El amor de la bestia

Capítulo 2

Mientras Vita se ocupa de curar la herida del desconocido, yo atiendo al abuelo ya que a su edad le afectan las emociones fuertes y la verdad es que se llevó el susto de su vida al pensar que sería devorado por esas fieras salvajes.

—Gracias mi pequeña —dice al tiempo de recibir el té que he preparado—. Lamento no haberme dado cuenta que estabas en peligro, este viejo es demasiado inútil, ya no soy capaz de cuidar de mis mujeres. —Al decir lo último sus ojos se tornan brillosos.

Me acerco y lo abrazo.

—No vuelva a decir tonterías abuelo, usted es un hombre fuerte y valiente, ha dedicado toda su vida a cuidarnos y darnos todo lo mejor. —Él me mira regalándome una tierna sonrisa—. Sabe que lo amo mucho y que tanto Vita como usted son lo más valioso que tengo.

—Mi pequeña, eres mi luna, la que alumbra mis noches más oscuras y la que siempre brillará aún en medio de las tinieblas.

Un sentimiento extraño se arremolina dentro de mí, sé que mi abuelo me ama, pero cada vez que me compara con la luna, tengo una rara sensación. Dejo salir un suspiro, no debo prestar atención a esas cosas, seguramente es porque mi cuento favorito es sobre una princesa de la luna la cual tuvo un trágico final.

—¿Cómo sigue el joven? —le pregunto a Vita al verla llegar.

—Él está bien, gracias a los dioses solo recibió unos cuantos rasguños en el abdomen, con mantenerlos limpios se va a curar pronto.

—Eso es bueno —respondo.

—Le dije que puede quedarse en el establo a descansar por está noche y mañana debe continuar su camino, no podemos tener un desconocido en casa.

—Me parece bien —respondo.

Mis abuelos asienten.

—Este día ha sido demasiado agotador, nosotros nos iremos a dormir —informa la abuela.

Preparo un recipiente con té y tomo una hogaza de pan y carne seca, la coloco sobre una bandeja y me voy directo hasta donde él está.

Al llegar al lugar lo encuentro recostado con el torso desnudo. Me giro rápidamente sintiendo mucha vergüenza.

—Cúbrete por favor —pido ya que nunca he visto un hombre semi desnudo y no es decente que yo esté aquí con él enseñando parte de su cuerpo.

—Ya puedes girarte —dice al cabo de un tiempo.

Tomo aire y me doy media vuelta, me acerco a paso firme tratando de no dejar ver mis emociones, ya que por extraño que parezca siento como si lo conozco de algún lugar, pero sé que eso es imposible, ya que un rostro como el suyo sería imposible olvidar.

—Traje esto para que te alimentes —digo poniendo la bandeja frente a él.

—Eres muy amable… —dice haciendo una pequeña pausa.

—Eire —respondo—. Mi nombre es Eire.

—Mucho gusto princesa Eire —responde. Levanto mi rostro y sonrío.

—Eres muy cómico, no soy ninguna princesa. —Mis mejillas se tornan calientes al darme cuenta de la forma en que me observa.

—Te pareces a una princesa que conocí hace un tiempo atrás —dice mostrando nostalgia.

De nuevo esa sensación extraña de hormigueo viniendo de mi espalda hasta llegar a mi pecho me invade.

—No me has dicho tu nombre —digo cambiando de plática.

—Breymont —responde mostrándome esa perfecta fila de dientes.

—Muchas gracias por lo de hace rato, espero que te guste —digo haciendo un gesto a la comida—. Ahora debo retirarme.

—Quédate un ratito más —pide tomándome del brazo. En el justo momento que él vuelve a hacer contacto con mi piel mi estómago se ahueca.

Me remuevo inquieta.

—Suéltame, no me gusta que me toques —digo sin siquiera pensarlo.

—Responde algo, Eire —pide mirándome con profundidad—. ¿Tienes la sensación que me conoces de alguna parte?

—No —respondo secamente.

—Si te dijera que tú y yo ya nos hemos encontrado antes que pensarías.

—Eso es imposible —respondo—. Si te hubiera visto seguramente te recordaría, no eres una persona tan fácil de olvidar o pasar desapercibido.

—Me consideras guapo —dice mostrando una sonrisa arrogante.

—¡Por supuesto que no! —Me levanto rápidamente— ¡Que descanses!

Sin permitir una sola palabra más salgo del lugar y voy directo a mi cama. El encuentro con Breymont me ha provocado sentimientos tan confusos, que no entiendo. Alguna vez leí en el diario de mi madre sobre el amor a primera vista; eso fue lo que ella relata que sintió por mi padre, pero yo ni siquiera sé qué es realmente el amor. Además, este joven no está a mi alcance. No soy fea; es lo que dicen mis abuelos y Shani, pero ella es mi amiga y los últimos son mi familia y me aman. Aunque no voy a negar que algunas veces cuando me he visto frente al espejo, no me desagrada lo que veo: me gusta mi cabello, me cae a la cintura en unas ondas perfectas de color castaño, soy piel morena clara y mis ojos color verde, la mayor parte de mis curvas están en la parte inferior de mi cuerpo, supongo que eso me deja en cierta desventaja ya que he escuchado que a los hombres les gustan las mujeres de muchas curvas.



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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