Davina
No nos habíamos canteado del sitio. Infierno estaba realmente cabreado con lo que Kaito había dicho, y le entendía. Acababa de afirmar que uno de sus hombres le estaba traicionando, la mafia alemana no tuvo un buen año con tantos ataques sorpresa, eso no incentivaba nada en la reputación que les precedía, y que ahora le viniesen con eso podía provocarle una ira explicable.
No obstante, era algo bastante creíble, es decir, en muchos de los ataques de estos meses atrás, e incluso el del hospital de hacía unos días, los turcos estaban ahí esperándonos como si supiesen nuestra ubicación exacta. Lo que da de pensar que quizás sí que haya alguien de gran confianza chivándose de las posiciones en las que nos encontrábamos.
- ¿Quién se supone que es? – Musito entre dientes Jakob.
Mis manos seguían posadas en el pecho de Raynard, sonrojada las baje sin apartar mi cuerpo del contacto del suyo, era agradable sentir el calor que irradiaba hacia mí.
- No lo sabemos, pero tenemos una grabación. – Saco el móvil y se acercó hasta donde estaba Jakob. – Esta encapuchado.
Raynard en dos zancadas estaba al lado de su amigo mirando atentamente las imágenes que le estaba mostrando Kaito en su móvil. La mandíbula de Diablo se apretó a medida que los segundos pasaban, mire a Molly quien me miraba con los ojos abiertos asintiéndome con la cabeza.
Había un traidor.
Pero, ¿quién? Tenía que ser de los hombres de confianza de ellos. Subordinados nombrados jefes de los hombres que tenían, y de esos solo tenían dos.
Igor y Andreu.
Fruncí el ceño alejando esos nombres de mi cabeza, ellos no podían ser. Eran fieles a sus jefes, tanto que habían puesto su vida en peligro por Infierno y Diablo. No tenía ningún sentido.
- Mist, mist. (Mierda, mierda). – Gruño Jakob revolviéndose el pelo bruscamente. - Ich wearde diesen Mistkerl finden und töten. (Pienso encontrar y matar a ese hijo de puta.)
- Wir werden. Aber jetzt wartet deine Frau dort auf dich, Bruder. Ich kümmere mich morgen darum. (Lo haremos. Pero ahora tu mujer te está esperando ahí hermano. Mañana mismo me pondré a ello.) – Lo que fuera que le dijo Raynard le apaciguo, pues abrió sus manos relajando los músculos de estas.
- Sie haben Recht. (Tienes razón.) – Giro su cuerpo hacia mi amigo japones. – Mañana me gustaría que tuviésemos una reunión en mi casa.
Note como le costó pedir aquella cosa hacia Kaito, sabia de sobras que todavía no confiaban totalmente en su mafia, pero estaba segura de que acabarían haciéndolo. Estos nueves meses fue mi mejor amigo, es verdad que al principio me costo confiar en él, pero poco a poco se gano formar parte de mi vida. Le quería, le quería de verdad, muchas veces me era imposible no compararle con Derek por como me trataba. Me consideraba su amiga, su hermana, y eso era algo muy grande.
- Bien. Nos vemos mañana por la mañana. – Kaito asintió haciéndole un gesto a sus hombres para que le acompañasen.
Mire de reojo a Molly, podía ver la guerra interna en sus ojos, no sabia si ir hacia los japoneses o quedarse ahí con Igor. No obstante, yo tenia claro que iba a hacer en ese mismo instante. Me separe del grupo y comencé a andar hasta los japones, note como me agarró Raynard sutilmente, este se había apretado más de la cuenta, y aun así me soltó dejando ir hacia mis amigos. Kaito me miraba con una pequeña sonrisa, esa sonrisa ladeada tan típica de él. Abrió los brazos rodeándome por completo, me apretó contra él con fuerza. Suspiré cansada, Kaito me había estado escuchando durante días y días, había sido mi psicólogo, amigo e incluso saco de boxeo cuando tuve ataques de rabia al principio del todo. Sus métodos al comienzo cuando me estaba enseño a luchar no eran muy amigables, hizo que la rabia contenida sobre Landon y Derek saliese a golpes, golpes hacia él.
Me separé lentamente de él notando el cuerpo de su mano derecha a su lado.
- Yo también quiero. – Rodé los ojos ante Daiko.
Solté una carcajada abrazándole de vuelta. Dejo un beso en mi mejilla antes de susurrarme.
- No sabes como me esta mirando tu hombre. – Bufé apartándole con una sonrisilla.
Al estar de espaldas al resto no podía verles la cara. Me acerque para murmurarme por lo bajo.
- No tienes remedio. – Este me guiño un ojo divertido.
- Todavía estas a tiempo de irte con este mafioso en vez con él que tienes a las espaldas. – Negue varias veces con una sonrisa.
- Daiko... - Le advirtió su amigo.
Este levanto las manos divertido dando unos pasos atrás.
- Nos vemos mañana Ángel. – Asentí caminando hacia atrás, observando como se quedaba mirando a alguien detrás de mí, le guiño un ojo junto con una sonrisa.
Era a Molly.
Igor siempre le ponía problemas a Molly para estar juntos, le tenia aprecio, pero la verdad que me gustaría que se enamorase de Kaito.
Sin embargo, el corazón va a su puto rollo y se enamorada de quien le sale de las narices.
Vi cómo se subían a sus vehículos y un coche de los nuestros les marcaban el camino de salida. Me quede ahí quieta viendo como se alejaban por el camino que llevaba directamente a la gran verja de entrada a la finca de los alemanes. Solté el aire de los pulmones paseando la palma de mis manos por ambos costados de mi vestido. Una mano se poso en mi espalda baja llamando mi total atención, gire mi cuerpo quedándome cara a cara con Diablo. No sabia en que momento Jakob y el resto habían desaparecido, pero en ese mismo instante solo estábamos ambos en aquel claro donde adornaba una hermosa fuente. Lo cierto es que nunca vi esta zona de los terrenos que formaban la finca, hasta ahora.
- ¿Tuviste algo con Daiko? – Arrugue la nariz por la manera en la que me soltó la pregunta.