NARRALOTODO
“Iremos por las buenas”- dice Amelia con decisión, bestia abre la boca con impresión como si quisiera decir ‘ni. de. coña’ - “ bestia es la mejor solución somos solo dos Drifas está K.O. ¿cómo ganaríamos nosotros solos? es una locura piensalo”
“Príncipe no ponga resistencia no queremos hacerles daño solo que nos acompañen nuestro señor nos espera y no es bueno hacerlo esperar”
“Bien, vayamos no queremos ser descorteses”- mira al grandullón riñendole con la mirada para que se comportase.
Amelia se acerca al grupo de ángeles y uno de ello le ofrece el brazo, ella le mira confundida.- “necesitarás sostenerte de alguno de nosotros sino no podrás acompañarnos” - explica, Amelia asiente y acepta el brazo que antes le había tendido, otro de los ángeles se acerca a bestia y lo sujeta de una de sus patas delanteras.
“Preparados… nos vemos al otro lado…” -Dice el mensajero que lleva a Drifas en brazos y después desaparece como por arte de magia.
“Espera ¿vamos a…” - en ese momento el ángel que sujetaba a Amelia también se desvanece y bestia se pone nervioso, intenta escapar por el miedo a desaparecer, pero ya era tarde, porque también se desvanece con el ángel que lo sostenía.
***
En algún lugar…
“¿Dónde… estoy? ¿Quien… soy? ¿Qué es lo que se escucha?”- preguntaba Droiner en la oscuridad de su mente, en el letargo confuso en el que se encontraba solo había oscuridad, frío, soledad… cuando un demonio es despojado de su alma, su corazón… no queda ningún lugar al que regresar, no podía resucitar, no podía volver al infierno, no le quedaba nada… solo perderse en la oscuridad y vagar por los restos de la eternidad…
***
Al abrir los ojos Amelia analiza el lugar en el que se encuentra, una sala amplia con unos sillones en el centro de la estancia, las paredes limpias sin cuadros, lo más raro fue ver a sus acompañantes, la bestia y drifas dormidos como si fueran dos trapos tirados en el suelo tan panchos. Al ver esta estampa decide retirarse lentamente hacia la salida, llega hasta la puerta doble, la abre y sale al gran pasillo, el suelo alfombrado le daba la cálida bienvenida guiando sus pasos hacia la derecha, por el camino se topa con una mujer de baja estatura, regordeta y de tez morena, está asombrada de verla le indica con las manos que guarde silencio y que la acompañe, Amelia asiente y la sigue en dirección desconocida.
Llegan a dos puertas dobles de roble macizo.- “el señor la espera, aunque no creyó que despertaría tan pronto señorita Amelia, pase.”
“Gracias… supongo…”- entra en la sala, esta estaba llena de estanterías repletas de libros, asombrada por la maravilla que sus ojos presenciaban dió un giro completo sobre su eje para contemplarlo con mayor facilidad hasta que la interrumpe una voz.
“Me alegra ver que mis invitados disfrutan la grandeza de mi hogar..”- Amelia se gira hacia la voz que la ha interrumpido y se encuentra con… espera es un…¿ niño? debes estar de coña…
Amelia abre ampliamente los ojos y la boca, después grita y sale corriendo en la dirección del niño, lo agarra de las mejillas y empieza a frotarlas con devoción.- “!PERO QUE MONOOOO¡”
El niño en cuestión frunce el ceño y hace un mohín con los labios haciendo que Amelia vuelva a gritar ocasionando que a mi se me rompan los tímpanos, de verdad, no miento, grita muy fuerte, ¿Es qué nadie tiene unos tapones para callarla?
“Por favor… te… agradecería… que me soltaras…”- dice el pobre con dificultad al ser manoseado por la loca protagonista, ella se recompone y con una sonrisa se agacha para ponerse a la altura del niño, este suspira más tranquilo.- “gracias, no pense que fueras a tener esta reacción, pero me gustaría que atendieras a mis palabras.”
“Claro, disculpa por lo de antes pero eres demasiado achuchable para no hacerlo, ¿quien eres? es raro que un niño diga ser el anfitrión de la casa como si fuera un adulto”
El niño vuelve a suspirar y añade.- “ me llamo Zomberk, soy el dios del espacio y el tiempo y…”
Las puertas vuelven a abrirse dejando ver a un hombre de unos cincuenta años de espalda ancha, bastante musculoso e de añadir y con un rostro serio con cicatrices por todas partes.
“Él es Elkier, el dios de la guerra y un buen amigo”- Zomberk sonrie en dirección del recién llegado, este le da una mirada severa.
“Zomberk, los otros dos han despertado y no parecen muy contentos, solo diré que esa bestia debería ser domesticada antes de que se cargue tu templo”- tranquilamente desaparece por el mismo camino por el que ha venido.
“Vamos tus amigos no deben estar muy contentos… y si rompen algo… yo tampoco lo estaré”- ambos salen por la puerta de vuelta a la habitación donde se despertó Amelia hacía tan solo unos segundos.
Al entrar en la gran sala, se encontraron con la tercera guerra mundial, siendo ejecutada por un demonio y una bestia. Drifas se cubría con uno de los sillones y bestia intentaba atraparlo sin éxito abriendo sus fauces para asestarle un mordisco, al ser incapaz de lograr su cometido este gruñía, bufaba y mostraba los dientes amenazante, todo se solucionó con un grito de Amelia pidiendo el tiempo muerto.
“¿Pero qué se supone qué estáis haciendo?, venid aquí inmediatamente…”- ninguno se mueve de su lugar por miedo a la joven hechicera- “Ahora”- grita de nuevo y parece que ambos se despiertan de su congelación momentánea por haber sido descubiertos, se plantan delante de Amelia.- “Agachaos” - ambos obedecen agachando las cabezas y Amelia sin remordimiento alguno les agarra fuertemente de las orejas, estirandolas haciendo que ambos gritar por el dolor.- “Ya mismo váis a pedirle disculpas a nuestros anfitriones por vuestro comportamiento tan indecente y maleducado, que yo no os he enseñado a portaros así, y váis a estar castigados una semana por lo menos niños maleducados”- los dos obedecen sin chistar y ni cortos ni perezosos piden las correspondientes disculpas. Zomberk y Elkier se miran.
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Editado: 14.09.2020