Los tres hermanos Diablos voltearon a ver y no disimularon su sorpresa
- ¡A- Ananya! ¡¿Qué rayos haces aquí?! - preguntó Rustem.
- Pues vine a ayudarte a completar la misión, no puedo dejar todo el trabajo de la concreción de nuestro matrimonio en tus manos - sonrió - seré tu esposa, es justo que comparta la responsabilidad.
- Pe-Pero...
- Sin peros, no regresaré hasta que salgamos juntos de esta.
- ¿Tú padre sabe que estás aquí? - preguntó Vittorio
- No... vine por mi cuenta...
- Ya lo suponía... Ven un momento Rustem - le pidió para hablar en privado - Rustem hazla regresar ahora mismo, esto es una locura, las Quimeras son enemigas naturales de los Grifos, lo único que los mantiene en paz es el reinado de los Diablos.
- Lo sé pero...
- ¿Qué crees que pasará en cuanto la vean? Se abalanzaran buscando devorarla...
- Ya los oí - interrumpió Ananya - déjenme decirles que no necesito que ningún príncipe me proteja, puedo defenderme perfectamente sola - dijo orgullosa mostrándo la lanza que llevaba con ella.
- ¿Entonces vas a pelear? - preguntó Noré.
- Así es, esta es la lanza de mi padre, un tesoro de la familia.
- Impresionante... - comentó Rustem al verla, era dorada y de un fino detalle en ella.
- ¿Verdad? Estoy muy emocionada, es la primera vez que salgo a una expedición así - dijo alegre.
- Déjame ver si entendí... - continuó Vittorio - nadie sabe que estás aquí, trajiste el arma de tu padre a escondidas y es la primera vez que realizas una misión así... ¿Entendí bien?
- ¡Exacto! - respondió sin inmutarse.
- Bien... es toda tuya Rustem, será tu responsabilidad ver que nada le suceda.
- ¡¿Qué?! - dijo atónito.
- Así que eran ustedes - irrumpió otra voz en la conversación, era Salomón, quien se acercaba a ellos.
- Salomón, ¿Qué haces aquí? - preguntó Noré.
- Este es mi Reino, nunca desatiendo lo que ocurre aquí. Estoy atento a cada movimiento fuera de lo común... ¿Qué hacen aquí? ¿Quien es ella? - preguntó ya de pie frente a ellos, cruzando sus brazos como de costumbre.
- ¡Hola! Soy Ananya, princesa del Clan de los Grifos y futura esposa de Rustem - sonrió - ¿Eres su hermano también? Vaya que de verdad todos son guapos - comentó divertida.
- ¿Una mujer Grifo?... ¿Tu esposa?... si que superaste mis expectativas, al paso que ibas creí que no dejarías de jugar con humanas...
- Aún no lo es, primero tenemos que superar una misión... - comentó Vittorio.
- ¿Misión?
- Sí, culpa de Rustem estamos aquí enviados por Loxur para recuperar el tesoro de Karioris que está en el Nido de las Quimeras, de esa forma mantendremos el pacto de colaboración con los Grifos por los tesoros del Infierno - respondió Noré.
- Ya me parecía extraño que pudieses comprometerte con una mujer Grifo tan fácilmente... sólo tú podrías hacer que peligre un pacto de miles de años Rustem... - comentó sarcástico Salomón.
- ¿Tú tambien me lo vas a decir? - respondió Rustem.
- Bien, entonces los dejo hacer lo que tengan que hacer...
- ¿No te molesta que causemos alboroto en tu territorio?... - preguntó Vittorio.
- Particularmente en este caso no, las Quimeras al igual que los Grifos representan un misterio para los habitantes del Infierno... y la verdad es que se han vuelto una plaga, atacan y roban todo lo que les llama la atención, así que si se deshacen de la mayor cantidad posible de ellas por mi, mejor.
- Ya me parecía extraño que no te molestase que estuviésemos por aquí... esto te resulta beneficioso... - deslizó Vittorio.
- Pues sí, no lo voy a negar.
- ¿Entonces si te sirve deshacerte de ellas por qué no te unes a nosotros? - preguntó Rustem.
- Te daré dos razones, la primera, no tengo la obligación, estoy exento de la orden de Loxur ya que sólo los envió a ustedes... La segunda, mis hijos aún no nacen y no voy a dejar a mis esposas viudas, ni voy a morir sin conocerlos, por tú causa - respondió seguro Salomón.
- Vaya, que conveniente... - comentó Rustem.
- De hecho ahora mismo debería estar con ellas, sólo vine porque no podía ignorar su presencia... Si ya decidiste casarte me imagino que estás preparado para las responsabilidades que conlleva el matrimonio para un Diablo ¿verdad?...
- Bueno, sí... más o menos... - respondió nervioso el joven Diablo.
- ¿Qué quieres decir? - intervino Ananya.
- ¿Rustem no te lo dijo?
- Bueno no, aún no, yo...
- Como planeas casarte con él supongo que está bien que te lo diga, el matrimonio no es un juego para un Diablo, podemos tener varias esposas, es verdad, pero estamos obligados a hacerlas felices, satisfacer sus caprichos y cumplirles como hombres. Si ellas se sienten insatisfechas pueden reclamarle a nuestro padre, o lo que es igual a Loxur, para que nos obligue a cumplir o nos dé un castigo.
- ¡¿De verdad?! - se sorprendió ella y observó a Noré y Vittorio que asentían en silencio.
- Sí, es una forma de retribuir al peso que conlleva cargar con nuestros hijos.
- ¡Oh! No lo sabía, es emocionante - exclamó sonriente mientras Rustem parecía ponerse más nervioso.
- Bueno, ahora si me voy...- dijo mientras pasaba por el lado de Rustem.
- Gracias Salomón ¿tenías que prender la hoguera antes de irte? - comentó sarcástico Rustem al verlo pasar.
- Ponte serio - dijo Salomón mirándolo de reojo - lo que verás allí dentro no es un chiste, de verdad pueden morir ahí dentro si no tienen cuidado... la Quimera no se parece a nada que hayan enfrentado en las pruebas que pasamos... es una bestia digna de un guerrero como Loxur... - terminó y se marchó, dejando en Rustem una sensación incomoda como era su costumbre.
- Bien, eso fue alentador...- deslizó Vittorio.
- ¿Vamos entonces? - continuó Ananya.
- ¿De verdad vas a entrar Ananya? Esto es peligroso, nosotros tenemos cierta experiencia por nuestro entrenamiento, hasta el idiota de Rustem a pasado por algo así, dicelo - le reclamó a su hermano.
- Es cierto Ananya, esto es muy serio, ya oiste a Salomón, podemos morir.
- Ya sé que es serio, pero es muy importante para mi, de verdad quiero que estemos juntos... no es un capricho lo que siento... - dijo ella mientras le tomaba la mano.
- Ananya...
- Está bien, en vista de que no vas a desistir pongámonos de acuerdo - intervino Vittorio - ¿sabes usar esa arma?...
- Sí.
- Entonces haremos esto, no te separes de nosotros, defiendete en caso de ser necesario y haznos caso en lo que te digamos... ¿De acuerdo?
- ¡Sí! - dijo alegre y se dispusieron a entrar.
La entrada al nido iniciaba por un largo tunel silencioso, en ese momento Vittorio preguntó
- Dime Ananya ¿Qué es lo que exactamente estamos buscando?
- ¿Eh? ¿Loxur no les dijo?
- Sólo nos dijo que debíamos recuperar el tesoro que fue robado por la Quimera mayor, pero no nos dio más detalles - siguió Noré.
- ¿Qué saben sobre el origen de las Quimeras? - preguntó Ananya.
- Muy poco, son tan salvajes que apenas se tiene contacto con ellas, además no se comunican, son como animales.
- Es verdad, pues verán, en la era de los Dioses existió una Diosa menor llamada Karioris, se dice que anhelaba ser venerada por los humanos como el resto de los Dioses así que inocentemente le entregó a una Villa humana un objeto de enorme poder mágico, al que llamaron el tesoro de Karioris. Este era una copa de oro con la cual prevalecía la abundancia de sus cosechas y alimentos, ya que multiplicaban todo lo que deseaban con sólo ofrendar algo que lo referenciara en ella, es decir, sí querían cosecha debían introducir semillas en ella o si deseaban carne un poco de sangre de dicho animal y todo aquello aparecía ante ellos.
Pero un día llegó a la Villa una imponente bestia atraída por la magia de esa Copa, era la poderosa Quimera, la criatura ladrona de tesoros y destructora de pueblos enteros. Ella robó la Copa dejando atrás un camino de destrucción y al enterarse los Dioses enviaron un héroe a matarla.
Todos creen que ese héroe la asesino pero en realidad, con ayuda de los Dioses, sólo la relegó a vivir en el Infierno. Cuando recuperaron todo lo que la Quimera había robado notaron que la Copa no estaba, los siglos pasaron y cuando nosotros también fuimos obligados a descender mis ancestros intentaron recuperarla pero al llegar aquí se toparon con que ya no era sólo una Quimera, eran cientos de ellas.
Se preguntaron como podía ser, de donde habían salido tantas, y la única respuesta que se les ocurrio fue que la Quimera se había tragado el tesoro de Karioris...
- ¿Qué?... - preguntó Rustem sorprendido por la historia.
- Sí, luego de observarla notaron que todo lo que la Quimera hería se convertía en otro híbrido, es decir en otra quimera... mis ancestros dicen que pudieron notar que de su interior emana el poder de la Copa y lo que ella hace es producto de la metamorfosis de la magia del tesoro en su interior, en otras palabras, se adaptó a su cuerpo.
- Espera un momento Ananya, ¿Qué estás diciendo? - preguntó incrédulo Noré.
- Está diciendo que el tesoro que buscamos está en el estómago de la Quimera original y que si somos heridos por ella corremos el riesgo de convertirnos en Quimeras también... ¿No es así?... - dedujo Vittorio.
- Exacto...
- No puedo creer que Loxur nos haya enviado aquí sin decirnos nada de esto... - comentó Rustem.
- Yo creo que Loxur en el fondo quiere que seamos asesinados aquí, así se libra de nuestros problemas - continuó Noré.
- Es una posibilidad... - añadió Vittorio - Entonces ¿Esa copa es muy peligrosa en manos equivocadas verdad?
- Sí, como los tesoros de los Dioses no pueden ser destruidos ellos nos crearon a nosotros para resguardarlos, debemos recuperarla y ponerla bajo nuestra custodia de nuevo, esa Copa altera el balance.
- Ya veo...
Caminaron un momento más en silencio y Ananya se acercó a Noré
- ¿Tu eres el esposo de Anaciel? - preguntó.
- ¿Eh? ¿Cómo sabes eso?
- Rustem me lo dijo, me contó que ella es muy especial para él.
- La verdad que tu nivel de descaro no tiene límites - dijo Noré volteando a ver a Rustem.
- ¿Qué? ¿Ahora que hice? - preguntó este.
- ¿Como pudiste decirle a tu novia que estás interesado en mi mujer? Eres un cínico.
- ¿Interesado? No, Rustem me dijo que la quiere como una amiga importante.
- ¿Amiga? Mi pobre esposa es blanco constante de los acosos de este mocoso lascivo.
- ¿Qué? ¿No dijiste que la querías como una amiga? - preguntó ella ya mirando al joven Diablo.
- Claro que sí, ya te lo dije Ananya, Anaciel es una amiga preciada para mi. No le hagas caso a este Diablo estúpido.
- ¿Amiga? No me hagas reír, ¿A qué amiga le propones matrimonio?
- ¡¿Qué?! ¡Rustem! ¿Le propusiste matrimonio? - lo miró exigiendo una explicación.
- Sólo son bromas Ananya... - se excusó.
- A mi me parecieron muy reales las constantes propuestas... - deslizó Vittorio.
- ¿Constantes? Rustem, ¿Le pediste matrimonio antes que a mi?
- Eh? Lo hice cuando era un niño, aún no te conocía Ananya...
- ¿A cuantas mujeres se lo propusiste?
- Sólo a Anaciel y a ti Ananya, te aseguro que a nadie más... - respondió ya presionado.
- ¿Entonces admites que si hubieses podido estarías casado con ella?
- ¿Qué? Bueno, no, no sé, quizas - continuó tratando de explicar.
- Aaahh - suspiró Noré - casi no puedo creerlo, un libertino enamorado de una mujer celosa, que hermosa sensación de justicia siento. Por fin la balanza se inclina a mi favor - sonrió.
- Si que es curioso en verdad... - agregó Vittorio.
Rápidamente Rustem buscó cambiar de tema para huir de las exigencias de Ananya y dijo
- Ah! Vittorio, olvide decirlo ayer, felicidades.
- Eh?... ¿Por qué?... - respondió este.
- Pues por que Zafira está embarazada ¿verdad?
- ¿Qué? - se sorprendió - ¿Por qué dices eso?
- Bueno por que cuando la vi ayer noté que tenía el busto un poco más grande - comentó natural.
- ¡¿Eh?!
- Sí, así lo tenía Anaciel las primeras semanas de embarazo, a las mujeres les crecen un poco los pechos ¿no?
- ¡Eres un degenerado! ¡Ahora también me vengo a enterar que te fijas en el cuerpo de mi esposa! - dijo Noré molesto pero cuando estaba a punto de golpearlo fue Ananya quien tomó la delantera refilando a Rustem con su lanza
- ¿Qué clase de comentarios son esos hacia las mujeres de tus hermanos?... - dijo tratando de disimular su gesto de enojo.
- A-Ananya... sólo fue un comentario no más... disculpa...- trató de disculparse Rustem.
- Acostumbrate Ananya, este es el hombre con el que quieres casarte - comentó Noré.
- Yo lo amo, admito que esto no cambiará lo que siento pero me aseguraré que en mi presencia mantengas a raya ese tipo de comentarios... de lo contrario te demostraré que sé usar esta lanza... - lo amenazó.
- Rustem... ¿lo que dijiste es verdad?... - preguntó algo incrédulo Vittorio.
- Eh? Claro que sí.
- ¡¿Y por qué me lo dices recién ahora?!...
- ¡¿Cómo voy a saber que no sabías?! No puedo creer que seas su esposo y no notases su pecho más grande, es ridículo, a simple vista se ve.
- ¡Porque en nuestra pareja aún conservamos algo que se llama pudor Rustem! Soy respuestuoso de la intimidad de mi mujer si así lo desea.
- ¿Acaso sólo yo me di cuenta? Tu, Diablo estúpido, ¿no lo notaste?
- ¡¿Por qué me preguntas a mi?! ¡No soy un depravado como tu!. Pero... Anaciel ayer me dijo que tenía sospechas...
- ¿Qué?...
- Sí, piensa que sus malestares son de embarazo, por eso la invitó a quedarse.
- ¿Ustedes me están tomando el pelo? ¡¿Esperaron a que entrase a este maldito lugar para decírmelo?! - reprochó Vittorio
- Yo no iba a decir nada pues Anaciel me dijo que no podía confirmarlo, pero este idiota se precipitó con sus comentarios.
- ¿Ahora yo tengo la culpa? Los signos de embarazo son muy evidentes en las mujeres...
- ¿Vas a seguir insistiendo con el pecho de tus cuñadas? - reclamó Ananya - por que si es así te voy a- la interrumpió un rugido estremecedor.
- Rayos, nos dejamos llevar y terminamos haciendo mucho ruido... - comentó Noré mientras todos tomaban posición espalda contra espalda.
Los Diablos sacaron sus espadas preparándose para pelear, trataban de detectar de donde vendría el ataque.
Se concentraron en apreciar cada sonido proveniente de los alrededores, nuevamente el rugido se escuchó y de la nada saltó una quimera dispuesta a atacar a Ananya
- ¡Cuidado Anany- intentó decir Rustem pero se sorprendió al ver que la joven reaccionó a toda velocidad y con un sólo movimiento de su lanza cortó al ras la cabeza de la bestia.
Los tres Diablos quedaron atónitos al ver la abrumadora fuerza de Ananya
- ¡Wow! ¿Lo viste Rustem? ¡Pude hacerlo! - dijo emocionada como una niña.
- Sí... lo vi... - respondió casi sin aliento.
- Bien, eso sí me sorprendió...- comentó Vittorio.
- Esto es más emocionante que entrenar con mis hermanos - continuó ella satisfecha.
- ¿Tú entrenas con tus hermanos? - preguntó Noré.
- Así es, aunque soy un poco perezosa para eso je, je. Prefiero este tipo de adrenalina - dijo risueña mientras levantaba con una sola mano la cabeza de la bestia como trofeo, demostrando la enorme fuerza física que poseía a pesar de su aspecto.
Vittorio se acercó a un atónito Rustem y comentó
- ¿Esa es la dama dulce y delicada que buscabas?... definitivamente no se parece a Anaciel...
- E-Es cierto... no conocía este aspecto de ella...
- Entonces es bueno que haya venido, así sabrás a que atenerte si la haces enojar - sonrió Noré con burla.
- ¡Chicos! ¿Seguimos? Ya estoy entusiasmada - dijo dejando de lado la cabeza.
- Sí, ahora que me he enterado que puede que sea padre de esta forma tan poco apropiada quiero salir de aquí lo antes posible... - respondió Vittorio ya avanzando en el camino seguido por el resto.
Mientras caminaban adentrándose en lo profundo del Nido una duda surgió en Noré
- Hay algo que no entiendo Ananya, ahora que veo que ustedes poseen tremenda fuerza ¿Qué es lo que les impide hacerse con la vida de la Quimera? ¿Por qué tienen prohibido enfrentarse entre sí aquí en el infierno? ¿Es porque son seres opuestos?
- Sí, en parte sí, ellas roban, nosotros fuimos creados para proteger, pero además es por qu- intentó responder y de repente el sonido de un gruñido los detuvo, pero esta vez no era sólo uno, no.
Al observar a su alrededor notaron que estaban rodeados por decenas de quimeras dispuestas a hacerse de ellos en ese reducido espacio, y aquello sólo prometía ser el inicio de una terrible batalla en búsqueda de ese preciado tesoro...
Continuará...