El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Rustem: Capítulo 1

Luego de que Vittorio y Zafira sellaran su matrimonio con un emisario del infierno en el mundo humano, este comenzó a dividir su vida entre ambos mundos como prometió pero con ello también despertó cierta soledad en el ser menos pensado, su hermano Rustem.

El Diablo más joven inevitablemente se había vuelto más unido tanto a él como a Noré y al verse sólo la mayor parte del tiempo en el Infierno no podía evitar de cierta forma extrañar pasar más tiempo con ellos.
Noré era el centro de sus bromas y burlas en tanto que Vittorio era con quien lograba tener conversaciones más profundas y en muchas ocasiones consejos acertados.

Rustem a primera vista podía parecer poco serio y despreocupado pero cuando se trataba de cumplir sus deberes como príncipe era increíblemente aplicado, lo que lo llevaba a realizarlos con eficiencia y velocidad pero también a tener mucho tiempo libre, por ello, además de sus visitas nocturnas a los pueblos humanos, iba a los hogares de sus hermanos y al observarlos en esos ámbitos un sentimiento empezó a nacer inocentemente en él, la envidia.

A pesar de que las responsabilidades de los infiernos podían ser pesadas y a veces hasta requerían de usar la fuerza física para imponer autoridad, cuando veía a aquellos Diablos en manos de sus esposas podía notar como su duro semblante cambiaba a uno de una profundidad emocional que él desconocía.

Por las enseñanzas recibidas de Loxur sabía que los Diablos eran de naturaleza pasional, pero aquello sólo lo percibía por completo cuando veía a Noré y Vittorio, dos seres bestiales, capaces de destruir territorios enteros, que se desarmaban en los brazos de sus amadas, y eso es lo que deseaba experimentar, encontrar una mujer que despertara en él esas virtudes salvajes y pasionales.
Pero aquello se le había vuelto difícil de cumplir pues, sin querer, en su cabeza se había fijado una expectativa de mujer y eso sólo provocaba la decepción al no encontrarla en las tantas señoritas que seducía. 

Un día en que sus hermanos coincidieron en ir al Infierno, Rustem se hizo presente en el reino de Noré, donde ambos se encontraban, para invitarlos al pueblo al que concurría habitualmente

- ¡Vamos, acompañenme esta noche al pueblo! - insistió Rustem.

- ¿Sí recuerdas que ya tenemos esposas verdad? - deslizó Noré.

- ¿Y eso qué?

- Que ya podemos imaginar como terminan tus noches Rustem, te desapareces con alguna mujer.

- Bueno, si la oportunidad se presenta no la voy a desaprovechar...

- ¿No te cansas de ir a jugar al mundo humano? - preguntó Vittorio.

- No, hasta que no me enamoré profundamente de una mujer no me voy a detener.

- ¿Por qué tanta desesperación? - indagó Noré.

- Es que ustedes dos me matan de envidia, es decir, ¿Cómo es posible que con lo extraños que son hayan conseguido esposas tan perfectas y yo no?

- ¿Qué quieres decir con extraños? 

- Tú Noré eres una bestia estupida y celosa y tu Vittorio un amargado silencioso y aun así son tan afortunados...

- ¡¿A quién llamas bestia estúpida?!

- Pues a ti ¿a quién más?

- ¿Y qué es lo que quieres en una mujer?... - continuó Vittorio.

- Quiero una Anaciel.

- ¡¿Qué?! - se sorprendió el Príncipe de la Ira.

- Sí, Zafira es preciosa pero definitivamente Anaciel es mi mujer ideal, dulce, amorosa, buena madre y sobre todo muy hermosa... no me cansaría nunca de mirar a esa mujer... - afirmó sin reparos el atrevido Diablo.

Noré no hacía más que apretar los dientes por celos y Rustem continuó 

- El problema es que ella te quiere demasiado... Dime diablo estúpido, ¿no tienes pensado morirte pronto? - preguntó con burla.

- ¿Por qué me preguntas eso?... - dijo Noré con un claro gesto de enfado en su rostro.

- Por que si Anaciel queda viuda yo podría casarme con ella.

- ¡¿Qué dijiste?!

- Piénsalo Diablo estúpido, soy la mejor opción, soy joven, ella me quiere y le caigo bien a tus hijos, es perfecto - afirmó sonriente.

- Bien mocoso... Parece que hoy te despertaste con un firme deseo de morir... - murmuró Noré a punto de explotar.

- Me sorprende que nunca te le hayas insinuado de esa forma a Petra... - comentó Vittorio.

- ¿Estás loco? Loxur es como un padre para mi, por ende Petra sería como mi madre, me conoce desde que era un niño, me vio crecer.

- Ja, ja - se burló Noré - Que curioso que lo menciones por que es exactamente como te ve Anaciel.

- ¿Qué dijiste? - preguntó Rustem.

- Eso mismo, Anaciel también te conoció cuando eras un mocoso, para ella sigues siendo un niño, no te ve como un hombre.

Rustem esbozó una pícara sonrisa - Eso es por que no me ha visto desnu-

- ¡Belzet! - lo interrumpió abruptamente Noré e hizo que el enorme perro se abalanzara sobre el Diablo más joven.

- ¡¿Qué haces idiota?! ¡Quítame esta bestia de encima! 

- Sí vuelves a insinuar algo así te juro que los últimos que te verán desnudo serán los demonios carroñeros cuando me deshaga de tu cadáver... - lo amenazó Noré visiblemente enojado.

- ¡Vittorio haz algo!

- No intervendré, esta vez cruzaste los límites, si hubieses hablado de Zafira por mi parte te hubiese arrancado los cuernos... así que ya sabes a que atenerte...

- Señor Noré - interrumpió el sirviente principal - ¿Podría venir un momento?, lo buscan por un asunto en el Reino.

- Está bien Garono, ahora mismo voy. Estás de suerte mocoso, luego acabaré contigo - dijo por último y se retiró en compañía de Belzet.

- Casi me aplasta con ese maldito animal... - comentó Rustem al verlo irse.

- ¿Para que le mueves la cadena al perro si no lo vas a soportar?... - respondió sarcástico Vittorio y continuó - Ahora, de verdad, ¿Qué fijación tienes con Anaciel?

- Eh?

- Por tu forma de ser es difícil tomarte en serio, pero puedo notar que de verdad aspiras a una mujer como ella...

- Claro que hablo en serio, me encanta Anaciel... para ser honesto siento envidia de ese Diablo estúpido... sus hijos son geniales, y ella es simplemente perfecta... yo tambien quiero tener algo así....

- Pero aún eres joven, ¿Por qué la prisa?...

- Por que cuando regreso de verlos a ustedes no puedo evitar sentirme sólo en mi palacio...

Vittorio se sorprendió por la sinceridad de su respuesta y Rustem siguió 

- Anaciel, Siry y Bastian me hacen sentir tan bien que no me dan deseos de regresar... no sé que es, no lo puedo definir, simplemente me divierto de una forma diferente, me siento tranquilo, y quiero eso para mi... ¿Está mal?

- No, pero sólo puedo decirte que si constantemente buscas en cada mujer que veas una Anaciel a primera vista te decepcionarás todo el tiempo, porque no te estás dando la oportunidad de ver más allá de cada una... 

- ¿Qué quieres decir?

- Que tal vez estás tan obsesionado de tener a determinado tipo mujer que no te permites descubrir que tal vez también te pueda gustar otro estilo de mujer... dime, ¿Por qué tiene que ser una humana? ¿Por qué no una demonio?

- Por que las humanas son dulces, suaves, simpáticas... las demonios son ariscas, agresivas... 

- ¿Y con cuantas demonios has estado para llegar a esa conclusión?...

- Con ninguna, prefiero no involucrarme.

- ¿Por qué?

- Ya te lo dije, mi meta es una Anaciel... Oh! ¿Sabes que sería perfecto? Un ángel...

- Debes estar bromeando...

- ¿Por qué no? Noré encontró una ¿Por qué yo no podría tener esa suerte?

- A veces me desconciertas... por momentos dices cosas tan profundas y otras tan estúpidas... ¿Tienes idea de lo ínfima que es la posiblidad de encontrar un ángel entre los humanos?... ellos por cultura tienen prohibido el bajar a la tierra humana...

- Ya lo sé pero aún así nunca pierdo la esperanza de que algún día me cruzaré con una linda angelita traviesa ja, ja! - dijo con una enorme sonrisa como lo caracterizaba.

Vittorio dio un suspiro 

- Bueno, ya me di cuenta de que no puedo contigo... 

- ¿Por qué me cuestionas a mi? Tú también te enamoraste de una humana...

- Sí, pero a diferencia de ti yo no lo busque, simplemente sucedió... ¿Entiendes?

Rustem lo miró con un gesto de confusión en silencio y Vittorio continuó 

- Esas cosas no se buscan, sólo suceden. Ni Zafira, ni yo buscábamos enamorarnos de alguien pero el destino nos cruzó... si insistes en seguir buscando una mujer puedo asegurar que nunca te será emocionante, pues las relaciones que se fuerzan no son especiales ...

- ¿Eso quiere decir que no me vas a acompañar esta noche?

- ¿Sí quiera escuchas lo que te estoy diciendo?

- Sí te oí, ¿No vendrás? - insistió.

- No. Mejor regreso a terminar lo mío para volver a casa con Zafira...

- Que buen hermano eres, yo abriéndote mi corazón y tú me presumes tu felicidad... detrás de esa pasividad eres de lo peor...

- Lo que tu digas Rustem... sólo trata de medianamente comportarte y no dejar a jóvenes embarazadas con las que no planeas casarte... recuerda que sólo nuestras esposas pueden tener a nuestros hijos...

- Sí, sí, ya lo sé - terminó por decir y se marchó.

Aquellos no había dado resultado, al final no pudo convencer a sus hermanos de acompañarlo, pero aún así no desistió de su idea de ir al pueblo humano y en la noche partió hacia allá.

Al llegar fue hasta un bar al que solía frecuentar con regularidad, con su sonrisa galante y sentido del humor enseguida atrajo la atención de las señoritas presentes y, aunque se sentía a gusto entre ellas, por alguna razón no podía sacar de su mente las palabras de Vittorio, llevándolo a sentir que al final nada era especial. 
Notaba que la rutina se repetía una y otra vez, ir al mundo humano, seducir a las damas y luego terminar en la cama de alguna para marcharse sin despedirse por no haber sentido nada más allá de una simple atracción.

Después de un par de horas terminó por retirarse sólo del lugar, recorrió un poco el pueblo y acabo tomando asiento en las mesas exteriores de una alegre taberna que invitaba a la gente con su música.
Distraído, admiraba la luna de aquella calida noche de verano mientras pensaba para sí 

- Ah... que molesto resulta ser recordar a Vittorio cuando dice cosas tan ciertas... es como la estúpida voz de la conciencia en la mente de cualquiera...- suspiró y una dulce voz lo sorprendió por detrás 

- ¿Estás sólo?... - preguntó.

Inmediatamente el Diablo volteó y se encontró con una hermosa joven rubia que le sonreía.
Al ser un pueblo pequeño, y por la cantidad de veces que había ido, Rustem tenía un mapa mental de las jóvenes del lugar, por ello estaba seguro que a esa muchacha era la primera vez que la veía por allí.

- ¿Puedo sentarme a tu mesa? - continuó preguntando.

- S-Sí - respondió nervioso, se sintió torpe por tardar en responder.

Ella tomó asiento frente a él y cuando Rustem la observó en detenimiento notó lo particularmente hermosa que era, definitivamente no se habría olvidado si la hubiese visto anteriormente.

- Te vi en la bar, parecías aburrido...

- Eh? Bueno, sí, algo así... - quedó pensando en que no había notado su presencia en el mismo.

- Mí nombre es Ananya ¿Y el tuyo?

- Soy Rustem...

- Rustem... que nombre interesante... suena gracioso al pronunciarlo - comentó risueña.

- ¿Tú crees?

- Sí... ¿Puedo pedir un café para mi también?

Rustem se sorprendió ante su proposición, era la primera vez que una mujer tomaba la iniciativa con él y por lo extraño de la situación no pudo evitar preguntar

- ¿Por qué una señorita como tú tomaría café en medio de la noche con un desconocido?...

- Mmm... Tal vez porque para mí no eres tan desconocido... hace tiempo que te observo... - respondió misteriosa y lo miró con unos hermosos y seductores ojos miel.

- ¿Qué?... 

- ¿Puedo?...

- Claro, adelante... - respondió algo dudoso y el cantinero le acercó un café.

Ella lo tomaba en silencio, Rustem se sentía algo incómodo, quería preguntar más cosas pero no se atrevía, su presencia lo intimidaba.
Cuando acabó, dejó la taza de lado y apoyó los codos sobre la mesa para sostener su rostro 

- Parece que quieres preguntarme algo... - deslizó.

El joven Diablo se sorprendió pero no lo evitó 

- Sí... ¿A qué te refieres con que hace tiempo me observas?... ¿Por qué?

- ¿Por qué? Porque me gustas... me gustas mucho... - respondió seductora.

- Eh? 

De repente otra vez la música invitaba a bailar

- ¿Podemos bailar? - le pidió ella.

- ¿Bailar? 

- Sí, por favor... te he visto hacerlo con otras chicas... yo también quiero intentarlo... - insistió.

Rustem esbozó una sonrisa

- Está bien, no me puedo negar al pedido de una dama tan hermosa... - respondió y tomó su mano para ir adentro.

Apenas entraron se dejaron llevar por la música, sus movimientos fluían de manera perfecta, ella esbozaba una enorme sonrisa, sus ojos brillaban hasta con cierta ingenuidad. Rustem se esforzaba por aparentar ser serio y galante pero cuando la música cambió a una más lenta se miraron profundamente. 
La joven se acercó más y terminó recostando su cabeza en el hombro de él mientras este aún le sostenía la mano.
El joven Diablo se sorprendió por su acercamiento, podía sentir su respiración pasando por su cuello y su pequeña mano acariciandole la espalda, inevitablemente se le aceleró el corazón.
Pero sus nervios llegaron al límite cuando ella le susurró 

- Es la primera vez que bailo con un hombre... - le confesó - sentía celos al verte con las otras chicas... pero es tal y como lo imaginé... me encanta...

Rustem giró apenas para mirarla y ella levantó la vista, provocando que sus labios se rozaran, pero la joven no se detuvo sólo en eso, se acercó más hasta robarle un suave beso.
Cuando se separaron él se mostraba sonrojado, había quedado encantado con aquel beso, ella dejó ver una pícara sonrisa, se acercó a su oído y una vez más le susurró 

- Ese también fue mi primer beso... lo guardaba para ti...

Con cada palabra los nervios en Rustem incrementaban, aunque se mostraba seductora en realidad le parecía una jovencita atrevida, algo ingenua y ansiosa por vivir sus primeras experiencias.
Cuando el Diablo estaba a punto de responderle ella lo sorprendió 

- Tengo que irme... 

- ¿Qué? ¿De verdad?

- Sí... ya es muy tarde...

- Déjame acompañarte...

- ¿Lo harías?

- Claro, no puedo dejar que una señorita camine sola por las calles a esta hora.

- Muchas gracias - le agradeció y salieron juntos de la taberna.

Aunque no parecía una joven para nada tímida y reservada Rustem insistía en ser un caballero con ella, le atraía mucho y estaba seguro de que quería volver a verla, por ende saber donde vivía era indispensable para él.
Y al llegar pudo apreciar que ella se quedaba en una posada cercana a la taberna.
Ambos se encontraban en la puerta de misma, preparados para despedirse, Rustem no quería irse sin al menos recibir un beso más pero ella terminó de sorprenderlo abrazandolo con fuerza y susurrandole 

- No quiero que está noche acabe aquí...

- Eh?... - 

Ananya lo besó nuevamente y mirándolo a los ojos continuó

- Ya no quiero dar más vueltas al asunto... quiero ser directa... quiero hacer el amor contigo...

El Diablo se sonrojó, estaba prácticamente sin habla 

- ¿Qué?... - respondió atónito por su actitud.

- Por favor Rustem... hace tiempo que te observo... Me gustas desde el primer momento que te vi... y yo no puedo venir mucho aquí... por eso quiero vivir cada momento al máximo... 

- Yo... no sé que decir...

- ¿No te gusto?...

- S-Sí me gustas pero...

- Entonces no lo pienses tanto... - terminó por decir y lo besó nuevamente pero esta vez llena de pasión, Rustem ya no se pudo resistir y se dejó llevar por la intensidad del momento terminado así en la habitación de ella.

En cuanto la puerta se cerró la joven demostró que no mentía cuando decía que lo deseaba, el Diablo estaba impactado de ver como tras su apariencia angelical se ocultaba un ser completamente apasionado, ¿Quien era esa joven tan misteriosa y cautivante? ¿A que se refería cuando decía que no podía ir mucho allí? Quería preguntarle tantas cosas pero en ese momento estaba decidido a dejarse arrastrar por ese huracán de sensualidad.
Era la primera vez que se sentía completamente satisfecho, sin desear que la noche acabase, todo había sido tan extraño e intenso que terminó quedándose dormido con ella en brazos.

Pero cuando despertó se sorprendió al encontrarse sólo en la cama, la cabeza le daba vueltas, enseguida el nombre de la joven vino a su mente 

- ¿Ananya?... - Preguntó, pero rápidamente notó que no había nadie en la habitación, empezó a cuestionar si todo había sido verdad, pero al verse casi desnudo se respondió a si mismo que sí.
Se puso de pie y se disponía a vestirse para buscarla pero al mirar el suelo en detenimiento se topó con unas cuantas plumas blancas en él y sobre la mesa encontró una nota que decía " Gracias por lo de anoche Rustem, existen muchas dificultades para nosotros, pero si de verdad disfrutaste de estar conmigo espérame, te prometo hacer lo posible por regresar... Ananya "

Al ver aquella nota y las plumas en el suelo inmediatamente un pensamiento atravesó la mente del joven Diablo

- No puede ser... - murmuró - Acaso... ¿se trataba de un ángel?...


Continuará...



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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