El asesino de las mil caras

La casa antigua.

sigo en el hospital, no fui al entierro de mi famiia porque no tenia la disponibilidad, los animos ni a fuerza. Resulta que tengo un tio y una prima pequeña, han venido a visitarme seguido, aunque Eliza es la que más me acompaña, hoy salgo del hospital, tendre que ir a mi antigua casa que no recuerdo, intentar ir a la universidad y recuperar mi vida.

Estoy listo para abandonar el hospital, Elia me acompaña hasta mi casa mientras mi tio y su familia se iunstalan para acompañarme un tiempo, estoy muy agradecido con ellos, la verdad me siento perdido en este mundo que no conozco.

-Estas listo?- pregunta Eliza

-Si

Despues de recibir mil indicaciones, varias llamadas de personas que no recuerdo, más recmendaciones medicas, salimos del hospital en el que estuve los ultimos cinco dias de mi vida.

Eliza detiene el auto en una enorme casa antigua, una gran rejanos detiene pero ella se baja y, con unas llaves que no sabia que tenia, abre aquel porton.

La casa es blanca, grande, con enormes jardines de rosas rojas a su alrededor, todo el lugar tiene un aire misterioso y antiguo que me resulta terriblemente familiar. 

-Bienvenido a casa

-Gracias

Nos bajamos del auto y puedo, para mi placer, aspirar el olor de las hermosas rosas. Eliza camina con mucha seguridad hasta la puerta principal y yo la sigo, inseguro y curioso.El interior es mucho más hermoso y antiguo.

Hay candelabros colgados del techo, los sillones son de madera antigua, hay unas cuantas fotos familiares en la pared de las escalas, me acerco más para poder mirarla bien, el la foto hay una niña de unos diez años sonriendo feliz, tiene el cabello rojo encendido y largo, sus ojos son azules, como el cielo, como el mar en calma, me hace sentir una familiar sensacion.

-Ella era Paula, tu hermana pequeña, hermosa ¿verdad? Era tan carismática y alegre, yo amaba su forma de disfrutar la vida.

Suspiro nostálgicamente, tal vez algún día recuperare La memoria y sufriré su perdida, me gustaría recordarla, más que a nadie. Sigo subiendo las escalas con Eliza siguiéndome, llegamos al segundo piso y me detengo, no sé cuál es mi habitación.

- ¿todo bien?

- No recuerdo cual es mi habitación.

-sígueme, yo te guio

Caminamos pasando de Largo algunas puertas cerradas, seguramente en otra época estaban abierta y a mi entera disposición, hay una en especial que llama mi atención, está pintada de color morado con grandes flores dibujadas, llenas de colores, azul, verde, blanco, amarillo…

 

-Paula dormía ahí, odiaba el color rosa, ella quería una puerta única y tú le ayudaste a pintarla, ella dibujo las flores, era muy buena en eso. Además, odiaba el color rosa.

Nunca había deseado tanto recuperar mi memoria, y poder acordarme de ella, de esos momentos compartidos que, tal vez, jamás regresen a mi vida, aquellos que alguien me arrebato hace algunos días. Al lado de la puerta morada, Eliza se detiene y empuja la puerta suavemente, estamos en mi habitación, supongo. Observo todo lentamente, hay una cama grande, hay, también, un escritorio con muchos libros, un par de ellos abiertos, hay lápices y colores encima del escritorio, y un gran armario cerrado

-Aquí estamos, tu habitación, me encantaría que recordaras algo.

No la escucho, estoy envuelto en el nuevo descubrimiento, no sé si estoy autorizado para tocar algo, aunque eso suena ridículo porque es mi habitación.

-Pienso que no deberías ir a la universidad por algunos días, es mejor que pienses, analices y superes las cosas que han pasado

-sí, estoy de acuerdo, no me siento listo para salir al mundo exterior,

-Si necesitas algo, llámame.

Ella empieza a caminar hacia la puerta y entro en pánico por estar solo en estos momentos, reacciono y la alcanzo tomándola del brazo.

-Espera, quédate por favor.

Ella me mira con mucha cautela, estoy tan desesperado por una respuesta que la miro suplicándole en silencio.

-Te necesito, por favor no me dejes.

-Está bien por esta noche, mientras tus tíos vienen.

Me tranquilizo al instante, ella abre la puerta de todas formas y me alarmo nuevamente.

- ¿A dónde vas?

-Tranquilo, voy a llamar a mamá

La dejo ir, me quedo solo, observó todo detalladamente, hay fotos diminutas pegadas en la pared, me acerco un poco y veo a Paula sonriendo, hay otra foto de Eliza con sus gafas, hay una de algunos hombres que no recuerdo, hay una puerta que conduce a un baño, ingreso cautelosamente.

El hombre de cabello rojo rebelde y ojos verdes, piel blanca y cejas poblada me devuelve la mirada a través del espejo. No lo reconozco, no me reconozco, tengo pequeñas pecas en mi nariz y mi rostro, me siento extraño, fuera de mí, ¿Cómo podría sentirme bien, si no se nada acerca de mí mismo? ¿o algo acerca dela muerte de mi familia?, quisiera recordarlos, sentirme parte de algo, algo importante y verdadero.

Eliza llega y me siento más tranquilo.

 

 

 

 



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En el texto hay: muerte

Editado: 09.03.2018

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