El amor no conoce de géneros

8

Sara Pov

Hoy se casaba mi jefa. Admito, que la idea no me causa mucha gracia. Sigo pensando que Rebe merece a alguien mejor.

Como tú
¿Que pensamientos son esos?

Terminé de vestirme y esperaba que llegara mi amiga, para poder ir a la ceremonia.

Opté por con un vestido sencillo color beige con poco escote, cabello suelto planchado, maquillaje sin exagerar, la verdad no me gusta hacerlo, solo cuando es en ocasiones importantes. Tacones medianos.

Por suerte no tardó mucho en aparecer.

—Sari, Sari... estas para comerte hasta el ultimo huesito— comentaba con una sonrisa ladina.

—Babosa. Mejor vamos.

—Te la podría dejar — solo negué, con ella no se puede.

Llegamos a la recepción. No se encontraba lleno. La pareja había decidido tener una boda privada sin muchos invitados.
Nos sentamos en la parte de atrás.

Aún no entiendo porque tengo esta molestia, mi pecho se siente oprimido. Que extraño es todo lo que me pasa.
Admiraba la decoración de aquel lugar, colores sobrios, el centro donde se llevaría acabo la ceremonia estaba adornado con flores blancas. Pero todo paso a segundo plano cuando la vi.

Me centré en ella. Que hermosa le quedaba su traje. No usaba vestido. Pero no quitaba lo bella que se veía. Su ojos grises, su mirada penetrante, podría pasar por una mujer despiadada, sin embargo, era todo lo contrario.

Ojala su futura esposa la haga feliz.

—Sari, Sari. ¿Esa es la amiga de tu guapa jefa?— aparecía Nat dañando todo.

—Si. ¿Por qué?— respondí algo molesta.

—Es la misma con la que me acosté y dejé botada.

—¿Qué?. ¡Te acostaste con Laura!

—No sabía como se llamaba, ni que era abogada. Lo que si tengo claro, lo buena que es la cama.

—Ni el nombre le sabías — contesté sorprendida. Cómo te acuestas con alguien sin saber algo fundamental.

—Para lo que fuimos hacer, no necesitábamos nombres — sonrió perversamente.

—No cambias.

—Silencio. Ahí viene la novia... Vaya bombón que tiene tu jefa

Mire para donde veía ella. Y sí, no se podía negar lo hermosa que era. Su vestido se amoldaba a su cuerpo, tenía elegancia y sonreía a Rebe. 
Mire a mi jefa y también le sonreía.

Que enamoradas están.

Comenzó la ceremonia, todos veían emocionados a la pareja. Yo aun sentía ese malestar que no entendía porque pasaba. Cuando se dieron el sí, y se besaron.

Miré a un costado.
Se habían casado...

—¿Por qué tienes esa cara?

—No tengo mas

—Vamos Sari, dime. A mi no me puedes engañar.

—Ya dije que nada. Solo me emocionan las bodas.

—Tu cara no muestra emoción, pero esta bien. Hoy disfrutemos.

—Si, claro.

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La novias comenzaron a bailar, las personas vitoreaban a su alrededor.

—Cambia esa cara, van a pensar que no te agradó la boda.

—Perdón— estaba bailando con mi amiga. Pero no podía quitar mi mirada de ellas.

Hasta que alguien gritó, cambio de parejas y yo, terminé bailando con Rebe, Valería con su padre, mientras que Nat con Laura.

—Hola

—Hola— respondí con una sonrisa.

—Te ves muy linda— me sonroje

—Lo mismo digo. Felicidades por su matrimonio.

Bailábamos de una manera lenta. Yo tenía mi mano en su hombro mientras que sus manos descansaban en mi cintura.

Que bien se sentía.

—Te diste cuenta de ese par — me volvía hablar. Mire hacia donde ella miraba y las vi.

—Me acabo de enterar de lo que pasó entre ellas.

—En serio, yo igual. Me sorprendí cuando me lo contó.

—Me pasó lo mismo. Nunca lo imaginé.

—Hay que admitir que hacen bonita pareja.

—Si, ¿pero cree que podrían tener algo?. Ya sabe porqué lo digo.

—Entiendo. Nada es imposible, quizás ella sea la indicada.

—Solo el tiempo lo dirá — sonreímos. Que fácil era perderse en sus ojos.

Lástima que terminó la canción y nos separamos. Un vacío sintió mi cuerpo cuando retiró sus manos.

Me asustaba, tratar de entender lo que me sucedía.

—A ti te gusta tu jefa— me sorprendió.

—Que pregunta para mas tonta— repliqué, es un absurdo. Pensé.

—No pregunto, estoy afirmando. Esas miradas que le das, no engañan a nadie. ¿Por qué no me contaste?

—Estas loca— murmuré

—Yo no te voy a juzgar. Confía en mi.

Sentí tanta presión en mi pecho que no me quedo de otra.

—Esta bien. Algo me pasa con ella, pero no sé qué.

—Mas claro que el agua, no podría ser. Te gusta; tus atenciones, tus miradas, todo te delata amiga.

Bajé mi mirada.

—No tienes porque ponerte así.

—Es una mujer.

—¿Y? Amor es amor. Si te gusta esta todo bien. Es una mujer hermosa a cualquiera le gustaría. Si yo tuviera la oportunidad, ya me la hubiera cenado.

—No hables así de ella— la miré molesta.

—Celosa y todo. Vaya que te pegó — sonrió.

—Merece respeto, nada mas.

—No te enojes, yo respeto lo ajeno. Además, a mi me gusta la amiga. Aunque no me perdone por dejarla en el hotel.

—Las vi bailar, qué te dijo.

—Quiso huir, pero la agarré fuerte. Nadie se me escapa.

Me sorprendí, Laura la mujeriega mayor, queriendo huir, que locura.

—¿Qué mas pasó?.

—Por suerte no te gusta el chisme— reímos.— Le pedí disculpas, y la invité a salir, pero me rechazó.

—Sigue molesta— respondí.

—No me importa, yo no ruego a nadie. Por muy hermosa y buena que sea en la cama

Pero como miraba a Laura daba a entender algo diferente.

Rebecca Pov

Ya no había vuelta atrás, acababa de casarme. Espero que para toda la vida.

—No pensé que lo harías.

—Estando aquí, no podría hacer nada más.

—Te felicito Becky. Espero seas feliz con esa.— Pasarán años tras años y jamas le caerá bien.

—Te vi bailar con Natasha. ¿Arreglaron su asunto?— tenía curiosidad por ese par.

—Me pidió salir, pero me negué — su respuesta me sorprendió, no es de rechazar mujeres.



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En el texto hay: romance, lesbico romantico, lgbt+

Editado: 06.11.2022

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