Espero ver a los humanos correr por todas partes asustados, pero no, actúan como si nada estuviera pasando. El relinchar de un caballo llega a mi oídos, aunque no puedo verlo, sé que está aquí.
—Está pasando—escucho la preocupación en su voz.
—Lo sé—digo recordando cual es primer jinete en pisar esta tierra.—Tenemos que sacar a los humanos de aquí antes de que...
Unos gritos me callan, corro siguiendo el sonido, llego a la tienda viendo a un hombre amenazar a la cajera, ordenándole que le entregue todo el dinero que hay en la caja. Un niño a su lado mira al hombre llorando de miedo, él voltea a verme sobre su hombro.
—No te mueves o le disparo—amenaza sin mover la pistola.
—Tranquilo—alzo las manos.
Julian entra por la puerta de atrás, rápido entiende la situación, se mueve con precaución hasta el hombre, se gira para seguir amenazando a la humana, llamo su atención para distraerlo, si se de la vuelta verá a Julian acercarse.
—Te dije que no te movieras—apunta el arma a mí.
—No tienes porque hacer esto—trato de razonar con él.
Rápido caigo en cuanta que eso es inútil, siento la presencia de Guerra en la tienda, él hombre no esta actuando del todo por su cuenta, Guerra esta interferiendo en esto. Tengo que cambiar mi táctica.
—Dispara—lo incito, frunce el ceño confundido—¡Dispara!
Cierra los ojos moviendo el dedo indice hacia el gatillo para disparar, me muevo antes de que la bala logre golpearme, Julian lo sostiene por detrás poniendo su mano en su cabeza, dejándolo inconsiente. Agarra el arma del suelo tirando las balas, para después patearlas lejos.
El susurro de alguien recargando una pistola nos sorprende, la mujer detrás de la caja sostiene el arma apuntando hacía Julian. Abre la boca para hablar y detenerla, pero mis pies ya están en movimiento. Dispara justo cuando logro golpear sus brazos, tirando el arma al suelo. Toco su cabeza dejándola inconsciente.
—Pero que espectáculo tan estimulante—escucho una familiar voz cerca de mí.
El niño a mi lado sale para poder verlo, nos observa con una sonrisa maliciosa en su rostro, sus ojos oscuros trasmiten una malignidad que te hace temblar de miedo, lo reconozco de inmediato.
—Tú—murmuro.
—En cuanto te vi entrar pensé que me reconocerías, pero estabas tan ciega por proteger a estos humanos que ni siquiera te diste cuenta de mi verdadera cara—se burla mirando a los humano en el suelo, se acerca a la puerta con intenciones de salir.
—No puedo dejar que te vayas—sentenció preparándome para su ataque.
—Buena suerte tratando de detenerme—Julian trata de detenerlo, pero él desaparece antes de que logre tocarlo.
En el fondo sé que el pequeño espectaculo que montó fue solo una demostración de lo que hará.
No puedo creer que no lo reconocí, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que lo vi, que ya no recordaba su apariencia.
—Tenemos que irnos—Julian me dice sacándome de mis cavilaciones.
Miro a los humanos aún inconscientes, me aseguro que no hay más armas en el lugar antes de salir.
*_*_*_*
Encuentro a Archer en la casa tan pronto abro la puerta.
—Evelyn...—intenta informarme de Guerra.
—Lo sé—lo corto, no hay necesidad de que me diga nada.—Tengo que hablar con Maia.
No puedo seguir postergando la charla, tengo que saber que quieren con ella, puede que me ayude a detener la ascensión de los demonios.
—Estoy aquí, Eve—dice saliendo de la nada, sus ojos se ven agotados, y tiene manchas oscuras, su piel luce más pálida. Me acerco a ella preocupada.
¿Qué demonios le está pasando?
—Estoy bien, Eve—intenta sonreir, pero no llega ni a ser una media sonrisa.
—No lo estás, mirate. ¿Qué tienes?
—Pesadillas—se limita a contestar.
—A tenido sueños con respecto al apocalipsis, se pusieron peor desde que el portal fue abierto.
Exhalo antes de hacer la pregunta.
—¿Por qué te están buscando?
—No lo sé, apenas hace unos días me entere que soy mitad demonio...
—¡Qué!—Julian se acerca impactado por la noticia.
—Nadie más de mi familia tiene sangre de demonio, no entiendo porque yo sí—continuá.
—¿Eres adoptada?—niega con la cabeza.—Maia...
Empiezo a decir, Archer niega con la cabeza para detenerme. Para tener sangre de demonio su madre tuvo que estar con uno, es decir, su padre no es quién cree que es.
—Aún me cuesta creerlo, pero no puedo negar lo que tengo en la sangre, ¿cierto?—una capa de agua invade sus ojos.
Me quedo callada sopesando nuestra situación.
—¿En que piensas?—Julian se acerca sosteniendo mi hombro.
—He consultado tu caso con Miguel...—comienzo a decirle a Maia.
—¿¡El ángel Miguel!?—dice impactada.
—¿Qué te dijo?—Archer custiona nervioso.
—Aún no tengo noticias de él, pero considero que lo mejor es que no te separes de ella, tengo el presentimiento de que es una pieza clave en todo esto.
—¿Yo?—Maia alza ambas cejas.
—Esos demonios no te secuestrarían para nada—digo ahorrándome el detalle quién fue Lucifer el que encomendo esa tarea. —Tenemos que irnos.
—¿A dónde?—mi amigo pregunta.
—Guerra esta aquí, seguro los humanos ya empezaron a actuar.
—¿Guerra?—Maia intercambia miradas entre Archer y yo.—¿No te estarás refiriendo al jienete del apocalipsis?
Asiento sin emoción.
—¿Cómo lo detendremos?
—¿Detendremos?—custiona su novio frunciendo el ceño.—Tu te quedarás aquí, ya la oíste, es peligroso si algún demonio te vé.
—Para ti es peligroso hasta ir al baño—se queja cruzándose de brazos.—Tenemos que ayudarla.
—He dicho que no, necesitas descanzar.
—Estoy bien.
—Estás débil—esas palabras la enojan más.
—No soy débil.
—No quise decir que fueras débil—gruñe mi amigo con desesperación.
De pronto se siente incomodo estar en la habitación con ellos discutiendo. Miro a Julian para que me diga que hacer, él se encoje de hombros igual de indeciso.