becca de la casa.
Empezamos a caminar rumbo a la parada de autobús, mientras sentía ese malestar en mi pecho.
—El imbécil de Dustin regreso a la ciudad —dijo Becca sacándome de mi mente.
Gire para observarla algo en su rostro me decía que no estaba muy feliz por eso y era lógico ya que la relación con Dustin no había terminado de la mejor manera.
—No deberías darle importancia dudo que se te acerqué Bec —dije acercándome más a ella para tomar su brazo.
—Eso espero —dijo para luego soltar un largo suspiro— ¿Qué piensas hacer con Brick?
Aquella pregunta que había evitado traer a mi mente y de la que no tenía una respuesta certera seguía generándome ese estrés.
—Los niños necesitan salir a explorar Astrid, ellos extrañan mucho a Chase.
Mis hijos no eran los únicos que extrañaban a Chase, pero tenía que intentar solucionar mis problemas sin depender de otra persona algo que no me estaba resultando fácil.
—Seguro que encontraras un momento para decirle además ahora lo tienes en todos lados a Brick —dijo ella soltando una risita.
La mire unos segundos para luego sonreír, era irónico pero así como decía Chase el destino quería que enfrentara mis verdades.
El autobús se detuvo justo en la puerta de la clínica, me despedí de Becca que ella continuaba viaje. Levante mi cabeza mirando hacia el cielo que estaba anaranjado ya no había sol.
Tome aire para luego aferrarme a mi bolso y empezar a caminar hacia adentro de aquel gran edificio.
A penas puse mi pie mis fosas nasales captaron el olor a desinfectante que había en el ambiente.
Seguí caminando hacia el sector donde se encontraba la guardia, miré mi reloj y había llegado justo a tiempo.
Mis ojos divisaron al grupo de personas que se encontraba en medio del pasillo, acelere mi paso para introducirme a la ronda.
Clara se percató de mi presencia y se acercó a mi para tomarme del brazo.
—¿Ya estamos todos? —pregunto el doctor McGonger— muy bien futuros doctores formaran grupos.
Mi vista recorrió rápidamente la ronda y mis ojos llegaron a aquel hombre que lucía un ambo de color azul, sus brazos resaltaban al igual que sus venas.
Era la primera vez que lo veía vestido de esa manera.
<< ¿Por qué todo le quedaba tan bien? >>
—Dinner, Bailey… —la pelirrubia que estaba a mi lado se movió mirándome con una sonrisa— y Colton.
Al oír el ultimo nombre sentí esa presión en la boca de mi estómago. Solo tenía la mirada sobre el profesor intentando ignorar el hecho que mis próximas doce horas iba a estar junto a Brick.
—Recuerden que ante cualquier emergencia deben llamar a un doctor o residente —finalizo el profesor para dejarnos allí.
Entramos a una sala que no era muy grande pero tenia lo suficiente, en el centro una mesa redonda, a una de las esquinas habían dos computadoras y al lado de la ventana había una máquina para hacer café.
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Editado: 30.07.2024