7. Mientras uno se cura del corazón

CAPÍTULO SIETE

“MIENTRAS UNO SE CURA DEL CORAZÓN”

Al día siguiente de escuchar aquella llamada, no pude concentrarme en las explicaciones que me daban los profesores y tampoco pude estar al pendiente de lo que decía Leo. No podía ocultar que estaba bien cuando no lo estaba, me daba vueltas la cabeza y empezaba a odiar a mi padre, si tanto quiere noticias de mí… Lo mínimo es que venga a la casa y lo vea con sus propios ojos y que también se muestre ante la ley.

Pero ninguno de los dos lo hace, lo único que causo es problemas que no tenía a mi mamá. Ahora tiene que trabajar el triple para pagar algunas apuestas que dejó, pagar los gastos de la luz y el agua más los meses que debe. Como padre, debe estar presente en las buenas y en las malas… pero él no hizo ninguna.

—¿Sabes sobre la chica nueva? Es bonita —dice Lucas moviendo mi hombro de un lado a otro.

—¿Chica nueva? ¿Quién?

—Valeria, la chica de amarillo. Es muy linda, me pregunto como será cuando sea esposa… ¿crees que me dé una oportunidad?

—Lo dudo, ella merece estar con alguien mejor…

—¿Alguien mejor? ¿Me estás diciendo que no soy para ella?

—Por lo que hable con ella. Creo que puede que esté con alguien que sea fijo en algo, tal vez… seguro de sí mismo o que tenga un plan de vida, no sé pero eso me suena más a ella. Tú… —lo miro, —No pareces ser ese tipo de persona

—Ok, no lo expliques bonito. Ya me quedó claro.

Fuimos hacia la salida riendo, cuando el otro grupo de Enrique viene con una chica de cabello corto y lentes redondo, muy linda, por cierto. Él se acerca tanto a mí con palabras hirientes.

—Hola Lucas, no sabía que habías traído a tu amigo delincuente a la escuela, no entiendo como mi madre puede ser tan ilusa por dejar alumnos como tú.

—¿Qué dices, idiota? —dice Leo, pero lo detengo. Lo mejor que podemos hacer es callar, aquí nadie te va a apoyar

—Que eres un delincuente y tu hogar es estar en prisión con tu amiguito —lo reta con una cara de victoria, porque… bueno, Leo ya se está golpeando con él.

—Para Leo, me vas a dar problemas…

—Este idiota tiene que ver lo que pasamos en prisión, las veces que los grandulones quería abusar de nosotros… este imbécil no sabe lo que fuimos allí y no tiene el derecho de decir que somos así cuando ni siquiera lo somos.

—Pero harás que les crean a ellos que, a nosotros, es así

—Pues no me importa, es mejor que perder tu dignidad. Lulu, no dejes que te lastimen y diles lo que son de basura

—Opino lo mismo —dice Valeria detrás de Enrique, que ahora se encuentra tirado en el suelo, —Es una basura que a nadie le va a creer de ahora en adelante

—¿Y tú quién eres, niñita?

—Tu peor pesadilla —dice ella sonriendo, —Mi madre tiene más poder, por lo que, con un dedo puede que tu madre te castigue si dices una falsedad de ellos

El chico sonrío y comenzó a irse con las manos hacia arriba. Valeria nos mira y dice.

—¿Ustedes fueron a prisión? Pensé que se trataba de un rumor falso

—Fuimos por estúpidos ¿no, Leo? —digo dándole un codazo a mi compañero que se ha quedado con la boca abierta

—¡Ah! ¡Si! ¡Sí!

—¿Tú eres Leo…? Me contaron que eres el que se llevo todo el papel de la profesora

—Eehh no, ese fue otro. Me llamo Leonardo, pero puede llamarme Leo, me pareces una chica muy linda, Valeria. ¿Se podría… sa-?

—Lucas —dice ella, quitándole atención a Leo, —Tenemos un proyecto, creo que es momento de hacerlo

—¿Y de qué se trata? —respondo mirando a Leo esta con una cara de vergüenza.

—Es sobre crear una historia real. Debemos investigar a una persona y que nos cuente su experiencia… como si fuera un documental

—¿Y por qué no le haces con la vida de Lucas? —dice Leo, —Él debe contar todo lo que pasó, pero creo que tendríamos que pensar en el inicio…

—No puede ser él, de seguro todavía no acaba su etapa. Debe ser uno con que ya tenga planeado su etapa de vivencias ¿me entienden?