- ¿Qué dijiste?...
- Pregunté si tu eras el tío Hazar.
- ¿Tío? ¿Quién eres tú?
- Soy tu sobrina, Siry.
- ¿So-Sobrina? - preguntó perplejo - ¿Como que sobrina? ¿Quienes son tus padres?
- Mi papá se llama Noré y mi mamá Anaciel.
- ¿Qué?... - murmuró, al oír esos nombres su corazón se estremeció y sus dientes se apretaron.
- ¿Tienes un hermano que se llama Noré verdad?
- Pero... eres una niña... eso es imposible, los diablos no podemos tener hijas...
- Soy mitad Diabla... mi hermano gemelo, Bastian, es un Diablo por completo como ustedes.
- ¿Gemelo?... - preguntó en voz alta y recordó haber escuchado que Noré tenía hijos gemelos pero desconocía el hecho de que uno era una niña, simplemente por querer ignorar la vida de su hermano no había indagado al respecto.
A pesar de la oscuridad la observó por un momento en detenimiento - Esos ojos... y ese inconfundible olor a perro... - murmuró.
- ¿Qué?
- ¿Y qué rayos haces aquí? ¿Por qué estás sola en este lugar?
- No lo sé... creo que fue un accidente...
- ¿Accidente?
- Sí, estábamos con el tío Rustem y la tía Ananya en la tierra de los Grifos... tocamos una piedra azul y ya no supe como llegué aquí... pero creo que fue por mi deseo.
- ¿Qué deseo?
- ¡Le pedí a la piedra azul que quería conocerte y por eso me trajo aquí! - se entusiasmó.
- ¿A mi? ¿Por qué querías conocerme? - preguntó confundido.
- Porque los conozco a todos excepto a ti... eres el tío del que nadie quiere hablar...
Hazar no podía creer en la situación que se encontraba, quería huir y alejarse de todo lo que tuviese que ver con su hermano, pero luego reflexionó que no podía dejarla abandonada a su suerte, su olor humano la pondría una y otra vez en peligro en aquel Reino, así que se puso de pie, avanzó un poco y fastidiado dijo
- Sigueme, ven conmigo.
- ¿A dónde vamos? - preguntó siguiéndole el paso.
- A mi Palacio, si te quedas aquí te comerán los demonios. Este Reino esta lleno de bestias como la que viste, en estos días andan muy activos y si te descubren te cazarán como a un conejo, tu olor humano los atraerá en cuestión de minutos.
- E-Está bien... - respondió nerviosa e intentó alcanzarlo pero los pasos de Hazar eran enormes comparados con los de ella - E-Esperame!
- Date prisa - le dijo indiferente.
- Eres muy alto, caminas más rápido, ¿Me das la mano?
- No.
- Pe-Pero... - murmuró ella y Hazar pudo oír un sollozo que lo obligó a voltear - Tengo miedo... y estoy cansada... - continuó al borde de las lágrimas.
Él se acercó de prisa - Está bien, está bien, no llores. Tú ganas - se rindió y le extendió su enorme mano de la cual Siry se aferró sólo a su dedo índice - Maldita sea, no puedo creer que no soporte ver llorar una mujer.
- Gracias...
- Vamos de una vez - terminó cortante y caminaron en un incómodo silencio por las calles del desolado lugar, inevitablemente Hazar tuvo que disminuir su velocidad para no llevarla arrastrando su paso, se sentía incómodo, en verdad odiaba la situación pero no tenía opción.
Siry tampoco decía nada, sólo se limitaba a mirar a su alrededor temerosa del panorama, de vez en cuando levantaba la mirada y espiaba el rostro del Diablo, tenía un gesto adusto, su ceño fruncido, se notaba su fastidio.
En un momento un sutil gruñido se escuchó desde los callejones y ella no pudo evitar apretar aún más con su pequeña mano el dedo de él, nuevamente sintió miedo pero la voz de Hazar la sorprendió
- Tranquilízate, mientras yo esté aquí no se acercarán - soltó serio en un vago esfuerzo por calmarla.
- E-Está bien... - murmuró tímida, pensaba que a pesar de verse enojado él podía ser amable.
Mientras ellos seguían su camino, Salomón y Kalir discutían respecto a qué hacer con Bastian.
- ¿Entonces como fue que llegaste aquí? - preguntó Salomón.
- Con mi hermana tocamos una piedra azul en la tierra de los Grifos y aparecí aquí - respondió el niño aún sostenido por Kalir cual muñeco.
- ¿Con los Grifos? ¿Y dónde está tu padre?
- Papá está en el mundo humano, estamos al cuidado del tío Rustem aquí.
- ¡¿De Rustem?! Ja, ja! - se burló Kalir - ¿El perro perdió la cabeza? Rustem no puede ni cuidarse solo.
- ¿Y lo dices tú? - deslizó Salomón.
- Oye! Yo soy mayor que Rustem.
- Eso lo hace mucho peor...
- Bueno, ¿me van a dejar ir o que? - preguntó Bastian ya molesto.
- Tienes un tono demasiado impertinente para ser tan pequeño - insistió Kalir.
- Soy educado con quien lo merece, tú tampoco lo eres conmigo, que seas mi tío no significa que te deba respeto sólo por ser más viejo.
- ¡¿Qué dijiste?!
- El tío Vittorio es educado por eso lo respeto.
- Vittorio es un maldito cíclope insensible y aburrido.
- No es aburrido, es genial, estoy seguro que sabe mucho más de magia que tú - refutó cruzando los brazos.
- Estás empezando a irritarme enano... es más, tu odiosa actitud me recuerda a la de alguien - dijo frunciendo el ceño.
- A mi también me recuerda a alguien - comentó Salomón y en eso sus esposas se acercaron.
- Kalir, ¿Qué le estás haciendo a ese niño? - le reclamó Firinea - Oh! ¡No puede ser! ¡¿Es un Diablo pequeño?! No me digas que es-
- Es el mocoso de Noré - la interrumpió él.
- No soy un mocoso, soy un Príncipe - se defendió Bastian.
- Ohh! Siempre quise conocerlo pero nunca lo trajiste aquí...
- Porque enloqueces cuando tienes a un niño cerca... - murmuró por lo bajo.
- ¿Qué dijiste?
- Nada.
- Bájalo ahora mismo.
- Puff - resopló el Diablo y obedeció.
Las tres mujeres se acercaron, el pequeño no pudo evitar sorprenderse por su belleza, pero especialmente quedó admirado por Firinea.
- Hola ¿Cómo te llamas? - se presentó.
Bastian recordó lo dicho por su tío Rustem y lleno de confianza tomó delicadamente la mano de ella para besarla - Mucho gusto, soy Bastian, hijo del tercer Príncipe del Infierno Noré.
- Oh, es un caballero, yo soy Firinea, Reina de las Sirenas y tu tía, soy esposa de Kalir.
- ¡¿Una sirena?! ¿Y eres esposa de él? - preguntó y volteó a verlo - ¿Cómo hiciste para conseguir una esposa tan bonita?
- Je, es porque soy genial, Firinea se muere por mi - presumió.
- Ó tal vez tienes mucha suerte - respondió audaz el pequeño.
- ¡¿Qué dijiste?!
- Ja, ja, que divertido eres Bastian, es increíble como en tan poco tiempo un niño puede crecer tanto - comentó Sayuri - ¿No te has olvidado de mi verdad?
- Claro que no, nunca olvidaría a mujeres tan hermosas - sonrió atrevido a Sayuri y Ondi.
- Vaya, debe ser de familia, ya eres todo un galán.
Salomón y Kalir se miraron - Se parece a Rustem - dijeron al unísono.
- ¿Qué?
- Sí, definitivamente este mocoso parece más hijo de Rustem que de Noré, ahora entiendo lo irritante.
- Oye! El tío Rustem es el mejor.
- ¿El mejor? Rustem no puede ni compararse conmigo.
- Es divertido, puede volar, le gusta a la chicas y es muy valiente. ¿Sabías que tuvo que enfrentarse con la
Quimera para poder casarse con la tía Ananya? Supera eso - lo provocó.
- Vaya, este niño razona, tiene buenos argumentos - comentó Salomón.
- Ya me cansaste enano, te mostraré lo que es bueno - dijo molesto Kalir y nuevamente lo tomó de la ropa.
- ¿Qué piensas hacer con él? - preguntó Firinea.
- Le demostraré quien es el Diablo más genial de todos.
- ¡Pero tengo que regresar con el tío Rustem!, debe estarme buscando.
- Rustem, Rustem, Rustem ¿Qué no sabes decir otra cosa, enano? Sólo serán unas horas, nada puede ser más emocionante que estar conmigo - sonrió.
Bastian lo pensó por un segundo y preguntó - ¿Si me quedo contigo podré conocer a niñas sirenas igual de bonitas que tu esposa?
- ¿Eh?
- Sí, quizás puede conocer a mi futura esposa aquí - se emocionó.
- Es igual de precoz que Rustem... - deslizó Salomón - Bueno, yo ya te dije que pienso de esto, deberías regresarlo. Ahora nos vamos, no voy a involucrarme en lo que sea que esté pasando por tu cabeza.
- Ja, Ja! No te preocupes, no le pasará nada malo.
- Bien, nos vemos, vamos Sayuri debes descansar, y Ondi tu padre debe estarte esperando.
- Sí, nos vemos Firinea - sonrió Sayuri tomando la mano de Salomón ya yéndose seguida de Ondi.
- Adiós!, estaré atenta a cuando nazcan tus bebés - respondió y una vez que se alejaron - Kalir, sea lo que sea que estés planeando olvidalo y regresa a ese niño.
- Vamos Firinea, ¿Qué podría pasar?
- Conociéndote cualquier cosa podría pasar, debes llevarlo con Rust-
- Reina Firinea - la interrumpió una voz acercándose, era Zamaron.
- ¿Qué ocurre Zamaron?
- Necesito que venga conmigo para tratar unos asuntos del Clan, hemos traído unos documentos que debe firmar y... - continuó hablando el Triton y Kalir murmuró.
- Esta es nuestra oportunidad enano, vámonos - dijo y salió corriendo con el pequeño cual costal.
- Kalir espe-... Oh... sigue siendo como un niño... - comentó Firinea al verlos irse.
- Parece que él nunca va a cambiar - agregó Zamaron.
- Sí... y eso es lo que más me gusta de él - sonrió.
Mientras tanto en el Palacio de Vittorio, el Cuarto Príncipe del infierno había dado la orden a su sirviente principal, Ceres, para que impartiese una búsqueda por los alrededores de su Reino y saber si los niños podían estar en el mismo, aunque aparentemente la respuesta era negativa aun así que no perdieron tiempo y discutieron los pasos a seguir.
- Bien, presten atención, lo mejor sería separarnos para así ampliar la zona de búsqueda, por eso se llevarán estas joyas de comunicación. Ya sabemos que si queremos evitar que Rustem sea asesinado tanto mi padre, como Loxur y Noré no deben enterarse de esto así que todo depende de nosotros y nuestros contactos más cercanos. Ananya, tú pídele a tu gente que busquen por el primer infierno, Rustem, ordena a Isbel que organice una búsqueda por tu Reino, ya hice lo propio aquí así que sólo nos restaran cubrir cuatro Reinos, Gula, Codicia, Ira y Lujuria...
- Entendido - respondió Ananya.
- ¿Y qué pasa si no están en el Infierno? - preguntó Rustem.
- Si no estuviesen aquí de cierta forma me sentiría más aliviado, en este lugar corren más peligro que en el mundo humano, eso es seguro. En todo caso recurrir a Noré para buscarlos en el mundo humano será más fácil, quizás te perdone la vida... - respondió y Rustem tragó saliva - Si tuviésemos una mínima pista de a dónde la piedra los pudo haber llevado esto sería más fácil...
- ¿Y qué tal si pensamos en sus deseos? - propuso Ananya.
- ¿Deseos? ¿Cuáles deseos? - preguntó Vittorio.
- Antes de tocar la piedra los chicos relacionaron el hecho de que la piedra los transporte como si se tratara de pedir simples deseos, Bastian por ejemplo recuerdo que dijo que quería ser un gran guerrero, encontrar a un maestro.
- Entiendo, ¿Y qué hay de Siry?
- Siry no lo especificó, sólo dijo que no podría pedirlo porque su padre se enojaría.
- ¿Que Noré se enojaría con ella? Eso es extraño... aún así ambos suenan demasiado amplios como para determinar un lugar.
- ¿Y si probamos pensar como si fuésemos niños? - comentó Rustem.
- Oh, sí, inténtalo. Eso seguro se te da bien a ti... - deslizó con cierto sarcasmo Vittorio.
- Dadas las circunstancias lo tomaré como un cumplido.
- Bien, tú eres más unido a Bastian, puedes imaginar como piensa, estamos en el cuarto Reino, ya tenemos gente buscando en el primero, aquí y en el ultimo, propongo que ustedes desciendan mientras que yo iré en ascenso.
- ¿Irás al Reino de Noré?
- Sí, trataré de encontrar pistas con Garono sobre ese presunto deseo de Siry, si es algo que podría enojar a Noré quizás se trate de algo prohibido en su propio Reino o Palacio...
- Entendido.
- Bien, partamos de una vez, si encuentran algo avisenme... - terminaron por decir y partieron a los respectivos lugares para iniciar la extenuante búsqueda de los pequeños.
Y al mismo tiempo, en el segundo Reino...
Hazar llegaba a su Palacio con la pequeña Diabla aún tomando su mano, ninguno de sus sirvientes, ni siquiera Thurksen, pudo disimular su
sorpresa al verlo.
- Señor Hazar... ¿ella es quien creo que es? - preguntó.
- ¿La conoces?
- Bueno, puedo imaginar quien es por su apariencia...
- ¿Tú sabías que él tenía una hija mujer?
- Todos saben sobre el rumor de la unica princesa Diabla.
- Vaya... ¿Tan absorto estaba en mi mundo que soy el único que no sabía de su existencia?
- Hola, soy Siry - se presentó amable ante el sirviente.
- Bienvenida señorita Siry, será un gusto atenderla.
- Bien , ya que la conoces te la encargo - dijo y se safó de su mano rápidamente para subir las escaleras.
- Oye, esper...
- Escuchame bien, yo no puedo salir de este Reino ni comunicarme con los demás, estoy condenado en un encierro, así que tienes dos opciones, ó te arriesgas a salir de aquí con uno de mis sirvientes atravesando el Reino a riesgo de que los ataquen más de esas bestias que viste hace un momento, la salida del Reino está infestado de ellos, ó te quedas aquí esperando a que a alguien se le ocurra buscarte en este lugar. Tú eliges.
Siry lo pensó por un momento, tenía que admitir que aquellos demonios eran en verdad aterradores y lo único a lo que parecían temerle era a él, pero dado el caso que Hazar no podía acercarse a la salida del lugar decidió responder - Está bien, me quedaré aquí.
- Bien, ya casi es la hora de la cena, prepárale algo de comer, yo estaré en mi habitación, hazte cargo de ella Thurksen.
- Oye, espera ¿No vamos a comer juntos? - preguntó inocente.
- No, hazlo tú sola - respondió con un tono aspero.
Siry no estaba acostumbrada a que la tratasen de ese modo, mimada por todos, inclusive por su abuelo, sólo recogía elogios y palabras dulces hacia ella, pero aquel Diablo que tanto ansiaba conocer parecía despreciarla sin entender el porqué, y aquello sólo terminó revelando que ella también tenía carácter.
- ¡Para ser un Príncipe eres muy grosero! - exclamó frunciendo el ceño tratando de parecer enojada pero en su adorable apariencia era difícil de creer.
Sorprendido, Hazar no pudo evitar voltear y, con molestia y burla, respondió - ¿A sí? Pues acostumbrate, ¿Querías conocerme? Así es como soy.
- Señor Hazar... - murmuró Thurksen incómodo por la partícular disputa.
- Ya sabes Thurksen, ocúpate de ella hasta que vengan a buscarla, sólo mantenla lejos de mi - terminó y subió las escaleras - Maldita sea - murmuró de camino a su habitación - Su apariencia es como la mezcla perfecta de Anna y ese perro infeliz... no soporto mirarla... es como si el maldito me estuviera restregando su felicidad en la cara... - dijo para sí mientras sentía su corazón doler.
Siry quedó perpleja por su destrato - ¿El tío Hazar... me odia?... - preguntó al sirviente.
- Princesa Siry...
- Pero... ¿Por qué?... yo no le he hecho nada...
- Es algo complejo de explicar... pero créame que usted no es el problema... Venga conmigo por favor, le prepararemos su cena - propuso mientras gentilmente le ofrecía su mano y ella aceptó.
Hazar quedó en su habitación, lo único que deseaba era que alguien se apresurase a buscarla y no tener que verla. Así pasó una hora de aquello y llamó a su sirviente para que le acercase una bebida.
- Con permiso Señor Hazar, aquí le traigo lo que pidió.
- Déjalo sobre la mesa - ordenó.
- Sí. ¿Necesita algo más?
- No, puedes irte.
- Como desee Señor.
- Thurksen - lo detuvo.
- Dígame.
- ¿Qué... está haciendo ella?... ¿Ya comió?... - preguntó tratando de parecer indiferente.
- Bueno Señor... en realidad no...
- ¿Qué? ¿Por qué?
- La señorita se niega a comer.
- ¿Es por la comida? Supongo que está acostumbrada a la de los humanos, sólo prepárenle lo que quiera.
- No es eso...
- ¿Entonces qué?
- La señorita dice que no cenará a menos que usted la acompañe...
- ¡¿Qué?! ¿A qué viene eso?
- Dice que ella está acostumbrada a comer en "familia"...
- ¿Qué estupidez es esa? Sólo es comida.
- Señor... si me lo permite, le sugiero que tenga un trato amable con la señorita... He sabido por boca de su padre que él siente devoción por ella, si la princesa cuenta que se sintió maltratada por usted sólo tensará aún más la relación con sus hermanos y Padre...
- No hay nada que me importe menos.
- Pero además... ella está triste... - deslizó el sirviente.
- ¿Qué? ¿Triste?
- Sí, puede sonarle ilógico pero parece que ella de verdad quería conocerlo... sólo es una niña, ¿Por qué no le da el gusto?...
Hazar reflexionó un momento y gruñón respondió - Está bien, cenaré con ella, maldita sea.
- Entendido, prepararé todo - acató triunfante Thurksen al ver su propuesta aceptada.
Así, el Diablo juntó coraje y tomó asiento en el salón principal para cenar con la pequeña princesa.
En un principio permanecieron en silencio, aunque Hazar se decía a sí mismo que le dolía verla en el fondo no podía evitar hacerlo, admiraba sus modales y pensaba - "Vaya, Anaciel de verdad a criado a una princesa..."
Cuando Thurksen apareció con la comida Siry preguntó - ¿Haz estado en el mundo humano tío Hazar?
- ¿Por qué lo preguntas?
- Por la comida, pensé que habías estado allá por eso pediste este plato para cenar.
- Lo pedí por ti, ¿Vives en el mundo humano no es así? Comes lo que ellos.
- Sí, aunque sólo suelo comer lo que mamá prepara, cocina delicioso.
- Así que también sabe cocinar... - murmuró recordando que a pesar de que no tenía predilección por la comida humana disfrutaba de los platos que Anna le preparaba llenos de amor, una sensación de envidia lo invadió - ¿Por qué querías conocerme?
- ¿Qué?
- ¿Qué es lo que sabes sobre mi?... - preguntó intrigado aún por el particular deseo de la niña.
- Casi nada... - respondió.
- ¿Eh?
- Nadie quiere decirme nada sobre ti, nadie quiere hablar de ti, ni siquiera el abuelo... dice que sólo mi papá me lo debe decir...
- ¿Y él no te dijo nada?
- Cuando le pregunté por ti se molestó un poco, dijo que sólo debía saber que está muy enojado contigo y que eres peligroso porque le hiciste daño a mamá...
Hazar la observó intrigado - ¿Y aún sabiendo eso querías conocerme?
- Sí.
- ¿Por qué?
- Porque mamá no está enojada contigo...
- ¿Qué?... - se sorprendió.
- Sí, mamá me dijo que sólo cometiste un error, que a todos nos puede pasar... por eso si ella no está enojada no entiendo porque nadie quiere hablar de ti...
- Anaciel... - murmuró impactado por esa revelación.
- Dime tío Hazar, ¿Tú puedes decirme la verdad?...
El dejó ver una sonrisa afligida - Cuando lo sepas... me odiarás igual que todos los demás...
Continuará...