La pequeña caminó con sus pies descalzos por el pasillo mientras escuchaba aquella voz aguda subir su tono lentamente
- ¡¿Quién te crees que eres para no dejarme pasar?!
- Lo siento, pero ya se lo dije, tengo órdenes expresas del Señor Hazar de no permitirle pasar si él no está.
- ¿Tú? Ni siquiera eres la sirviente principal de esta casa, quiero hablar con Thurksen.
- Él tampoco se encuentra, salió con el Señor.
- Ja! que conveniente - dijo y Siry pudo ver que se trataba de una mujer de largo cabello negro y pálida piel, sin duda se veía muy elegante con su ceñido vestido rojo - Entonces lo esperaré, pero no puedes negarme la entrada, soy una vampiresa de sangre noble, la primogénita de la segunda familia del Clan y candidata a esposa de dueño de este Palacio.
Lussía dio un suspiro - Con todo respeto señorita Berlinna, entiendo lo que me dice, será una vampiresa de sangre noble pero no es nada del Señor Hazar. El día en que se case con él la respetaré como tal, hasta entonces no desobedeceré a mi amo. Usted tiene prohibido pasar en su ausenci- intentó decir pero la vampiresa le dio un bofetada en el rostro a la joven sirvienta.
- Eres una maldita atrevida... - murmuró la noble.
Siry logró ver el preciso momento en que Berlinna abofeteó a Lussía y corrió furiosa hacia ella.
- ¡¿Qué haces?! - exclamó la pequeña - ¡¿Cómo pudiste golpear a Lussía?!
- ¡¿Y esta mocosa quien es?! - preguntó impresionada Berlinna.
- ¡Soy Siry, hija del tercer Príncipe del Infierno, Noré, y sobrina de mi tío Hazar! - respondió orgullosa.
- ¡¿Sobrina?! ¡¿La famosa princesa Diabla es una híbrida de un asqueroso humano?! ¡Eso es horrible! ¡Bochornoso! Una desonrha para semejante linaje.
- ¡Aquí la única horrible eres tú! ¡Eres una bruja! Por eso el tío Hazar no te quiere.
- ¡¿Eh?!
- Estás celosa de Lussía porque es cien veces más bonita que tú. No importa que seas una princesa en tu Clan, Lussía es mucho mejor que tú.
- Maldita mocosa, ¡¿Cómo te atreves a compararme con esta basura?! ¡Debería arrancarte la lengua! - dijo amenazando con atacar a la pequeña, pero Lussía rápidamente reaccionó golpeando el brazo de Berlinna violentamente, sacando a relucir sus garras
- Ni siquiera se atreva... - murmuró clavando sus furiosos ojos rojos en la vampiresa - puedo no reaccionar, si se trata de mi, por respeto al hogar de mi amo, pero no permitiré que le toque un sólo cabello a la señorita... Si se le acerca de nuevo no respondo de mi... - amenazó mientras colocaba a la niña detrás de ella.
Berlinna dejó ver una sonrisa cínica - Ah... al fin muestras tu verdadera cara, desgraciada... Todas ustedes son iguales, se hacen las inofensivas con sus rostros dulces, propios de las hadas, pero luego atacan a traición - dijo tomando una postura altiva - ¡¿Aún no aprendes cual es tu lugar en este infierno?! ¡Respetame! Soy una vampiresa de sangre pura, si yo te lo ordeno debes morir.
- Al único que debo obediencia es al señor Hazar, todo los demás vampiros no existen para mí... - respondió impetuosa.
- Entonces atacame si te atreves, dame una sola razón para estar autorizada a matarte, maldita híbrida. He querido hacerlo desde que te vi por primera vez aquí, no soporto saber que una ser tan repugnante como tú está cerca de mi hombre...
Lussía se mantuvo en silencio pero sin bajar la mirada, aquella mujer no la intimidaba en absoluto y eso despertaba la rabia en Berlinna.
En un movimiento veloz, la vampiresa tomó el rostro de la sirvienta con una sola mano y lo apretó clavando apenas las uñas en su mejilla derecha provocando que un fino hilo de sangre bajase. Siry se impresionó ante tal acción
- ¡¿Qué haces?! ¡Déjala! - exigió la pequeña.
Los dos guardias de Palacio se enfrentaron a los sirvientes que Berlinna traía consigo, pero parecía que ninguno quería hacer el primer movimiento, trataban de evitar una confrontación que no tendría marcha atrás.
- ¿Qué sucede? ¿No piensas hacer nada? - provocó la vampiresa - Ya entiendo... si es a ti no harás nada, entonces ¿Debo ir por la niña?...
Lussía frunció el ceño ante sus palabras y ella continuó
- ¿Hacemos la prueba?... - amenazó una vez más y la joven sirvienta reaccionó apretando con rudeza la muñeca de Berlinna, obligándola a soltarle el rostro.
La fuerza que Lussía ejercía sobre su agarre era tal que la vampiresa sentía su brazo casi romperse mientras los ojos de la joven parecían arder.
- ¡¿Qué crees que haces?! ¡¿Pretendes romperme el brazo?! - dijo nerviosa.
- Se lo advertí, no permitiré que amenaze la integridad de la señorita...
La vampiresa clavó una mirada furiosa en ella - Lo sabía... esa esencia asquerosa que clama por salir... - murmuró enigmática - ¡Adelante! ¡Atrévete a dañarme! Provoca una sola herida en mi y podré arrancarte la cabeza sin remordimiento... - advirtió y de repente la puerta se abrió.
- ¿Pero qué rayos está pasando aquí? - preguntó Hazar impresionado por la situación.
- ¡Tío Hazar! - exclamó la pequeña y corrió hacia él -¡Haz algo, esa mujer lastimó a Lussía!
- ¿Qué? - preguntó él y Berlinna se soltó del agarre de Lussía.
- Hazar... sólo me estaba defendiendo de las agresiones de esta sirvienta - respondió de manera despectiva.
- No es cierto, ella le pegó primero, Lussía sólo me defendió. Esa mujer quizo atacarme... - declaró la pequeña señalándola.
- ¿Qué dices? - se sorprendió por sus palabras y clavó los ojos en la vampiresa mientras tomaba a Siry en brazos - ¿A caso terminaste de perder la cabeza? Si tocas a esta niña te aseguro que ni siquiera sabrás en qué momento te arranqué el corazón... - amenazó fríamente.
- ¿De verdad me crees capaz de lastimar a una niña? Y más aún ¿A la princesa Diabla?. Sólo fue un malentendido provocado por esta escoria que tienes por sirvienta. Si me hubiese permitido pasar desde un principio nada de esto habría sucedido.
- Lussía sólo cumplió con lo que le ordené, y no sólo a ella, a todos mis sirvientes. Tú no puedes venir aquí cuando se te dé la gana. Entiéndelo de una vez, tú y yo no somos nada, Berlinna, así que mantente en tu territorio y déjame en paz.
Ella esbozó una sonrisa burlona - ¿Acaso crees que estoy aquí porque se me ocurrió? Las veces que he venido han sido por sugerencia de tu propia madre, pero no estoy dispuesta a aceptar más humillaciones... - dijo y se acercó a él - Podrás ser el actual líder del Clan, pero conoces nuestras leyes, si te sigues negando a casarte y tener descendencia con una vampiresa, las demás familias sucesivas al poder comenzarán a cuestionar tu compromiso con el Clan y podrán unirse para arrebatarte el poder, quitando así la confianza en tu familia - dijo con una mirada desafiante - Veamos qué pensarán tus padres cuando vean que, por primera vez en siglos, tu familia perderá su lugar en el Clan...
Hazar sólo la observó con desprecio y respondió - Ya puedes irte, si tanto te desagrada la gente que está a mi lado pues que lástima. Mi hogar, mis reglas. La propia Lussía será quien te muestre la salida... - provocó el Diablo y la joven sirvienta obedeció abriendo la puerta de salida para Berlinna.
- Créeme Hazar, esta humillación te saldrá muy cara... - declaró la vampiresa y salió hacia afuera donde Lussía esperaba, sola, para verla partir de una vez.
El carruaje se aproximó y la joven sirvienta abrió la puerta, Berlinna se dirigía adentro del mismo cuando se detuvo un segundo a hablarle en voz baja
- Quita esa expresión de triunfo de tu rostro - advirtió en un susurro a Lussía - No te creas tan especial, pues cuando la verdad salga a la luz todo se acabará para ti... La Luna Roja se acerca, lo sabes ¿Verdad?... - deslizó con malicia.
Una tensa calma se reflejó en los ojos de Lussía y Berlinna continuó - Los hombres vampiros no lo pueden percibir, por eso caen en sus encantos, pero las vampiresas puras como yo lo detectamos perfectamente, esa esencia asquerosa que te esfuerzas por ocultar... Y cuando él la descubra te aseguro que te rechazará igual que el resto de nuestra raza. No importa cuanto pueda apreciarte, hay cosas que un vampiro no puede aceptar... Si no quieres sufrir, te sugiero que vayas buscando otro lugar para vivir, porque tu tiempo en este lugar se está acabando.
- Ese no es asunto suyo - respondió altiva.
- Como quieras. Muero por ver que harás cuando ya no puedas esconder lo que eres en realidad... - dijo y se acercó aún más a su oído - Princesa Baobhan Sith... - susurró clavando una ultima mirada en ella y la joven se esforzó por disimular su impacto.
La vampiresa subió al carruaje y partió, Lussía quedó de pie observando a Berlinna marcharse, un suspiro escapó de ella mientras se apoyaba en uno de los pilares - Luna Roja... ¿Cómo pude olvidarlo?... - murmuró para si - Necesito saber cuanto tiempo me queda hasta ese día...
Mientras, en el carruaje...
- Señorita Berlinna, es ella ¿Verdad? - preguntó uno de sus escoltas.
- Sí, seguramente ustedes también pudieron reconocer el olor de su sangre... ¿No es así?
- Así es.
Berlinna olfateó el rastro de sangre que había quedado en sus uñas al herir a Lussía - Cuando la Luna Roja llegue debemos acabar con todo esto... si es necesario yo misma me encargaré de cazarla... Le pondré fin a la vergüenza de mi familia con mis propias manos... - declaró determinante.
Lussía nuevamente ingresó al Palacio y se acercó a Hazar quien aún mantenía en brazos a Siry
- ¿Estás bien Lussía? - preguntó apenada la pequeña.
- Sí, princesa, no se preocupe, sólo es un rasguño.
Siry apoyó su mano en la mejilla de la joven y cerró sus ojos con fuerza para luego sorpresivamente sanarla con magia.
- Señorita... - murmuró sorprendida - me curó...
- Aún no soy muy buena pero quería intentarlo... ¿Ya no te duele?
- No... muchas gracias, de verdad es usted muy amable. Amo Hazar... yo... lamento haberlo puesto en esta situación...
- No te disculpes Lussía, sólo respetaste mis órdenes. El problema definitivamente es Berlinna.
- Pero aún así...
- Ya no pienses en ella, yo me ocuparé del resto.
- Gracias, Señor. ¿Desea que lleve a la señorita a dormir?
- Yo lo haré - dijo y subió las escaleras con la pequeña en brazos.
- Está bien - sonrió la joven mientras lo veía subir y pensaba en lo tierna de aquella escena.
Mientras subían, Siry preguntó
- Tío Hazar ¿Te vas a casar con esa mujer?...
- ¿Qué? Por supuesto que no.
- ¿De verdad?
- Preferiría casarme con cualquier otra mujer antes que con ella, me cae pésimo.
- Oh... entonces ¿Por qué no te casas con Lussía? - propuso.
- ¿Queee? ¡¿De dónde sacaste eso?!
- ¿Por qué no? Es bonita, amable y te quiere. Parece que le gustas.
- Le gusto a muchas mujeres - soltó presumido.
- ¿Y eso que quiere decir?
- Olvídalo, no es algo en lo que debas estar pensando.
- ¿No se puede porque es una sirvienta?... pero ella puede ser mejor tía que esa bruja mala...
- Tienes razón, Berlinna es una bruja, pero tú no deberías expresarte así, eres una princesa.
- Bueno... pero entonces... ¿No lo harás?...
- ¿Por qué te preocupa?
- Porque esa bru-... digo, esa mujer, dijo que si no te casas pronto vas a tener problemas... además deberías aprovechar que una chica bonita te quiere aunque seas más viejo que ella.
- ¿Qué...? ¿Cómo me llamaste?... ¿Viejo?
- Bueno, sí. Eres mayor que mi papá, eso quiere decir que tienes muchos años, Lussía dijo que llegó aquí cuando tenía quince hace cinco años... - comentó sumando con sus pequeños dedos - entonces tiene veinte años, pero tú... si eres mayor que mi papá... - continuó sacando cuentas con sus manos - ¿Cuantos años se supone que tienes, tío Hazar? ¿Eres muy viejito?
- No necesitas sacar cuentas - deslizó sutilmente molesto por su ego herido - Lo que tienes que hacer es dormir - dijo ya recostándola en la cama.
- Pero ya no tengo sueño...
- ¿Qué? ¿Qué quieres decir con que ya no tienes sueño? Cierra los ojos y duérmete de una vez.
- Pero ya no puedo...
Hazar se sentó en la cama y dio un suspiro - Ash... no estoy hecho para esto. ¿Y qué se supone que quieres hacer?
- Mmm... ¿Podemos jugar?
- No.
- ¿Por qué no?
- Soy un adulto, yo no juego.
- Pero el tío Rustem también es adulto y sí juega con nosotros...
- Rustem es mucho menor que yo.
- Ah... entonces ¿No juegas porque eres viejito?
- Ya deja de decir que soy viejo. ¿Quieres que me deprima aún más?
- Lo siento.
- Piensa en otra cosa.
- Mmm... ¿Puedo ir a pedir más postre?
Hazar la observó un momento y respondió - Tengo la vaga idea de que los niños no deberían comer mucho dulce de noche, ¿Tu padre te deja hacerlo?
- Bueno... yo... - respondió dudosa.
- Dime la verdad.
- No... pero el postre de Thursksen me dio de verdad era delicioso... - dijo con la cabeza baja.
El Diablo nuevamente suspiró - Creo que debería decir que no, pero como no soy tu padre, ve y haz lo que quieras.
- ¿En serio? - preguntó entusiasmada, se puso de pie sobre la cama y abrazó por el cuello a Hazar - Gracias tío Hazar - no podía evitar ser afectuosa, era parte de su forma de ser.
Al él, aún le costaba acostumbrarse a esas muestras de cariño espontáneo, pero inegablemente calentaban su corazón.
La vio bajar con cuidado de la cama y cuando la pequeña estaba a punto de cruzar la puerta dijo - Siry - ella volteó a verlo - Dile a Thurksen que también sirva uno para mi... - Le pidió, revelando así que estaba dispuesto a compartir aquel momento a su lado...
Al mismo tiempo, en el Reino de la Gula...
Rustem y Ananya llegaban sobrevolando la zona.
- Mira Rustem, allí debe ser - señaló ella y aterrizaron.
- Sí, no hay duda, Firinea dijo que nos daríamos cuenta de donde es por la energía del lugar y de verdad se siente - dijo mientras lentamente entraban.
Al ir avanzando se toparon con el rastro de cadáveres que Kalir había dejado a su paso.
- ¿Esto es obra de tu hermano? - preguntó ella al ver los cuerpos por un lado y los corazones por otros rincones de la cueva, sus paredes estaban manchadas de sangre.
- Sí, esta es la firma de Kalir, le encanta arrancar corazones y dejar desastre por donde pasa... Me pone los pelos de punta al pensar que Bastian está con él...
- Pero parece muy fuerte y que sabe pelear...
- Ese no es el problema, el problema es que él no sabe medir consecuencias... se pierde en la pelea... es capaz de dejar librado a Bastian a su suerte en plena confrontación.
- Oh... ya veo - dijo y se detuvo un momento en medio del camino - Rustem... ¿Sientes eso?...
- Sí... tengo la misma sensación de cuando estuvimos en la cueva de la Quimera. Algo enorme que está y no está a la vez...
- Así es... puedo sentir una energía similar a la de un gigante dormido...
Con aquel presentimiento la intranquilidad creció en Rustem - Definitivamente tenemos que encontrarlos antes de que, sea lo que sea que esté dentro, despierte. Si es algo similar a la Quimera podría ser un desastre, Kalir es tan desquiciado que no dudará en enfrentarlo en lugar de priorizar la seguridad de Bastian.
- Sí, además, yo ahora ni siquiera cuento con mis antiguos poderes... sería inútil.
- No dígas eso Ananya, esto no tiene que ver contigo... Kalir fue quien lo trajo aquí.
- Pero Bastian también es mi sobrino, que se perdiera es mi culpa, y si tu hermano está tan loco como dices, yo soy responsable por él... - dijo angustiada.
- No te preocupes, vamos, encontremos a Bastian y salgamos de aquí - dijo con una sonrisa y tomó su mano para seguir el camino, dandose cuenta mientras avanzaban, que aquella cueva era mucho más profunda de lo que imaginaban...
Kalir y Bastian también se percataron de ello pero, una vez allí, ya no tenía sentido retroceder, y mucho menos teniendo a aquel Diablo al mando, definitivamente peleraría con cualquier cosa que se pusiese en frente.
Al llegar al final del camino se toparon con un hoyo inmenso en el suelo, era una cueva en descenso.
- ¿E-Eso es otra cueva? - preguntó nervioso el pequeño.
- Al parecer sí, puedo sentir olor a sangre venir de allá abajo - respondió Kalir inclinándose levemente para ver.
- Pe-Pero se ve muy profundo... esas bestias no tienen alas, ¿como salen de allí?
- Escalando.
- ¿Escalando?
- Así es, usan sus garras para trepar y bajar.
- Pero eso debe tomarles tiempo...
- No cuando te acostumbras, yo me manejo de la misma forma y no soy nada lento. Vamos, enano.
- Pero yo no tengo garras como tú.
- Yo te llevo.
- Dame un momento.
- No hay tiempo - dijo y lo cargó cual costal - si lo piensas demasiado sólo te acobardas más. Aprende de mí, si quieres ser un gran guerrero, tienes que ser osado como yo - terminó y se arrojó a aquel hoyo cargando con el niño.
- ¡Esperaaaaaa! - exclamó el pequeño asustado al principio, pero luego vio que Kalir utilizaba su mano libre para ir raspando la pared con sus enormes garras y de esa manera disminuir la velocidad de su caída.
Aquella acción temeraria pero a la vez lógica despertaba admiración en Bastian. Aún no podía definir que impresión tenía de él, pues por momentos Kalir daba esa imagen de peleador imprudente y, por otros, la de un guerrero con experiencia.
Al llegar al suelo se dieron con un camino obscuro, incluso más que el anterior, pero había algo allí que provocaba pequeños destellos de luz, eran diminutos aunque lo suficientemente visibles para seguir un rastro.
- ¿Qué es eso, Kalir?
- No lo sé, pero supongo que tiene que ver con los objetos que se roban - dijo y al llegar al final del mismo se encontraron con una pila de tesoros, era una gran montaña de objetos brillantes y plateados, parecían la celosa colección de alguien...
- Woow... - suspiró asombrado Bastian - esto es increíble... ni en la bóveda de los Grifos vi una montaña así de tesoros...
- Es en verdad impresionante, imposible saber de donde sacaron tantas cosas, pero bueno, sólo conocentremosnos en buscar lo que Firinea pidió.
- ¿Y como es?
- Mmm... déjame recordar... - dijo rascando su cabeza.
- ¡¿No lo recuerdas?! - se desesperó el pequeño nervioso por la situación.
- Oye , cállate, estoy pensando... Ah! Ya sé! Dijo que era algo como un gran medallón.
- ¿De verdad puedo confiar en ti?... - preguntó resignado.
- Silencio y escucha lo que te digo, ya lo recordé, es un medallón de plata con una joya en su centro, tiene una cadena de la cual cuelga y emite una luz todo el tiempo.
- ¿Luz?
- Sí, lo utilizan como fuente de calor permanente, eso dijo ella, pero creo que será complicado buscar entre tantas cosas, puede llevarnos tiempo.
- No estaría tan seguro... porque sólo deberiamos buscar algo que tenga calor o de donde salga luz. Si revolvemos entre estas cosas con tus manos transformadas tal vez la encontremos más rápido - propuso el pequeño.
- Oye, no eres tan malo, tienes un poco de cerebro, enano - sonrió el Diablo.
- Considerate afortunado de venir conmigo - le devolvió con burla aquella frase.
- ¡¿Qué dijiste?!
- Vamos, hagámoslo rápido, quiero salir de aquí antes que algo más aparezca.
- Cállate, no me des órdenes.
- Sí, si, pero hazlo rápido.
- Cuando salgamos de aquí te voy a matar, enano atrevido - refunfuñó molesto y transformó nuevamente sus manos para volverlas aún más grandes.
Con un movimiento agitó desde abajo la tierra para levantar los tesoros, mandandolos a volar y de esa forma separarlos, pero nunca imaginó que debajo de esa montaña de tesoros se encontraba una enorme bestia que, hasta ese momento, dormía plácidamente...
Ambos Diablos quedaron sorprendidos por su presencia, los ojos de la criatura se abrieron y lentamente se puso de pie dejando ver que era mucho más grande que las anteriores, casi cinco veces más.
- Ka-Kalir... - tartamudeó nervioso el pequeño.
El Diablo dejó ver nuevamente una sonrisa desquiciada
- Jo, jo... Sí... prepárate, enano. Ahora comienza lo bueno...
Continuará...