—¡No! ¡Basta! —Maia grita aterrada.
Julian golpea la mandíbula de Archer, la cual truena horrible, seguro se la quebró.
No me muevo de mi lugar, al parecer nadie ha notado mi presencia aquí, ambos machos se golpean haciendo un escandalo en la sala, me abstengo que detenerlos porque sé que no se matarán, no mientras yo tenga la daga.
—¡Archer! —Maia intenta gritar, puedo verla tastabillar hacia atrás, luce más pálida que de costumbre. Ninguno la escucha continuando con su pelea absurda. —Arch…
Pierde la voz, parpadea varias veces enfocando la vista, parece estar a punto de desmayarse.
Suficiente.
Separo a ambos gorilas sin dificultad, logro llegar a Maia en dos pasos, toco su frente con la palma de mi mano, esta fría.
Julian no separa la vista de Archer, Archer mira a Maia alarmado, Maia me mira a mí con los ojos ligeramente abiertos.
—¿Qué le pasa? —Archer suena consternado.
—Tu le haces daño—Julian sentencia.
—Yo no…—intenta refutar, pero las palabras de Julian lo dejan pensando. Retrocede unos pasos creyendo por un segundo que tiene razón y es él quien la está lastimando.
—Solo estoy cansada—interviene Maia llamando la atención de mi amigo, evitando que se aleje más.
—Cuando te dije que te la llevaras no me refería a que la trajeras aquí.
—No sabía a dónde más llevarla, además, esta más segura aquí contigo que en cualquier otro lugar.
—¿Segura que estás bien? —encaro a Maia fijando sus ojos en los míos segura de que me dice la verdad.
—Si—responde en un suspiro, la comisura de su labio se eleva formando una pequeña sonrisa. —Gracias por salvarme, Eve.
—No fue nada, pero tengo...
—¿Qué te paso? —Julian me corta, se acerca a mí viendo la sangre en la ropa.
—Nada, estoy bien—trato de esquivarlo, pero él no me lo permite, sostiene mis hombros girándome, busca mis heridas con el ceño fruncido, concentrado.
—Julian…
—Se te abrió de nuevo—no esta nada contento.
—Estoy bien—intento alejarme, pero el me lo impide una vez más.
—Podrías dejar de ser tan testaruda y dejar que te cure—gruño fastidiada, puedo ver a Archer tratar de ocultar inútilmente una sonrisa.
No me gusta que él vea este lado de mí, puede darle ideas erróneas. Pero, una vez más, el Julian cariñoso y preocupado logra nublar mi juicio ganando esta batalla.
—Esta bien, pero no he terminado con ustedes dos—señalo a mi amigo y a Maia. Lo mejor es que ella descanse y hablar las cosas con más calma.
Ambos hacen el ademán de irse, antes de que Julian los detenga de nuevo.
—No puedo dejar que se vaya con él.
Archer pone los ojos en blanco hastiado.
—Él esta conmigo, Julian, confió en él. No le hará nada—le explico para que puedan irse de una vez.
—Pero…
—Confió en él—reitero.
No dice nada, se aparta para que ellos puedan pasar. Le dedica una mirada a Archer con advertencia. Espero a que ambos se vayan para poder hablar de nuevo.
—Por favor dime que te fue mejor que a mí.
—Quisiera poder decirte eso—apunta con la mandíbula al sofá, en una clara invitación para que me siente ahí. —La verdad no sabemos lo que está a punto de pasar, el cielo esta hecho un caos en estos momentos intentando averiguar los planes de Lucifer.
Por el tono que emplea entiendo que sugiere que yo sé algo que no le he contado.
—Te he dicho todo lo que sé. Subimos a la tierra con la principal idea de abrir el portal y subir a todos los demonios, eso es todo. No sé de qué otra manera pueda él subir.
Asiente inspeccionando la herida en mi abdomen. No entiendo cómo, ni de dónde lo saco, pero regresa con las cosas necesarias para volver a limpiar mi herida.
—Por favor no hagas que se habrá de nuevo.
—No puedo prometértelo.
Deja de nuevo un beso en mi abdomen con cariño.
—¿Por qué haces eso?
—Porque no me gusta verte herida—vuelve a dejar otro beso esperando que eso ayude a sanarme. —No creas que no me he dado cuenta que no estás curándote, me preocupa.
—Si lo hago, pero lento. Todo esto esta consumiéndome más de lo que creí.
—Necesitas descansar.
—Lo que necesito es arreglar el desastre que ocasioné.
—¿Explícame cómo planeas hacerlo? ¿Acabando primero contigo?—se levanta del suelo sentándose a mi lado, sostiene mi mano en la suya acariciándola con las yemas de sus dedos. —Entiendo porque te culpas, y entiendo porque sientes que tienes que arreglar esto.
Recargo mi cabeza en su hombro deteniéndome un segundo para respirar y disfrutar de este momento juntos.
—Hice demasiado mal Julian, solo quiero revertir eso, no quiero seguir lastimando a los humanos con mis errores.
—Lo resolveremos—besa mi mano. —Estoy contigo, no tienes que cargar todo esto sola.
Elevo el rostro encontrando su mirada, sus ojos resplandecen en tonos azules y grises revolucionando todo mi interior. Lo beso queriendo estar así con él para siempre, sin problemas, ni miedos. Pero una voz no me deja tranquila, el final se acerca, puedo sentirlo.