- Noré... - murmuró conmovida Anaciel - Aún te afecta mucho que me haya vuelto humana ¿Verdad?...
- Sí... - respondió - No importa cuantos años pasen, no puedo resignarme a esto... a que te tendré por poco tiempo... Cada vez que veo las marcas de tu espalda me invade una mezcla de rabia y angustia... Si tan sólo ese infeliz no te-
- Noré - lo interrumpió ella - Si yo no fuese humana ni siquiera podríamos estar juntos... Lo sabes ¿Verdad?
Él se mantuvo en silencio y Anaciel continuó
- Sé que tu no estás muy de acuerdo con mi forma de pensar sobre esto... pero para mí es como si sólo hubiese cambiado mis alas para por poder estar con ustedes, y créeme que no me arrepiento...
- Anaciel... - suspiró él.
- ¿Acaso tú te arrepentirías de haberme entregado la mitad de poder y vida?
- Jamás.
- Es lo mismo para mi. Tal vez no es el tiempo que deseábamos, pero prefiero vivir una corta e intensa vida a tu lado que muchos años en el paraíso sin ti... ¿No lo crees así Noré? - preguntó mirándolo por encima del hombro con una sonrisa.
El Diablo la abrazó con un poco más de fuerza mientras respiraba profundamente en su cuello - Yo... no sé si podré vivir sin ti...
- Claro que podrás, tienes que hacerlo, ya no sólo somos tú y yo, nuestros hijos necesitarán de ti. - lo calmó acariciando suavemente su rostro - Al menos viviré lo suficiente para verlos convertidos en hermosos adultos, fuertes y valientes como su padre.
- ¿Cómo puedes ser así?... ¿Acaso no sientes miedo?...
- ¿Miedo?
- Todos los humanos le temen a la muerte repentina... por lo frágiles que son...
- No, no siento miedo... ¿Cómo podría tenerlo con el apoyo que tú me das?. Siempre estás para mi, cada vez que te necesito, o los niños, eres un excelente esposo y padre... el hombre que amo.
- Y yo a ti...
- Lo único que me preocupa un poco es si te seguiré gustando de la misma forma aún cuando este cuerpo no sea igual de joven que el tuyo...
- Claro que me gustarás, porque a mi no sólo me gusta tu belleza, estoy enamorado de tu alma...
Ella volteó y lo besó con ternura - Oír eso es un alivio - dijo risueña - pero si no... ámame mientras pueda disfrutarlo... como hoy... - susurró y se abalanzó sobre él para besarlo intensamente y caer una vez más sobre las sábanas.
Noré se separó un poco para tomar aire y en murmullo confesó - No sé por cuanto tiempo te tendré... pero puedo asegurarte que, después de ti, no existirá ninguna otra mujer para mi...
Mientras tanto, en el Reino de Hazar, Siry y Lussía recorrían los jardines traseros del Palacio, la pequeña no pudo ocultar su asombro al ver el increíble rosedal de rosas blancas que había en él.
- ¡Qué hermoso! - exclamó maravillada - ¡Hay muchas rosas blancas!
- Así es.
- Creí que sólo en el Reino del tío Loxur podía haber rosas, mi primo Aronis me dijo que ellas sólo crecían allí.
- Es verdad, según dicen la rosa es la representación misma del "Orgullo" tanto en la tierra humana como en el Infierno, de allí viene su leyenda. Pero estas rosas son obra de la magia del señor Hazar.
- ¿Del tío Hazar?
- Así es, el señor Hazar las crea con su propia magia, son especiales para él, por eso las cuidamos con mucha atención. ¿Le gustaría ayudarme a recoger algunas? Debo cambiar las que ya están marchitas en los floreros del Palacio.
- Claro que sí - sonrió - ¿Tanto le gustan las rosas al tío Hazar? - preguntó mientras se detenían frente a las mismas.
- Sí princesa.
- ¿Por qué?
- No sabría decirle, señorita, al menos desde que yo trabajo aquí es así - respondió ya arrodillandose en el suelo para seleccionar las rosas y cortarlas.
- ¿Hace mucho tiempo que trabajas aquí?
- No en realidad, hace cinco años que llegué a este Palacio.
- Oh, ya veo. ¿Y él viene aquí?
- A veces, le gusta observarlas desde las ventanas de su sala ó desde el balcón de su habitación.
En ese momento Hazar estaba en su sala personal revisando unos papeles y, al oír los murmullos en el jardín, se asomó por la ventana tímidamente sin abrirla, Siry levantó la vista y pudo reconocerlo a lo lejos
- Oh, ahí está. ¡Hola tío Hazar! - saludó agitando su pequeña mano.
El Diablo la miró con el ceño algo fruncido y se dio la vuelta ignorandola, ella se molestó.
- Uff! - resopló - que maleducado es, me hace enojar - dijo cruzando los brazos.
Lussía soltó una sutil risa - No se preocupe señorita, el señor Hazar no está acostumbrado a tratar con niños, pero estoy segura que pronto se llevarán bien.
- ¿Por qué?
- Porque el amo es muy amable, yo más que nadie lo sé.
- ¿A sí? ¿Él se portó bien contigo?
- Así es.
- ¿Cómo?
- Dejándome quedar aquí a pesar de ser lo que soy...
- ¿Y qué eres?
- Soy una Baobhan Sith - sonrió.
- ¿Una Baobhan Sith? ¿Qué es?
- Las Baobhan Sith somos hadas vampiros.
- ¡¿Hadas vampiros?! Oh! Nunca había escuchado algo así, pero... si eres una vampiro, ¿Por qué eres una sirvienta?
- ¿Como dice?
- Sí, Thurkens me dijo que este Reino es gobernado por el tío Hazar pero también es el líder del Clan de los Vampiros, que ellos son la raza más fuerte de aquí y por eso los otros demonios les temen y les sirven. Entonces, si tu también eres una vampiro, ¿no deberías tener sirvientes en lugar de serlo? - preguntó curiosa.
- Es usted muy inteligente señorita Siry, pero la respuesta es no, porque nosotras somos consideradas inferiores por los propios vampiros.
- ¿Por qué?
- Porque no consumimos sangre.
- ¿ A no?
- No, nosotras consumimos la energía vital de los hombres humanos, pero además... porque somos híbridas...
- ¿Híbridas? ¿Cómo?
- Si, somos fruto del amor prohibido entre un hada y un vampiro en el mundo humano. Y no hay nada que los vampiros puros detesten más que lo hijos nacidos de su raza con otras especies que ellos consideren inferiores...
- Ohh... pero entonces... yo también soy híbrida, mi papá es un Diablo y mi mamá una humana. ¿Será por eso que le caigo mal al tío Hazar?
- No señorita, le aseguro que al señor Hazar no le importa eso.
- ¿En serio?
- Sí, de lo contrario yo no estaría aquí. - respondió mientras continuaba cortando las rosas - Hace muchos años nosotras habitabamos los bosque humanos, pues nuestro lado hada nos permite tomar la energía humana masculina y devolverla a la naturaleza, haciendo crecer las flores y árboles con nuestra magia, formabamos parte del ciclo natural... Pero un día los humanos se revelaron contra mis antepasadas y comenzaron a cazarlas con armas de hierro y plata... Ellas no tuvieron más opción que huir al Infierno aunque lamentablemente no fueron bien recibidas aquí por los vampiros, pero, no pudiendo ignorar nuestra existencia, decidieron dejarnos vivir en este Reino a cambio de que fuésemos parte de las razas que los sirven... era eso o la muerte...
- Ohh...
- La mayoría de los vampiros nos tratan como esclavos por el desprecio que sienten... pero el señor Hazar no, él fue muy amable conmigo a pesar de lo estricto que pueda parecer. - sonrió.
- ¿De verdad?
- Sí, llegué aquí cuando tenía quince años, escuché a Thurksen decir en el pueblo que buscaban a alguien con magia de la naturaleza para ayudar a mantener unos jardines de rosas. En ese tiempo yo era prácticamente una vagabunda solitaria que recorría el pueblo escapando del desprecio y en busca de una forma de vivir, pero luego de oír a Thurksen decidí armarme de valor y me las arreglé para llegar hasta aquí, ofreciéndome para el puesto. Recuerdo que tenía mucho miedo.
- ¿Miedo? ¿Le tenías miedo al tío Hazar?
- Sí, no lo conocía personalmente, sólo lo había visto de lejos. Temía que al ser el vampiro de mayor linaje me rechazara con sólo verme, no sabía como podría reaccionar... pero no tenía muchas opciones para sobrevivir, servir al Príncipe definitivamente era a lo mejor a lo que podía aspirar...
- ¿Y qué pasó? ¿Qué dijo cuando te vio?
- Nada - sonrió.
- ¿Nada?
- Así es, él sólo me preguntó que tan calificada estaba para el trabajo, yo respondí que no sabía mucho pero que estaba dispuesta a aprender todo lo que él necesitase, y así aceptó. Me permitió quedarme a vivir aquí y me otorgó acceso a libros de magia que jamás hubiese soñado leer... tuvo mucha paciencia conmigo, supe que en otras casas de vampiros las Baobhan Sith son tratadas muy mal pero el amo Hazar hasta envío a preparar una habitación preciosa para mi, fue increíblemente generoso... Yo no le sirvo por compromiso, soy leal a él, tiene todo mi respeto...
- Ohh, ya veo... ¿Y tú qué haces con las rosas?
- Yo las mantengo con vida, el señor Hazar puede crearlas pero son de tiempo limitado sin una magia específica que las ayude a resistir, ese es mi trabajo, las cuido con mucha atención.
- Entiendo... Parece que quieres mucho al tío Hazar.
- ¿Quien no podría querer a alguien que es así de amable contigo?
- Es cierto, pero entonces ¿No te gustaría ser su novia?
- ¿Qué? - murmuró sonrojada.
- Sí, creo que harían una linda pareja, eres muy hermosa. Quizás si se casa con una chica tan bonita como tú ya no sea tan gruñón, así como mi mamá hace sonreír a mi papá cuando está enojado por algo.
Lussía soltó un pequeña risa - Es usted muy dulce señorita, pero no creo que sea posible, él es el amo y yo sólo una sirvienta.
- ¿Y eso está mal?
- El señor Hazar pertenece al linaje más puro de los vampiros, lo correcto es que se case con una mujer de su nivel, como la señorita Berlinna.
- ¿Berlinna? ¿Quién es?
- Es una vampiresa proveniente de la segunda familia del Clan.
- ¿Y el tío Hazar la quiere?
- Mmm... no exactamente... De hecho no se llevan bien...
- ¿No?
- No, son muy diferentes... Creo que parte de la amargura del señor Hazar es porque su madre insiste en que se case con ella.
- Oh... si no la quiere debe ser muy feo... mamá siempre dice que hay que casarse por amor...
- Sí... Oh! No debí decirle eso - se preocupó - por favor señorita no le cuente a nadie lo que dije... no es apropiado que hable de las cosas de mi amo...
- No te preocupes Lussía, no se lo diré a nadie.
- Muchas gracias... Ya terminamos, ¿Regresamos al Palacio?
- ¡Sí!, son muchas y muy hermosas.
Lussía tomó una de ellas y la colocó en el cabello de la pequeña, Siry hizo lo propio y tomó una pequeña rosa para colocarla amablemente en el cabello de Lussía - Te queda muy bien - sonrió - se ve muy hermosa en tu cabello rojo.
- Es usted muy amable, señorita, definitivamente tiene el corazón de una princesa... - dijo mientras tomaba su mano y regresaban cargando las rosas.
Al mismo tiempo, en el Reino de la Gula, Rustem y Ananya entraban al mismo para ir directo al Palacio de Kalir.
- ¿Crees que tu hermano esté allí con Bastian? - preguntó Ananya.
- No lo sé, pero al menos espero poder encontrar a Firinea, ella debería lograr decirme donde está.
- ¿Firinea? - murmuró sorprendida - ¿estás... hablando de la sirena Firinea?
- Sí, es la única que conozco.
- ¡¿Me estás diciendo que tu hermano se casó con la Reina Sirena?!
- Sí ¿Por qué te-
- No puedo creer que conoceré a la Reina Sirena, ¡Es una locura! - exclamó emocionada.
- ¿Por qué tanto entusiasmo?
- ¿Estás bromeando? ¡Porque es increíblemente poderosa! Es simplemente genial, tiene ejércitos a su servicio, es hermosa y gran guerrera.
- Pero tú también eres una excelente guerrera.
- Pero yo soy sólo una princesa, en cambio ¡ella es la Reina!. Es la única mujer reconocida actualmente como líder de un Clan, ¿tienes idea de lo increíble que es eso?
- Vaya, no lo sabía. Como la conozco desde que era un niño para mi Firinea siempre ha sido una mujer sencilla, muy cercana. - terminó ya delante de la puerta.
- Ay, Rustem, estoy muy nerviosa. No puedo creer que por fin la conoceré. - dijo tomando su brazo con fuerza.
- Tranquila, Ananya, si me sigues apretando así el brazo me lo vas a romper...
En eso la puerta se abrió y fueron recibidos por Ratjá.
- Bienvenido Señor Rustem.
- Hola Ratjá, por favor, dime que el demente de mi hermano está aquí.
- Lo siento Señor pero el Príncipe no se encuentra. En cambio, la señora Firinea está en la sala si gusta hablar con ella.
- ¡Sí! - interrumpió ansiosa Ananya, y entraron para hablar con la sirena quien se encontraba con Zamaron.
- ¡Rustem! - sonrió Firinea al verlo - Hace mucho que no venías ¿Cómo has estado?
- Hola Firinea, sabes que me hubiese encantado venir más seguido pero el demente de Kalir no me dejaba venir a verte.
- Je, je, lo sé, siempre es tan celoso de ustedes. ¿Quién es ella? - preguntó mirando a la grifo.
- Ella es Ananya, mi prometida, nos casaremos pronto.
- ¡Ay! Así que es ella, sabía que te casarías pero tú hermano nunca me dijo que era una Grifo. Hola Ananya, soy Firinea, es un placer.
- Hola... de verdad no puedo creer que esté hablando contigo...
- ¿Por qué?
- Porque eres la inspiración para cualquier demonia de este infierno, todas deseamos ser igual de poderosas que tú algún día. Además es la primera vez que veo a una sirena... No sé como comportarme delante de ti...
- Muchas gracias, debo decir los mismo, es la primera vez que veo a una Grifo. No tienes que tratarme de forma especial, seremos familia, estamos en confianza - sonrió.
- ¿De verdad?
- Sí, te presento, él es Zamaron, es mi guardián.
El Triton se acercó y besó gentilmente la mano de Ananya.
- Es un placer, gracias por tener en tan alta estima a mi Reina - dijo galante.
La joven lo observó fijamente por un segundo y sonriendo dijo - Tú serías el cuarto.
- ¡Ananya! - reclamó Rustem.
- ¿Qué? Disculpe, señorita, ¿Qué quiso decir?
- Ay! Me dijo señorita, ¡Es todo un caballero! Sin duda serías el candidato ideal para ser mi cuarto esposo.
- ¡¿Eh?! - se sorprendieron Firinea y él.
- Es verdad, ahora que lo recuerdo, leí en alguna parte que las mujeres grifo pueden tener varios esposos. - comentó Firinea.
- Así es, pero no puedo, le prometí a Rustem que sólo seríamos él y yo.
- Ja, ja, eso es muy tierno, bueno Zamaron ¿Qué tienes que decir al respecto? - preguntó la sirena.
- Debo decir que me siento halagado, pero ya estoy casado, y soy hombre de una sola mujer. - respondió él.
- Aww... que tierno. Eres consciente de que si dices eso sólo provocas que las mujeres te deseen más ¿Verdad?
- Bueno, ya fue suficiente, nos estamos desviando del tema. - interrumpió celoso Rustem - ¿Sabes dónde está Kalir, Firinea? Debo llevarme a Bastian.
- Lamentablemente no lo sé, Rustem, Kalir conoce cada rincón de este Reino y lo que para él puede ser divertido para el resto es una completa locura, asi que puede estar en cualquier parte... debí ser más estricta e impedir que se lo llevara, lo siento.
- No te disculpes, Firinea, no es tu culpa. Pero debo encontrarlo antes de que lo meta en algo peligroso, si Noré se entera me asesinará.
- Disculpe la intromisión, mi Reina, pero recuerdo que usted le había encomendado una tarea a ese Diablo enano.
- ¿Una tarea? Oh! Sí, es una posibilidad, le pedí que fuese a un nido de bestias a recuperar algo.
- Bien, entonces le avisaré a Vittorio que ya tenemos una pista de donde está Bastian así se enfoca sólo en Siry. Dime por favor donde es.
- Está en dirección al Sur del Reino, si siguen la orilla del mar se toparán con una zona rocosa y llena de picos, allí está el nido, la energía que desprende de él se los hará saber.
- Excelente, vamos Ananya.
- Sí, un segundo - respondió ella mientras miraba a Zamaron.
- Ya deja de mirar a ese hombre y vámonos - reprochó celoso y la tomó de la mano para llevarla con él.
- ¡Adiós Firinea, adiós Zamaron! ¡Nos vemos después! - se despidió ella sonriente.
Partieron para ir en busca del pequeño sin tener idea de que el mismo ya estaba dentro de la cueva junto a Kalir.
- ¿Qué se supone que vamos a hacer aquí? ¿Sólo entramos para golpear monstruos? - preguntó siguiendo el paso del Diablo.
- ¿Qué? No, oye yo también soy un gobernante y debo cumplir tareas, en este momento estamos en una.
- ¿De verdad?
- Sí, las bestias de este nido suelen saquear pueblos y aldeas porque les atraen las cosas brillantes, por lo general son objetos poco valiosos pero esta vez nos dijeron que se llevaron un artefacto sumamente importante de un antiguo Clan y es indispensable que lo recuperen para beneficio del Reino. Así que como Firinea sabe que me encanta patear traseros me envió a buscarlo.
- Oh, entonces ¿quien gobierna es la tía Firinea?
- Sí, ¿Por qué preguntas? ¿Tú también tienes algún problema con eso?
- No ¿Por qué?. En mi casa es igual, mi mamá es quien toma decisiones así que no lo veo mal.
- ¿A sí? Ja, Ja! Y pensar que ese perro se la daba de bravo, no es más qu- intentó decir pero se detuvo abruptamente - ¿Hueles eso? - preguntó.
- Sí, es horrible ¿Qué es? - dijo tapándose un poco la nariz.
- Eso es olor a sangre, eso quiere decir que estamos cerca, quizás se estén alimentando. - sonrió - ¡Vamos! - se entusiasmó.
- ¿Qué? E-espera!. Ni siquiera tenemos armas para enfrentarlos. No traes espada ni nada.
- ¿Quien necesita una espada cuando tienes estas garras? - se burló transformando sus poderosas manos.
- ¡¿Y qué hay de mi?! ¡Yo no tengo nada! - reclamó.
- ¿De qué hablas? Tú tampoco la necesitas, eres un demonio del tipo bestia también, sacando a relucir tu fuerza debería ser suficiente.
- ¿Lo dices en serio?
- Ya te dije que dejes de cuestionar a tu maestr- trató de decir pero, de imprevisto, las bestias aparecieron y se acercaron de manera lenta pero amenazante, dejando ver sus filosos dientes y saliva cayendo al suelo. Por un momento la sangre de Bastian se heló, jamás se imaginó en tal situación.
Entre gruñidos las bestias los rodearon, instintivamente el pequeño se colocó detrás de Kalir pero sin dar la espalda a sus enemigos. Al cruzar su mirada con la de aquellas criaturas lentamente sintió como su sangre se calentaba mientras fruncia el ceño y apretaba los puños. Kalir pudo sentir con asombro como la esencia de perro del Infierno emanaba de su pequeño cuerpo volviéndose más intensa. Una sonrisa desquiciada se dibujó en su rostro.
- Vamos, enano... es hora de que te demuestres a ti mismo que es lo que puedes hacer...
Y, mientras aquello tenía lugar, Siry, por su parte, recorría loa pasillos del inmenso Palacio de Hazar en busca de algo con qué entretenerse.
Ya había terminado de ayudar a Lussía y aún se resistía a irse a dormir así que caminaba curiosa por el lugar, en eso, el sonido de un violín la sorprendió.
Aquella melodía era hermosa pero triste y el seguir su rastro la llevó a estar de pie frente a una puerta, pero cuando estaba a punto de abrirla Thurksen la detuvo
- Lo siento señorita pero ahora no puede entrar allí.
- ¿Es el tío Hazar?... - preguntó curiosa.
- Así es, es su sala personal.
- ¿Y no puedo ver como toca?
- Al Señor Hazar no le gusta ser molestado cuando toca el violín. Es algo muy personal para él...
- Oh... entiendo - respondió decepcionada - Entonces me voy por a la habitación que Lussía me preparó.
- Está bien, princesa, ¿Desea que la acompañe?
- No, yo sé donde es - sonrió y se fue.
Si bien dijo que sabía ubicarse al final terminó confundiendo las puertas, ya que todas eran similares, y entró en una habitación enorme y oscura.
- Oh... creo que esta no es - dijo pero antes de volver a cerrar la puerta algo brillante llamó su atención.
Se acercó en la penumbra a aquel objeto y se dio con que era una hermoso alajero de cristal. No pudo resistir su curiosidad y lo tomó entre sus pequeñas manos con mucho cuidado.
- Que bonito... - suspiró maravillada y lo abrió con igual delicadeza, de repente una hermosa y dulce melodía escapó de él.
- Oh! ¡Es una caja musical! - se sorprendió.
Hazar, quien justo acababa de terminar de tocar su violín, pudo escuchar el sonido de aquella caja musical y salió violentamente hasta donde sabía que la misma estaba, en su habitación.
- Oh... hay algo dentro - murmuró Siry y tomó desde el interior de la caja un precioso anillo de oro con un fino diamante en él - Vaya... se parece al anillo de compromiso de mi mamá. - dijo al notar el particular detalle del mismo en la sortija.
En ese momento Hazar llegó a la habitación y se detuvo abruptamente en la puerta al admirar con impresión aquella escena. Sin saberlo, Siry acaba de descubrir el secreto mejor guardado de Hazar, aquel que sólo su fiel sirviente conocía, y era que, cuando intentó regresar al lado de Anna, estaba dispuesto a hacerla su esposa...
Continuará...