Es realmente mágico, un sueño hecho realidad. No puedo dejar de mirar el cielo y deslumbrarme con lo que veo. Las luces danzan de una forma tan majestuosa y creo escuchar la melodía que el viento toca para ellas.
—Esto es hermoso Ian —le digo mientras tomo su mano—, realmente hermoso.
Estamos sentados afuera de la cabaña que él alquiló para nosotros, es pequeña y muy acogedora. Las luces de la aurora boreal se ven majestuosas desde aquí. Sostengo mi vaso de chocolate con mi mano libre y bebo un poco. Siento que estoy en algún extraño sueño, siento que esto no puede ser real.
—Gracias —le digo.
Es muy silencioso aquí, pacífico y también muy frío. Ayer cuando llegamos me costó un poco acostumbrarme al frío y aún sigo sin acostumbrarme del todo.
—Me alegra que te guste —me dice Ian mientras me da un beso en mi cabeza.
Me encanta, ¿cómo no podría gustarme? Es un sueño hecho realidad. Por años me tocó ver desde la acera como mis sueños se desvanecían entre mis manos, como alguien venía y los hacía pedazos, pero ahora, este sueño parece crecer y fortalecerse más y más. El sueño de un felices para siempre parece tan real que me asusta. Me da miedo despertar y descubrir que todo fue solo un sueño, que nada pasó en realidad. Pero mis miedos se desvanecen cuando me despierto y veo la sonrisa de Ian, siempre se despierta antes que yo y parece cuidar de mí hasta que me levanto. A veces me despierto y lo escucho tararear alguna suave canción, a veces me hago la dormida solo para escucharlo y sentir como acaricia con cariño mi cabello cuando cree que duermo.
En algún momento me quedo profundamente dormida en el hombro de Ian. Cuando me despierto estoy sola en la cama. Me siento y llamo a Ian, pero no responde, es extraño porque casi siempre él está a mi lado.
Me paro y me abrigo todo lo que me es posible. Él no pudo ir muy lejos. Cuando salgo de la habitación toda la cabaña esta ilumina por unos pequeños faroles de papel dorado. Es hermoso y me quedo un momento admirando eso y pensando en que instante Ian hizo todo esto. Empiezo a caminar siguiendo los faroles que llevan a la parte trasera de la cabaña. Cuando abro la puerta contengo la respiración cuando veo más faroles iluminando un camino, formado por margaritas que me guía hasta algo que no puedo vislumbrar con claridad. Empiezo a seguir el camino y todo resulta aún más mágico con la aurora boreal de fondo brillando en el cielo. Cuando llego al final del camino hay un proyector que al encenderse muestra una foto mía, y yo sonrió por eso, me veo muy bien en esa foto. Después de un momento empieza a sonar You raise me up, no puedo evitar llorar de emoción al saber que encontró la música.
Él realmente lo hizo, no me mintió. La música suena mientras en el proyector salen varias imágenes de nosotros: riendo, conversando, basándonos, bailando. Cuando la música termina el proyector se apaga, pero la música vuelve a sonar y a unos pasos junto al proyector se encienden unas luces en el suelo que dicen "Te quieres casar conmigo" contengo la respiración y me giro para buscar a Ian que esta justo detrás de mí, arrodillado sosteniendo una pequeña caja negra con un hermoso anillo de compromiso dentro. Es un anillo de ensueño.
—Y cuando el cielo se colapse y la muerte nos abrace, seguiré pensando en ti. Porque siempre has sido mi amor, porque no puedo imaginar mi vida sin ti, porque todo es por ti y siempre será por ti. Emma, siempre has sido mi amor, mi leal compañera, mi fiel amante y quiero que me permitas estar contigo por el resto de mi vida e incluso después. ¿Me harías el honor de casarte conmigo?
Empiezo a llorar de felicidad, no puedo evitar llorar de emoción. Sé que él no se irá, Ian no me va a dejar porque me ama, él me ama tanto como yo lo amo a él. Junto a Ian no tengo que tener miedo a salir lastimada.
—Hasta que el cielo colapse y la muerte nos abrace, mi amor, seguiré pensando en ti —repito sus palabras mientras trato de contener las lágrimas—, porque nada me haría más feliz que ser tu esposa. Sí, por supuesto que sí acepto.
Me lanzo a sus brazos y él me hace girar mientras sonríe. Juntamos nuestras frentes y disfrutamos de este íntimo y mágico momento. Me da un casto beso en los labios mientras me deja en el suelo para poner el anillo en mi dedo.
—Pensé que nunca me lo pedirías —le digo.
Ian se empieza a reír.
—Quería que fuera perfecto e inolvidable.
Miro el anillo y vuelvo a sonreír, David se va a caer para atrás cuando le cuente esto y vea este anillo.
—Deberíamos huir y casarnos en las Vegas igual que Annie —digo para mí, pero Ian me escucha y se ríe.
—No tenemos prisa, tenemos todo el tiempo del mundo —me da un beso en la frente—. Además, creo que una boda en las Vegas fui suficiente para mi madre.
Tomo las manos de Ian entre las mías.
—Cuando era niña no creía en los cuentos de hadas, sabes, jamás soñé con un felices para siempre pero ahora creo que me puedo permitir soñar —le digo con una enorme sonrisa en mi rostro—. Cuando escuché esa música ni siquiera te conocía, pero te imaginé y eres mejor que en mis sueños. Tú me elevas y me haces tocar el cielo, me dejas brillar y tratas siempre de iluminarme más. Eres mi hogar y mi paraíso personal, te amo tanto y ahora no te vas a poder escapar de mí porque estamos comprometidos —le enseño el anillo y él sonríe—, por toda la eternidad.
Él suspira y toma mi rostro entre sus manos.
—Si supieras lo solitario que me sentía antes de conocerte, si supieras cuanto tiempo esperé por ti, si supieras la forma maravillosa en la que cambió mi vida la noche en que te conocí. Si supieras cuanto significas para mí, lo importante que es este momento y lo feliz que me haces —besa mi frente—. Te amo, Emma, con todo mi ser.
Nos abrazamos y una suave melodía empieza a sonar, aquella música que él escribió para mí en nuestro primer aniversario. Empezamos a bailar lentamente, mientras nos miramos a los ojos, yo podría mirar por siempre sus ojos y quizás lo haga, quien sabe, tenemos todo el tiempo del mundo.
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Editado: 12.07.2022