Capítulo 4

Un cretino
Bailey
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Limpiaba mis lágrimas intentando retener mis sollozos, pero cada que intentaba calmarme volvía a llorar. Angelic está en un hospital y yo no sé si está bien o si esta grave. Escondiéndome tras mi melena castaña evito que Alec me vea llorar es demasiado humillante que me haya despertado en su cama como para sumarle que me vea llorar. Frenamos frente a un semáforo en verde y Alec me tiende un pañuelo que agarro a regañadientes.

– ¿me dirás como llegaste a mi habitación ahora? – deje de limpiarme las lágrimas para ver al chico enserio seguía con la misma pregunta.

– lo último que recuerdo es que iba a mi casa, pero puede que estando tan ebria haya terminado por confundir tu habitación con la mía no es la primera vez que me pasa esto. – aprieto mis puños sobre mis piernas para no verlo a la cara.

– ¿has despertado en la cama de otro chico? – interrogo el castaño arrancando cuando la luz cambio de color. Mire al chico entrecerrando los ojos y quise golpearlo en verdad quise darle un golpe tras la nuca, pero no quería que choquemos por lo que conteste su pregunta.

– una vez desperté en la cama de Eve Grey yo no recordaba nada y la rubia tampoco sabía nada de lo que había pasado en su fiesta – cruzándome de brazos miro por la ventana. La fiesta de Eve termino inundando las redes sociales con un baile donde una chica se quitaba la ropa en medio de la sala en un estado de ebriedad lamentable. Esa chica dejo el pueblo al poco tiempo no porque sintiera vergüenza sino porque su familia no era de quedarse mucho tiempo en un lugar fijo.

– jamás me paso de despertar con una chica sin que yo la haya invitado, tu eres la primera – deje de ver el camino para ver al castaño que no demostraba muchas emociones parecía estar preocupado.

El silencio reino una vez más en el auto cosa que agradecía ya no estaba llorando, pero necesitaba de un momento de calma antes de llegar al hospital. La burbuja que había en el auto se rompió cuando Alec freno y abrió la puerta haciendo que el sonido de ambulancias llegando al hospital me sacaran de mis pensamientos. Baje del auto con las piernas temblando y no solo por el frio en verdad estaba teniendo mucho miedo.

Camine detrás del chico de cabello castaño abrazando mis propios brazos intentaba que el frio abandonara mi cuerpo y viendo que mis pasos fueran derechos y no caerme por culpa de algún bache. En cuanto entre en el hospital el choque del aire acondicionado contra mi cuerpo hizo que me estremezca, pero no me importo cuando luego de caminar hacia el área de la UCI vi a los padres de mi amiga. Con pasos apresurados voy directo hacia la señora Black que permanece sentada en una banca viendo un punto fijo en la pared con la cara empapada en lágrimas.

– señora Black ¿Cómo esta Angelic? – sentándome a su lado sin importarme si se me subía demasiado el vestido tome la mano de Cristal intentando darle mi apoyo.

– todavía no nos dan noticias linda, pero en cuanto lo hagan te avisare – nos abrazamos fuerte llorando la una en el hombro de la otra por un largo rato hasta que ella me dijo que mejor me fuera a casa. No podía hacer nada y mi padre todavía me tiene castigada por lo que si llega a la casa y no me encuentra estaré en muchos problemas.

– vendré después del instituto, pero si despierta no dudes en llamar a la hora que sea – dándole un fuerte abrazo a Cristal me levanto caminando cabizbaja abrazándome a mí misma.

El ruido del hospital se detuvo de manera abrupta al tacto de una mano grande y fuerte sobre mi hombro. Mirando por encima de este veo al chico que me trajo hasta este lugar y con el que hace un par de horas desperté en su cama. Con mi mano tome uno de sus dedos apartando su tacto de la piel desnuda de mi hombro, compartir una cama juntos no le da derecho a estar tocándome cuando se le viene en gana.

– te llevare a tu casa – comento con una sonrisa petulante que me dieron ganas de gritarle que me dejara en paz que podía irme sola. No grite ni dije nada. Estaba castigada, traía unos bonitos tacones, pero los cuales odiaría si camino desde aquí hasta mi casa y encima de todo no me podía ver mi padre.

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Me muevo en la cama buscando quitarme las sabanas que me envolvían hasta la cabeza, el sonido de la alarma de mi celular no dejaba de sonar. Los dedos de mi mano tocan algo suave, frió y liso, tomándolo con pereza lo llevo debajo de mis sabanas hasta acercarlo a mi cara para apagarlo. Dormir cinco minutos mas no me ara daño pase una noche terrible necesito mi sueño reparador.

– buenos días princesa – la puerta es abierta junto con la estridente voz de mi padre interrumpiendo mi plan de dormir por cinco minutos más. – fuera es un bello día – mi progenitor camina hasta mi ventana abriendo las cortinas de par en par. Yo como si fuese una especie de criatura de la noche uso las sabanas para cubrirme del sol.

– ¡papá sal de mi habitación! – grito debajo de mis sabanas abrazándome a la almohada que me llama para tener un sueño placentero. La misma persona que me castigo me toma de los pies arrastrándome fuera de la cama. Quitándome las sabanas que quedaron encima de mí me pongo de pie caminando molesta al baño. Me mire al espejo viendo dos enormes bolsas bajo mis ojos cansados, el cabello hecho un desastre y un muy visible golpe rojizo en mi frente causado por la manera poco dulce de mi padre para obligarme a salir de la cama.

– apresúrate cariño si no quieres llegar tarde al instituto – el eco de la voz de mi mamá me hace salir de mi concentración examinando mi rostro.

Alec
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En las noticias no se habla de otra cosa más que del incendio que ocurrió en el bar de mala muerte a las afueras del pueblo. No mencionan a Angelic como una de las víctimas, pero si dicen que hubo varios heridos. Mis padres aun no llegan al pueblo, pero están enterados de las ultimas noticias y no tardaron en llamar para preguntar si estábamos bien.