- ¿Reina?... ¿De que rayos estás hablando?...- preguntó impactado Zamaron.
Morterus sonrió e insistió - Vamos Claus, ¿Por qué no aprovechas la oportunidad y dices la verdad a tu gente?...
- ¡Cállate, estás hablando estupideces! - respondió furioso el triton.
- ¿Estupideces? Porque no hacemos la prueba de ver como funciona el poder de esta sirena, quizas haciéndola gritar...
- ¡Detente demente! ¡Harás que nos mate a todos!
- Ja, ja! Y sigues insistiendo con eso... tal vez hasta tu te lo crees ya... ¿Qué pasa Claus? ¿Le tienes miedo a esta mocosa verdad? - sonrió - temes que te haga bailar como un títere con su voz ¿No es así?...
- ¿Qué?...
- El verdadero poder de la Sirena Reina es controlar la voluntad de los demás a través de su voz si lo desea...
- ¿Controlar?... - murmuró Kalir.
- ¿Por qué insistes en llamarla Reina? - preguntó Zamaron.
- Porque es lo que es, ¿Quién crees que habitó primero el mar?. Parte de la leyenda es cierta, la Sirena Reina era tan perseguida y codiciada por su poder que Poseidón la acogió como guerrera bajo su ala, pero en cuanto su hijo, Triton, nació, aquel Dios le encargó ser el guardián de ella. Triton se casó con la hija de esta pero para su sorpresa ella no heredaría sus poderes, ya que la reina tenía tal sentido de justicia y falta de ambición que pidió a los Dioses que su don no se heredara si no que surgiese en cualquier sirena del Clan al azar. Sin importar que tuviese estirpe o no esta sirena sería la nueva Reina del Clan y la familia principal tenía el deber de encontrarla, educarla y venerarla como tal, pero... al parecer, en alguna generación de la familia principal, este honor se perdió... ¿Qué diría tu ancestro, Triton, sobre el hecho de que la familia guardiana de la Reina un día decidió arrebatarle su corona?... - se burló.
- ¿Guardiana?... - murmuró Zamaron incrédulo.
- ¿Fue tu bisabuelo verdad Claus? Él decidió romper el ciclo de la guardia y en lugar de buscar a la Reina para cuidarla intentó casarla con su propio hijo valiéndose de la ignorancia de la pobre sirena... pero al ver que el sólo hecho de poseerla no podría ocultar sus porfundas raíces sagradas y pensamientos de realeza decidió cambiar la historia, reescribir la verdad de su origen... hicieron que todos pensaran que la Sirena Reina en realidad era un monstruo que ustedes, descendientes del Triton original, debían dominar por el bien de todos... tomaron a las sirenas reinas que siguieron y las controlaron con sus mentiras y miedos, anularon sus pensamientos haciéndolas sentir inferiores... ¿Estoy bien, Claus?... - preguntó con malicia ante el silencio de todos.
El triton mayor no respondía y Morterus agregó - Pero esta pequeñita se te escapó ¿No es así? Ja, ja! Ese Diablo le alimentó el ego hasta sacar su potencial y eso te vuelve loco... porque en cuanto revele sus dotes de reina ningun triton ni sirena, ni siquiera las bestias del mar podrán ignorar el llamado en la sangre que ella les despertará... en especial tu, Zamaron...
- ¿Qué?...
-Tu eres contemporáneo a ella, naciste para ser su perro guardián - sonrió - en cuanto mi hijo me dijo que protegías con recelo a una sirena a pesar de estar comprometida lo entendí, tenía que ser la reina... gracias a ti supimos quien era... sólo un guardian estaría dispuesto a cualquier cosa por una sirena que no lo ama ja, ja!... lástima que tu padre te hizo creer algo que no eras...
Zamaron volteó a ver a su padre con un claro gesto de confusión - ¿Qué rayos está pasando?... todos estos años... me hiciste creer que esta atracción que siento por ella era porque estábamos destinados a amarnos... y ahora resulta ser que no es más que la devoción de un perro por su amo?!
Claus no dijo nada pero el joven insistió - ¡No te quedes callado! ¡¿Es verdad lo que dice?! ¡¿Ella es la verdadera líder del Clan?!
Finalmente, presionado por la situación, el triton respondió - Sí... es verdad...
Zamaron congeló el impacto en su rostro - ¿Por qué?...¡¿Por qué rayos hicieron algo así?! ¡¿Dónde está su honor?!
- ¡¿Honor?! ¿Qué hay de honorable en criar toda la vida a niñas ajenas para que luego se lleven todos las alabanzas y el poder por nacer con la descendencia de la Sirena Reina ?! ¡¿y nuestro esfuerzo qué?!
¡¿Acaso todo el trabajo que hacíamos esperando a que aparecieran y luego cuidando el poder mientras crecían no valía nada?! Mi ancestro tenía razón, nosotros hacíamos todo el trabajo mientras que a ellas les bastaba con que naciesen bendecidas por ese poder para ser amadas...
- Padre... - murmuró desconociendo al hombre que tenía en frente.
- Yo no tuve la oportunidad de ser contemporáneo a una de ellas pero tú sí, de verdad quise que las cosas fueran diferentes, que aprendieran a amarse, controlar la situación de una manera amable, ¡Pero ese Diablo apareció y arruinó todo!
- Estás demente... faltar de esa forma a el legado de la familia... es un sacrilegio... - respondió el joven aún impresionado.
- Que interesante pelea familiar ja, ja! Pero si aún tienes dudas pequeño Zamaron podemos hacer una prueba... - dijo y tomó del brazo a la joven - veamos que sientes si la lastimó...
- ¡No te atrevas infeliz! - exclamó Kalir mientras que Zamaron apretaba los dientes ante esa amenaza preso de la ira.
- ¡Ya di de una vez qué quieres maldito!
- Venganza... - soltó sin problema el líder lagarto - siglos enteros soportando que ustedes nos traten a menos cuando en realidad no son más que un cardumen de peces que se pierden sin alguien que les diga qué hacer... años esperando esta oportunidad... y al fin llegó...
Sirius se acercó a la joven y le tomó el rostro con fuerza obligándola a mirar a la multitud - Míralos Firinea... todos ellos te pusieron en esta situación, desde que naciste te trataron como a un animal, como una criatura que no puede pensar por sí misma, te quitaron la libertad hasta encerrarte en un pecera, te humillan... deberías hacer que todos se maten entre sí... - sugirió con una sonrisa delirante ante la mirada impactada de ella.
- ¡No la toques maldit- intentó decir Zamaron pero de repente percibió como una flecha pasaba a su lado desde su espalda, era Claus que disparó una ballesta, de uno de los soldados, directo a la joven pero Sirius alcanzó a bloquearla.
- ¡¡¿Qué rayos haces maldito viejo?!! - dijo Kalir lanzándose sobre él - ¡Lastimarás a Firinea infeliz!
- ¿Lo ves Firinea? Si no les sirves te prefieren muerta... - insistió Sirius y con la punta de una fina daga de oro golpeó el collar de la joven provocando que este se cayese pero, al mismo tiempo, sus piernas regresaron.
- Esa daga... - murmuró Loxur - vaya viejo... hasta eso me ocultaste, definitivamente eres un desgraciado.
-¿Qué tiene? - preguntó Kalir.
- Es "La daga del Héroe" , una arma obsequió de los dioses a un héroe que debía atravesar una misión por ellos y le entregaron ese objeto para romper las barreras mágicas de todo tipo de objetos, escuché que estaba perdida en el mar pero ahora veo porqué no te preocupó que yo sellara la jaula de Firinea, tenías como romperla... - dijo clavando sus ojos en él.
- Vamos Firinea... usa tu poder, ordenales que se maten los unos a los otros... - continuó el joven lagarto.
La sirena sentía temblar su barbilla mientras él la acercaba a la cornisa del edificio, Firinea estaba aterrorizada de su propio poder, no quería emitir sonido, temía hacer un daño inconmensurable.
Deseaba atacarlo con su magia pero los brazaletes en sus brazos anulaban su poder mágico.
Sirius nuevamente la tomó del rostro y dijo - Está bien, si no quieres hacerlo yo los mataré por ti - sonrió - después de todo serás mi reina... - continuó y acto seguido intentó besarla, fue en ese momento en que ella reaccionó, aprovechando su cercanía golpeó con su cabeza el rostro del joven lagarto y se arrojó de espaldas al precipicio, definitivamente por su orgullo prefería morir antes que ser humillada una vez más por ese hombre.
Así, la joven cayó enmudecida por voluntad propia ante la mirada asombrada de todos.
- ¡¡¡Firinea!!! - exclamó Kalir y velozmente saltó para atraparla antes de que tocase el suelo, pero fue un soldado lagarto el que tomó la delantera y llegó a atraparla para llevársela - ¡Regresamela, maldito! - reclamó y con sus garras atravesó el cuello del lagarto para luego recuperarla - Firinea... - suspiró una vez que la tuvo en sus brazos clavando sus pies en la tierra, pero acto seguido tuvo que esquivar el ataque de otro lagarto que venía de frente
- ¡Traiganmela! - exclamó Sirius desde lo alto, pero Zamaron hizo lo propio con sus hombres
- ¡Vamos! - ordenó alentándolos a pelear dando así inicio a un cruento enfrentamiento en donde los diablos se vieron involucrados.
Eran cientos de soldados lagartos, los mismos parecían no tener fin, todos dispuestos a pelear y derrotar a los tritones en la tierra. En un momento Sirius dio un gran salto y cayó frente a Zamaron
- Tu y yo tenemos algo pendiente... - comentó mostrando la cicatriz en su pecho.
- Con gusto terminaré de revanarte si es lo que deseas - amenazó mientras chocaba su espada con la del lagarto.
Kalir también deseaba pelear pero primero debía poner en resguardo a la sirena, los lagartos estaban decididos a llevársela. En ese instante observó por detrás de él y notó la puerta del Palacio abierta y desde ella se asomaba una joven sirvienta de cabello castaño y rebelde, era Sará, la misma le hizo señas de que entrase y este sin opción accedió.
- Príncipe Kalir ¡ De prisa, por aquí! Vamos al templo, allí la señorita estará segura - dijo y al llegar notó que la mayoría de las sirenas estaban ocultas ahí, el Diablo la dejó delicadamente cerca del altar del templo - Espera aquí Firinea, te prometo que regresaré por ti, ahora iré a arrancar un par de cabezas - dijo confiado ya yéndose
Al salir, Sará trabó la puerta desde adentro, Firinea aún se resistía a hablar pero estaba segura que si las cosas seguían su paso aquel lugar no sería seguro por mucho tiempo. Ya no podía contar la cantidad de veces que había sido salvada tanto por Kalir como por Zamaron, quería regresarles el favor, pelear por su bienestar también.
Miró a su alrededor por el templo en búsqueda de armas pero lo único que encontró fue un pequeño arco en la mano de una estatua y ni siquiera una flecha a la cual lanzar
- ¿Señorita Firinea? ¿Qué hace? - preguntó Sará al ver que la misma encaraba la puerta secreta de salida.
La sirena sólo sonrió y con sus manos hizo señas para que todas se quedasen allí mientras ella finalmente decidía salir, no estaba segura de qué podría hacer pero lo que sí sabía es que no podía tolerar esperar escondida sin tener idea de lo que sucedía afuera.
Subió las escaleras que la llevaban a la terraza de la segunda torre y sigilosamente se asomó al campo de batalla, el panorama era desolador, sin duda los diablos eran más fuertes pero la inmensa cantidad de hombres lagartos tenían la ventaja. Tanto Zamaron como los tres Diablos estaban peleando por separado, y aunque Loxur se había transformado en Minotauro lo cierto es que no quería exagerar con su poder pues podía provocar un desastre en aquella tierra, así que sólo se limitaba a defender.
Trataba de recordar las palabras de todos en ese momento, la idea de que Claus decía que podía ser muy peligrosa para los demás y al mismo tiempo las palabras de Morterus mencionando que ella podía dominar con sólo hablar y desearlo. ¿Cuál era la verdad? Había llegado a sentir miedo de su propio poder, aquel momento de duda la llevó a apretar el pequeño arco con sus dos manos y este inmediatamente empezó a brillar, cambiando de forma hasta convertirse en uno enorme y majestuoso, con finos detalles en oro, parecía un objeto propio de los dioses, pero aun tenía un problema, no contaba con flechas para atacar... "si al menos pudiese derribar un par de enemigos desde aquí..." se reprochó pero una voz en su cabeza la consoló
- "Tranquila... deja salir tu instinto... sólo apunta donde creas el blanco correcto y deja que el arco haga el resto..."
¿Quién era? ¿Por qué le decía eso? ¿Será posible que sus antepasados tratasen de mostrarle el camino adecuado? De cualquier forma ya no tenía tiempo para dudar, debía actuar rápido. Tomó el arco y apuntó a los enemigos, con su mano derecha simuló poseer una flecha pero, para su sorpresa, entre sus manos se dibujó una flecha de energía pura, resplandecía como la luz de un rayo.
Podía sentirlo en su cuerpo, la indomable valía de una sirena guerrera estaba despertando, soltó la flecha y está se clavó en el pecho de un lagarto que estaba a apunto de saltar sobre Kalir, inmediatamente todos buscaron la dirección de dónde salió aquel feroz poder y al voltear se toparon con la imagen de la hermosa sirena que ahora dejaba ver llamas en sus ojos.
Los tritones sintieron su sangre burbujear, aquella jovencita de pie en las alturas transmitía una energia imponente, Claus ya no tenía dudas, la Reina estaba despertando...
- "No te límites a lo que ya conoces, piensa en todas las posibilidades, apunta las veces que sea necesario..." - insistió aquella voz en la cabeza de Firinea y ella se arriesgó incluso a lanzamientos múltiples de a dos y hasta tres flechas a la vez, todas daban directo en sus enemigos, no tenían una mínima falla, su cuerpo parecía moverse solo.
Kalir y Zamaron estaban impresionados con esa destreza pero Loxur regresó a su forma de Diablo y rápidamente lo volvió a la tierra
- ¡Kalir! ¡Protege a Firinea! Que no escalen la torre - dijo mientras aprovechaba para acabar con cada enemigo derribado por la sirena.
- ¡Sí! - respondió este y corrió a los pies de la torre para eliminar a los lagartos que pretendían alcanzar a Firinea.
Al ver el despliegue de la joven, y la caída masiva de su ejército, Morterus se llenó de rencor, arrepinitiendose por no haberla eliminado cuando tuvo oportunidad
- ¡¡¡Maldición!!! - exclamó el viejo líder y ante la mirada sorpresiva de todos se transformó en un lagarto semi-humano, enorme y monstruoso.
Loxur estaba a punto de volver a transformarse para enfrentarlo pero la bestia dio un salto enorme, pasando incluso por encima de Kalir, para trepar a la torre y hacerse con la sirena.
- ¡Firinea! - se preocupó Zamaron dispuesto a ir en su ayuda pero Sirius lo bloqueó - Tú estás peleando conmigo, pecesito, que no se te olvide... - sonrió con demencia.
- Ya me tienes harto infeliz... - murmuró molesto volviendo más salvaje su ataque.
Kalir intentó alcanzar a la bestia mientras esta llegaba a la cima de la torre provocando el sobresalto de la joven que aún se esforzaba por no emitir sonido.
Pero cuando la tuvo enfrente lo supo con sólo ver el extraño dorado en sus ojos y su fría expresión, Firinea estaba siendo poseída por la portadora anterior de La Voz de la Muerte, la Reina Sirena recluida por el padre de Claus, la mujer de la cual se enamoró y por quien inició el conflicto sin fin con los tritones para poseerla...
- ¿Eres tú?... ¿Adara?...
Continuará...