- ¿Quién... es ella?... ¿ Quién es Anna?...¡¿Qué está pasando?! - preguntó asustada Anaciel.
Hazar la tomó de los hombros por detrás y le dijo -Tranquila, entiendo que puede ser confuso, pero ella eres tú en tu vida anterior - sonrió
- ¿Señor que hará ahora?, ¿Desea seguir con el plan? - preguntó el Espectro.
- Claro Arza, ve y has los preparativos. Quiero que se haga lo más pronto posible - respondió satisfecho.
- Entendido señor - dijo por último y se retiró.
Anaciel había quedado helada, sentada dentro de la jaula, no podía terminar de comprender la situación. El Diablo tomó asiento a su lado y acariciando su rostro suspiró - Veo que sigues asustada, puedo explicartelo si lo deseas preciosa -
Ella sólo lo observó en silencio sin poder decir una palabra.
- Me miras igual que Anna la primera vez que nos encontramos... esos hermosos ojos verdes, brillantes, llenos de incertidumbre y temor...-
- ¿Quién es Anna?...-
- Esto fue hace mucho tiempo... cuando solía ir al mundo humano para divertirme. Las mujeres humanas son hermosas, atrevidas y algunas lujuriosas, pero no hay nada más atractivo para un Diablo que un ser inocente y puro... Anna era una humilde muchacha de un pueblo que visitaba, era joven, de cuerpo pequeño pero esbelto y de una inocencia que me volvía loco... era perfecta.
Habíamos cruzado palabra sólo un par de veces, era tan pura que no me atrevía ni a tocarla, hasta que un día lo hice. La cortejé, insistí una y otra vez hasta que finalmente la hice mía. Creí que tenía la situación bajo control, pero luego me di cuenta que quien me había hecho suyo era ella...
Esa dependencia hacia Anna me asustó, no quería aceptar que yo, un poderoso príncipe del infierno, hubiese caído prisionero del amor de una niña... quería dejar de verla, pero de sólo saber que me esperaba cada noche era suficiente para correr hacia ella. Así que intenté que se alejara de mi asustándola, una noche le revelé que era un Diablo, pero al verme lo único que dijo es que mis verdaderos ojos eran mucho mas hermosos... ¿Cómo podría no quererla?, decía amarme tal cual era, no tenía escapatoria.
Entonces tomé el único camino que me quedaba, simplemente desaparecí, la abandoné sin decirle nada.
Traté de olvidarla con otras mujeres, en otros lugares, pero fue imposible, seguía tan viva en mi como el primer día. Cuando decidí volver por ella descubrí la fragilidad de los humanos... pues había fallecido producto de una enfermedad.
Si núnca la hubiese dejado tal vez podría haberla salvado. Sentí que el corazón se me partió, pero decidí esperarla en su siguiente vida.
La busque entre los humanos, incluso en el mismo infierno, y ahora que te veo todo tiene sentido, un ser tan inocente sólo podía reencarnar en un ángel - sonrió Hazar
- Pero... yo no soy ella...-
- Claro que lo eres, es increíble como un alma, aunque pase de cuerpo en cuerpo, conserva la misma esencia...
En cuanto te vi supe quien eras, los mismos gestos, personalidad, todo -
- Yo... no sé quien eres... -
- Eso no es importante para mi, yo a ti sí te conozco y es suficiente. Supongo que debo agradecerle a cierta persona, de no ser por él nunca te hubiese encontrado je je - rio con ironía
- ¿Y qué harás conmigo ahora?, ¿Acaso me tendrás aquí encerrada por siempre? -
- No, tengo mejores planes para ti... te convertiré en un demonio -
- ¿Qué...?
- Lo que oíste preciosa, con mi sangre Arza hará una posión y te volverás un demonio, así ya no tendré que preocuparme de que los ángeles vengan por ti. Serás mía para siempre -
- Estás loco...-
- Ja ja ja!, Claro que estoy loco!, hace años que estoy loco por ti... ¿imaginas lo que sentí cuando volví a buscarte y sólo encontré una lápida?..- le dijo mientras se acercaba más a ella mirándola con sus ojos brillantes.
Anaciel intentó evadirlo pero él con un sólo movimiento de su mano la obligó a recostarse en aquella jaula.
Hazar se abalanzó a medias sobre ella y le susurró - ¿Sabes cuál fue tú único pecado?, robar el corazón de un Diablo... cuando amamos somos esclavos de nuestros sentimientos, al punto tal que haremos cualquier cosa por tener lo que queremos, incluso perseguirlas en cien vidas -
Sin poder moverse, estaba limitada solo a escucharlo en silencio. En un momento Hazar tomó su rostro con ambas manos y la besó intensamente, ella quedó impactada por tal acción.
- No sabes como extrañaba la sensación de tus labios dulces...- le dijo apenas separados por unos centímetros, luego bajó lentamente por su cuello - y tu piel tan suave, es como la recordaba... despierta viejos y salvajes deseos en mi... pero aún no, ya tendremos tiempo para eso preciosa - sonrió.
Anaciel respiró aliviada - Déjame ir, estás en un error... no soy ella -
El Diablo se puso de pie - Ja ja no estoy equivocado, soy consciente de lo que digo y hago... No quisiera tener que dejarte encerrada, pero como aún te resistes, no quiero que cometas una locura en mi ausencia - le dijo y cerró la jaula - Ya te perdí una vez, no dejaré que pase de nuevo...- terminó y se retiró de la habitación cerrando una enorme puerta atrás de él.
La joven ángel seguía asustada, pero se decía a si misma que no tenía tiempo para llorar, necesitaba encontrar la manera de salir de allí.
Al los minutos que Hazar se fue, ella recuperó nuevamente el control sobre su cuerpo. Intentó todo lo que estaba a su alcanze, pero aquella jaula era un cubo perfecto de cristal que no podía romper.
El tiempo siguió corriendo y Anaciel pasó de la determinación por escapar a la aceptación con tristeza de su destino, ya que no veía forma de salir, poco a poco iba perdiendo la fe.
Hasta que en un momento comenzó a oir fuertes ruidos que venían de afuera, no podía distinguir que era, pero parecían ser gruñidos y pisadas que cada vez se sentían más y más cerca. En un momento la puerta se abrió con violencia y entraron dos enormes perros del infierno que asustaron terriblemente a Anaciel, nunca antes había visto criaturas así de feroces. Lentamente se fueron acercando a la jaula, ella no podía dejar de mirarlos con lágrimas en sus ojos por el miedo, hasta que en un momento distinguió la figura de un hombre que se acercaba deprisa. Parecía gritar su nombre, pero no podía escucharlo bien, y al verlo en detenimiento pudo notar que, al igual que Hazar, tenía cuernos en su cabeza, se trataba de Noré.
Para ella era un completo desconocido, su única certeza es que era un Diablo y por alguna razón se lo veía desesperado. Con la empuñadura de su espada, Noré golpeó repetidas veces el cristal hasta que logró romperlo - Anaciel, vamos! - exclamó él.
- ¿Quien eres...? - preguntó ella desconfiada.
- Eso no importa ahora, he venido a sacarte de aquí. Ven conmigo por favor - insistió.
La ángel, sin más opción, decidió tomar su mano y juntos salieron corriendo por los pasillos del lugar escoltados por aquellos feroces perros.
En su camino se interponían los demonios sirvientes de Hazar - ¡Belzet al frente!, ¡Zero detrás de nosotros! - ordenó el Diablo. Noré controlaba a los perros como si fuesen soldados de ataque y así abrirse paso hacia la salida.
En un momento fueron rodeados por un grupo de temibles demonios que buscaban hacerse nuevamente con Anaciel - Señor Noré devuelva el ángel, le pertenece al Señor Hazar - dijo un sirviente principal.
- Núnca, ella vendrá conmigo - respondió lleno de determinación.
- Lo siento, pero no podemos dejar que se la lleve -
- Entonces enfréntenme, si se atreven -
Las criaturas avanzaban hacia él - Belzet, Zero, protejan a Anaciel! - terminó por decir el Diablo y se enfrentó a los demonios con su espada en la mano derecha y la otra totalmente desarmada.
La fuerza y destreza que desplegaba eran impactantes, Noré era un guerrero formidable, al igual que sus hermanos, un soldado del infierno.
En medio de la adrenaliana un pensamiento atravesó su cabeza, Anaciel no conocía ese lado salvaje y violento de él, temió que al presenciar eso ella le tuviese miedo. Pero rápidamente se dijo a si mismo que ya no era importante si le temía, mientras pudiese sacarla sana y salva de allí.
El enfrentamiento duró apenas unos minutos, Noré había resultado victorioso y rápidamente escapó del palacio de Hazar. Al salir del mismo se dirigió a las enormes puertas que estaban por fuera del lugar, una llevaba al primer reino, el del orgullo, mientras que la otra al suyo, el infierno de la ira.
Su intención era ir hacia el reino del orgullo, pero aquella puerta estaba sellada con una poderosa magia. Así que sin más opción, y viendo que otros demonios venían por ellos, decidió volver a su reino ya en la compañía de Anaciel.
Atravesaron la puerta y él velozmente la cerró con su magia para que más nadie pudiese cruzar.
Podía escucharse como las criaturas intentaban atravesar sin éxito, agitado, Noré resoplaba de alivio ante la mirada de una Anaciel aún confundida por la situación.
Con todo lo sucedido él ni siquiera había tenido la oportunidad de hablarle de manera apropiada, se acercó a ella con esa intención, pero al verla se dejó llevar por la emoción y la abrazó con todas sus fuerzas - No sabes cuanto deseaba volver a abrazarte... moría por tocarte una vez más... mi ángel...- dijo con ternura.
Anaciel se sonrojó, y en un susurro preguntó - Quién...eres?...-.
Mientras tanto en algún lugar del quinto infierno, Hazar se encontraba en el templo del Espectro, entregando su sangre para conjurar la posión - ¿Con esto será suficiente? - preguntó el Diablo, dejando caer la sangre que brotaba de la palma de su mano.
- Sí señor, se lo aseguro - respondió Arza.
En ese momento se hizo presente el quinto príncipe y guardián de la Codícia, Salomón - Así que aquí estabas - dijo mientras veía a Hazar cerrar su herida.
- Que sorpresa Salomón, ¿qué te trae por estos rincones? -
- Este es mi territorio, es normal que me interese si veo movimientos extraños, y más si se trata de ti Hazar...-
- Sí!, ¿y ahora que tramas Hazar? Je je - Rio una voz desde la oscuridad, era Kalir, sexto príncipe y portador de la Gula.
- ¿Tú también Kalir? - se sorprendió Hazar.
- ¿Y qué esperabas?, todos hablan de que regresaste de afuera con un ángel en tus brazos, quiero saber más al respecto. Tú y Noré núnca dejan de entretenernos, ¿verdad? Ja ja - rio con sarcasmo.
- ¿Un ángel?, así que finalmente lo hiciste... la trajiste hasta aquí - continuó Salomón.
- Así es, ¿Lo dudabas? - sonrió Hazar.
- De ti ya nada me sorprende, pero si estás en este lugar es por que tramas algo más. ¿Comprobaste que se trata de ella? -
- Sí, es ella, es Anna -
- ¿Y que piensas hacer ahora? -
- La convertiré en un demonio, es la única forma en que los ángeles no podrán quitarmela -
- ¿Convertirla en un demonio?... ¿sabes que ella puede morir verdad?... si fuese humana sería posible, sus cuerpos son más maleables, pero en un ángel su naturaleza divina buscará rechazar la maldición y moriría en el proceso... -
- Sí, sé que es una posibilidad -
- ¿Y qué harás si eso sucede?, eres consciente de que Noré te matará si algo le ocurre a ese ángel, ¿Es lo que estás buscando? -
- Ja ja, no me interesa pelear con mi hermanito, si logró convertirla en un demonio será mía y si muere de todos modos su alma ya me pertenece, haga lo que haga Noré está batalla ya la he ganado -
- Bueno, de todos modos es como si estuviese haciéndole un favor al tratar de convertirla, de quedarse como un ángel no sobrevivirá en este lugar por la atmósfera del infierno, a menos que la tengas encerrada en una de tus jaulas - dijo Kalir.
- Así es -
- Sí llegase a morir, ¿me dejarías comer su corazón?. Los corazones de las mujeres hermosas son deliciosos, pero núnca he probado el de un ángel ja ja - preguntó con sinismo Kalir.
- Ja ja, te aprecio Kalir pero estas demente, jamás te dejaría ponerle un sólo dedo encima, viva o muerta ella es mía - respondió intimidante Hazar.
- ¿Por qué haces esto Hazar?, ¿Por qué vas tan lejos? - interrogó Salomón.
Hazar hizo un breve silencio y reflexionó - Por qué estoy desesperado Salomón... ahora que la he vuelto a encontrar siento que si no la tengo me muero... ustedes no lo entienden por que no saben lo que se siente, ni siquiera yo termino de entenderlo... Sólo sé que el cuerpo me lo pide, los recuerdos me abruman... con sólo verla se despierta toda clase de emociones en mi... y si Noré quiere quitarmela tendrá que matarme, si es que puede... - declaró Hazar con una mirada llena de fuego...
Continuará...