El amor de la bestia

Capítulo 12

Me siento muy entusiasmada con la idea de visitar el reino. Mi recuperación ha sido instantánea, me levanto de la cama y me dispongo a buscar algo adecuado para vestir: el clima es cálido, así que debo elegir algo acorde. Según me ha explicado Dragfor, iremos a visitar las principales calles donde se centra el comercio, supongo que caminaré bastante por lo que debo vestir algo cómodamente para el recorrido. Tomo del armario un pantalón tiro alto, una blusa de encaje rojo; manga corta, y no pueden faltar mis botas. El cabello me lo recojo en una trenza. No me gusta usar mucho maquillaje así que solo me coloco un poco de brillo. Satisfecha con mi apariencia salgo de mi habitación. Al bajar las escaleras, veo a Mondrag y a mi padre hablando. Los dos hombres se giran al percatarse de mi presencia. 

—¡Te ves hermosa! —exclama mi padre.

—Gracias papá, iré con Shani y Dragfor al pueblo. ¿Estás de acuerdo?

—¡Me parece una excelente idea!

—Perdón que interrumpa —interviene Mondrag quién me está mirando con el ceño fruncido—, pero no estoy de acuerdo que Eire salga, hace poco perdió el control por una broma absurda.

Mi rostro se pone rojo por la rabia, no puedo creer que él esté opinando sobre lo que puedo o no hacer, ya solo eso me falta, que se crea con derechos sobre mí.

—Me temo que Mondrag tiene razón —analiza mi padre—, pero ya te di mi palabra y no voy a retractarme. —Su atención se dirige al guerrero—. Mondrag, ya que tú eres el que ha dado su opinión, te pediré que acompañes a mi hija, dejaremos la reunión para otro momento.

Antes de que yo proteste, mi padre se da la vuelta y me deja sola con Mondrag; que a juzgar por su rostro no está feliz con la idea. 

Me dispongo a ignorar el hecho y continúo mi camino, en el momento en que paso a la par de él, siento que me sujeta del brazo. Mi pulso se acelera ante su tacto, me giro quedando a unos escasos centímetros de su rostro, su mirada es tan penetrante que me pone nerviosa. 

—Como bien escuchaste deberé seguir siendo tu niñero —se queja—, tengo un ejército que liderar, pero como la niña quiere salir a dar un paseo, debo posponer lo importante.

—Por mí, puedes irte a dónde te dé la gana —replico—, fuiste tú quien se metió en donde no te llamaban. Y por si no lo sabes, me sé cuidar sola, sin mencionar el hecho que iré en compañía de Shani y Dragfor.

—Hace no mucho estabas con la misma compañía a punto de incendiar los establos —recrimina mientras se acerca un poco más a mí.

Me muevo incómoda tratando de liberarme de su agarre, pero él no me suelta. Mi anillo empieza a emitir destellos, hilos de luz verde serpentean atando mi brazo con el de Mondrag causando un hormigueo que recorre toda mi piel. Al parecer él aún no se da cuenta, de pronto mi presión arterial se acelera, siento como si mi sangre fuera la lava de un volcán haciendo erupción.

—Mondrag, suéltame —susurro asustada al ver que sobre mi piel se está formando una especie de tatuaje en forma de runas en tonos rojizos.

Él reacciona y me suelta, en el mismo momento que dejo de sentir su contacto, las marcas desaparecen. Levanto mi vista, al hacerlo me percato que los ojos de Mondrag han cambiado a un tono rojo. Mi corazón se acelera, doy un paso hacia atrás. Él parpadea y sus ojos vuelven a su color habitual.

—¿Qué fue eso? —cuestiono soltando el aire que sin darme cuenta había sostenido.

Mondrag da un paso hacia mí, pero yo también me alejo ya que tengo miedo de lo que sentí.

—Eire yo... lo siento —dice evadiendo mi pregunta.

—¡Lo sientes! es todo lo que dirás, acabo de ver que algo se formaba bajo mi piel, el poder de mi anillo se volvió loco al sentir tu tacto, estoy segura que esta vez no fui yo. Y tus ojos...

—¿Mis ojos, qué? Fue solo tu imaginación —interrumpe. 

—¿Qué? ¡No me he imaginado nada!, estoy segura de lo que vi.

—¿Sentiste miedo? ¿Crees que me puedes llegar a temer si descubrieras que no soy lo que ves?

—¿Quién eres Mondrag?

—¿Qué crees que soy Eire? 

Mi corazón empieza a palpitar con fuerza, sé que tengo la respuesta, pero no hay palabras para poder decirlo.

—Amiga, te estamos esperando, los caballos ya están listos —anuncia Shani.

Cuando me giro para enfrentar a Mondrag, ya ha desaparecido, pero… ¿cómo es posible? Hace unos segundos lo tenía enfrente. 

 

***

Shani y yo, llegamos a la puerta principal, de aquí partiremos hacia la ciudad de Eirlea. Tres hermosos caballos nos esperan, pero ninguno de ellos es Ónix; al parecer ahora no está dispuesto a llevarme a la ciudad. Al recordar el incidente me da un poco de vergüenza, pero ahora sé que tampoco estaba loca y según me han explicado, tenemos una conexión, ya tendré tiempo de averiguar cómo funciona. Estoy tan inmersa en mis pensamientos que no lo ví llegar, hasta que mi hermoso caballo color azabache resopla, levanto mi vista y sonrío al verlo trotando con elegancia hacia mí. 

Shani ahoga un grito de sorpresa. 

—Por lo visto no te dejará montar sobre otro caballo —asegura Dragfor



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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