El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Salomón: Capítulo 2

La joven le sonrió amablemente, Salomón disimuló su estado de impacto y besó la mano de Sayuri pero clavando por un momento su mirada en sus hermosos ojos, aquella heterocromía sin duda era un rasgo atractivo.

- Bienvenida señorita Sayuri, es un verdadero placer conocerla... - dijo algo misterioso.

- Muchas gracias - respondió ella cortésmente.

- Si gusta ya puede ingresar, la señora Nanae y la señorita Kaori ya están dentro.

- Ve hija, yo debo cruzar unas palabras con el Señor Salomón - dijo Shumatsu.

La joven miró la entrada y apretó levemente el brazo de su padre - ¿Puedo esperar a ingresar contigo Padre?... - preguntó.

- Claro hija.

- Iré un momento a ver las flores ¿Puedo Señor Salomón? 

- Por supuesto, siéntase libre de hacer lo que desee señorita... - respondió galante el Diablo.

- Muchas gracias - dijo y se alejó un poco de ellos para ver las flores del jardín.

- Lo he tomado por sorpresa ¿verdad Señor Salomón?, lamento eso - comentó Shumatsu acercándose a él.

Ambos hombres observaron a la joven admirar las flores y Salomón comentó 

- No quiero ser indiscreto, pero en su información no se menciona una segunda hija.

- Eso es porque Sayuri es mi hija extramatrimonial... - respondió Shumatsu.

- ¿Cómo dice?

- Sí, Sayuri es mi hija ilegítima, pero mi afecto por ella es sincero.

- ¿Es hija de otra raza de demonio?

- No, no, no, Sayuri es puramente un demonio de Luna, su madre pertenecía al Clan también sólo que era de familia más humilde, muy hermosa, pero desgraciadamente murió al darla a luz...

- Ya veo... - respondió aun intrigado por su aspecto - Si vino en un carruaje aparte debo suponer que no vive con ustedes ¿No es así?

- Está en lo correcto... - dijo apenando un poco su mirada - Por respeto a mi esposa no puedo reconocerla, por eso vive con la familia de su madre. Aunque no puedo tenerla en mi hogar aun así me ocupé de que nada le faltase e incluso aseguré su educación, y cuando tengo la oportunidad la invito para que comparta eventos a mi lado, amo a esa niña... para mi, Kaori y Sayuri tienen el mismo valor...

- Entiendo...

- La razón para traerla es la de simplemente sincerarme con usted. Si finalmente decide unirse a nuestra familia no quiero que se entere por boca de otros esta verdad, me gusta que las cosas sean claras desde el principio y no sorprenderlo a mitad de camino.

- Agradezco su sinceridad, sin duda fue una buena decisión... - deslizó con un doble sentido el Diablo - ¿Entramos? 

- Por supuesto, Sayuri, ven hija.

La joven se acercó y tomó el brazo de su padre 

- ¿Las flores son de su agrado señorita? - preguntó Salomón.

- Si Señor Salomón, son preciosas... ya había oído que los palacios de los Diablos están rodeados de flores pero no tuve la oportunidad de verlo antes.

- Así es, son un espacio dedicado a las mujeres que serán nuestras esposas, un obsequio para ellas.

- Vaya, que afortunadas - sonrió la joven y el Diablo hizo un breve silencio admirandola.

- Entremos - dijo por último e ingresaron al Palacio. 

Nanae y Kaori ya habían sido acomodadas en sus asientos alrededor de la mesa principal y no pudieron disimular un leve gesto de disgusto al ver a Sayuri, no esperaban su llegada.

Salomón era muy observador, no se le escapa ningun detalle de su entorno, pudo percibir que la joven no era del agrado de aquellas mujeres pero estas se esforzaron por hacer de cuenta que nada pasaba, ahora entendía porque no quizo ingresar antes al Palacio, en compañía de su padre se sentía respaldada.

El Diablo se sentó en la punta de la mesa, del lado derecho estaban ubicadas Kaori y Nanae, en tanto que en el izquierdo Shumatsu y Sayuri, esta ultima había quedado un poco alejada de él.
La cena transcurrió en medio de una conversación amena sobre los aspectos del Reino, Kaori se esforzaba por mostrarse atenta y gentil, mientras su madre destacaba sus cualidades y logros buscando llamar la atención del Príncipe.
Sayuri sólo se limitó a cenar educamente en silencio, no intervenía en la conversación, por momentos Salomón no podía evitar perderse en los rosados labios de la particular joven. Esperaba poder cruzar su mirada por un segundo con ella, pero sólo lograba ver su perfil derecho, la muchacha se mantenía algo distante admirando el jardín a través de los ventanales.

Luego de la cena, los demonios de Luna entregaron a Salomón un botella de una valiosa bebida alcohólica, una especialidad del Clan, el Diablo la agradeció y ofreció compartíla con ellos en el jardín.
Todos salieron y se acomodaron en las sillas de fuera, Mirten se dispuso a servir las copas pero cuando llegó el momento de entregarle una a Sayuri esta se negó.

- Se lo agradezco Mirten pero no bebo - dijo cortes.

- ¿No le gusta el alcohol señorita Sayuri? - preguntó el Diablo, aprovechando la oportunidad para sacarle conversación.

- No es eso Señor, yo aun no puedo beber y menos el licor del Clan.

- ¿Por qué?

- Por tradición sólo los demonios adultos pueden beberlo Señor Salomón - intervino Shumatsu - Sayuri aun no cumple la mayoría de edad, es un año menor.

Aquel dato tomó por sorpresa al Diablo, la veía tan hermosa y madura que no esperaba que fuese menor.

- Señor Salomón ¿Quiere que le sirva más?, es parte de la tradición que las mujeres seamos quienes sirvan el licor...- se ofreció rápidamente Kaori.

- Gracias.

- Este lugar es hermoso... me encantaría recorrerlo... - deslizó la joven.

Salomón pudo detectar la intención en sus palabras y por cortesía le propuso 
- ¿Le gustaría que le muestre el jardín por completo?

- Me encantaría...- respondió ella con entusiasmo y el Diablo la invitó caminar a su lado por el lugar.

Luego de un momento regresaron con los demás pero notó que Shumatsu y Sayuri no estaban, solo quedaron Nanae cruzando unas palabras con Mirten.
Volteó a la salida y vio a padre e hija hablando cerca del carruaje, dejó a Kaori con su madre e inmediatamente se acercó a ellos

- ¿Sucede algo? - preguntó.

- Oh, no Señor Salomón, es sólo que Sayuri tiene que irse ya - respondió Shumatsu.

- ¿Tan pronto?

- Sí, disculpe Señor, pero me están esperando en mi hogar... - se disculpó ella.

- Entiendo, ¿Necesita transporte? - ofreció al notar que el carruaje que la trajo ya no estaba - Puedo pedirle a uno de mis sirvientes que la lleve, prometo discreción si así lo desea.

- Se lo agradezco pero no es necesario - sonrió - volveré sola. ¿Puedo llevarme una de estas Padre? - preguntó mientras acariciaba una de las tres aves monstruosas que tiraban del carruaje, tenían patas fuertes, eran veloces.

- Claro hija, no te preocupes.

- ¿Cómo? - se sorprendió el Diablo, la joven desató una de las aves y la montó cual jinete, al hacerlo dejó ver sutilmente su pierna derecha, Salomón se impresionó, le pareció sensual.

- Nos vemos Padre, fue un gusto Señor Salomón - dijo por último y agitó las riendas de la bestia que salió corriendo velozmente.

- Adiós hija - suspiró ya viendola irse.

- ¿Está seguro de dejarla volver así? - preguntó el joven Diablo aun impactado por la forma en que Sayuri se marchó.

- No se preocupe Señor Salomón, siempre lo hace, mi hija es un poco salvaje - sonrió - tiene la delicadeza de una princesa pero también la fuerza de cualquier demonio que camina las tierras del Infierno. Sayuri no creció entre rosas, hizo la vida de la familia de su madre...

- Ya veo.

Nanae y Kaori vieron a la joven irse sobre aquella bestia y comentaron por lo bajo

- Otra vez esa jovencita sacando a relucir esas actitudes tan poco femeninas... es el colmo...

- No entiendo por qué papá la trajo, ¿Crees que el Príncipe piense mal de nosotros por culpa de ella mamá?

- No te preocupes hija, tu has estado excelente esta noche, a lo sumo sólo se humilló a sí misma. Lo bueno es que ya se fue y no tendremos que preocuparnos por su comportamiento - terminó por decir con aires de triunfo Nanae.

Salomón regresó a terminar la velada con aquella familia, pero no podía sacarse de la cabeza la imagen de Sayuri, conocerla de cerca y luego verla irse de ese modo le parecía una combinación perfecta entre delicadeza y fuerza.
Y cuando aquel encuentro llegó a su fin, el Diablo había tomado su decisión...

- Señor Shumatsu ¿Podemos hablar un momento en privado? - le pidió el Príncipe.

- Claro Señor - aceptó y se alejaron de Kaori y su madre.

- Mamá... ¿Crees que el Señor Salomón se haya decidido por mi?... - murmuró emocionada.

- Tranquila hija, es un hombre serio, quizas no te lo proponga ahora si no en un ámbito público con el anillo correspondiente - sonrió Nanae mientras veían a ambos hombres hablar pero sin oír lo que decían.

- Señor Shumatsu, agradezco que haya aceptado la invitación de esta noche.

- No Señor Salomón, nosotros somos los agradecidos.

- Ha sido una velada agradable e inesperada para mí, pero sobre todo aprecio su sinceridad con respecto a su familia... 

- Me gusta ser directo.

- Yo igual, así que como usted fue directo yo también lo seré.

- ¿Qué quiere decir?

- Quiero pedir la mano de su hija.

- ¡¿De verdad?!

- Sí, pero a la que quiero es a Sayuri - dijo sin preámbulos.

- ¿Qué?... - se sorprendió Shumatsu - ¿Es en serio?...

- Por supuesto, soy un hombre serio. Voy a ser completamente honesto, vi a Sayuri por primera vez en el pueblo desde la distancia, no conocía su nombre pero supuse que era de familia noble por su ropa. Desde ese día la busqué entre las diez familias más importantes del Clan aunque sin éxito, pero ahora que me dice que vive en la clandestinidad todo tiene sentido. 

Shumatsu seguía sin reaccionar y Salomón agregó - el destino es muy curioso... jamás imaginé que aparecería en mi puerta, definitivamente debe ser mi esposa.

- ¡Pe-Pero Sayuri aun no está en edad de casarse!, es un año menor...

- ¿Y eso qué? La respetaré hasta que sea mayor, ¿Acaso cree que no tengo la paciencia para esperarla? 

- No, no es eso Señor Salomón, es que... Kaori es mi hija mayor, ella debería casarse primero...

El Diablo sonrió - Con todo respeto señor Shumatsu, Sayuri legalmente no es su hija... así que le estoy pidiendo su mano cómo si se tratase de cualquier joven del Clan fuera de su familia y que usted, como líder, tiene la potestad para dar su consentimiento... 

En cuestión de segundos Salomón había elaborado una estrategia de argumentos para refutar sus excusas, estaba decidido a tenerla.

- ¿Qué dice señor Shumatsu?

- Para ser honesto Señor Salomón creí que buscaría unirse a Kaori por su linaje...

- Sayuri también desciende de la primera línea de sangre de ustedes ¿No es verdad?, que posea o no su apellido no es importante para mi...

- Pero...

- ¿Acaso no le parezco un buen candidato para su hija?

- No Señor, no es nada de eso...

- ¿O es que tiene favoritismo por Kaori para que sea mi esposa?... creí que eran igual de valiosas para usted.

- Es verdad... lo son... - aceptó algo presionado por la mirada inquisidora de Salomón.

El Diablo vio la indecisión en los ojos de Shumatsu, no quería presionarlo de más pero tampoco demostrar flaqueza en su decisión 

- Le daré unos días para que lo considere señor Shumatsu, aunque Sayuri no esté ligada legalmente a su familia, que me una en matrimonio con una mujer de su Clan sin duda será beneficioso para la consideración ante las demás razas de demonios.

- Lo sé... yo... prometo que pronto recibirá mi respuesta Señor Salomón.

- Bien, lo estaré esperando - dijo por último el joven Diablo.

Luego de aquella conversación Salomón despidió a la familia de forma cordial, no tenía nada en contra de Kaori pero su predilección por Sayuri era definitiva, nada lo haría cambiar de opinión. 

Al llegar a su propio Palacio los gritos enfurecidos de Kaori y Nanae no se hicieron esperar al enterarse por boca de Shumatsu de la decisión del Príncipe.

- ¡¿Cómo es posible?! ¡¿Por qué tenías que invitar a esa mocosa a esta velada tan especial Shumatsu?! - reclamó Nanae.

- ¡¿Acaso pretendías que le ocultase semejante verdad al gobernante de este Reino mujer?!, si lo descubría por su cuenta se hubiese sentido ofendido.

- ¡Da igual! ¡Esa muchacha no está a la altura de Kaori! ¡Nuestra hija merece el honor de ser la esposa del Príncipe! ¡No puedes aceptar tal cosa!

- ¿Acaso piensas que yo puedo manejar la cabeza del Señor Salomón? Él ya se había interesado en Sayuri, la ha estado buscando desde hace días, no va a cambiar de opinión. 

- ¡Pero yo soy la princesa del Clan! ¡Yo merezco casarme con él, no una bastarda! - exclamó Kaori.

- Cuida tus palabras Kaori, ella es tu hermana.

- ¡Será tu hija pero no es mi hermana! ¡Siempre acapara la atención donde quiera que va por su apariencia! ¡Y tu insistes en invitarla para opacarme!

- ¿Te das cuenta de lo que dices? Ella no tiene la culpa de verse así ¿No sientes pena por tu hermana?

- ¡No! No me importa nada de ella, por mi puede morirse.

- Es imposible hablar con ustedes, la decisión ya está tomada.

- ¿Cómo puedes hacerme esto a mi? ¡Yo soy tu hija mayor papá! - dijo entre lágrimas.

- No es contra a ti Kaori... la decisión es de él... yo sólo puedo disponer de los términos del matrimonio, nada más - dijo por ultimo Shumatsu y se marchó a su habitación.

Kaori quedó devastada y su madre trataba de consolarla 

- Ya hija...

- Es que no es justo mamá... yo soy la princesa... yo merezco ser su primera esposa... - decía entre sollozos.

- Lo sé hija... tranquila - murmuró mientras acariciaba su cabeza - Si el Príncipe quiere a la bastarda de Sayuri... se la daremos...

- ¿Qué?...

- Pero yo me encargaré de que tu seas la primera esposa del Señor Salomón...

- ¿Cómo?...

La mujer esbozó una tímida sonrisa - Confía en tu madre Kaori... así será... - terminó por decir mientras acompañaba a la princesa a su cuarto. 

Al mismo tiempo en el Palacio del Diablo 

- Era ella Mirten, esa es la mujer que buscaba - dijo mirando los ventanales.

- En verdad es muy hermosa Señor, nunca había visto a alguien así, realmente me sorprendió.

- ¿No sabías que vendría?

- No, el señor Shumatsu a último momento avisó que traería a alguien más con él, pero no especificó quién.

- Ya veo... seguro la convocó a último momento para que su esposa e hija no supiesen que vendría, es evidente que Sayuri no se siente cómoda con ellas alrededor. 

- Es posible que la señorita Kaori la vea como una rival en lugar de una hermana...

- Sí. 

- ¿Asi que la eligirá por encima de la princesa? 

- Absolutamente, no tengo nada en contra de Kaori, pero Sayuri es la mujer que quiero, me gusta. Tiene que ser mía, además indirectamente su estirpe es de princesa también así que no tendré que lidiar con las objeciones de mi Padre.

- ¿Aunque aun no esté en edad de casarse?

- Sólo debo esperar un año, entre tantas ocupaciones una año no es nada.

- ¿Cree que aceptarán a pesar de que no sea la princesa?

- Algo me dice que sí, si son inteligentes aceptarán, aunque no sea la regente del Clan, que me case con cualquier mujer de ellos eleva la estima de su raza.

- ¿Y si dicen que no? ¿Usted desistirá?

Salomón esbozó una tímida sonrisa - ¿Tú que crees?... Quiero saber todo de ella, conocer donde vive, qué hace. Apenas pude hablarle esta noche, ¿Has hecho lo que te pedí? 

- Sí Señor, los sirvientes siguieron las huellas de la bestia en que se fue y dieron con dónde vive, es una villa interna en las tierras del Clan.

- Perfecto, mañana mismo iré - terminó por decir Salomón esperando el día siguiente y tal como dijo, en cuanto las horas pasaron, se hizo presente en la villa que Mirten nombró.

Al principio su intención era sólo ver sus movimientos a lo lejos, definitivamente ese lugar no se comparaba con el Palacio dónde vivía su Padre, era humilde pero no por eso menos acogedor.
De la casa donde le habían indicado que estaba salió un joven demonio de Luna, de cabello blanco y ojos azules, tales como el resto. 
Salomón se intrigó, a simple vista parecía tener su misma edad, y por detrás se asomó Sayuri entregandole un pequeño estuche envuelto que simulaba ser comida, ella vestía ropa menos estructurada, casual, pero igual se veía preciosa, ya sea con elegantes vestidos o aquella ropa humilde su belleza destacaba. El Príncipe no podía oír lo que decían pero se veían alegres, sonriendo y en un momento la joven abrazó efusivamente a aquel muchacho.

El Diablo sintió una molestia en su pecho, aquella escena sin dudas le provocó celos, se preguntaba si ese joven era un pretendiente, pero luego recordó que Shumatsu no mencionó nada de eso a pesar de querer poner excusas. Así que dedujo que podía ser un interés romantico de Sayuri, no podía permitirlo, con o sin aprobación del lider del Clan tenía que actuar rápido antes de que la joven pudiese ceder ante ese hombre.

Aquel muchacho se fue con el estuche en sus manos y al irse Salomón rápidamente se acercó, sorprendiendola

- ¡Señor Salomón! - se asombró - ¿Qué hace aquí?

- Hola señorita Sayuri, anoche quedé pensando en usted, me preocupó la forma en que se fue, quería saber si estaba bien.

- Oh, sí, perdón por irme así. Es que a veces mi familia me necesita aquí, nos apoyamos mutuamente - sonrió amable.

- Ya veo...- murmuró el Diablo sin disimular su mirada sobre ella.

- Disculpe, no puedo creer que haya venido hasta aquí sólo para ver si estoy bien, es usted muy amable.

- No he venido sólo por eso...

- Eh?

- Estoy aquí en persona para decirle que he pedido su mano en matrimonio.

- ¿Cómo dice?... 

Él tomó la mano de la aturdida muchacha, la besó y nuevamente clavó sus ojos en ella 

- Usted será mi mujer, señorita Sayuri...- declaró sin reservas el Diablo ante la mirada desconcertada de la joven que quedó sin habla frente al hombre que apenas acababa de conocer...



Continuará...

 



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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