Archie camino hacia ella, cada paso que daba, dejaba un gran estruendo hasta que llego hacia esa borracha mujer.
─ ¿No?... Querida tía alcohólica...
Amalia no se dejo intimidar por la presencia de su sobrino y siguió gritando con todas sus fuerzas. Por una razón no tan valida, ella bebió mas de lo que podía aguantar para ir al palacio a pedir una explicación sobre una personita que la ha hecho enojar.
─ ¡¡Mi hijo me ha traicionado!! ¡Y ha dejado su trabajo por culpa de un sueño inútil! ─ Dijo enojada ─ ¡¿Porque permitió tal petición?!
─ ¡Eso no es razón suficiente para que usted, marquesa Bennet, venga al palacio a una hora temprana a provocar disturbios! ─ Reclamó Margaret quien aun mantenía a la joven bajo sus brazos.
─ La emperatriz tiene razón ─ Hablo Archie ─ Doble sus rodillas ante la señorita Amalia y pídele clemencia ya que de ella dictara tu sentencia ─ Dijo con tono glacial.
─ ¡¿Cómo que sentencia?! ¡¡Yo soy la primera hija del difunto emperador y la primera princesa de este inmundo imperio!! ─ Afirmo nuevamente aun insultando su nación.
─ ¿No oyó lo que le dije anteriormente, marquesa de la Casa de Bennet? ─ Cerro mas la distacia que tenia con su tía ─ Su titulo de "primera princesa" fue reemplazado por "marquesa" cuando se caso.
─ ¡¿Pretende decirme que...?! ─ Se callo al sentir la amenazante aura sobre ella.
─ Si, pretendo decirle que ya no tiene la autoridad de antes. Ahora su autoridad y poder es semejante a la de una semilla de mostaza ─ Se alejo de ella ─ Amalia Thompson, ¿cuanto daño ella te ha hecho?
─ Ella... ─ Dijo con voz temblorosa. Amalia miro a la marquesa accidentalmente, esta le responde con una amenazadora mirada que la inquieta ─ ¡Ella...! ...no me ha hecho nada grave... ─ Bajo la cabeza.
─ Tan perturbada esta que no puede decir el maltrato que han ejercido en ella ─ Dijo la emperatriz ─ Su majestad, el emperador, exijo una orden de arresto contra esta mujer ya que ha levantado su mano contra mi dama de compañía ─ Miro al emperador, su esposo, para que le concediera su petición.
─ Concedido... ¡Guardias! ─ Grito y estos entraron tras el llamado ─ Llevársela y quedara encerrada durante dos días. Si sigue comportándose de mal manera, aumenten cinco días a su condena ─ Dijo marchándose de la sala mientras los guardias sujetan a la marquesa para llevársela ─ Y doy orden de silencio a todo el palacio, informen a los demás y la persona que no obedezca... será castigado en gran manera.
Archie se fue de la habitación, seguido de la marquesa quien los guardias la sujetan con fuerza, Margaret ve con enojo a Amalia Bennet por haberle hecho mal a su joven criada. Amalia Thompson quien tiembla debido a su reciente trauma, no puede ni ponerse de pie y la joven y apenas coronada emperatriz, la ayuda a levantarse y sentarse en el sillón de al lado. Ella no quiere dejar a la pobre niña sola pero su vestimenta le exige que se ponga otra ropa ya que la tela con la que fue hecha su bata es delgada, el largo camisón ya se notaba ¿que podría hacer? Si se quedaba mas, los rumores empezarían y su reputación que ha construido de buenas apariencias y costumbres desaparecería.
Un vestido blanco y sencillo salio de la nada y con su caída cubrió la cabeza de la joven emperatriz quien esta sorprendía. Margaret la de ojos claros, miro hacia arriba para ver quien le ha traído el vestido. Sus ojos no lo podían creer, es su esposo quien le trajo el sencillo vestido.
─ Ve a ponerte el vestido. Su bata se le ha adherido a usted como una segunda piel ─ Dijo levantando a su esposa del suelo ─ Yo me quedare con la señorita Amalia Thompson hasta que regrese.
Margaret dudo por unos segundos pero al final se decidió, improviso un vestidor en la sala ya que no podía salir, los guardias y sirvientes están afuera cumpliendo sus deberes. El emperador para respetar a su esposa, se coloco dando la espalda a su mujer que se esta cambiando de ropa. Amalia imitó al emperador, le dio la espalda a su emperatriz hasta que ella terminara de cambiarse su vestimenta.
Ella no tardo mucho en cambiarse, Archie y Amalia Thompson ya podían verla.
─ Amalia Thompson, ¿aun no quieres decidir la condena de la marquesa Bennet? ─ Pregunto Chapman.
─ Ya su majestad, el emperador, le ha puesto tras las rejas. No debo de pedir mas a usted, mi señor ─ Contesto Amalia con timidez.
─ Bien ─ Dijo para marcharse ─ Sigue acompañando a la señorita Thompson hasta que se le vaya el temor.
─ No tenia planeado hacer nada mas que esto, su majestad ─ Contesto Margaret.
El emperador Chapman camino por todo el palacio hasta las celdas subterráneas debajo de su propiedad, justo abajo de su oficina. Guiado por las suaves luces de las antorchas, se sumerge en la espesa oscuridad que hay en este horrible lugar. Mientras el va pasando por celda en celda, se aprecia los cadáveres de los ex-prisioneros que en el pasado estuvieron vivos cadáveres mutilados y asesinados a manos de sus antiguos compañeros, esqueletos esparcidos por todos lados en el rígido suelo, algunos cuerpos aun están en estado de descomposición, el repugnante olor ha estado encerrado durante años, sin manera de escapar, impregnado entre los muros de hormigón pretensado. Archie agarro una linterna para alumbrar lo poco que faltaba para llegar a la ultima celda donde el asqueroso olor de los muertos esta mucho mas impregnado entre las paredes, tanto que podría hacer vomitar a una persona quien no esta acostumbrado al olor.
Al llegar, Archie deja la linterna en el suelo, miro a su tía quien esta reprimida en una esquina tapándose su nariz con ambas manos, evitando tocar el cadáver de un preso debió que la celda es diminuta, solo con la capacidad de mantener adentro una persona.