Hablé conmigo, preso de la noche.
Y me dije "nunca la dejes de amar."
Aunque ella me dejó sin intenciones.
De que un día yo quisiera regresar.
Olvídate.
Que ya olvidaste tus promesas.
No te queda bien.
Decir que no fue culpa nuestra.
Tan difícil es.
Tan difícil es.
Que volvamos a intentar.
Maldita sea la hora en que mi amor se reencontró, con esa, tu autocompasión. Quisiera yo, pedirle a Dios, que te dé un minuto o dos para que puedas recordar todo lo que una vez tuvimos.
Y es que tus besos se demoran en llegar hasta mis labios; y los tuyos, amargados, me separan de su gusto y me revelan que para no ser injustos ya no basta estar solamente conmigo.
Yo todo te dí.
Todo te dí.
Pudimos ganar.
Y solo yo perdí.
Hablé contigo, preso de la duda
Y quizás volviste a aceptar mi perdón.
Aunque esta confesión sea inoportuna.
Por lo menos quiero pensar en los dos.
Ven y búscame.
Mis pies ya no quieren seguirte.
Aunque anhelen correr.
Detrás de tu rechazo firme.
Y yo muero por ver.
Me muero por ver.
Que no volverás jamás.
Ahora dime cómo puede ser que mi querer, no ha llegado a complacer todo lo que querías tener, lo sé bien, me equivoqué, pero ¿en serio es suficiente para que dejes de amarme?
A veces se me da por observar nuestra silueta, dibujada en las aceras, cuando andabas de mi brazo, y yo ralentizaba el paso para que en ningún momento, se te ocurriera soltarme.
¿Hoy por qué te vas?
¿Me dejas atrás?
Yo solo te amé.
¿Me vas a olvidar?
¿De veras es mucho pedir que no me sueltes fácilmente? Que demuestres que me quieres en tu vida y que después de todo no seré una condenada página incompleta, en lo que para mí es un libro.
Ven y dime que me amas, que también tu te arrepientes, enséñame a ser suficiente; evita que quiera perderte. No se trata de las tardes que estuvimos separados, sino el sueño que compartimos.
Mis letras se están cansando de que no las correspondas, que no sean más que sombras en tu lecho de oraciones, que desechas junto a las millones de ocasiones en las que te he pedido que vuelvas.
Maldita sea, te odio como odio las mañanas, que suceden a las vidas que en mi mente me esperaban, junto a ti en un par de historias que tu ausencia hizo que se vuelvan historias incompletas.
¿En serio te vas?
En serio te vas
Tan fácil te fue...
Dejarme de amar.