Otro disparo.
Lo ví todo muy lento, ví como salía del arma hasta como se le hundía a Austin en el costado.
Apreté los ojos muy fuerte y grite. Grite mucho y con fuerza. Pronto deje de escuchar, mi cabeza comenzó a dar muchas vueltas.
-¡Dominic! -grito mientras me sacudía.
Abrí los ojos con dificultad.
-Es...tas s...sangran...do mucho -susurre al ver su costado -. Mucho...
Mire a mí alrededor, aún me sentía mareada.
Las personas que nos habían disparado se encontraban tiradas en el suelo. De sus cabezas salia un líquido azul oscuro.
-Sangre por todos lados...
Sentí como me tomo entre sus brazos y como si hiciera click en mi cerebro el mareo cesó.
-Tienes que sostenerte -me ordenó.
Yo simplemente obedecí. Me aferre a su cuello. Parecía que no le dolían las heridas.
Sentí como su fría sangre ensuciaba mi cuerpo.
-Ya vienen -susurro mirando atrás, donde se encontraban los cuerpos de los que le habían disparado.
Empezó a correr hasta el fondo del callejón, que para nuestra suerte no era un callejón sin salida.
Se detuvo casi al final, justo antes de llegar a la calle.
Piso sobre una tapa del desagüe haciendo que se deformara y abriera. Mire sorprendída, no paracecia haber pisado duro.
-Vamos a saltar -me avisó justo antes de saltar a la alcantarilla.
-¡¿Qué?! -grite aferrandome más a él.
Todas las partes de mi cuerpo habían sido llenadas de ese líquido repugnante que recorre las alcantarillas.
Si se están imaginando aquellas alcantarillas estadounidensen enormes, con cocodrilos y mucho espacio para caminar sin mojarse de agua sucia y repugnante. Puedes ir obviando a tu imaginación porque en esta pequeña isla no se ven esas cosas.
La corriente no era rápida, estaba carmada y el agua apenas le daba por encima de las rodillas.
Por lo menos habían algunas bombillas en el techo. Eran de un color naranja, muy tenues.
-¿Estás bien? -pregunto mirándome.
-No, no estoy bien -dije soltandome de su cuello -. ¿Podrías...
-No te voy a soltar por tus cambios de los emociones. Es agua sucia, estoy herido, y necesitamos salir de aquí antes de que tú lo estés -dijo mientras caminaba con paso firme y enérgico.
Respire hondo. Definitivamente estaba loca. Tenía que sufrir de esquizofrenia, nada de esto puede ser real.
-Ya vienen -aviso mirando atrás.
-¿Qué eres? -pregunte mirándolo fijamente.
La pregunta solamente salió de mi boca, pero él no respondió.
Pasaron varios minutos en los que solo parecía caminar y yo sentía como que corría.
No dije nada, estaba muy nerviosa, ansiosa y asustada.
El agua se movió más formando pequeñas olas que mojaban mi trasero y parte de mi bolsa.
Austin se detuvo.
-Ya están aquí...
El pánico me invadió.
Se dió la vuelta.
-¡En la paredes!
Eran más de diez quizás veinte, pero no me crean estaba asustada y al borde de un preinfarto.
Venían por las paredes, en cuatro patas.
-Danos al dragón -susurro acercándose a nosotros caminando dentro del agua.
-¿Dragon?
-Tengo que pensarlo -susurro aferrandome más a él.
-Tienes diez segundos -dijo el hombre corpulento.
Los que estaban en las paredes avanzaron más hacia nosostros. Algunos sacaron sus armas y nos apuntaron.
El hombre corpulento ya había comenzado a contar.
-Uno, dos...
-Dales lo que quieren -dije desesperada.
-Cinco, seis, siete...
-¡Draco, mors vocat! -susurro Austin.
Mi mente se nublo al igual que mi vista. Mi ser fue envuelto en sus palabras.
Grite.
-¡Draco, dormiens! ¡Draco, dormiens!
Desperté de golpe, mi boca estaba llenada de agua sucia. Yo estaba llena de agua.
Estaba tendida en el agua.
Austin me sacudía mientras gritaba esas palabras extrañas.
Todos estaba a oscuras.
Ya no habían luces en el techo.
-No veo nada...-dije tratando de poder mirar a mi alrededor -. ¿Qué pasó?
-Tenemos que irnos.
Abrazo mis cuerpo y me levanto del agua sucia.
Aunque no lo veía lo sentía muy cerca. Su abdomen rozando con el mío.
-¿Qué eres? -susurre cuando el ya me había parado.
Duro unos segundos aún abrazado a mí cuerpo.
Sentía como su rostro se acercaba a mí y tuve la sospecha de que yo era la única que no veía.
-Soy un monstruo -me susurro en la oreja.
Cómo un tsunami, el recuerdo de que traía una bolsa me llegó de lleno a la cabeza. Haciendo que no le diera importancia a lo que él había dicho.
Se apartó bruscamente de mi. Sentí como que se movía por la cueva pero el seguía frente a mi.
-Tu bolsa -dijo con brusquedad mientras me la ponía en la mano.
-¡Oh! Está totalmente mojada.
-Ya deja de quejarte, tenemos que salir de aquí...
-No puedes decirme que no me queje después de todo lo que ha pasado. Tienes suerte de que no llame a la policía...
-Dominic, te voy a cargar y vamos a salir de aquí, espero que te calles si es que quieres seguir despierta.
Con un movimiento rápido me cargó entre sus brazos. Me queje y gruñi un poco.
Hice silencio.
Mi cabeza dolía, estaba mareada y tenía hambre. Sin quitar el hecho de que estaba llena de algo viscoso y apestoso.
No sé cuánto tiempo duramos para encontrar una escalera, o la escalera que el quisiera.
La oscuridad era insoportable.
-Llegamos -susurro.
Había una escasa y tenue luz que salía de la tapa de alcantarillado que estaba sobre nuestra cabeza. Era eso o efectos de estar mirando tanto a la oscuridad.
-Subo yo primero...
-No -dije rápido.
Aún seguía entre sus brazos y no creía poder sostenerme en pie yo sola.
-Tu primero...
-Estoy muy mareada para sostenerme en pie por mí misma -susurre mirando la tapa.
-Tienes que abrazarte a mi fuerte
Ideas de mis piernas rodeando su cintura y mis manos rodeando su cuello invadieron mi mente.
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Editado: 26.01.2020