El arte de querer volar

Capítulo 5

CAPÍTULO 5


Cuando era pequeña y veía alguna película de Disney soñaba con tener a mi propio príncipe azul. Uno como Eric, el príncipe de La Sirenita, siempre me gusto.


Sin embargo la realidad es completamente diferente, no vas a salir y a toparte con tu príncipe, las cosas no son tan sencillas. Te vas a encontrar a muchas personas y ninguna de ellas es el príncipe azul que tanto anhelas, algunas pueden hacerte mucho daño y otras te pueden dar una gran alegría.


Yo no conocí a mi príncipe, lo conocí a él y en esos momentos para mi era perfecto.


No fuimos amigos durante mucho tiempo, de echo nos conocíamos desde hace un año antes de empezar a enamorarme de él.


Nuestra relación no fue sencilla, si puedo llamar relación a lo que tuvimos, recuerdo que una vez él lo llamo un simple lio. Cuando dijo eso lo único que hice fue besarlo y hacer como si nada pasara, mientras que en el fondo me estaba muriendo, pero no dije nada porque sabia que si lo hacia se acabaría y lo quería mucho para dejarlo ir.


Era un poco complicado quedar entre semana, cada uno estaba ocupado con sus estudios y a eso hay que sumarle el hecho de la distancia, nos tomaba como poco 40 minutos en transporte ir al barrio del otro. Nuestro pacto era esta semana vienes tú y la que viene voy yo. Los fines de semana era más fácil cuando no estábamos en exámenes, íbamos al parque, al cine… Podíamos pasarnos muchos días sin hablar porque estábamos ocupados o con nuestros amigos. 


Sabía que sentía algo por mi, muchas veces fueron las veces que salimos juntos de fiesta y en estas fiestas una veces ligaba él y otra veces lo hacía yo. Nunca acordamos no liarnos con otros, fue algo que no hablamos. 
Sin embargo hubo una fiesta en la que bese a otro chico para saber si sentiría lo mismo que con él, fue un buen beso, pero no fueron sus labios. Al terminar el beso él estaba ahí parado mirándome fijamente, en su mirada había sorpresa y molestia. ¿Él podía besar a otras chicas y yo no? No tenía derecho alguno a reclamarme, sin embargo lo hizo.


-    No tenías porque besarlo – se veía muy molesto, fruncía el ceño y no me miraba a los ojo en ningún momento.


-    ¿Por qué no? Tú te besas con quien te da la gana y nunca te he reclamado nada y ahora vienes y me montas esta escena – la molesta debería ser yo.


-    Se supone que estamos juntos.


-    Te liaste con alguien hace dos semanas y nosotros estamos ´´juntos´´ desde hace mucho tiempo – no me gustaba por donde iba está conversación.


Solo se dedicaba a mirarme, sabía que yo tenía razón, solo que no lo quiere admitir.


-    No es lo mismo – ¿perdona?


-    Como has dicho, que no es lo mismo – me aleje lo suficiente para poder decirle todo lo que tenía en mente y luego poder hacer una salida dramática.


-    ¡Hey chicos que os hemos perdido de vista! – en el peor momento podrían haber elegido para interrumpirnos. Puse mi mejor sonrisa.


-    De eso estábamos hablando, salimos a tomar un poco de aire – asistieron y nos dijeron que entráramos que está refrescando.


Nunca retomamos esa conversación, fue como si nunca hubiera pasado. Aunque algo bueno salió de ahí, él ya no se liaba con otra ni yo con otro. Un simple mensaje me alegro la noche, aunque fue algo frío.


Ni yo con otra ni tú con otro – 4:30 am



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En el texto hay: vida, love, deceptions

Editado: 07.10.2020

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