‿✷。*゚+ LA QUE NO SABE 。*゚+ ✷‿
Cuando tenía 12 o 13 años, la idea del suicidio rondaba a tope por mi mente.
Pensaba demasiado en eso, en hacerlo.
Lo llegué a intentar con unas tijeras, pero solo me corte un poco y la cobardía vino a mí. Luego de varios meses con esa idea dentro de mi mente, me puse a pensar en mis hermanas.
¿Qué pasaría con ellas?
Nunca me había puesto a pensar en ellas, solo pensaba en mí y mi sufrimiento. Pero cuando reaccioné ante ese error que quería hacer, yo ya había pasado por varios intentos y el miedo que me detenía. Nunca pensé en ellas durante todo ese tiempo.
Obviamente nada cambio en casa, lo único que cambio fue esa idea suicida. No lo haría, nunca jamás.
Conforme los años pasaron, y las peleas seguían, mi mente ya no me mandaba órdenes de querer suicidarme, en cambio, me daba unos bajones dónde lo único que sentía era la tristeza comerme viva. Leah se asustaba, pero eso solo fue al principio. Luego se acostumbro y me dejaba sola en mi habitación y me llevaba comida, que consistía en cereal o yogurt con cereal.
Hasta que un día papá se dio cuenta de mi estado, pero lo único que hizo fue comprarme un frasco de pastillas, que en si, me empezaron a ayudar y salir más rápido de esos bajones.
Ahora, en este preciso momento, sentía que ese maldito bajón llegaría a mi en cualquier minuto. Dejé de pensar en eso, a veces, solía creer en la idea que mientras más pensara en la situación, más rápido me daría ese bajón.
Así que deje de pensar en la maldita pelea con la tía Grace.
—¡Piensa rápido!— Grita Daffy, que está sentada en la isla de la cocina.
—¡No Dafne!— Gritamos al unísono Leah y yo.
Lastimosamente no pensé rápido en agarrar ese huevo volador, que terminó estrellándose en el suelo y no en el sartén.
Daffy empieza a reírse a carcajadas, Leah la ve molesta y yo dejo de picar el tomate.
—Leah, termina de picar el tomate y yo limpio — al escuchar eso, Leah cambia totalmente su cara de molesta por una de satisfacción.
Y así, termine limpiando el desastre del huevo estrellado mientras sonaba “bajo del mar” de la sirenita.
A esto, yo lo llamaría mi manera para dejar de pensar.
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Las cenas en casa son las mejores, y no, no es sarcasmo.
Nuestras cenas suelen ser a las 8:00 de la noche y estamos terminado de comer a las 9:00. Daffy se duerme y Leah me ayuda a lavar los platos sucios. Terminamos de hacer todo y luego nos vamos a dormir, hacemos todo eso y mis padres no llegan hasta después de las diez. Por eso, las cenas son mejores.
—No quiero verduras — dice Daffy haciendo una mueca mientras empuja su plato lleno de verduras.
—Déjalas — dice Leah agarrando un trozo de zanahoria del plato de Daffy — solo comete el puré de papa.
Nuestro plato de comida varía todos los días, sino es así, Daffy no comerá. He intentado de varias maneras darle la misma comida de hace dos noches y no la acepta. Así que me toca ingeniármelas y hacer algo igual que cenas anteriores sin que ella se de cuenta. El plato de hoy es una ensalada rusa, con puré de papa y huevos revueltos.
—¿Y cómo te fue en la casa de la tía Grace, Daffy? — le pregunto mientras como.
—Fue muy aburrido— dice con pereza — ¿Por qué tengo que ir? Ya no quiero ir, Airy. Además, me preguntan cosas extrañas — cuando dice lo último, se inclina sobre la mesa y me lo dice en un susurro.
Leah logra escuchar, y rápidamente se mete a nuestra plática.
—¿Cómo qué? — pregunta seriamente Leah, que está a mi lado.
—La abuela me pregunta si me gustaría otra mamá y otro papá, o a veces me pregunta si tú me tratas mal— dice refiriéndose a mi. Ruedo los ojos al escuchar lo que piensan de mi. — y también me preguntan si mamá nos golpea o si aún siguen peleando.
Está claro que intentan sacar información de una niña de solo cinco años, a la que yo alejo de todos los problemas familiares. En fin, el plan de la tía Grace es que quiere que yo admita que no somos felices en esta casa para que nos separen, por lo que he entendido durante este tiempo, es que ellos no pueden hacer nada, por qué la única testigo soy yo.
—Daffy, eso no es extraño — le digo tomando de mi jugo — ellos se preocupan por nosotros — y aquí estoy, volviéndole a mentir a mi hermana.
—¿Eso te lo preguntan durante todo el día o solo una vez? — pregunta Leah.
Le doy una pequeña patada por debajo de la mesa y la volteo a ver, dándole una mirada para que no pregunte más.
—Eso fue todo, Leah — le digo en tono de advertencia, pero aún así Daffy contesta.
—¡Durante todo el día!— Grita Daffy golpeando la mesa con su pequeña mano cerrada en un pequeño puño.
—Daffy, recuerda que solo vas los lunes a la casa de la tía Grace, eso significa que mañana no irás.
—¡Siiiiii! — Festeja mientras le da un trago a su vaso con jugo.
Sonrío al verla. Luego volteo y veo a Leah, le sonrío también, pero ella solo niega y baja su vista a su plato.
En unos minutos, ya todas habíamos terminado de cenar.
Daffy se levantó de la mesa y fue a la sala donde se acostó en el sofá y prendió la televisión. Leah y yo ordenamos la cocina mientras ella me comenta sobre las cosas que le pasaron hoy en su escuela. En su escuela todo marcha bien. Hubo un año donde molestaban demasiado a Leah, lamentablemente ella nunca me lo dijo y yo tarde en darme cuenta. Ella ya no quería ir, así que le hable a papá para que fuera a hablar con la directora para hacer un cambio de escuela.
Me he prometido cuidar a mis hermanas, y no miento cuando llegué a pensar cosas muy horribles cuando me enteré de que le hacían bullying a Leah. Siempre he sabido que ellas son fuertes, pero que aguanten las pelas de casa y que todavía le estén molestando en la escuela, ya no sabría cómo Leah lo iba a manejar.