- ¿Qué dijiste?... ¿Cómo que se casa?... ¿Por qué?... - preguntó impactado Kalir.
- ¿De verdad estás preguntando por qué? Si piensas que ella se está casando por gusto eres más estúpido de lo que pensé. ¿Qué crees que pasó cuando dejaste que ese triton imbécil se la llevara? Herida, imposibilitada de escapar y sin compromiso que la protega la dejaste totalmente a merced de su destino original, desposar al príncipe triton.
- No puede ser...
- Si al menos no hubieses roto el compromiso ella no tendría que casarse con él, ahora ya es tarde.
- ¿Estás seguro que es hoy? ¿Cómo te enteraste?
- Claro que estoy seguro, tenía una reunión con unos demonios pero ellos se disculparon diciendo que no irían porque debían asisitir a la boda del príncipe triton, empecé a averiguar y descubrí que el nombre de la novia era Firinea...
- ¿Pero ella... por qué aceptó?
- ¿En serio piensas que ella aceptó? ¿Ya olvidaste lo que nos dijo de niños? ¿ Que debido a su poder estaba obligada a casarse con un miembro de la familia real? Recuerda que según las leyes de su Clan los tritones pueden reclamar como suya cualquier sirena soltera del clan, y al romper el compromiso se la entregaste en bandeja de plata. ¿Por qué crees que se está casando el mismo día de su cumpleaños número dieciocho? Ese triton la quiere atar a él lo antes posible mientras tú te la pasas de estúpido destrozando el Reino para tapar tu frustración.
Kalir cerró su puño furioso y Salomón continuó
- Para ser honesto si yo fuese ella no querría ni verte la cara, pero como no lo soy, y reconozco su infinita paciencia contigo, estoy aquí diciéndote lo que sé para que veas que harás con tu miserable vida sin ella.
El Diablo apretó los dientes - ¡¿Donde es?! ¡¿Es bajo el mar?!
- No, tengo entendido que es en el Palacio de la familia principal, en las tierras que poseen los tritones en el sur de este Reino para que así varios clanes puedan asistir.
- Maldición...
- Te lo advierto, una vez que ella se case la perderás para siempre, no tendrás derecho ni a mirarla a menos que quieras iniciar una guerra con el Clan más fuerte de este Reino, Loxur no te permitirá semejante locura. Por más que aprecie a Firinea no pondrá de cabeza este lugar para tratar de solucionar un error que tú cometiste en el pasado, se responsable de tus propios actos... - advirtió Salomón y Kalir encaró rápidamente la puerta - ¿Qué vas a hacer?
El Diablo se detuvo un segundo y respondió - ¿Tú que crees?
- ¿Qué harás si ella ahora te odia?
- Quiero que sea ella quien me lo diga...
- ¿Vas a enfrentarte tan abiertamente con los tritones?
- Por mi que a todos los parta un rayo.
- Entonces iré contigo.
- ¿Que?... ¿De verdad? - se sorprendió Kalir.
- Sí, estoy seguro de que eres tan estúpido que querrás entrar por la puerta principal y llevartela. Yo seré la distracción, tu la buscarás escabulléndote por el Palacio.
- Bien, vamos - terminó por decir el Diablo y se adelantó.
Salomón soltó un suspiro y Ratjá se le acercó
- Señor Salomón, gracias por venir - agradeció el sirviente.
- No fue nada, de haber sabido todas las estupideces que Kalir estaba haciendo habría venido antes a hacerlo entrar en razón. Hiciste un buen trabajo ocultando todo esto Ratjá.
- Lo lamento, sólo quería que el Señor Loxur no lo castigase, conozco a mi Señor, sé que todo lo que hace es porque está lastimado... sólo necesitaba que alguien le dijera las cosas como son, él no quería escucharme, por eso acudí a usted...
- Lo entiendo, no te preocupes, todos sabemos que ustedes primero son fieles a nosotros antes que a los demás, así que no creo que Loxur te reprenda por esto, ya que Karos haría lo mismo por él.
- Gracias...
- ¡Ya vámonos Salomón! - exclamó Kalir desde afuera y su hermano le siguió el paso.
El sirviente los vio partir y dio un suspiro pensando en una sola cosa, que todo saliese con bien para su Señor.
Acercándose al mar, Kalir trataba de analizar la situación en su aturdida cabeza, tenía que llegar lo antes posible al Sur y lo mejor que se le ocurrió fue utilizar la magia aprendida con Firinea para convocar un portal a través del agua y salir directamente a las tierras de los tritones. Salomón se mostró impresionado por la seriedad y habilidad mágica que este demostraba.
- Vamos Salomón, esto nos llevará directamente al Sur.
- De acuerdo.
- Esperame Firinea... iré por ti - pensó por ultimo antes de lanzarse al mar.
Mientras tanto, en el palacio de los tritones, Firinea debía iniciar su preparación nupcial por lo que Zamaron la llevaba en brazos hasta la habitación donde la esperaban las sirvientas para arreglarla, el triton se había vuelto sumamente celoso de su seguridad y se encargaba personalmente de cuidarla y trasladarla ya que ella aun no debía caminar.
- Llegó el día, Firinea... - suspiró el triton feliz.
- Sí... - respondió ella con un dejo de tristeza.
- Sé que tu aun no estás enamorada de mi como yo de ti, esto es una mera formalidad, estamos cumpliendo con nuestro destino, pero no voy a ocultarte que me siento feliz... no lo puedo evitar... saberte mi esposa es todo lo que deseaba...
- Zamaron...
- Todo este tiempo que he podido tenerte cerca no hizo más que reafirmar mi convicción de que debo desposarte... eres la mujer más hermosa y perfecta que he conocido... estoy loco por ti... cada día cuento las horas mientras cumplo mis obligaciones para volver a verte...
Firinea estaba conmovida por sus palabras pero aun así insistió en hablar con sinceridad.
- Yo... debo admitir que estaba equivocada respecto a ti... eres un hombre muy generoso y amable Zamaron... serás un gran líder para nuestro Clan... pero por esa misma razón mereces a alguien que te ame por completo... y yo no creo ser esa persona...
- Firinea, sé que crees que el amor es algo que debe darse a simple vista, sentirlo en el acto, pero también existe el amor que se contruye con el paso del tiempo... déjame demostrarte que es posible... prometo respetarte hasta que te sientas lista, pero... hoy no puedes negarme un beso durante la ceremonia... ¿Lo sabes verdad?
- Sí, lo sé... - respondió ella y llegaron a la habitación, allí ya la esperaban dos sirvientas y su madre para alistarla.
Zamaron la sentó delicadamente sobre un sillón y acariciando su mejilla dijo - Volveré por ti en cuanto estés lista, yo mismo te cargaré hasta el altar, no puedo imaginar que tan hermosa te verás...
- Gracias...
- Te veo en un momento Firinea... - se despidió el triton cerrando la puerta con una sonrisa.
- Firinea...- suspiró su madre al ver la expresión en el rostro de la joven.
- Empecemos de una vez...- dijo ella y las mujeres comenzaron a arreglarla.
La ayudaron a colocarse un tradicional vestido nupcial del Clan de dos piezas, cuya falda la cubría de un sólo lado ocultando así su pierna vendada. Peinaron su cabello, maquillaron sus labios y mejillas y por último arreglaron un enorme velo sujetado con una coronilla de oro en su cabello.
Firinea se veía sumamente hermosa y sensual, una típica novia sirena aunque esta vez la ceremonia se daba de forma particular en la tierra y no en el mar, ya que al ser de la familia principal la celebraban de esta manera para que sus clanes aliados pudiesen asistir.
- Sará...
- ¿Si señorita? - preguntó la sirvienta.
- ¿Podrías traerme mi lira?... es que cuando estoy nerviosa necesito tocarla...
- Enseguida señorita, iré por ella - dijo la sirvienta y fue a cumplir su pedido.
Su madre despidió a la segunda criada y quedó un momento a solas con Firinea.
- Hija... - suspiró al ver su radiante belleza opacada por su tristeza - como quisiera que esto fuese diferente... que pudieses resplandecer con tu sonrisa casándote con el hombre que amas...
- Zamaron es un buen hombre, mamá... pero creo que nunca sentiré lo mismo que por Kalir...
- ¿Aun piensas en él?...
- Siempre... cada día... - dijo y apenó más su mirada.
- Puedes llorar si quieres... estás conmigo...
- No mamá... no voy a llorar... me prometí a mi misma que con la única persona que me tengo permitido llorar es con Kalir... él es el único que puede ver como soy, el primero que me aceptó tal cual era...
- Hija...
- Tome señorita Firinea, aquí está - interrumpió la sirvienta entregandole el instrumento.
- Muchas gracias - dijo ella y deslizó sus dedos en las cuerdas.
- Tocas esa lira esperando que él te escuche... ¿no es así?... - preguntó su madre.
- Sí... aunque tal vez sea estúpido... aunque sea en vano... quiero intentarlo hasta el final... - respondió con una sonrisa afligida - puedes irte mamá, papá debe estarte esperando para entrar juntos al templo.
- Sí pero ¿No quieres que te ayude a terminar de arreglarte?
- No te preocupes, Sará se quedará conmigo ¿No es así?
- Vaya tranquila señora, si la señorita necesita algo yo la ayudaré hasta que el príncipe venga por ella.
- Está bien... nos vemos hija - respondió la mujer y salió de la habitación.
Ya solas, Sará preguntó - Disculpe la intromisión señorita, pero... ¿De verdad usted toca esa lira esperando que el Príncipe Diablo venga por usted?...
- Así es.
- ¿Tanto lo ama como para esperarlo a pesar del tiempo que pasó?...
- Claro que sí, lo amo tanto como tu a Zamaron...
- ¿Eh? - se sorprendió la sirvienta.
- No tienes que ocultarmelo Sará, es muy claro para mi - sonrió.
- ¡Po-Por favor señorita Firinea no se lo diga a nadie!
- Tranquila, tu secreto está asalvo conmigo. Pero en mi opinión deberías hacerle saber lo que sientes...
- N-No... - dijo ya nerviosa - no podría jamás... él es el Príncipe y está enamorado de usted... yo no podría ni pararme a su lado señorita, usted es especial...
- ¿Especial?... - sonrió - yo no soy especial, sólo estoy maldita Sará...
- Pero mire su belleza... nadie puede rivalizar con usted...
Firinea tomó el maquillaje y se puso de pie - Acercate Sará... - le pidió, maquilló sus labios y soltó el alborotado y castaño cabello de la joven sirena, ella estaba impresionada por el gesto de su ama.
- Mirate bien Sará, aprecia tu propia belleza... tu no eres menos que nadie... sólo debes pararte al lado de la persona correcta... aquella que te motive y te haga querer ser mejor en todo...
- Pero... aun así... el príncipe la ama a usted...
- Zamaron está confundido... yo sólo soy una ilusión en su corazón... pues nunca se puede amar de verdad a alguien que no está dispuesta a abrirte su corazón, ya que nunca llegas a conocer como es en realidad... Zamaron sólo se está lastimando a mi lado... pues amar a alguien que no te ama sólo alimenta tu soledad...
- Señorita...
- Es un buen hombre... tu lo sabes mejor que yo, se conocen de pequeños y él te trata de forma amable... por eso cuento contigo para sanarlo cuando Kalir venga por mi...
- ¿Tan segura está de que vendrá?...
- Claro que sí, porque nos amamos de verdad...
- ¿Y si la ama... por qué la dejó ir?...
- Por la misma razón... me ama tanto que primero pensó en mi bienestar antes que en tenerme... pero esta vez... confío en que desee ser un poco más egoísta y su deseo por mi supla su consciencia para buscarme a pesar de todo...
- Señorita Firinea...
- Por eso... - dijo ya tomando asiento de nuevo y tocando su lira - hasta último momento lo llamaré con mi pensamiento y con cada nota de este instrumento... porque mi amor por él es tan fuerte que no me deja perder la ilusión... - dijo y se dispuso a tocar nuevamente aquella hermosa melodía de su niñez.
Sará la escuchaba en un respetuoso silencio admirada por el amor incondicional que demostraba, y mientras interpretaba, Firinea pensaba - Por favor Kalir... ven por mí... lo prometiste... dijiste que si me perdía me buscarías... hazme sentir que no te has olvidado de mí...
Mientras tanto, en otra habitación, Zamaron terminaba de alistarse en compañía de su padre cuando fueron interrumpidos por un aviso de los guardias.
- Bien hijo, el momento finalmente a llegado.
- Sí, casi no puedo creerlo padre, al fin Firinea será mía...
- De verdad no hay mejor candidata para ti que ella, que el príncipe triton despose a la sirena portadora de La voz de la Muerte es simplemente perfecto, juntos serán invencibles.
- Respecto a eso le prometí a Firinea que me haría lo suficientemente fuerte para que ella no tuviese que usar su poder, yo la protegeré. La amo como mujer, no por el poder que carga.
- Lo sé hijo, sé que eres un orgulloso guerrero y como tal querrás cuidar de tu mujer, pero no está de más que tengas presente lo que su unión significará para los otros clanes. Y si me permites un consejo no deberías fomentarle el uso de armas.
- ¿Qué?
- Noté que durante su recuperación cumpliste sus caprichos y le permitiste practicar arco y flecha, deberías anularle ese tipo de comportamiento.
- ¿Por qué?
- El uso de armas le dará una sensación de independecia y rebeldía, ella debe sentir que su seguridad depende de ti de esa forma te aceptará mucho más rápido.
- Entiendo lo que tratas de decir pero a mi me gusta Firinea tal cual es, tendrías que verla en el campo de batalla, no hay nada más atractivo que una mujer aguerrida.
- ¿Estás seguro?
- Agradezco el consejo pero en nuestro matrimonio las cosas se darán como nosotros querramos, y si Firinea se seinte bien tomando las armas no se lo impediré, al menos hasta que tengamos hijos - sonrió.
- Oh... eso suena muy bien, tener nietos de ustedes sería fantástico, ¿Crees que será pronto?
- No puedo garantizarlo pero en algún momento seguro será-
- ¡Señor! - interrumpió un guardia.
- ¿Qué ocurre?
- ¡Hay un Diablo!
- ¿Qué?
- ¡Un Diablo está en la entrada del Palacio, exige hablar com usted!
- ¡¿Un Diablo?! Debe ser ese maldito que viene a arruinar este glorioso día, debí suponer que no cumpliría su palabra, ahora mismo voy - dijo Zamaron y salió de la habitación en compañía de su padre directo a la entrada principal pero se sorprendió al descubrir que se trataba de Salomón.
- ¿Tú? ¿Qué haces aquí? - preguntó el Triton.
- Hola príncipe Zamaron, que descortez de su parte ¿No cree? Casarse y no invitar a los gobernantes del Infierno... - deslizó con burla ante el gesto adusto del triton.
- No lo creí apropiado, tampoco estoy obligado.
- Entiendo, cuando me enteré decidí pasar para brindar mis felicitaciones personalmente a la novia, por el tiempo que compartimos en familia en el pasado.
- No - dijo Zamaron y su guardias bloquearon la entrada - a partir de ahora nadie molestará a mi mujer. Ya perdieron su oportunidad de tener su compañía, ahora es mi turno y no dejaré que nadie la inoprtune con su presencia, ustedes ya no tienen nada que tratar con ella, si necesitan algo del Clan deben dirigirse a mi - sentenció.
- Vaya... así que tu la celas igual que Kalir... pobre mujer, tener que soportar a un par de enfermos así - se burló.
- No te atrevas a insinuar nada entre ese Diablo y mi mujer - dijo ya molesto.
Lo que Zamaron no sabía es que Salomón sólo buscaba provocarlo para concentrar su atención en la entrada y darle tiempo a Kalir de buscar a Firinea por la parte posterior de Palacio.
Con su increíble agilidad el Diablo caminaba por las cornizas escalando las paredes mientras clavaba sus filosas garras en ellas, iba asomándose discretamente por las ventanas tratando de ver a la sirena pero no la encontraba.
- Maldición... Firinea, ¿Dónde estás?... - se preguntaba tratando de que la ansiedad no lo desbordase hasta que en un momento alejó su mente de los ruidos de alrededor del Palacio y prestó particular atención en una tenue melodía - No puede ser...- murmuró, saltó dos balcones paralelos hasta dar con una ventana enrejada y allí la vio a través de la traslucida cortina...
- Fi...ri...nea...- murmuró, sintió que casi la voz no le salía, por un momento hasta dudó en hablarle por temor a su rechazo pero decidió seguir su impulso y soltó un grito desde lo profundo de su corazón - ¡FIRINEA! - exclamó e inmediatamente la sirena y la sirvienta giraron la vista a la venta.
- Ka...lir... - susurró emocionada y acto seguido el Diablo destrozó la ventana con sus garras.
Aquel estruendo llegó a los oídos de todos los que estaban apostados en la entrada
- ¡¿Qué rayos fue eso?! - preguntó Zamaron.
- Oh... ya la encontró - soltó Salomón.
- ¿Qué?...
- Hasta luego caballeros, mi trabajo aquí ya está hecho - se despidió el Diablo dándoles la espalda con cierta burla en su actitud.
Inmediatamente el triton y sus guardias marcharon hasta la habitación de la sirena mientras al mismo tiempo Kalir ingresaba en ella.
- Firinea... - murmuró impactado al verla con aquel atuendo, con un andar lento y dudoso se acercó a ella - yo... - intentó decir pero la joven se abalanzó sobre él y lo besó llena de pasión.
El Diablo quedó atónito, hubiese esperado cualquier reacción de su parte menos esa y sin dudar un segundo respondió aquel beso rodeándola con sus brazos.
Sará estaba conmovida con aquella escena de amor y, al oír pasos en los pasillos, rápidamente trabó la puerta con llave y un sillón.
Al seprarse Firinea se abrazó al cuello de Kalir - Viniste... por fin viniste por mi... sabía que lo harías... siempre te esperé Kalir...
- ¿De verdad... no me odias?...
- ¿Cómo podría odiar... a la persona que más me ama en este mundo?... - sonrió y unas lágrimas escaparon de ella.
- Firinea...- murmuró conmovido pero un grito en la voz de Zamaron los interrumpió
- ¡FIRINEA! - se escuchó seguido del primer golpe al intentar abrir la puerta.
- Escuchame Firinea, no te obligaré a venir si no quieres pero si me dices que sí te prometo que nunca más te soltaré... es una promesa, haré lo que sea por ti... con todo lo que eso implica... - advirtió el Diablo.
- Llévame Kalir, a donde sea que tu estés yo quiero estar... - respondió sin dudar y con sus manos monstruosas la cargó sobre su brazo izquierdo, encararon la ventana y la puerta se abrió violentamente haciendo volar el sillón y la cerradura.
- ¡Maldito Diablo! ¡Suelta a mi mujer! - exclamó el triton furioso.
- Lo siento Zamaron... soy yo quien no quiere soltar a Kalir... - respondió valiente Firinea ante el silencio de todos.
- Ya escuchaste triton imbécil, ella quiere ser mía, ten un poco de orgullo y déjanos en paz - dijo por último Kalir y rasgó un pedazo de pared para distraerlos en su huída.
- ¡Firinea! - gritó Zamaron al asomarse por la ventana destruída mientras veía al Diablo correr con agilidad por las cornizas con la joven en brazos hasta entrar al mar.
- ¡Maldita sea! ¡Busquenlos! - ordenó - ¡No me importa que sea un Príncipe del Infierno, no puede llevarse a la prometida de otro hombre! ¡La quiero de regreso!
- Espera hijo - intervino su padre - se me ocurre una mejor forma de recuperarla sin tener que movilizar a nuestras tropas y además podremos exponer a ese Príncipe imbécil.
- ¿A qué te refieres?
- Déjamelo a mi - sonrió tocando su hombro y se retiró.
Zamaron quedó un momento allí admirando el desastre y al voltear notó a Sará paralizada en una esquina - Sará... ¿Estás bien? - preguntó acercándose.
- S-Sí... - respondió nerviosa.
- Disculpa, no sabía que estabas allí, ese maldito Diablo debe haberte asustado con todo esto.
- U-Un poco...
- ¿Por qué tienes esa apariencia?... - preguntó curioso de su bello aspecto.
- Oh! La señorita Firinea me arregló un poco... ella es muy amable... - comentó apenada.
- Ya veo... así que fue Firinea... - sonrió amable.
- ¿Qué pasará con la boda amo?... ¿Se cancela?... ¿Qué debo hacer?...
- Sólo se pospondrá, la recuperaré, no permitiré que ese Diablo haga lo que quiera con ella con su maldita prepotencia... Firinea será mi esposa... - aseguró ante el dejo de triteza en la mirada de la joven sirena.
Mientras tanto Kalir continuaba su huída con la joven a cuestas terminando así en las tierras del Norte a través de un portal en el mar.
- ¿A dónde vamos Kalir?
- A mi Palacio.
- ¿¡Qué?! Pero allí será en donde primero nos buscarán...
- No me importa, ordenaré a Ratjá que coloque guardias alrededor del Palacio y los enfrentaré a todos si se atreven a venir, por ti haré cualquier cosa, ya no me importa nada...
- Kalir...
- Debes saberlo Firinea, en este tiempo que me faltaste me he vuelto mucho más salvaje... te lo advierto... - soltó con una sonrisa seductora.
Al llegar al Palacio, Ratjá los recibió sorprendido - ¡Señorita Firinea!
- ¡Ratjá! ¡Te extrañé!
- Y yo a usted señorita, nos ha hecho mucha falta...
- Y ustedes a mi... Kalir, bájame, quiero abrazar a Ratjá - le pidió ella aun en brazos.
- Lo harás después, ahora tenemos otras cosas más importantes que hacer.
- ¿Qué?... - preguntó ella sorprendida y el Diablo subió las escaleras cargandola - E-Espera, ¿Qué cosas importantes? Ratjá!
- Eh... señorita...
- Ratjá ya sabes lo que debes hacer, pon guardias alrededor del Palacio y no nos molesten a menos de ser necesario - ordenó el Diablo.
- Sí Señor.
Kalir llevó a la joven a su obscura habitación y la colocó en la cama para luego recostarse a su lado lanzándose medio cuerpo sobre ella.
- Ka-Kalir... - murmuró neviosa y sonrojada, sentía que el corazón se le saldría. El Diablo clavaba en sus ojos una mirada llena de deseo como la de un animal salvaje a su presa pero sin emitir sonido, hasta que lentamente se acercó a su cuello y respiró en él.
- Firinea... - susurró - no sabes cuanto necesitaba sentir tu aroma... - dijo mientras se relajaba sobre ella.
- Kalir...
- Te extrañé tanto - continuó ya abrazandose a la joven - me has hecho tanta falta... casi muero cuando supe que te casarías... estaba a punto de destozarlo todo... pero lo unico que me detuvo fue la oportunidad de poder recuperarte... si no fuese por tu amor sólo sería un ser nacido para destruir... perdóname... por haber sido tan débil en ese momento...- dijo ya elevándose un poco mirándola a los ojos nuevamente.
- Yo también te extrañé... sabía que algún día irías por mí... confiaba en que la música te llevaría de nuevo a mi...
- Es verdad... - respondió y la miró de reojo - me duele verte en ese vestido... porque, aunque te queda hermoso, no se parece en nada al que diseñaste para nuestra boda... sé que ese no es el estilo de prendas que te gusta usar...
- ¿Viste el vestido?...
- Sí... lo hice... cada día en que no estuviste te imaginé en él...
Ella tomó su rostro y lo besó de forma suave y apasionada, él se dejó llevar un poco por la emoción, deslizó su mano izquierda por la pierna de ella y sintió como la joven soltó un suspiro
- Disculpa... me dejé llevar - se disculpó Kalir.
Firinea lo observó con sus brazos rodeando su cuello y respondió - Hoy es mi cumpleaños... ¿Qué me darás?...
- Lo que tu quieras...
- Tú sabes lo que quiero... - terminó de decir para con otro beso dar rienda suelta definitivamente a su pasión.
Kalir entre besos y caricias ayudó a la joven a desprenderse de su vestido mientras ella deslizaba sus manos por la fuerte espalda de él. Podían sentir sus corazones retumbar, eran inexpertos pero no por eso menos apasionados, cada segundo al lado del otro valía oro, pues no sabían cuando se avecinaría el desastre, así que lo dejaban todo en cada mirada, beso y suspiro, amándose de forma salvaje como solo ellos podían hacer, llenos de deseo y de un amor profundo cultivado desde la niñez...
Permanecieron en aquella habitación encerrados, disfrutando del calor de sus cuerpos, en un momento Firinea se recostó sobre el pecho de él y soltó una pequeña risa
- ¿De que te ries? - preguntó Kalir.
- Nada... es sólo que me siento como una mujer que se escapó con su amante - sonrió.
- ¿Qué? Tu y yo no somos amantes, somos únicamente el uno para el otro Firinea.
- Pero yo... ahora soy la prometida de otro hombre...
- No me importa, yo buscaré la solución, si es necesario mataré a ese triton.
- ¡No!, no por favor... no quiero que se lastimen por mi... Zamaron es un buen chico, sólo está confundido...
- ¿Confundido? No me interesa, no puede obligarte a ser su esposa, si es necesario le quitaré la confusión a golpes...
- Kalir...
- Te los aseguro Firinea, esta vez no me detendré hasta que seas mi esposa... - aseguró el Diablo a la joven cuyo cabello acariciaba hasta quedarse dormida.
Al despertar horas más tarde, Kalir había mandado a preparar una cena especial para que disfrutasen en la sala luego de ayudarle a ponerse un hermoso vestido y bajar las escaleras.
Una vez abajo la joven aprovechó para abrazar a Ratjá
- Ratjá... al fin puedo abrazarte - sonrió ella.
- Que alivio es tenerla de regreso señorita, aunque creo que el Señor se a vuelto mucho más mezquino para compartir su afecto con los demás - se burló.
- Escuché eso Ratjá, pero te lo perdono porque estoy feliz - respondió Kalir.
Luego de ello se dispusieron a cenar a gusto en una extraña pero nada desperdiciable paz, por alguna razón los tritones no habían dado señales y aunque el sirviente estaba feliz con la presencia de la joven no podía evitar preocuparse por ello, pero aquella tranquilidad se acabó cuando tocaron amablemente la puerta y fue el propio Kalir quien decidió abrir...
- ¿Salomón? ¿Qué haces aquí? - se sorprendió.
- Lo siento Kalir, ya no puedo cubrirte más.
- ¿Qué?...
- ¡Kalir! - escuchó y al ver en detenimiento vio que se acercaba Loxur, pero no venía solo, estaba en compañía de Zamaron, Claus y un par de tritones.
- Pero que ray-
- Atrápalo Salomón - ordenó Loxur.
- Eh?!
- Sí - acató este y rápidamente se colocó detrás de su hermano para aplicarle una llave que inmovilizaba sus brazos.
- ¡¿Qué estás haciendo?! - preguntó el Diablo.
- Esta vez fuiste demasiado lejos Kalir, tienes que regresar a Firinea con su prometido - continuó Loxur ya de pie frente a él.
- ¡¿QUÉ?! ¡NO! ¡FIRINEA NO SE IRÁ DE AQUÍ!
- Eso no lo decides tú, eres un gobernante, no puedes ser el primero en quebrar una ley por capricho. Si cometiste la estupides de romper el compromiso con ella en el pasado asume las consecuencias, pero no te permitiré robar la prometida oficial de otro hombre - sentenció severo su hermano y clavó sus ojos en la joven - Lo siento Firinea, sabes que es la ley...
- Sí... - respondió resignada, Zamaron se acercó a ella para tomarla en brazos, y al pasar Firinea le regaló una última sonrisa afligida a Kalir.
- ¡NO! ¡FIRINEA NO! - exclamó furioso pero Salomón lo retanía con mayor fuerza aún.
- Cálmate - le susurró - no empeores las cosas.
Así es, Claus lo había pensado bien, sin duda recurrir a Loxur para exigirle lo que le correspondía a su hijo por ley era la mejor opción, de esa forma no sólo no se expuso a un enfrentamiento con los diablos si no que también dejó en evidencia el manejo inapropiado de Kalir.
- Te lo dije Diablo, ella es mi prometida, ya perdiste tu oportunidad. Si quiera tuvieses un poco de palabra te mantendrías alejado de Firinea y la dejarías hacer una nueva vida en paz, con los suyos, pero eres tan egoísta que no te importa romper tus propias reglas para tenerla... nos vemos, Diablo - dijo por ultimo ya saliendo del Palacio.
Kalir apretó los dientes y, perdido por perdido, decidió jugar su última carta sin medir consecuencias...
- ¡No puedes llevartela! ¡Ella fue mía! - exclamó y todos quedaron en un rotundo silencio.
El triton sintió un frío correr su espalda - ¿Qué... dijiste?...
- Lo que escuchaste... Firinea fue mi mujer...
Zamaron volteó a verlo con una clara expresión de furia en sus ojos mientras cargaba a la joven en brazos y el Diablo insistió
- Dime... ¿Qué harás si resulta que ella lleva un hijo mío en su vientre después de hoy?...
Continuará...