- ¿Por qué dices eso? - preguntó ella sin entender.
- Porque es la verdad, tu padre tiene razón, soy una amenaza - soltó algo indiferente.
- ¿Por qué? No entiendo...
Hazar dio un suspiro - ¿Sabes que tu madre era un Ángel verdad?
- Sí.
- Por mi culpa casi muere, yo provoqué que ella terminase siendo un humano - dijo de la forma más brusca posible buscando terminar de un a vez con el interés de la niña en él.
Siry lo miró a los ojos directamente por un momento - Oh... ¿Y eso fue muy malo?...
- ¿Eh?
- Es que mamá me dijo que está feliz de ser un humano.
- ¿Qué?...
- Sí, porque dice que si ella no se hubiese vuelto humana no podría habernos tenido ni estar con nosotros - explicó ella mientras movía un poco el tenedor en su plato, Hazar quedó enmudecido por esa revelación, nunca se había detenido a pensarlo de esa manera y Siry continuó - Ya veo, por eso mamá no está enojada contigo, tú la ayudaste a ser humana.
- Yo no la ayudé a ser humana, fue tu padre - respondió cortante y molesto - Yo quería convertirla en un demonio y por eso casi muere al ser ella un Ángel.
- ¿Por qué querías convertirla en demonio?
- Porque... - no sabía como explicarle a ella los términos de la reencarnación, por un segundo pensó en si estaba haciendo lo correcto al decírselo, si independientemente de que él sólo quería que ella ya no se interesara en su persona, al revelarle algo así, no provocaría que también viese de otra forma a su propia madre ¿Qué tanto mal podría provocar? Así que sólo pudo decir - Porque quería que ella se quedara conmigo - confesó - tu madre... se parece mucho a una novia que tuve hace muchos años y que perdí... por eso... quería convertirla en demonio para que se quedará conmigo... - respondió esperando ver el enojo en la pequeña.
- Oh... entonces ¿papá y tú se pelearon porque a los dos les gustaba mamá? - razonó en su inocente cabeza.
- ¿Eh? - se sorprendió él - Bueno, sí, supongo que también puedes decirlo así.
- Ooh, ya entiendo, las peleas de los niños cuando les gusta una misma niña pueden ser muy feas... a mi también me pasó...
- ¿Qué? ¿Cómo?
- En la escuela, dos amigos se pelearon por mí... dijeron que yo les gustaba a los dos... me sentí muy triste porque eran muy buenos amigos... y ahora parece que ya no podemos serlo... ahora entiendo porque mamá quiere que tú y papá se vuelvan a hablar...
- ¿Qué? ¿Acaso Anaciel se volvió loca?
- Oye no seas grosero, mi mamá no está loca, ella es especial.
- ¿Especial?
- Sí, papá dice que mamá es demasiado especial, porque ella puede ver los corazones de las personas, aunque parezcan malos por fuera... no sé muy bien que significa pero a mi me gusta como es mamá, quiero ser como ella... por eso pensé que aunque papá esté enojado contigo, si mamá no lo está, entonces tan malo no debes ser... ¿Verdad?
Hazar la observó en silencio mientras entrelazaba los dedos de sus manos por encima del plato, estaba impresionado por la manera en que Anaciel había sembrado aquella semilla de duda en ella, dándole así la posibilidad de decidir por sí misma qué creer, que buscase su propia verdad sobre el asunto
- Vaya... Anaciel no tiene idea de como criar a un Diablo...- murmuró en voz baja con cierta burla.
- ¿Eh?
- Nada.
- Entonces ¿No te vas a amigar con papá?
- Tu padre me odia, eso es un hecho, no creo que le interese en absoluto que arreglemos las cosas y estoy seguro que está feliz de que yo esté encerrado aquí.
- ¿Por qué?
- Porque seguro teme que vaya tras tu madre otra vez.
- Oh... ¿pero tú no lo harías verdad?...
Hazar clavó sus ojos en los de ella - ¿Y que dirías si te dijese que sí? Que buscaría a tu madre otra vez...
- Yo... te diría que no lo hicieras... porque a ti no te gusta de verdad mi mamá...
- ¿Eh? ¿Por qué aseguras algo así?
- Por lo que me dijiste... a ti sólo te gusta mi mamá porque se parece a tu novia que se fue... ¿No es así?
El Diablo quedó perplejo por su razonamiento
- En cambio papá de verdad ama a mamá... él está muy enamorado de ella y mamá también de él... ellos son felices juntos... y si tú la buscas ya no lo serán... ¿Lo entiendes tío Hazar?...
- Sí, sí, lo que digas - respondió molesto por su incómoda verdad.
- Bien... gracias por decirme la verdad tío Hazar, mamá tenía razón, no eres tan malo - sonrió.
Él no dijo nada, en cambio una mezcla de melancolía y rabia se había formado en su pecho, una sensación molesta que le hería nuevamente el orgullo, ceder ante el razonamiento de una niña y para peor era la hija de su mayor rival, aquel que le había arrebatado su posibilidad de ser feliz... Oír de la boca de aquella pequeña que ellos eran felices mientras él estaba encerrado en ese lugar nuevamente encendía la hoguera de su corazón.... A pesar que podía entender lo que ella expresaba no lograba controlar su envidía al imaginar que esa felicidad podría haber sido para él, que esa hermosa y dulce mujer podría haber sido suya...
- ¿A ti qué más te gusta comer tío Hazar? - lo sacó de sus pensamientos con su pregunta.
- ¿Qué?
- Sí, si te gusta la comida humana quizás nos guste lo mismo - sonrió.
- Mejor calla y come... antes de que se enfríe... - deslizó en un tono menos áspero.
- Está bien - respondió y ambos continuaron su cena ya en silencio mientras los sirvientes escuchaban desde la cocina aquella conversación. Aunque al principio Thurksen no sabía que clase de reacción podía tener Hazar con ella en en en el fondo sabía que la presencia de Siry podía ser un nuevo inicio para su Señor, una señal para dejar el pasado de una vez atrás...
Al mismo tiempo Kalir continuaba su travesía por el Reino de la Gula corriendo de forma salvaje con el pequeño Bastian a cuestas
- ¡Espera! ¡¿A dónde vamos?! ¡Este lugar se ve peligroso! - exclamaba el pequeño al ver el panorama, era un zona obscura que orillaba el mar y estaba lleno de rocas enormes y picos filosos por los cuales el Diablo se movía sin temor, tal como si fuese un patio de juegos.
- Ahg! Qué ruidoso eres, ¿Por qué te preocupa tanto? ¿Eres un guerrero en entrenamiento verdad? - respondió mientras lo cargaba cual costal tomándolo por la cintura.
- ¿Qué? - se sorprendió Bastian.
- Eso, eres un guerrero Diablo en entrenamiento ¿No es así? Esto es natural.
- Yo no... bueno, no.... es deci-
- ¿Eh? Habla claro enano.
- ¡Yo no sé pelear! - exclamó.
Kalir detuvo su marcha y alzó al pequeño como si fuese un muñeco para mirarlo de frente - ¿Ahhh? ¿Qué estás diciendo? ¿Cómo qué no sabes pelear?
- Ya me oíste, yo no sé pelear.
- ¿Pero estás haciendo el entrenamiento básico de un guerrero Diablo verdad?
- ¿Entrenamiento básico? ¿Te refieres a aprender magia? Sí, el tío Vittorio me enseña.
- No, estoy hablando de pelear con bestias, afrontar misiones, usar armas.
- ¡¿Usar armas?! ¡¿Yo puedo usar armas?!
- ¿De verdad no lo sabías? ¿Pero qué rayos a estado haciendo tu padre contigo?
- Papá no quiere que estemos obligados a llevar la vida de un Diablo... como mi hermana es mitad humana quiere que aprendamos a vivir en los dos mundos para que elijamos donde queremos estar cuando seamos más grandes...
Kalir se mantuvo en silencio por un momento dejando ver una expresión pensativa - Mmm... tiene sentido pero no puede privarte de las enseñanzas básicas de un guerrero. Tu eres un Diablo puro, eres su primogénito, serás su heredero, recibirás su espada.
- ¡¿En serio?!
- Sí, ¿Y qué acaso tú tío favorito "Rustem" no te enseña a pelear? - se burló.
- No, el tío no se atreve a ir contra lo que decida papá... si se entera que me lleva a hacer cosas peligrosas lo matará...
- Ja, ja! ¿Lo ves? Para eso estoy yo, enano. A mi me vale un cuerno lo que diga tu padre así que te enseñaré a ser un Diablo de verdad - aseguró con una enorme sonrisa.
- ¿Eh? ¡¿De verdad?! ¡¿Tú me puedes enseñar?! - se emocionó.
- Ja ja! Claro que sí, estás hablando con el mejor Diablo guerrero de todo el Infierno, ¿Tienes idea de como me conocen en este lugar?
- No ¿cómo?
- Me dicen "Diablo Destructor" - presumió.
- Wow! ¿Por qué?
- Porque arraso con todo lo que tengo en frente, a tu edad yo ya arrancaba los corazones de enormes bestias con mis manos - sonrió.
- ¡¿En serio?! Entonces, si eres tan increíble, ¿Por qué perdiste con el tío Vittorio en el torneo?
- ¡¿Eh?! ¡¿Quién te dijo eso?! Fue el imbécil de Vittorio ¡¿Verdad?!
- No, el abuelo me lo dijo cuando le pregunté como se repartieron los reinos...
- Puff - resopló - No creas todo tal cual te lo dice el viejo, yo también hice sacrificios por amor, Rustem no es el único sabes - dijo y lo bajó lentamente al suelo.
- ¿Por amor?
- Así es, me guardé las ganas de patearle el trasero a Vittorio para poder estar en el mismo lugar que Firinea. Ella no puede sobrevivir fuera de aquí por ser una sirena, así que perdí a propósito para poder quedarme en este lugar con ella.
- ¿En serio?... - se sorprendió - ¿Tanto la querías?
- Por supuesto, Firinea y yo nos amamos desde que somos niños, cuando tenía tu edad pedí el compromiso con ella.
- Vaya... - dijo sorprendido el pequeño clavando sus ojos desde abajo hacia él.
- ¿Qué? ¿Por qué me miras así? - preguntó el Diablo.
- Creí que eras un loco, pero ahora pienso que eres genial... - sonrió.
Kalir sintió una extraña emoción, siempre le gustó ser el centro atención, que todos admiraran su fuerza, pero era la primera vez que oía en palabras de un niño admiración. Hasta ese momento había sido reticente a tener cercanía con uno pero ahora que veía a Bastian se daba cuenta que, sin saberlo, era lo que buscaba, alguien que lo admirase pero a la vez estuviese dispuesto a atravesar aventuras con él, y no dejaría pasar la oportunidad de vivir esa experiencia.
- Ja, ja! Claro que lo soy. Bien, como tu maestro nos saltaremos lo teórico e iremos directamente a la práctica, ¿estás listo?
- ¡Sí! ¿Qué vamos a hacer?
- Vamos a una expedición - sonrió.
- ¿Expedición? ¿A dónde?
- Allí - dijo y señaló a su izquierda, algo distanciada, la entrada a una cueva tan oscura que ni siquiera se podía ver el suelo.
Bastian sintió el sudor frío bajar por su frente - ¿A-Allí?... ¿Es una broma?...
- ¿Broma? Más respeto, soy tu maestro, desde ahora deberás tomar todo lo que diga muy en serio.
- ¿Y q-qué se supone que hay allí?
- Es un nido de bestias.
- ¡¿N-Nido?!
- Así es, es ideal para los guerreros principiantes, yo pasaba horas allí dentro cuando tenía tu edad.
- Olvida lo que dije de que eras genial, ¡estás loco!
- Ja, ja! ¡Claro que lo estoy! ¿Te imaginas si este mundo estuviese lleno de Vittorios y Salomóns? Sería increíblemente aburrido, para eso existimos los Kalirs, para equilibrar la balanza - sonrió lleno de confianza y tomó al pequeño por el cuello posterior de su ropa para arrastrarlo - Vamos, no perdamos tiempo.
- ¡¿Qué?! ¡No! ¡No estoy listo! ¡No estoy listo! - exclamaba el pequeño mientras Kalir lo arrastraba a la cueva con él.
Mientras tanto, en el Reino de la Codicia, Ananya y Rustem llevaban a cabo una búsqueda exhaustiva de los niños por el lugar. Recorrieron mercados, pueblos, volaron por diferentes paisajes tratando de imaginar lo que Bastian tuviese en la mente a la hora de pedir su deseo, quizás algún lugar donde vendiesen armas, ó algún Clan que entrenase a sus guerreros a la vista de todos, pero era inútil, no había señales y el territorio era demasiado grande como para cubrirlo ellos solos así que, antes de bajar los brazos, Rustem decidió pedir ayuda a su hermano Salomón. En su cabeza primeramente había descartado esa opción pues sabía que Salomón podía resultar muy estricto y confesarle lo ocurrido a su Padre, pero dadas las circunstancias no tenía más alternativa que acudir a él.
El Quinto Príncipe ya había regresado a su Palacio y se encontraba en el jardín en compañía de Sayuri y Kaito mientras veían irse a Ondi junto a su padre.
En eso Salomón deslizó - ¿Por qué estás aquí de nuevo? - le preguntó a Kaito.
- ¿Qué? ¿Te molesta que visite a mi hermana?
- No, pero me parece curioso que aparezcas sólo los días que Ondi viene aquí...
- ¿Qué estás insinuando?
- ¿No estarás interesado en ella verdad?
Kaito apenas se sonrojó pero audaz respondió - ¿Y si me parece linda qué? ¿No que mi hermana era la unica para ti?
- Ese no es el punto, Ondi también es mi esposa.
- ¿Así? Pensé que sólo la veías como a una hermana.
- Salomón - interrumpió Sayuri - ¿Tú... estás celoso de Ondi?... - preguntó clavando sus ojos en él exigiendo una respuesta.
- ¿Qué?
- Para mi Ondi es como una hermana... pensé que tú la veías igual...
- No, es decir sí!, no es lo que piensas Sayu- en eso un grito interrumpió desde el cielo, era Rustem que llegaba volando junto a Ananya
- ¡Salomón! - exclamó ya aterrizando.
- Vaya... miren quien viene ahí, el candidato al tío del año... - deslizó con sarcasmo al verlo acercarse.
- ¿Eh? No sé de qué hablas pero vine porque necesito tu ayud-
- Ya lo sé - se adelantó - Estás buscando a los hijos de Noré ¿Verdad?
- ¿Cómo lo sabes? ¿Vittorio te lo dijo?
- No, digamos que es fácil de adivinar cuando un niño te cae del cielo.
- ¡¿Qué?! ¡¿Viste a Bastian?! ¡¿Está contigo?!
- Tranquilo, está a salvo, eso creo...
- ¿Qué quieres decir?
- Está con Kalir.
- ¡¿Con Kalir?! ¡¿Es una broma?! ¡¿Por qué está con él?!
- El niño apareció mientras estábamos en su Reino, supongo que algo debe significar.
- ¡¿Pero por qué lo dejaste con él, Salomón?!
- Oye, ¿A cargo de quien estaba el cuidado del niño? Se responsable de lo que te corresponde y deja de perder tiempo reclamándome.
Rustem tragó saliva - Está bien, tienes razón.
- ¿Entonces Bastian está bien verdad? Está con uno de tus hermanos - preguntó Ananya.
- No es seguro...
- ¿Por qué?
- Porque Kalir es un desquiciado que le encanta meterse en problemas...
- Oh, ya veo... ¿Ella es tu esposa Salomón? - preguntó la Grifo desviando su mirada a Sayuri.
- Así es, ella es Sayuri, Sayuri ella es Ananya, la prometida de Rustem.
- Es un placer Ananya - sonrió amable.
- Igualmente, Vaya! Tu barriga es muy grande - se sorprendió.
- Es porque son dos bebés - dijo risueña.
- ¡¿Dos?! ¿Escuchaste eso Rustem? ¡Tendremos dos sobrinos más para jugar!
- Después de este antecedente no creo que nos dejen cuidarlos Ananya... - respondió Rustem.
- Dalo por hecho - agregó Salomón.
- ¿Y él quien es? - preguntó la joven refiriéndose a Kaito.
- Él es mi hermano mayor Kaito.
- Hola - respondió escueto.
- Vaya... otro hermano guapo - sonrió ella.
- Eh? - preguntaron todos.
- Detecto una energía muy fuerte en ti, ¿Qué eres?
- Soy un Byakko.
- ¿Un Byakko? Ooh... eso significa que debes ser un hombre salvaje - comentó risueña.
- ¿ah?
- Si no fuese porque le prometí a Rustem que sería mi único esposo tu serías mi tercer esposo sin dudar - confesó atrevida.
- ¡¿Qué?! - se sorprendieron todos.
- ¡¿Te- Tercer esposo?! - se sonrojó por completo Kaito.
- Sí, no puedo decir que serías el segundo porque a ese puesto lo tengo reservado en una segunda vida para Zarasel - bromeó.
- ¡Ananya! - le reclamó Rustem.
- Ay! ¿Por qué los hermanos de mis cuñadas tienen que ser tan guapos? Me estoy llenando de pensamientos inapropiados...- dijo apenada tomándose el rostro.
- Vaya que esto si es paradójico... en verdad son tal para cuál Rustem - comentó Salomón.
- Ya fue suficiente de bromas Ananya - advirtió celoso - tenemos que irnos a buscar a Bastian - dijo y la tomó de la cintura para llevarla desplegando ya sus alas.
- Está bien, ¡Adiós a todos! ¡Los espero en la boda! ¡Tu también estás invitado Kaito! - exclamó ya yéndose y le guiñó un ojo.
Todos quedaron en silencio por un momento luego de que aquel huracán se fue
- ¿Pero qué... acaba de pasar?... - preguntó el tigre aún levemente sonrojado.
- Bueno, supongo que puedes sentirte honrado, hoy descubriste que pudiste formar parte del harem de una Grifo - respondió Salomón.
- ¡¿Ha- Harem?! - se sorprendió Sayuri.
- Así es, tengo entendido que las mujeres grifo que nacen son pocas y por ello tienen derecho a tener varios esposos.
- Oh, vaya... así que existe una raza donde las mujeres pueden tener varios esposos... pensándolo así suena interesante - sonrió ella.
- ¿Qué? ...
- Me pregunto que haría yo si fuese mi caso...- continuó murmurando mientras ingresaba al Palacio.
- ¿Es una broma verdad Sayuri? ¿Estás molesta por lo de Ondi?...- preguntó Salomón pero no obtuvo respuesta de ella y sólo quedó cruzando miradas con el tigre.
Y en el Palacio de Hazar...
Siry estaba disfrutando del postre con el Diablo sentado a su lado aún aunque con una leve expresión de fastidio, en un momento la pequeña recargó la cuchara con el dulce platillo y dijo - Abre la boca tío Hazar - intentando dárselo.
Hazar frunció el ceño mientras le daba un último sorbo a su café - Yo no voy a hacer eso.
- ¿Por qué no?
- Porque no soy tu juguete.
- Pero papá si me deja darle postre.
- Pero yo no soy tu padre - dijo molesto y se puso de pie.
- ¿A dónde vas? ¿No vamos a seguir hablando?...
- No, ya hablamos demasiado, tengo cosas que hacer - se excusó subiendo las escaleras.
- Pero-
- Puedes quedarte jugando por aquí o lo que quieras mientras no me molestes. Si necesitas algo, ó quieres ir a dormir, pídele a Lussía que te prepare un cuarto. Vamos Thurksen, muestrame el papeleo.
- Enseguida Señor - dijo el sirviente y lo siguió.
- ¿Lussía? ¿Quién es Lussía? - preguntó la pequeña.
- Soy yo, Princesa Siry - dijo una hermosa y joven sirvienta de cabello rojo trenzado - Mi nombre es Lussía y estoy para servirle.
- Muchas gracias... ¿el tío es siempre tan gruñón?...
- ¿Gruñón? No... - respondió amable y serena - el Señor Hazar puede parecer rudo pero es muy generoso... sólo necesita un poco de tiempo para acostumbrarse a su presencia, princesa... ¿Desea ir a dormir?
- No... aún no tengo sueño.
- Entonces... ¿Le gustaría conocer el Jardín?
- ¿Jardín? ¡Sí!
- Entonces acompañeme princesa Siry - dijo ofreciendo su mano para llevarla a conocer el lugar.
Y mientras todo esto transcurría, Noré y Anaciel, desconociendo toda la situación, estaban disfrutando de su preciado tiempo a solas...
Habían ido a pasar aquellos dos días a la vieja posada donde tuvieron sus hermosos e invaluables primeros encuentros, aquel lugar despertaba recuerdos y nostalgia en ambos.
Aunque Anaciel había recuperado sus memorias luego de que Noré las borró, había muchas que eran dudosas para ella o que simplemente no lograba discernir con claridad así que el Diablo estaba decidido a revivir cada una si era necesario. De esa manera pasaron toda la tarde, desde que llegaron, haciendo el amor en aquella habitación, recuperando el tiempo de intimidad perdido entre ellos hasta llegar la noche...
- Creo que ya es hora de cenar ¿Verdad? - preguntó Anaciel recostada en el pecho de él.
- Así es, podemos ir a recorrer el pueblo en busca de un lugar para cenar antes de que se haga más tarde - propuso.
- Sí, me encanta la idea, yo también estoy hambrienta - sonrió ella.
- Bien, entonces vamos de una vez.
- Sí - terminó Anaciel y se sentó en la orilla de la cama desperezando un poco su cuerpo desnudo, corrió su cabello hacia un lado de sus hombros y lo desenrredó un poco con sus dedos.
Mientras hacia aquella acción, Noré quedó admirando su sensual espalda desnuda que era abrazada por la tenue luz del velador cercano. Recorrió con sus ojos la subida de sus caderas y se detuvo en las marcas que la ausencia de sus alas dejaron en el centro de su espalda.
Cada vez que el Diablo tenía la oportunidad de mirar esas cicatrices una sensación de angustia lo invadía, era la forma en que la vida le recordaba que ahora su amada era sólo una humana...
Se acercó gentil a ella y deslizó sus dedos en aquellas marcas para luego besarlas suavemente.
- Noré, hoy estás más apasionado que de costumbre - dijo risueña.
- Anaciel... - murmuró ocultando su rostro en la espalda de ella mientras la abrazaba con fuerza, la joven pudo notar algo extraño en su voz.
- ¿Noré? ¿Qué ocurre? - preguntó preocupada.
- Anaciel... yo... - murmuró aun con su voz temblando - Yo... no estoy preparado para perderte... - confesó a su amada el temor más grande que habitaba en su corazón...
Continuará...