"Cuanto más lento el beso, más rápido el latido del corazón"
Lucien
Una vez mas la puedo volver a ver, el manzanero se volverá mi lugar favorito si eso implica que siempre la veré aquí. Como siempre ella espera sentada en la banca, solo que esta vez esta distraída escribe en un cuaderno, es agradable verla tan concentrada que ni siquiera se percata que estoy a lado suyo.
—¿Qué escribes angelito?
Ella levanta la vista para verme mientras me siento a su lado, me sonríe y vuelve a ver su cuaderno.
—Solo tomo notas para un ensayo de lectura de clase, para mejorar nuestra lectura comprensiva.
—¿Y qué lectura tenías que leer?
—Paraíso Perdido — sus ojos azules vuelven a verme y al notar que no tengo ni idea de que me hablar ríe —Sabia que no lo conocerías, es un poema, de hecho, habla un poco sobre ti.
—¿Sobre mí?
—Claro, el infame ángel caído.
—¿Enserio leíste todo un poema sobre Lucifer para clase? — sonrió.
—Claro que no, no todo era sobre Lucifer, tampoco lo lei todo por que es demasiado largo y aburre después de un tiempo.
Intento ocultar mi sonrisa, pero no funciona mi seriedad en este momento.
—¿El poema cuenta algo interesante sobre mí?
—Nada muy bueno — asegura la veo jugar con su mano tratando de evitar voltear a verme, pero le acaricio su brazo logrando llamar su atención. No estoy seguro porque, pero necesitaba tocarla es solo un simple contacto físico, pero no pude evitar no hacerlo. Ella me voltea a ver mis dedos en su brazo luego levanta la mirada hacia mí. Estamos lo suficiente cerca para poder apreciar sus facciones, tan cerca que puedo olerla mejor, tan cerca que quedo maravillado con su belleza y tan cerca que con un pequeño acercamiento podría probar el sabor de su boca.
Aunque estaba tentado hacerlo ella se alejó primero, en su cara parece que mi cercanía también le afecto.
—¿Por qué me invitaste al baile Lucien?
Esta cambiando el tema, por lo visto se volvió una situación incómoda para ella. Me reclino de nuevo en la banca colocando mi brazo detrás de ella aun que no la estoy tocando, desearía hacerlo. Relajo mis hombros y miro a un persona pasar mientras respondo.
—Por que quise.
—Sigo sin entender
—No tienes que entenderlo ángel. Solo te quiero conmigo en la fiesta ¿No quieres ir conmigo?
—No es que no quiera
—Entonces ven conmigo — vuelvo a pedir.
—Falta un mes todavía para la fiesta de medio año.
—¿Y?
Ella ahora con mejor humor me vuelve a mirar y continúa hablando.
—Bueno, seguiremos conociéndonos, tú me conoces mejor y yo te conozco mejor durante todo este mes, y tres días antes veremos si aún sigue tu interés por mí, y si yo acepto o no ir contigo.
Interesante, le gusta volver las cosas complicadas al parecer, si piensa que así me alejara piensa mal, no le tengo miedo a un desafío.
—¿Es un reto angelito?
—Tómalo como quieras, y ya dije que dejaras de llamarme angelito.
—Me gusta llamarte así en especial si te molesta.
El color rosa empieza a pintar sus mejillas, pero frunce su ceño y aleja mi mano que lentamente ha ido cayendo a sus hombro. Hemos hecho un trato, y soy muy bueno para los tratos. No se lo que me causa esta chica con su rostro divino, terquedad y timidez agresiva, pero me atrae, de eso si estoy seguro. Y la quiero, la quiero para mí.
(...)
Así pasaron unos cuantos días, ella y yo reuniéndonos en sus momentos libres, sin nadie mas que nosotros para hacernos compañía por un par de horas en nuestro lugar de siempre. Pero hoy... hoy es diferente. Por que cuando ella no esta como siempre suele estar, es una persona puntual y no me causa buena espina que no haya llegado. Reviso mi celular buscando si acaso ella me envió un mensaje donde dije algo del por que no a llegado, si se retrasó, o cancelaria el día de hoy no sé, pero prefiero pensar que simplemente se retrasó.
Me siento en la banca y veo mi celular mientras sigo esperando. Al cabo de unos minutos un mensaje de ella aparece en la pantalla.
Hola, lo siento hoy no puedo ir no me siento muy bien.
Pero levanto la mirada y ahí esta la silueta de ella con el teléfono en mano, se da cuenta que la veo y se da vuelta para huir. Me apresuro y logro alcanzarla, se arrepintió de venir hoy y no tengo idea por qué. Me preocupa, me preocupo aun mas cuando veo que en sus lindos ojos están húmedos de lágrimas y rojos como si estuvo llorando por un largo rato.
—Hey — analizo su mirada triste y en mi interior crece preocupación, no suelo preocuparme por nada ni nadie, pero definitivamente me preocupo por ella — ¿Qué paso?
Ella no contesta, solo me sigue mirando, debe estar pasando mil cosas por su mente y deseo que me cuente cada una de sus preocupaciones. No sé si debería abrazarla para que deje de llorar o mejor no por si la hago sentir peor para ser honesto no estoy seguro que hacer en este tipo de ocasiones y es frustrante.
Todo se detiene en un instante cuando ella se tira hacia mi cortando toda distancia y dejando que nuestros labios se conecten. Es un beso dulce que me toma de imprevisto sus manos en mi mejilla comienzan a irse, pero la regreso de nuevo hacia mi intensificando el beso la abrazo de la cintura saboreando sus labios como si fuera un delicioso dulce, porque si, ella sabe jodidamente bien.
Sus manos paran a mi hombros y empieza a alejarme, pero lo evito atrayéndola de nuevo a mí, necesito seguir probando de sus besos.
Por favor Davina no te alejes aun
Sin embargo, deja de corresponderme y sigue empujándome a lo que me obligo a soltarla. La miro y sus labios están hinchados y amo saber que es por mí. Su expresión ya no esta triste, pero parece estar arrepentida.