Recuerdo que a finales del años 2.005 mientras estaba en mi trabajo, entró al local un cliente que al instante le reconocí y era uno de mis amigos de mi época del colegio, Edgar su nombre.
Yo le dije:
¡Amigo como estas!, ¡si te acuerdas de mí!, ¡soy Manolo tu amigo del colegio!
Él me contestó:
¡Claro!, ¡cómo no me voy a acordar de tal enigmático y misterioso amigo!
Aquel chico que estaba en el último pupitre del aula y que siempre venía vestido de negro entero con audífonos puestos en las orejas escuchando esa música metal pesada que siempre la escuchaba, mientras los profesores al frente de la clase dictaban clases, tu siempre estaba en tu mundo. Y nosotros tus compañeros de clase conversando en voz baja a cerca de tus comportamientos como esos seres góticos salidos de un cuento de horror, jajaja, jajajaja.
Mientras conversábamos recordando los viejos tiempos, fue hace mucho tiempo que no platicaba con nadie de esa manera, en cierta forma me sentí aliviado de que alguien asome en mi vida para sentirme un poco acompañado.
Al pasar los días, Edgar venía al local ya que además de conversar y reírnos un poco, su residencia era muy cercana a mi trabajo, por lo tanto él no tenía mayores problemas en venir de cierta manera continua al trabajo.
Dialogábamos de nuestras vivencias del colegio, cuando comenzamos a escuchar a fondo la música metal-rock, nos deleitábamos en aquella música. Metallica, Ozzy, Megadeth, Sepultura, Kreator, Exodus, Fear Factory, Pantera entre otras grandes bandas del metal. Y que decir de Jimmy Hendrix, Janis Joplin, The Beatles, The Rolling Stone, Led Zeppelin, Black Sabbath, Deep Purple, Judas Priest, AC DC, The Doors, Pink Floyd, Santana, Kiss, Bon Jovi, Titanic, Gran Funk, Ten Year After, ZZ Top y muchos más.
Esta música era todo para nosotros, tanto así que hasta el amor de las mujeres nos era indiferente, el rock-metal lo era TODO.
Discos, cassettes, CDs, vídeos, camisetas negras con estampados de Metallica o Megadeth, ropa oscura, posters, revistas; en fin, éramos unos verdaderos metaleros o sea lo llevábamos en nuestras venas.
Recuerdo con Edgar las veces que íbamos a los conciertos de rock, claro solo tuvimos el privilegio de ver pocas bandas en nuestro país, debido a que esta pequeña nación donde residimos es un país del tercer mundo, y bandas de renombre internacional no se fijaban en naciones como la nuestra. Además que muy pocos verdaderos rockeros existían aquí y los demás eran noveleros o recurrían a música bailable o nacional.
Por eso tenían razón en no venir a realizar conciertos, esta cultura nacional era pobre al igual que su economía e imagen internacional. Tristemente estas grandes bandas iban a Brasil, Argentina, Chile y unas pocas veces a Colombia.
Nuestro gran consuelo era escuchar su música solo por audio o en videos de sus mega conciertos. Donington Park, The Moster of Rock, Rock in Rio entre otros grandes festivales.
Yo de manera personal siempre desde que tuve 14 años y escuché por primera vez "The Unforgiven" de la banda Metallica, quedé impregnado con su música, desde ahí en adelante empecé a coleccionar todo lo referente a esta gran banda de los años 80s y mediados de los 90s, donde se destacaban por su metal pesado y sus voces potentes. James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammet, y Jason Newted y como no recordar que a mi manera personal a Cliff Burton que fue el más grande bajista de todos los tiempos, superando a otros grandes del bajo como Steve Harris de Iron Maiden, Geezer Buttler de Black Sabbath o John Paul Jones de Led Zeppelin, entre otros titanes más.
Además de esto recordamos también a nuestros panas, a ese grupo pequeño que al pasar el tiempo se hicieron también rockeros. Fui yo el primero en el curso que llevé el rock y el metal a los demás compañeros de clase, de los 20 jóvenes varones que éramos en el aula, 13 se hicieron metaleros.
Por último las chicas, no puedo negar que aunque no tenía interés en relaciones sentimentales, hubo un chica muy guapa llamada Tania, la conocimos con Edgar antes de entrar a quinto curso.
Recuerdo que fue un día bien soleado en la mañana que fuimos con Edgar a una biblioteca para ver algunos libros, donde fuimos a consultar unas tareas que nos mandaron de vacaciones para entrar a quinto curso, ahí fue donde desde lejos observamos a dos chicas, la una con cabello largo negro, blanca y agradable a la vista, la otra de cabello corto color castaño, mediana en estatura y un rostro como los ángeles del cielo.
Tanto Edgar como yo nos quedamos impresionados al verle a ella.
¿Cómo es posible dijo Edgar que en este país exista una chica así de tan hermosa?
Si es muy raro ver a alguien así de hermosa por acá. Ya que en esta nación son muy pocas las mujeres lindas, no es como en Europa, Estados Unidos, Rusia, Venezuela, Colombia, Argentina o Australia que hay unas mujeres impresionantes con rostros angelicales y cuerpos muy esbeltos.
Yo le contesté a Edgar:
-No niego que esta chica es muy linda pero tú sabes que no me interesan las amistades con las féminas, aunque sean así como esta mujer.
-¡Manolo! por alguna vez en tu vida fíjate en una chica. ¿Que acaso no te gusta el rostro?, ¿sus labios?, ¿su voz? ¿Su sonrisa?, ¿sus atributos físicos? Lo hermoso que es hacer el amor con una nena, saborear de todos los frutos del paraíso que poseen ellas.
-Estás loco mi amigo Manolo.
No estoy loco Edgar, sino que ya no depende de mí, no me atraen las chicas, me gusta ser una persona muy solitaria y esa es mi naturaleza, no me agrada estar dependiendo de una mujer, soy independiente, soberano y autónomo de mí mismo.
Yo Manolo con esa pinta que tienes, tuviera un montón de mujeres, hasta para regalar a los panas.
Espero algún día no te arrepientas cuando sea demasiado tarde y te quedes solo, en la más absoluta soledad, cuando los años te vengan encima, tu familia ya no esté contigo ni tampoco tus pocos amigos, ahí vas a valorar el amor de una mujer, pero eso será demasiado tarde y el mismo destino que Narciso el de la mitología griega así has de terminar.
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Editado: 02.01.2021