Capítulo 2.

                                      ◕✿*.✧    ¿WHO IS ALESSIO?    ◕✿*.✧

Por obvias razones tuve que ir a hablar con la directora de la escuela de Leah. Dije una que otra mentira piadosa, y la señora de lentes de culo de botella se las creyó. Hablar con ella no fue nada difícil, pero lo que me desesperó fue esperarla, ya que se tardaba mucho en llegar y cuando lo hizo mi segunda clase llevaba diez minutos que acababa de empezar.

Cuando terminé de hablar con la directora, salí al pasillo donde Leah me esperaba. Al salir, un chico acompañado de un niño que aparentaba la edad de Leah, estaban sentados con ella en la pequeña banca de espera, me acerqué hasta llegar y ponerme enfrente de Leah, que despegó la mirada del niño para posarla en mí.

—oh, ella es mi hermana — el niño, quien estaba mirando fijamente a Leah, giro su rostro y me sonrió, mientras que el chico estaba con su entrecejo relajado, pero cuando volteo a verme lo endureció y me dio una media sonrisa.

—Hola— Saludé y di una media sonrisa — Leah, ya puedes entrar a tu clase.

—Esta bien hermana — Se levanta y toma su mochila, me agarra de la mano y nos alejamos de los chicos, luego, se puso en puntillas y me susurro en el oído — Ese es Iván.

Volví a ver a la niño y sonreí.

—Pues entonces ya van dos veces que te va hablando —Se aleja de mi, no sin antes darme un pequeño golpe.

—¡Y fue gracias a mí! — le grité antes de que cruce para otro lado.

Giro mis talones y empiezo a dirigirme a la salida.

—Iván…¿Iván Carrozzini? — La secretaria de la directora llama al encargado del único niño que está en la banca. El chico se levanta a la vez que levanta su mano, la secretaria parece confusa — ¿Dónde están sus padres?

—Trabajando — El chico contesta obvio — Yo puedo hablar con la directora, lo he hecho veces pasadas.

La secretaria asiente dudosa, pero aún así lo llama para que entre.

Cuando paso a la par de él me susurra:

—No creo que sea apropiado que pierda una clase por ir a McDonald’s — Al escucharlo, detengo mi caminata y me volteo.

—¿Disculpa?— Pregunto confusa.

—Lo que oíste — sonríe maliciosamente y entra a la oficina, dejándome con la palabra en la boca. Así que me volteo a Iván y señaló por dónde el chico entro.

—¿Quién se cree?— le pregunto. El se encoje de hombros y suelta un suspiro pesado.

—Él siendo él — Me da una sonrisa forzada y luego agrega:— No te preocupes por lo que dijo, que eso está mejor que un parque de trampolines.

Ruedo los ojos y me despido de Iván, pongo en marcha mi camino para llegar por lo menos a mí tercera clase.

***

Una de las cosas que más odio es cuando no se creen mis mentiras. Siento impotencia cuando algo no sale como lo tenía planeado y todo se va a la mierda.

Perdí un día completo de clases.

Después que me dijeron por segunda vez que no me dejarían entrar, decidí meter partes reales a mi mentira y aún así no funcionó, por lo cual, tuve que esperar hasta que las clases terminaran, sentada, a la par del auto de mi amiga Lays.

Reviso la hora en mi celular por milésima vez, y veo que ya falta poco para que salga. Resoplo frustrada y pongo mi mentón en mis rodillas mientras sigo jugando con un palito y una hormiga. Accidentalmente maté a la hormiga, así que me aburrí, me levanté y empecé a caminar de derecha a izquierda y viceversa, hasta que la escucho.

—¡Oye!— El grito de Lays hace que pare de caminar, me detengo y le sonrió mientras ella camina apresurada hacia mí —¿Pero que mierda? ¿Por qué no entraste? — Pregunta confusa parándose a la par mía. Sonrió de lado y me encojo de hombros, ella entiende y me sonríe triste — Lo siento, no debí preguntar.

—No importa — Me bajo de la acera y ella sigue con la cara llena de tristeza, la cual odio y le doy un golpecito en el cachete — Enserio Lays, no importa.

—Es que ya debería saberlo, pero aún así pregunto — Se reprocha a si misma.

—Tengo ganas de darte un golpe — Le digo mientras me cruzo de brazos.

—Me lo merezco, adelante, hazlo —

—Te lo daré ¿Y sabes por que? Por qué te estoy diciendo que no me importa Lays, no me siento mal por qué tú no recuerdes que mis padres se aman mucho — La tomo del brazo y la llevo hasta quedar en frente de la puerta del piloto de su auto —No te sientas mal, que yo, ya no lo hago.

—Dame el golpe—

—¿Qué?— Pregunto confusa, algo que he estado haciendo muchas veces este día.

—Que me des un golpe por qué aún me siento… —

—¡Mete la llave a la maldita puerta Lays! — Se empieza a reír y Lugo me uno yo.

Doy la vuelta al auto y me subo al asiento de copiloto, al estar sentada, suelto un suspiro. Lays entra al auto, y enciende el auto y salimos del parqueo del instituto.

—Debemos pasar por Leah — Le aviso y ella asiente.

—Eso ya lo sé—.

Cuando llegamos a la escuela de Leah, ella está sentada en una banca de la parada de bus, está con Iván, quien le cuenta algo y Leah estalla en risas.

—Mira — Dice Lays parqueándose algo distante de los chicos y los señala — A Leah le va mejor en el amor que a ti. — ruedo los ojos y ella se carcajea.

—Ya vengo — Ella asiente y salgo del auto.

Mientras camino, me doy cuenta que la compañía de Iván le hace bien a Leah. Eso me emociona, así ya no estará pensando en todo el caos que tenemos en casa, por qué si yo lo pienso demasiado, ella también lo hace.

Leah se sujeta el estómago mientras ríe, lo cual hace que una pequeña risa se me salga.

—Oye Iván, si sigues le vas a provocar un infarto — Iván, quien está despaldas, se sobresalta al escuchar mi voz detrás de él.

—Oh, hola Airam —Me saluda y me hace espacio en la banca para que me siente, le doy una sonrisa y una palmadita en el hombro.

—¿Estás lista Leah? —

—Un momento — Se endereza y se golpea los cachetes, Iván se ríe, y ahora sí pienso lo mismo que Lays. — Listo.